La niña salvaje Jenny había estado aislada de la sociedad por 10 años, encerrada sola en una habitación por sus padres. Debido a este encierro, Jenny no sabía hablar, caminar, o interactuar con otros como un humano normal. A pesar de ser una adolescente, se comportaba como un bebé, explorando los objetos con la boca y tacto. Su aislamiento le causó un retraso mental severo, impidiendo el desarrollo normal de su mente.