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DE LA CATEDRAL A LA ESCUELA
Y
LA ESCUELA SE HACE CATEDR
AL
Itinerario de San Juan Bautista de La Salle
por
Javier Miranda Sedano FSC
Javier Miranda Sedano FSC
DE LA CATEDRAL A LA ESCUELA
Y
LA ESCUELA SE HACE CATEDRAL
Itinerario de San Juan Bautista de La Salle
2
A San Juan Bautista de La Salle
en el 300º aniversario de la carta firmada por los
“principales Hermanos”,
“sus muy humildes y muy obedientes inferiores”,
y dirigida a su “muy querido Padre”,
en la que le ordenan volver
“a asumir el gobierno general de la Sociedad”,
y le devuelven la luz, paz y alegría perdidas ante tantas
contradicciones y dificultades sufridas en años anteriores.
A los maestros cristianos
que también son ministros de Jesucristo y de la Iglesia.
Las ilustraciones son del Ing. Ronald Gutiérrez Araníbar
3
EN EL SIGLO XVII FRANCÉS
Juan Bautista de La Salle nace
en 1651 en la ciudad de Reims y
muere en 1719 en Ruán,
Francia, a los 67 años.
Su padre, Luis de La Salle, es
magistrado de la audiencia de
Reims y su madre, Nicolasa
Möet, pertenece a la pequeña
burguesía de la ciudad. Juan
Bautista es el primogénito de
siete hermanos.
Característica notable de la
familia es la profunda vivencia
de los principios cristianos.
Su vida coincide con el reinado de Luis XIV, el Rey Sol, el reinado
más grande de la historia francesa. El poder real es absoluto.
Ante la influencia del absolutismo real aparece el Galicanismo,
en el que el poder real se incrementa en detrimento del poder
papal, incluso el rey elige a los obispos que presenta al Papa para
su nombramiento, aspecto que llegó a dividir al clero francés.
Existe compenetración entre lo profano y lo religioso.
Aun con estas circunstancias sombrías, la iglesia francesa
también tiene un resurgir con sus luces. A lo largo del siglo los
obispos se proponen llevar a la práctica los decretos del Concilio
de Trento. Muchos emprenden reformas pastorales que afectan
todos los terrenos de la vida cristiana. Surge la "escuela
francesa" de espiritualidad. En ella destacan Bérulle y Olier, muy
preocupados por restaurar el estado sacerdotal.
4
Ante la falta de instrucción de los fieles cristianos, en especial
de los más pobres, se insiste en el deber de los párrocos de
enseñar a los niños y también a los adultos poco formados.
La sociedad francesa se conforma en dos grandes grupos. Los
‘notables’, nobleza, juristas, clero y burguesía, forman la clase
alta donde se acumula la riqueza. La gran mayoría del pueblo se
clasifica entre pobres y miserables. Pobres y ricos no se mezclan
en la vida civil ni, por tanto, en la educación. Es un mundo muy
distinto al nuestro.
Para remediar estas necesidades sociales y eclesiales surgen
congregaciones que se orientan por la educación cristiana en
escuelas gratuitas para pobres. Se distinguen santa Juana de
Lestonac, Charles Démia y san Vicente Paúl, entre otros.
Estas circunstancias marcan el itinerario espiritual y educativo
de Juan Bautista de La Salle que encuentra en la escuela
cristiana la solución para construir el mundo del Reino de Dios y
que del sacerdote canónigo y teólogo hicieron un fundador,
pedagogo y santo.
Los aspectos de la evolución de la cultura de su tiempo incidirán
en su itinerario educativo, además de la orientación
profundamente cristiana de las escuelas:
El primero: la trasmisión del saber sobrepasa a los grupos de la
burguesía; por eso el Señor De La Salle se une a los que buscan
medios y recursos para que todos tengan acceso a la educación.
El segundo, asombrosamente moderno, es el contenido de la
enseñanza: asegurar las bases de la instrucción -saber leer,
escribir y contar- orientadas al trabajo. Era uno de los valores
para el triunfo de las escuelas. Ya en el siglo XVIII el trabajo pasa
de la producción para la supervivencia al oficio especializado, el
trabajo se oferta a los más competentes.
Más de treinta años dedicó con los primeros Hermanos para
consolidar estos ideales educativos.
5
1
CAMINO DE LA CATEDRAL
Juan Bautista de La Salle, nacido en una familia profundamente
religiosa, desde temprana edad se distingue por la piedad y la
lectura de buenos libros. Estudia en el Collège de Bons Enfants,
uno de los mejores colegios propios para la clase social alta y de
preparación para los estudios en la universidad. El biógrafo
Maillefer, pariente de la familia lo expresa así:
“Luis de La Salle, su padre, consejero en la audiencia de la misma
ciudad, le dio una educación adecuada a su nacimiento… Se notó
desde su infancia un natural inclinado a la virtud. Desde pequeño
se complacía en los ejercicios serios, en la oración y en la lectura
de buenos libros. Las semillas de piedad que se arrojaban con
acierto en su corazón producían fruto sin dificultad. La gracia ya
actuaba en él y solo se necesitaba cuidado para cultivarla. Y a
eso se dedicó su padre. Formó a esta joven planta bajo sus ojos
hasta que llegó a la edad de comenzar sus estudios. Los hizo en
el colegio de la universidad de la misma ciudad.“ 1
Es el mayor de siete hermanos, la buena situación de sus
padres, el prestigio de su padre como consejero del rey y la
situación económica heredada de su madre, hacen pensar en un
futuro prometedor dentro de la burguesía francesa. Fruto del
ambiente religioso de la familia, a sus once años, impulsado por
el deseo de consagrarse a Dios en el estado eclesiástico, con el
consentimiento paterno, recibe la tonsura, primer signo del
inicio de la carrera eclesiástica en su tiempo.
1
Las cuatro primeras biografías, tomo I, Maillefer, pág. 182.
6
Años más tarde, Pedro Docet, primo hermano de su abuelo
paterno, canciller de la Universidad de Reims y canónigo del
cabildo de la catedral, renuncia a este cargo en favor del joven
Juan Bautista, próximo a cumplir los dieciséis años. Como
canónigo debe participar en los rezos del oficio divino y en otras
funciones de la catedral y es beneficiado económicamente de
sus rentas.
En 1668, va a cumplir los 17 años, da un paso más en su decisión
de hacerse sacerdote, recibe las órdenes menores que le dan
facultades para desempeñarse como guardián del templo,
lector, exorcista y acólito. Este mismo año sus padres buscan lo
mejor para la formación de su hijo como futuro sacerdote,
vocación a la que se siente llamado desde niño. Para ello
consiguen que ingrese en el Seminario de San Sulpicio de París
y estudie en la Universidad de la Sorbona. El padre busca lo
mejor para su hijo mayor, quiere asegurarle una sólida y
brillante carrera siguiendo su elección vocacional.
La muerte inesperada de su madre y un año después la de su
padre, le obligan a dejar sus estudios. Apenas tiene 21 años y
aunque la mayoría de edad se obtiene a los 25, como hermano
mayor, se responsabiliza de la tutoría de sus seis hermanos, el
más pequeño tiene solo dos años, y de la administración de los
bienes familiares.
El joven Juan Bautista se ve obligado a abandonar París pero no
sus inquietudes vocacionales. En Reims compagina sus
responsabilidades familiares con los estudios y, a los 25 años,
recibe el diaconado en París. Con la mayoría de edad, asesorado,
sin duda, por el sacerdote Nicolás Roland, su primo y canónigo
también de la catedral de Reims, organiza con la familia la
atención y educación de sus hermanos menores y renuncia a su
tutela para prepararse a la ordenación sacerdotal. Sin
desatender a sus hermanos, en su mente y
7
8
corazón prima el llamamiento divino y el servicio a la Iglesia por
encima de los negocios temporales y las atenciones familiares.
El 26 de enero de 1678 en el Paraninfo de la Universidad de
Reims (salón de actos de la universidad donde tienen lugar los
acontecimientos importantes, especialmente las ceremonias de
investidura), alcanzó con otros cuatro compañeros el grado de
licenciado en Teología. En los meses posteriores se prepara para
el sacramento del orden sacerdotal, que recibe en Reims, del
arzobispo Le Tellier, el 9 de abril, sábado santo de ese mismo
año.
El joven sacerdote puede ya realizar con más libertad y
dedicación sus obligaciones de canónigo. El paso por el
seminario de San Sulpicio de París y la Universidad de La
Sorbona, las relaciones con el canónigo Nicolás Roland, unido a
las buenas costumbres heredadas de sus padres y al ejercicio de
las responsabilidades de hermano mayor hacen de Juan Bautista
un sacerdote ejemplar.
Celebra la misa con piedad y devoción, sube diariamente la
escalinata de la catedral para los rezos oficiales como canónigo,
dedica tiempo al estudio y lectura, quiere acabar sus estudios
de teología y anidan en él inquietudes apostólicas de mayor
compromiso; dos años antes llegó a firmar la renuncia a su título
de canónigo a cambio de una parroquia.
Su consejero y director espiritual, “viendo a su discípulo lleno de
gracias y del Espíritu Santo, de talentos propios para los trabajos
más penosos, creyó que una parroquia le convendría más que
una canonjía y que las funciones de pastor lo harían más útil a
la Iglesia.” 2
2
Las cuatro primeras biografías, tomo II, Blain, pág. 182.
9
La intervención de su familia no hizo prosperar su propósito y,
seguramente, el mismo obispo quería tener cerca al joven
canónigo por sus cualidades y vida ejemplar.
En el mismo mes de su ordenación sacerdotal, el día 27, su
consejero espiritual, Nicolás Roland, que le ha guiado hacia el
sacerdocio, mal de salud y agotado, fallece. Días antes había
dictado testamento, en él encarga al señor De La Salle la tutoría,
no ya de sus hermanos menores sino de la institución religiosa
que había fundado, las Hermanas del Santo Niño Jesús. El
espíritu de la institución es atender a huérfanos y escuelas
gratuitas.
Un aspecto importante para la estabilidad de la institución era
obtener la aprobación oficial o personería jurídica, las llamadas
Letras Patentes, que las consiguió en el mes de febrero del
siguiente año.
En ese año de 1679 hay decisiones importantes entre sus
hermanos. Santiago José ingresa en el Noviciado de los
agustinos de París, su hermana Rosa ingresa en un monasterio
de religiosas, y con los bienes patrimoniales consigue que los
familiares que tienen la tutela familiar consientan en ofrecer
una generosa donación para el mantenimiento del convento,
práctica habitual en aquel tiempo; también la hermana mayor
después de él, María, con 25 años contrae matrimonio ante la
presencia de su hermano como testigo. Le quedan tres
hermanos de los que debe seguir cuidando. El canónigo y
sacerdote tiene 28 años.
A las Hermanas del Santo Niño Jesús sigue atendiendo en
asuntos administrativos como la contabilidad de sus
donaciones, las rentas y alquileres; posiblemente, también
acudía para celebrar la misa diaria en algunas circunstancias.
10
2
DESDE LA CATEDRAL ATIENDE ESCUELAS CRISTIANAS GRATUITAS
Un día, a la puerta de la casa de las Hermanas, en la calle
Barbâtre, donde actualmente todavía está presente una
comunidad de Hermanas, coinciden el Señor De La Salle y el
señor Adrián Niel con un joven acompañante. Los estudiosos
creen que pudo suceder este encuentro en el mes de marzo de
ese año 1679. El principal biógrafo, Juan Bautista Blain, lo relata
así:
“El señor Niel, llegado a Reims, estaba aún llamando a la puerta
de la nueva comunidad de las maestras de escuela cuando llegó
el señor De La Salle. Ambos se vieron por primera vez sin decir
nada, con la indiferencia de las personas que no se conocen y
que ignoran las relaciones que van a tener en el futuro. El señor
Niel entró en la casa y después de los primeros saludos, expuso
a la superiora, que le había preguntado, cuál era la finalidad de
su viaje, y le entregó las cartas de la señora Maillefer. El señor
De La Salle no estaba presente. Cuando entró en la casa había
dejado al forastero, cuya misión desconocía, para que pudiese
hablar con libertad a la superiora. ¿Y ésta qué podía decirle? Si
bien el señor Niel no le era desconocido, su propósito, aunque
pensado cuando aún vivía el señor Roland, le parecía nuevo, y la
empresa, atrevida, y el éxito, bien difícil. Pero a quien
correspondía eliminar todas las dificultades estaba en la casa. El
señor Niel, que no le conocía, le había visto entrar. Era a él a
quien debía manifestarse y hablar. La superiora se lo explica
después de haber rogado que acudiese. Entre las cartas que traía
el señor Niel había una para el señor De La Salle. La señora
Maillefer era su pariente, y le rogaba que ayudara al señor Niel
11
12
y que secundara su celo para la apertura en Reims de escuelas
gratuitas y cristianas para los pobres.” 3
La procedencia de la carta, su contenido y el entusiasmo del
portador hacen que el señor De La Salle se interese por el
proyecto. Sin duda, el fallecido Nicolás Roland y su testamento
también habían creado interés hacia este tipo de apostolado.
La señora Maillefer asegura una cantidad fija anual para el
sostenimiento de la escuela, el señor Adrián y su joven
acompañante serán los maestros, se necesita buscar un lugar
para la escuela y su aprobación, delicada tarea, pues había ya
escuelas parroquiales que ayudaban al sostenimiento de
algunos sacerdotes que podrían oponerse. Juan Bautista pide
discreción al señor Niel, consulta y busca partidarios para que el
proyecto prospere. En breve, consiguió un local en la parroquia
de San Mauricio y en abril del mismo año, Niel y el joven
colaborador atienden las clases.
El celoso maestro no se contenta con esta escuela, entra en
contacto con otras personas y consigue donaciones para una
segunda escuela, ahora en la parroquia de Santiago. Niel se
apoya nuevamente en el señor De La Salle, pues la señora
donante ya le conocía.
El primer biógrafo, el Hermano Bernard, quien tuvo sin duda los
informes más directos sobre el señor De La Salle, dice sobre esta
segunda señora donante que
“… no ignoraba quién era el señor De La Salle y estaba bien
informada de sus méritos y probidad, mostró gran deseo de
hablarle y aseguró al señor Niel que era cierto que deseaba
fundar una nueva escuela. Cuando el bondadoso Niel le cuenta
lo sucedido, el virtuoso canónigo quedó un poco sorprendido por
3
Las cuatro primeras biografías, tomo II, Blain, pág. 215.
13
esta petición. Sin embargo, viendo que se trataba de la gloria de
Dios y de la salvación de las almas entró en contacto con la
señora”.4
Aseguraron la pensión para dos maestros y en octubre de 1679
se empezaban las clases. En poco tiempo, ante el éxito de las
solicitudes, se necesitó otro tercero. Esta fue la primera escuela
fundada por san Juan Bautista de La Salle: “Así fue como Dios se
sirvió de estas personas, para llevar al señor De La Salle a
encargarse de estas escuelas, en lo cual no había pensado
nunca, … como él mismo lo testifica en un manuscrito…” 5
Por su parte, el biógrafo Juan Bautista Blain lo comenta:
“De esta forma el canónigo se comprometía insensiblemente, y
lo hacía sin pensar en ello y sin quererlo. Por otro lado, no se
tomaba más cuidado por las escuelas que lo que la caridad
inspira por todo aquello que se llama buenas obras. Así contento
del éxito de ésta, no miraba más lejos, e incluso depositaba el
cuidado de los maestros en el señor Niel. Pero esta persona
aunque llena de bondad, no era adecuada para dirigir una
comunidad, Los trajines en que se metía, las preocupaciones que
le apremiaban y las visitas que hacía, le colocaban demasiado
fuera del grupo y no le permitían velar por la casa ni permanecer
tranquilo. Apenas había abierto una escuela, ya estaba
pensando en abrir otra. Su celo consistía en multiplicar las
escuelas, sin preocuparse de perfeccionarlas. Esta especie de
ligereza tenía grandes inconvenientes. Daba lugar a su ausencia
de casa casi continua, lo que ocasionaba la relajación de los
maestros y el descuido de los alumnos. Otro inconveniente que
hubiera debido corregir el señor Niel era que cada maestro tenía
4
Las cuatro primeras biografías, Hermano Bernard, tomo I, pág. 111.
5
Las cuatro primeras biografías, Bernard, tomo I, págs. 111-113.
14
su método de enseñar, de acuerdo con su temperamento y su
gusto particular. Pues bien, esta falta de proceder uniforme en
las escuelas nacientes impedía una parte del fruto que cabía
esperar de ellas. La luz del Espíritu Santo ya descubría estos
defectos al señor De La Salle y le inspiraba el deseo de
remediarlos. Dios le daba su gracia para la obra que le
destinaba, y esta gracia aumentaba cada día en él y casi a pesar
de él; pues no pretendía de ningún modo encargarse de las
escuelas, y menos aún de los maestros: Yo me había figurado –
dice en una memoria escrita de su mano para aleccionar a los
Hermanos- por qué caminos la divina Providencia había dado
nacimiento a su Instituto, que la dirección que yo tomaba de las
escuelas y de los maestros sería solamente una dirección
externa, que no me comprometería respecto de ellos a nada
más, sino a proveer a su sustento y a cuidar de que cumplieran
su empleo con piedad y aplicación.” 6
Con otras palabras, movido por caridad ante el bien que supone
atender a niños pobres y abandonados no puede negarse a
apadrinar estas escuelas, lo hace con gusto y sin otros
compromisos que le separen de sus deberes como sacerdote y
canónigo de la catedral.
“El cuidado de las escuelas para el señor De La Salle era un
trabajo suplementario y extraño a sus deberes, le dejaba tiempo
para adquirir el fondo de ciencia y de virtud que le iba a exigir
ese mismo cuidado, cuando se convirtió, poco después, en su
único empleo. Había terminado su licenciatura hacía ya tiempo.
Había pasado los exámenes, defendido las tesis y superado
todas pruebas que se exigen en la facultad de Reims, como
también en la de París. Pero le faltaba tomar el bonete de
doctor, y lo tomó en 1681, a los treinta años.” 7
6
Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, pág. 222.
7
Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, pág. 223.
15
3
EL CANÓNIGO, SACERDOTE Y DOCTOR EN TEOLOGÍA SE ACERCA A LOS
MAESTROS DE ESCUELA
El señor De La Salle a sus treinta años es canónigo de la catedral
de Reims, sacerdote, licenciado y doctor en Teología, celebra la
misa diariamente, como canónigo sube la escalinata de la
catedral de Reims para, con los otros miembros del cabildo,
recitar el oficio público de la Iglesia, y ya doctorado, es por
derecho propio defensor de la fe y consejero del obispo. Su
educación, los títulos obtenidos y la fama y las buenas relaciones
con personas de su misma condición le daban posibilidades para
aspirar a una cátedra o escalar altos puestos en la jerarquía
eclesiástica. Pero Dios dispuso las cosas de otro modo.
Concluidos sus estudios, solicita nuevamente la tutoría de sus
hermanos menores y su celo apostólico le lleva a seguir
colaborando con las escuelas para la educación de niños pobres,
que como está dicho era una inquietud pastoral despertada por
su amigo y consejero fallecido Adrián Roland.
Por su parte Adrián Niel busca la oportunidad de abrir otra
tercera escuela, ahora es en la parroquia de San Sinforiano, que
el canónigo aceptó e, incluso, parece que contribuyó
económicamente en parte de lo necesario para su
funcionamiento.
Sin quererlo se ha convertido en patrocinador de estas escuelas
y, viendo las circunstancias de los maestros, trata de suplir las
deficiencias surgidas con las ausencias de Niel buscando nuevas
fundaciones. Empezó por llevar a los maestros a un retiro y los
invitaba a su casa a comer. Terminó por alquilar una casa para
que viviesen juntos y les propuso reglamento y normas para la
hora de las comidas, para acostarse y para la oración. Con ello
16
pretendía ayudarlos a adquirir modales más corteses y hábitos
de piedad. Así como había reemplazado a sus padres con
relación a sus hermanos, y había sustituido al canónigo Roland
respecto de las Hermanas del Santo Niño Jesús, ahora
reemplaza al señor Niel en relación con los maestros.
La convivencia de los maestros en su casa con el resto de la
familia creó irritaciones, quejas y murmuraciones en la ciudad.
La situación llegó a hacerse tensa e incluso la familia llegó a
retirarle la tutela, obligarle a compartir la herencia entre sus
hermanos y hasta se vendió la casa familiar de la calle de Santa
Margarita donde había vivido Juan Bautista desde los 12 años.
El biógrafo Blain escribía al comentar esta situación:
“Una obra nunca muestra la prueba visible de ser obra de Dios
sino cuando lleva a la cruz.” 8
Ante estas situaciones Juan Bautista piensa, ora y consulta.
“¿A quién consultar sobre un caso tan delicado?” “Por un lado,
el bien espiritual de los maestros, el fruto de las escuelas que
dirigía, el amor al orden y la regularidad, eran motivos
poderosos que torturaban su alma, y no le permitían negarse a
realizar una obra buena. Por el otro, el miedo a formar sociedad
con personas rudas, el horror a llevar vida común con hombres
en su mayoría sin educación, sin formación, sin cortesía e
incapaces de participar en una discusión, no digo agradable,
sino razonable, sometían su corazón a una verdadera tortura, y
le advertían que no precipitase su decisión.” 9
El canónigo y doctor en Teología acude a un religioso, el Padre
Nicolás Barré, hombre sabio en los caminos interiores, experto
en las escuelas cristianas, fundador de otra congregación
también llamada Hermanas del Niño Jesús y conocedor del
señor Niel.
8
Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, pág.224.
9
Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, pág. 228.
17
“Pues bien, persuadido que mientras un hombre del
temperamento del señor Niel tuviera la dirección de los
maestros no había que esperar que reinara entre ellos el orden,
la regla y el espíritu de comunidad, no dudó en absoluto en
aconsejar al señor De La Salle que los alojara en su casa… El
consejo era prudente, necesario e incluso inspirado desde lo alto;
pero era más fácil de dar que de ejecutar. Para ponerlo en
práctica el señor De La Salle debía esperar numerosas
dificultades, que resultarían insuperables a otro menos animoso
que él…
La divina Providencia, en efecto, se manifestó, y al hacerlo forzó
en cierto modo al señor De La Salle a decidirse él mismo y a
determinarse por la solución.” 10
Juan Bautista optó por escoger el vivir con los maestros en la
casa alquilada. Les marcó un reglamento y los iba formando de
manera progresiva. Sin embargo, la mayor parte de los maestros
que habían estado con el señor Niel en la casa alquilada para
ellos no pudieron acomodarse por mucho tiempo a una vida
reglamentada que exigía el canónigo. Se retiraron varios de
ellos, unos deseosos de una vida más libre, otros por carecer de
dotes pedagógicas para la clase. Éste era el lado oscuro del ideal
que soñaba para aquellos maestros.
A pesar de ello, hacia finales de 1681 la casa de los maestros de
escuela comenzó a tomar verdadera forma de comunidad y a
comienzos de 1682 se presentaron nuevos sujetos que tenían
talento para la escuela, piedad y buenas cualidades para vivir en
comunidad.
10
Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, págs. 228-229.
18
19
Al mismo tiempo que sucedían los problemas y conflictos con
familiares y maestros llueven solicitudes de fundación de
escuelas cristianas y gratuitas para otras ciudades fuera de
Reims: Rethel, Guisa y Château Porcien; en esta última, los
solicitantes son los ediles de la alcaldía.
Los adelantos pedagógicos en las escuelas, los nuevos
candidatos y nuevas fundaciones no evitaban que surgieran
nuevos problemas. Aquellos primeros maestros admiraban a su
tutor y aplicaban con verdadero interés todas sus sugerencias
pero sentían poca seguridad en su estado. El canónigo, entonces
rico, no cesaba de hacerles razonar sobre la confianza en Dios y
de invitarles al total abandono en las manos de la Providencia.
“Los discípulos del piadoso canónigo sentían profunda estima y
veneración por su virtud. Los actos de humildad, de
mortificación, de recogimiento, de caridad eran ejemplos diarios
que veían en él y que ganaban toda su confianza. Pero, en fin, él
era todavía rico y mientras se mantuviera al resguardo de unos
buenos ingresos…
Los maestros cansados de pensar todo esto, se atrevieron, por
fin, a decírselo… ‘Usted habla muy a gusto –le dijeron-, mientras
no le falta nada. Está dotado con un buen canonicato y con unos
bienes patrimoniales parecidos, y está a cubierto de la
indigencia. Si nuestras escuelas se hunden, usted permanece en
pie, y la ruina de nuestro estado no afecta para nada al suyo.
Somos personas sin fortuna, sin ingresos e incluso sin oficio, ¿y
adónde iremos?, ¿qué haremos si las escuelas desaparecen o si
la gente se cansa de nosotros? La pobreza será nuestra única
herencia y la mendicidad el único medio para aliviarla.’ …
La respuesta de los maestros dio mucho que pensar al señor De
La Salle, y le sumió en profunda dificultad. Por un lado, hacerse
pobre, como ellos, y llegar a ser, por elección propia, lo que ellos
20
eran por necesidad; desprenderse de su canonjía y despojarse de
su fortuna patrimonial para entregarse al cuidado de una obra
que estaba naciendo, y de la cual él asumía los riesgos, sin
esperanza segura de muchos frutos, y ésta era una elección
temeraria según los ojos de la prudencia humana e incluso a los
ojos de la fe, que merecía serias reflexiones. Por otro lado, seguir
siendo rico y bien provisto, con personas pobres y sin recursos
era preciso cerrar la boca, y no hablarles más del olvido del
futuro ni de la renuncia a las precauciones que ello exige…
Ésos eran los diversos pensamientos que preocupaban al señor
De La Salle y que le llevaron a una profunda perplejidad. Vamos
a verlo salir de ella, con gloria, por la generosa resolución de
dejarlo todo, a ejemplo de los apóstoles, y de despojarse de la
canonjía y de su fortuna, para apegarse a Jesucristo desnudo en
la cruz.” 11
Los primeros biógrafos, Hno. Bernard y Blain, comentan cómo
Dios preparó a Juan Bautista para la fundación de los Hermanos
de las Escuelas Cristianas.
Se sirven del manuscrito del mismo señor De La Salle escrito
años más tarde y ya mencionado anteriormente. Escuchemos a
él mismo:
“Fueron esas dos circunstancias, a saber, el encuentro con el
señor Niel y la propuesta que me hizo esta señora, por las que
comencé a cuidar de las escuelas de niños. Antes, yo no había
pensado, en absoluto, en ello; si bien, no es que nadie me
hubiera propuesto el proyecto. Algunos amigos del señor Roland
habían intentado sugerírmelo, pero la idea no arraigó en mi
espíritu y jamás hubiera pensado en realizarla. Incluso, si
hubiera pensado que por el cuidado, de pura caridad, que me
11
Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, págs. 249-250.
21
tomaba de los maestros de las escuelas me hubiera visto
obligado alguna vez a vivir con ellos, lo hubiera abandonado;
pues yo, casi naturalmente, valoraba en menos que a un criado
a aquellas personas a quienes me veía obligado a emplear en las
escuelas, sobre todo en el comienzo; por eso, la simple idea de
tener que vivir con ellos me hubiera resultado insoportable. En
efecto, cuando hice que vinieran a mi casa, yo sentí al principio
mucha dificultad; y eso duró dos años. Por este motivo,
aparentemente, Dios, que gobierna todas las cosas con
sabiduría y suavidad, y que no acostumbra a forzar la inclinación
de los hombres, queriendo comprometerme a que tomara por
entero el cuidado de las escuelas, lo hizo de manera totalmente
imperceptible y en mucho tiempo; de modo que un compromiso
me llevaba a otro, sin haberlo previsto en los comienzos. 12
Como se ve, no le fue nada fácil; el señor De La Salle era virtuoso,
disciplinado y caritativo pero no le resultaba todo tan fácil. El
primer biógrafo nos informa casi con indiscreción de algunos
hechos relacionados con su persona y con su familia.
“Una de sus tías le contó aquellos consejos de familia en los
cuales, sin decir palabra y con los brazos cruzados,
modestamente, Juan Bautista sufría los reproches y censuras; un
cuñado se enfrenta a él, y termina por llevarse a uno de los
hermanos pequeños del canónigo, para sustraerle a su
influencia. El mismo santo no queda bien parado a veces: hay
que reprocharle, se nos dice, excesiva elegancia en el vestir; le
sucedía que llegaba tarde al oficio divino de la catedral porque
le resultaba muy costoso levantarse pronto; incluso cuando ya
vivía con los maestros, guardó durante algún tiempo un régimen
de comidas más cuidado. Estos rasgos de sombra sirven para
12
Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, pág. 225.
22
subrayar que no era todo natural en él sino que con fuerza de
voluntad y constancia debía ejercitarse en la virtud. Por
ejemplo: el señor De La Salle venció de tal forma el sueño, que
dedicó muchas noches a la oración o a la composición de sus
obras, se impuso los esfuerzos más generosos, y a veces hasta
imprudentes, para someterse a la mesa común.” 13
13
Datos recogidos de la biografía de Bernard, cfr. Las cuatro primeras biografías en
el tomo I, pág. 46.
23
4
BAJA LA ESCALINATA DE LA CATEDRAL PARA ENTRAR EN LAS ESCUELAS
CRISTIANAS Y GRATUITAS
El señor De La Salle, sin duda, consideró que los maestros tenían
razón y se propuso remediar la dificultad. Como era ya
costumbre en él, ora y consulta. Acude varias veces a su
consejero espiritual, Nicolás Barré y pasa largas horas en
oración.
Impresionado por el mundo de los hijos de los artesanos y de los
pobres, lee el Evangelio en la vida de los niños y rompe los
muros del ministerio sacerdotal para ejercer su impulso
misionero en las escuelas con el pueblo de Dios. Los actores que
orientan su itinerario no son solo el Papa y los obispos, el
sacerdote teólogo sabe leer los signos de los tiempos y se pone
a la escucha de los maestros y de los niños.
Entre posibles soluciones, el ya conocido como fundador de
escuelas, guiado por su consejero, decide la más radical y
evangélica: Dejar la canonjía y deshacerse de los bienes.
Decisión dura, propia de los santos y que duró largos meses. No
fue trabajo fácil. La oposición de la familia y de la gente y del
propio obispo fue total.
Sobre la renuncia a la canonjía, ya en su primer intento, Blain lo
comentaba así:
“Se conoce muy bien con qué ojos se mira en Reims, y en la
mayoría de las ciudades de provincia, una canonjía. A ello
aspiran los hijos de cualquier familia destinados a la Iglesia, y
ello es lo que ansían las ambiciones de sus padres. Por lo general
su ambición alcanza hasta ahí, y no pretende más, pues una
prebenda de canónigo colma de fortuna sus aspiraciones. Los
ricos y los que son de mediana fortuna, que
24
25
no tienen gusto para colocarse entre el común de los pastores,
consideran un honor encontrar un lugar entre los canónigos de
las iglesias principales. Siguiendo el espíritu del mundo, a Dios
no place que le enmendemos la plana; proponer al señor De La
Salle que, de canónigo que era, se hiciera párroco, era
proponerle que descendiese un grado en la escala del altar, y que
bajase un poco para ceder a otro el primer lugar. Si todavía
hubiera sido sensible el atractivo del honor, ¿lo hubiera podido
oír sin haberse molestado?” 14
No obstante, el señor De La Salle mantuvo su determinación a
pesar de la oposición del obispo y de la familia. Sus bienes podía
emplearlos en las fundaciones de escuelas, sin embargo, guiado
por el mismo P. Barré, ora y consulta a Dios sobre este asunto y
el hambre de 1684 le decide a dar todos sus bienes a los pobres;
los vende para distribuirlos por medio de alimento y vestidos
entre los más necesitados. Desprendido de todo, conserva
únicamente una renta anual de doscientas libras, que era la que
se solicitaba para cada Hermano en las fundaciones que se iban
haciendo.
Juan Bautista de La Salle ahora es libre para ser Hermano. Ahora
puede vivir con ellos. Ahora las escuelas no son su obra, son
obra de Dios. En su oración repite confiado una y otra vez:
“Domine, opus tuum” (“Señor, es tu obra”).15
Abandonado a la Providencia y libre de compromisos externos
se dedica a tiempo completo a los maestros y a las escuelas.
Atiende todos los campos educativos. El doctor en Teología se
hace pedagogo.
Primero ordena la comunidad, se llaman Hermanos, establece
disposiciones sobre la vida de comunidad, formación inicial,
aunque corta, de los Hermanos, reglamentos sobre la vida de
14
Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, pág. 183.
15
Obras completas, tomo I, Reglas que me he impuesto, 8, pág. 119.
26
comunidad y el empleo de la escuela, organiza retiros y
asambleas con los directores, propone un uniforme distintivo,
los Hermanos no son sacerdotes y tampoco se casan, por ello
escribe un ‘Memorial sobre el Hábito’, justificando su sentido;
en 1686 algunos Hermanos se comprometen por un año
juntamente con él por voto de obediencia y de asociación a
pertenecer a la Sociedad. Está naciendo una congregación
religiosa de laicos dedicada a la educación de niños pobres.
No solo es asesor, vive como un Hermano más, hasta llegó a
proponer a los Hermanos que eligieran entre ellos al superior, y
conseguido su propósito y enterado el arzobispo Le Tellier
repuso nuevamente a De La Salle. No eran todavía tiempos para
estos cambios.
Pero sí que se ejercitó en dar clases reemplazando a Hermanos
por enfermedad o muerte inesperada de alguno de ellos, así lo
comenta Bernard:
“En fin, este santo sacerdote, deseoso de elevar cada vez más
el edificio de la perfección que deseaba adquirir, y que reconocía
que Dios le pedía, se aplicaba a todo aquello que le pudiera hacer
practicar alguna virtud. Y la divina Providencia le proporcionó
ocasión de practicar varias. Pues algunos Hermanos habían
fallecido y no se presentaban en número suficiente nuevos
sujetos para ocupar su puesto. Sin duda, Dios lo permitía así para
que nuestro fundador pasara por todos los estados, pues se vio
obligado a desempeñar todas las ocupaciones a las que se
dedicaban los Hermanos del Instituto; y por falta de sujetos tuvo
que dar clase durante bastante tiempo en la de Santiago… No
fue solo en Reims donde el señor De La Salle se ocupó en dar
clase; también lo hizo en París y otros lugares, como se verá en
la tercera parte.” 16
16
Las cuatro primeras biografías, Bernard, tomo I, págs. 185 y 187.
27
Siguen abriéndose escuelas, interesante la solicitud del duque
de Mazarino que le solicita un seminario para maestros rurales;
en 1686 salen hacia el ducado los primeros maestros ya
preparados. Solicitudes le llegaban también de los párrocos
rurales; para resolver estas peticiones, el fundador requería que
los párrocos eligiesen a jóvenes con buenas cualidades y les
preparaba en el seminario abierto con este fin; tenían
reglamentos especiales y ejercicios propios, distintos a los de los
Hermanos, y llegó a albergar hasta 30 jóvenes esta ‘primera
escuela normal para maestros rurales’.
Lastimosamente no tuvo mucho futuro al faltar su principal
apoyo cuando se traslada a París y también porque los párrocos
se olvidaban de contribuir a los gastos de los futuros maestros.17
Más adelante abrió nuevamente otros seminarios para formar a
maestros para zonas rurales.
En 1688 aquella sociedad de Hermanos es solicitada en la
capital, París. El párroco de San Sulpicio le pide que se encargue
de las escuelas de caridad de la parroquia y el Señor De La Salle
llega con un grupo de Hermanos a la capital; al costado del
templo de San Sulpicio todavía se conserva la entrada y la
escalera de la casa que acogió a la primera comunidad y por la
que pasó sucesivas veces nuestro fundador.
La nueva sociedad se hace más universal y se va consolidando
su identidad. En el ‘Memorial sobre el Hábito’ había expresado
las características que la definen: maestros de escuela, laicos,
viven en comunidades fraternas y solidarias y se dedican a la
educación de niños pobres en las parroquias.
A una decena de años de aquel primer encuentro con Adrián
Niel en Reims, una quincena de Hermanos atiende varias
escuelas parroquiales, un centro de formación para maestros
17
Las cuatro primeras biografías, tomo II, págs. 366- 367.
28
rurales y un centro para la formación de Hermanos; en la
provincia tres comunidades atienden otras escuelas y ahora
cuatro o cinco Hermanos inician con el fundador una nueva
misión en la capital del reino.
Hace tres siglos no era fácil atender al mismo tiempo escuelas
en Reims y en París. Juan Bautista de La Salle deberá buscar su
manera de estar presente. Decide que uno de los Hermanos
mejor preparado en todos los aspectos, el Hermano Enrique
L’Heureux, se prepare para el sacerdocio. Inesperadamente
muere de repente. A esto se añaden crisis en algunos Hermanos,
salidas de la nueva Sociedad, enfermedades y muertes de otros
y falta de nuevos candidatos.
El señor De La Salle se siente solo para animar el proyecto
pastoral y misionero de las Escuelas Cristianas, no sabe qué
hacer y se retira a reflexionar. Hace una lectura de la situación,
¿qué le pide Dios en estos momentos? ¿Debe dejar que cada
parroquia se ocupe de su escuela o debe de dirigir la Sociedad
hasta consolidarla? ¿Qué cambios debe hacer para que la obra
emprendida continúe?
En la muerte del Hno. Enrique ve un signo del Cielo: la dirección
de la Sociedad de Hermanos no debe depender de una sola
persona y las comunidades deben estar formadas solamente
por Hermanos laicos, no sacerdotes. Sí que hay otros Hermanos
muy cercanos e él dispuestos a continuarla porque la ven como
un proyecto querido por Dios.
La respuesta a la lectura de esta situación es un compromiso
heroico. El 21 de noviembre de 1691, Juan Bautista de La Salle
con los Hermanos Gabriel Drolin y Nicolás Vuyart se consagran
a Dios haciendo voto de unirse y permanecer en sociedad para
tener juntos y por asociación las escuelas gratuitas y voto de
estabilidad en la Sociedad, incluso si para hacerlo se vieren
obligados a pedir limosna y a vivir de solo pan y voto de
29
obediencia, tanto al Cuerpo de la Sociedad como a los
superiores, y cada uno promete guardar inviolablemente estos
votos durante toda su vida.18
Han comprometido la totalidad de sus personas, sus
actividades, su tiempo y toda su vida para la gloria de Dios y la
educación de la juventud pobre y abandonada.
Desde 1691 la Sociedad camina a pesar de fuertes dificultades y
contradicciones acaecidas en las dos décadas posteriores. El
proyecto de Dios soñado por Juan Bautista de La Salle es
compartido definitivamente con otros dos compañeros.
La comunidad de Hermanos afirma su identidad y autonomía
ante las acusaciones que presentan los gremios de maestros
calígrafos y hasta las pretensiones de cambios que propone el
mismo párroco de San Sulpicio. Con toda la población francesa
atraviesan las penalidades de hambre que asoló a toda Francia
los años 1692 y 1693. El nuevo noviciado de Vaugirard situado
en un barrio parisino da a los Hermanos y nuevos candidatos
conciencia de sus compromisos y sentido de asociación, unidad
y autonomía.
El año 1694, después de un retiro y seguidas reflexiones
comunitarias durante la semana de Pentecostés, el día de la
Santísima Trinidad, doce Hermanos, referencia a los doce
apóstoles, y Juan Bautista de La Salle hacen votos perpetuos
para tener juntos y por asociación las escuelas gratuitas.19
Juan Bautista de La Salle y con él los Hermanos han dado un
paso definitivo y comunitario que es la base de la existencia de
la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
18
Confrontar Obras completas, tomo I, pág. 95.
19
Cfr. Obras completas, tomo I, pág. 101.
30
31
5
EL SACERDOTE TEÓLOGO ES FUNDADOR Y PEDAGOGO
Se crean nuevas escuelas. Aviñón, Troyes, Darnétal, Dijón,
Chartres, Mende, Alès, Grenoble, Calais, Ruán, Roma, etc. son
ciudades donde se van estableciendo pequeñas comunidades
de maestros que no son sacerdotes pero llevan una vestimenta
especial y llama la atención el orden y educación con que los
niños entran y salen de la escuela y cómo van cambiando sus
modales en las calles y en sus casas.
Desde la práctica y la experiencia propia y la de los Hermanos,
los métodos de las escuelas cristianas se van consolidando, su
éxito se repite en una y otra escuela.
El doctor en Teología se hace pedagogo innovador. Investiga y
crea procedimientos y métodos nuevos para las escuelas que va
fundando.
Se tiene constancia de cartas entre Charles Démia, famoso
pedagogo francés del siglo XVII que se estudia en la historia de
la Pedagogía, y el señor De La Salle; en cuatro casos se cartea
con él para la compra de libros. Por aquel tiempo este pedagogo
escribía su Avis important al rey para plantear la formación
general de los maestros en Francia, y afirmaba:
“Es seguro que si Su Majestad estableciera seminarios para
formar a los maestros, ampliaría así a todo su reino el provecho
que las villas de Lyon y de Reims empiezan a saborear gracias a
tales seminarios de maestros.” 20
Es una clara alusión a los seminarios -o escuelas normales-
creados por De La Salle que progresaban a ojos vistas.
20
Saturnino Gallego, Vida y pensamiento de San Juan Bautista de La Salle, tomo I,
págs. 208 y 209 –Nota 116-.
32
El fundador no se contenta solamente con la parte espiritual de
los Hermanos y de la situación económica de las escuelas. Visita
frecuentemente las escuelas y va pergeñando el borrador de la
Guía de Las Escuelas, el libro que recoge todo lo que los
Hermanos de las Escuelas Cristianas habían de tener en cuenta
en el modo de dar la clase y de mantener las escuelas del
Instituto. Tardó en imprimirse pero se tenía manuscrito en todas
las escuelas, se revisaba y corregía con frecuencia, después de
consultar a los Hermanos más expertos.
La Guía de las Escuelas Cristianas es el libro de pedagogía del
fundador de las Escuelas Cristianas. En el prólogo de la primera
edición de este libro se dice:
“Esta Guía se ha redactado en forma de reglamento solo
después de numerosos intercambios con los Hermanos de este
Instituto más veteranos y mejor capacitados para dar bien la
clase, y después de la experiencia de varios años, no se ha
incluido en ella nada que no haya sido bien acordado y aprobado
cuyas ventajas e inconvenientes no se hayan ponderado y que
no se hayan previsto, en la medida de lo posible, los errores o las
malas consecuencias.” 21
Así podemos resumir los principios educativos vividos en las
escuelas fundadas por el señor De La Salle:
Derecho a la educación para todos, opción preferencial por los
pobres, formación adecuada de los maestros, valoración de la
comunidad educativa en la que participan también los alumnos,
atención primordial a la persona, educación integral y atención
a los valores evangélicos.
En su tiempo, algunos de estos principios fueron motivo de
sanciones y acusaciones ante los tribunales porque iban en
contra de los intereses de las clases más pudientes.
21
Obras completas de san Juan Bautista de La Salle, tomo II, pág. 11.
33
Estos principios, válidos todavía hoy, se deben leer, interpretar
y valorar en la sociedad de hace tres siglos para entenderlos y
darse cuenta de su alcance y novedad.
Con estos principios educativos, De La Salle practicó métodos
innovadores que elevaron el rendimiento y eficacia de la escuela
de su tiempo, entonces tenía matices revolucionarios, hoy son
patrimonio general.22
Un ejemplo muy significativo de estas innovaciones es la de
enseñar a leer primero en su lengua nativa, el francés, y no en
latín que era como se enseñaba a leer en la Francia de su
tiempo. En 1698 el Señor De La Salle abrió una escuela en la
ciudad de Chartres a petición del obispo de la diócesis,
monseñor Godet de Marais. Cuando el señor obispo visitó la
escuela se extrañó que enseñaran a leer primero en francés y no
en latín como era la costumbre; ante ello, el obispo pretende
obligar que hicieran como en todas las partes, enseñando a leer
en latín. El asunto llegó enseguida al señor De La Salle, el cual
expuso al obispo por qué se enseñaba a leer primero en francés,
incluso redactó un memorial recogiendo tales razones23
; los
argumentos del sacerdote pedagogo se impusieron a la solicitud
del obispo. Pasaron ciento cincuenta años y por la ley del 28 de
junio de 1833 sobre la enseñanza primaria en Francia se
adoptaron estos métodos de enseñanza de la lectura y la
escritura que las Escuelas Cristianas practicaban24
. Como
evidencia, la Biblioteca Nacional de París tiene registrado en
1702 un silabario francés (Sillabaire Français) de 72 páginas,
atribuido al Señor De La Salle.25
22
Cfr. Saturnino Gallego, Vida y pensamiento de San Juan Bautista De La Salle, tomo
II, págs. 41 y ss.
23
Obras completas de San Juan Bautista de La Salle, tomo I, pág. 107.
24
A. DELAIRE, St. Jean-Baptiste de la Salle, 4ª edición, Paris 1902, págs. 81 y ss.
25
SATURNINO GALLEGO, obra citada, pág. 772.
34
El fundador se hace escritor fecundo. Escribe para los
Hermanos, para los maestros y para los alumnos, escribe obras
ascéticas y espirituales, pedagógicas, escolares y catequísticas,
y abundantes cartas y documentos breves. Las obras completas
están traducidas en tres tomos por el Hno. José María Valladolid
y publicadas por Ediciones San Pío X, Madrid, en el año 2001.
Entre las obras catequísticas y pedagógicas, además de la Guía,
cabe reconocer por su valor y permanencia en su uso ‘’Los
Deberes del Cristiano’ (Les Devoirs d’un chrétien envers Dieu) y
las ‘Reglas de Cortesía y Urbanidad Cristiana’ (Règles de
bienséance et de la civilité chrétienne).
‘Los Deberes del Cristiano’ con más de trescientas páginas llegó
a imprimirse por primera vez en 1703 en dos versiones, una de
texto seguido y otra dialogada, por preguntas y respuestas;
ambas tienen el mismo contenido y a pesar de que en su tiempo
se publicaron numerosos catecismos, conoció varias
reediciones. Va dirigido a los maestros, pero los niños son los
que iban a recibir la doctrina allí contenida, y también servía
como libro de lectura y estudio para los alumnos mayores. 26
Las Reglas de Cortesía y Urbanidad Cristiana es la obra más
acabada y la que más éxito obtuvo entre las publicadas sobre
este tema. La primera edición salió de la imprenta en 1702. Se
siguió imprimiendo en los siglos XVIII y XIX. Se conocen hasta
171 ediciones, bastantes de ellas sin señalar el autor de la obra.
Su uso se salió de las escuelas de los Hermanos, Saturnino
Gallego afirma que los franceses aprendieron cortesía en este
libro lasaliano.27
26
Saturnino Gallego, obra citada, tomo II, pág. 809.
27
Saturnino Gallego, obra citada, tomo II, págs. 836 y ss.
35
Tanto estas obras como las demás escritas por el señor De La
Salle hay que leerlas retrocediendo siglos y ubicándose en la
sociedad de su tiempo.
Entre las obras ascéticas y espirituales cabe señalar de modo
especial: Reglas Comunes de los Hermanos de las Escuelas
Cristianas, Explicación del Método de Oración, Meditaciones
para los Domingos y Fiestas y Meditaciones para el retiro. Como
teólogo y pedagogo se desprenden de sus escritos un desarrollo
admirable de la teología de la educación:
Dios toma la iniciativa de la escuela cristiana, el maestro
cristiano es su mensajero y le envía como lo hizo con los
apóstoles para anunciar la buena noticia a los niños y jóvenes,
también es ministro, como los obispos y sacerdotes, y su
ministerio es la escuela. La ‘salvación’ abarca toda la vida y se
preocupa de la eficacia de la enseñanza, de ahí sus innovaciones
pedagógicas.
“Considerad que es achaque corriente, entre los artesanos y los
pobres, dejar a sus hijos vivir a su antojo… sin cuidarse en modo
alguno de enviarles a la escuela… Las consecuencias que de ello
se siguen son desastrosas… Dios se ha dignado poner remedio a
tan grave mal estableciendo las Escuelas Cristianas, donde se
enseña gratuitamente, solo por la gloria de Dios, y donde,
recogidos durante todo el día, aprenden los niños a leer, escribir
y la religión.28
Los Hermanos laicos y los maestros cristianos son llamados por
Dios, ‘son ministros de Dios y dispensadores de sus misterios’29
sin pertenecer a la jerarquía eclesiástica.
28
Meditación 194,1. Las meditaciones de san Juan Bautista de La Salle tienen
numerosas ediciones, además de encontrarse en las obras completas, por lo que se
prefiere citar el número de la meditación para mayor facilidad de consulta o lectura
del texto completo en cualquier edición que se tenga a mano. Se encuentran
fácilmente en Internet con ayuda de un buscador.
29
Meditaciones 193,1; 201,2 y 205,1.
36
37
Los títulos son evangélicos. En las Meditaciones para el Retiro,
escritas “para cuantas personas se dedican a la educación de
la juventud” 30
-vale la pena leer y meditar cada una de estas
dieciséis meditaciones- quedan expresados estos títulos de
modo admirable y con base en la Sagrada Escritura:
SUCESORES DE LOS APÓSTOLES:
“Así, pues, vosotros que habéis sucedido a los apóstoles en su
empleo de catequizar e instruir a los pobres… debéis darles el
catecismo todos los días, enseñándoles las verdades
fundamentales de nuestra religión...” 31
COOPERADORES DE DIOS O DE JESUCRISTO:
“Vosotros a quienes Jesucristo ha escogido entre tantos otros
para ser sus cooperadores en la salvación de las almas…” 32
EMBAJADORES DE JESUCRISTO:
“Como vosotros sois los embajadores y los ministros de
Jesucristo en el empleo que ejercéis, debéis hacerlo como
representantes suyos; es Él quien quiere que vuestros discípulos
os miren como a Él mismo, que reciban vuestras instrucciones
como si fuera Él quien se las da.” 33
BUENOS ARQUITECTOS:
“Corresponde a la Providencia de Dios y a su vigilancia sobre la
conducta de los hombres sustituir a los padres y a las madres con
personas que tengan luces suficientes… para asentar en el
corazón de los niños, muchos de los cuales quedarían
30
Obras completas de San Juan Bautista de La Salle, tomo I, pág. 579.
31
Meditación 200,1. Otros textos: Meditaciones 195, 3; 200, 2; 201,1.
32
Meditación 196,2. Otros textos: Meditación 205,1.
33
Meditación 199,3. Otros textos: Meditación 195, 2; 201,2.
38
abandonados, el cimiento de la religión y de la piedad cristiana,
como buenos arquitectos según la gracia de Dios recibida.” 34
“Ése es, dice san Pablo, el campo que Dios cultiva y el edificio
que construye, y vosotros sois los que Él ha escogido para
ayudarle en esta obra…”.35
MINISTROS DE DIOS Y DE JESUCRISTO:
“Como sois los ministros de Dios en el empleo que ejercéis,
debéis cooperar con Él y entrar en sus designios para procurar la
salvación de los niños de quienes estáis encargados.” 36
“Es lo que dice san Pablo, que quiere que todos consideren a los
que anuncian el Evangelio como ministros de Jesucristo, los
cuales escriben la carta que Él les ha dictado, no con tinta sino
con el Espíritu de Dios vivo y no sobre tablas de piedra sino sobre
tablas de carne, que son los corazones de los niños.” 37
MINISTROS DE LA IGLESIA:
“Trabajáis para la Iglesia, como cuerpo de Cristo que es, de la
cual estáis constituidos ministros, según el mandato que Dios os
dio de dispensarles su palabra.” 38
MINISTROS DEL EVANGELIO:
“Agradeced a Dios la merced que os ha hecho en vuestro
empleo, al participar en el ministerio de los santos apóstoles y
de los principales obispos y pastores de la Iglesia. Honrad
vuestro ministerio haciéndoos, como dice san Pablo, dignos
ministros del Nuevo Testamento”.39
34
Meditación 193,2.
35
Meditación 193,3; cf. 199,1.
36
Meditación 56,1. Otros textos: Meditaciones 140,2; 193,3; 205,1
37
Meditaciones 201,2; 166,3.
38
Meditación 33,1.
39
Meditación 199,3.
39
BUENOS PASTORES:
“Jesucristo, …, compara a quienes tienen cargo de almas con el
buen pastor, que cuida con esmero de sus ovejas; y una de las
cualidades que ha de tener, según el Salvador, es conocerlas a
todas, distintamente.” 40
ÁNGELES CUSTODIOS:
“Si queréis cumplir con vuestro ministerio en cuanto ángeles
custodios de los niños que debéis instruir para edificar por ellos
el cuerpo de Jesucristo y hacerles santos y perfectos, debéis
proceder de tal forma que inspiréis los mismos sentimientos y los
pongáis en idénticas disposiciones a las que san Pablo intentaba
suscitar en los efesios por la epístola que les dirigió, donde les
ruega:
… que no contristen al Espíritu Santo de Dios… que renuncien a
su vida pasada, … que se abstengan de la mentira y traten
siempre verdad al hablar con su prójimo, …que sean mansos y
bondadosos los unos con los otros, que se perdonen
mutuamente, …y se amen entre sí…” 41
MAESTROS:
“El fin de este Instituto es dar cristiana educación a los niños, y
con este objeto tiene las escuelas, para que estando los niños
mañana y tarde bajo la dirección de los maestros, puedan estos
enseñarles a vivir bien, instruyéndolos, en los misterios de
nuestra santa religión, inspirándolos las máximas cristianas y
darles así la educación que les conviene.” 42
“A vosotros, que sois los maestros de quienes están bajo vuestra
dirección, corresponde poner todo el cuidado posible para
40
Meditaciones 33,1.
41
Meditaciones 197 y 198.
42
Reglas Comunes 1,3.
40
llevarlos a esa libertad de los hijos de Dios que nos adquirió
Jesucristo al morir por nosotros.” 43
De la experiencia de Dios en un lugar sagrado, como sacerdote
y canónigo de la catedral, pasó a vivir la experiencia de lo
sagrado en la escuela y en el mundo, con los maestros, ministros
también de Dios, y entre los hijos de los artesanos y de los
pobres que también Dios quiere que se salven.
Y este ministerio de la educación tiene autonomía propia, los
maestros-ministros organizan su ministerio educativo, crean sus
normas y reglamentos, están asociados, forman comunidad,
realizan asambleas y nombran sus directores o superiores sin
depender de otras instituciones eclesiásticas porque también
son ministros de la Iglesia, ya que el ministerio educativo les ha
sido encomendado por Dios, y es “obra de Dios”.
En varias ocasiones el señor De La Salle, fundador y superior
trató que un Hermano elegido en asamblea de Hermanos fuese
el superior de la asociación y él fuese un inferior obediente, ya
que en asociación con ellos hizo voto de obediencia como un
Hermano más. En los últimos años de su vida lo consiguió.
Reunidos en Capítulo General, dieciséis Hermanos,
representando al aproximado centenar de Hermanos, cedieron
a la petición del fundador y eligieron al primer Superior General
de la congregación naciente. Así escribe en una carta al nuevo
superior, Hno. Bartolomé:
“Usted sabe que estoy siempre presto a obedecerle en todo,
puesto que ahora vivo en sumisión, y puesto que no hice voto de
obediencia para actuar a mi antojo”.44
“Si se me considera como unido a los Hermanos de las Escuelas
Cristianas parece que mi situación actual debe ser de simple
43
Meditación 203,2.
44 Obras completas de San Juan Bautista de La Salle, tomo I, pág. 710, Carta 8. Véase
también carta 3,8, pág. 632.
41
sumisión, sin que dé un paso respecto a lo que les concierne a no
ser por dependencia. 45
Ya, anteriormente, siendo superior, ante dificultades,
incomprensiones, acusaciones y problemas con algunos
eclesiásticos, otros gremios de maestros y personas ajenas,
creyendo que él era causante de todo ello, se retiró a una calina
llamada Parmenia, al Sur de Francia, trató de alejarse y
dedicarse a la oración y retiro para bien de la sociedad por él
fundada. En esta ocasión, los Hermanos, al no poder
convencerle de que regrese, se lo ordenan y él obedece. Esta es
parte de la carta dirigida por Hermanos laicos al señor De La
Salle, sacerdote:
“Señor, nuestro muy querido padre, nosotros, principales
Hermanos de las Escuelas Cristianas, preocupados por la mayor
gloria de Dios y el mayor bien de la Iglesia y de nuestra Sociedad,
reconocemos que es de capital importancia el que vuelva a
tomar las riendas y el cuidado de esta obra de Dios que lo es
también suya, puesto que ha sido del agrado del Señor el servirse
de usted para fundarla y guiarla desde hace tanto tiempo…
Por todo ello, señor, le rogamos muy humildemente, y le
ordenamos en nombre y de parte del Cuerpo de la Sociedad, al
que usted ha prometido obediencia, que vuelva a asumir de
inmediato el gobierno general de nuestra sociedad…”.46
El sacerdote teólogo escucha y obedece a los Hermanos laicos
con los que forma la Sociedad.
45
Ídem tomo I, pág. 710, carta 7.
46
Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II pág. 727.
42
6
Y LA ESCUELA SE HIZO CATEDRAL
El empleo en la educación cristiana de niños y jóvenes es una
vocación que exige renuncias y sacrificios, pero lleva consigo su
recompensa en esta vida y en la futura:
“Vosotros debéis estimar también como recompensa
extraordinaria el consuelo que sentís en lo íntimo del corazón, al
ver que llevan vida ordenada los niños que instruís, que conocen
la religión y que viven ordenadamente…
Debéis esperar aún otro premio, también anticipado, que os
dará Dios en la presente vida, si os habéis esmerado en el deber
y si, por vuestro celo y la gracia de estado, habéis sabido
fundamentar sólidamente a los discípulos en el espíritu del
cristianismo: será el particularísimo gozo de verlos vivir, llegados
a mayores, justa y piadosamente, apartados de malas
compañías y fieles al ejercicio de las buenas obras. Es que no se
redujeron a palabras las instrucciones de vosotros recibidas,
antes llevaron consigo un cúmulo de gracias que han fructificado
en quienes supieron aprovecharse de ellas y, en su virtud,
permanecerán fieles a la práctica del bien.” 47
“Considerad, pues, que vuestra recompensa en el cielo será
tanto mayor cuanto más fruto hayáis producido en las almas de
los niños que os fueron confiados. Abundando en estos
sentimientos, escribía san Pablo a los corintios: Vosotros seréis
nuestra gloria, en el siglo venidero, en el día de nuestro señor
Jesucristo.
47
Meditación 207,2 y 3.
43
44
¡Oh! ¡En cuánta gloria redundará, para las personas que hayan
educado a la juventud, la proclamación ante todos los hombres,
del celo que desplegaron y la diligencia que pusieron
en procurar la salvación de los niños, y cuando en todo el paraíso
resuenen las aclamaciones de gratitud que tantos niños
bienaventurados tributen a quienes les enseñaron el camino del
cielo!” 48
A pesar de las grandes dificultades y tribulaciones vividas entre
fundación y fundación, las escuelas cristianas triunfan. Su
biógrafo J. B. Blain, al final del primer capítulo de ‘La vida del
señor Juan Bautista de La Salle’, publicada en 1733, expresa así
la importancia del Instituto de los Hermanos de las Escuelas
Cristianas:
“Si creemos a muchos, las escuelas son como las iglesias de los
niños porque allí adoran a Dios, donde le dirigen sus oraciones,
donde cantan sus alabanzas y donde aprenden a amarle y
servirle; se les instruye para practicar la virtud, para huir del vicio
y para seguir las máximas cristianas, en ellas se les enseña a
rezar a Dios, a confesarse bien y a comulgar dignamente, etc.”
“Ni una sola de estas expresiones deja de señalar que el dedo de
excelencia de las escuelas cristianas, la utilidad que de ellas se
obtiene, y la infinita necesidad que de ella tiene los niños; en fin,
que su establecimiento es uno de los más eficaces y universales
medios de santificación de la juventud; y, para decirlo en una
palabra, que es la obra de las obras. Después de esto no hay que
extrañarse de que la Iglesia y el Estado se hayan aliado con tanto
celo para su establecimiento.” 49
Aquellos maestros advenedizos y sin preparación alguna, ahora
maestros de las escuelas cristianas son ministros de la Iglesia y
48
Meditación 208,1 y 3.
49
Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II pág. 60.
45
participan en el ministerio de los santos apóstoles y de los
principales obispos y pastores de la Iglesia.
Aquellos niños abandonados en la calle y desfavorecidos, que
fueron atendidos en las escuelas cristianas y gratuitas, ahora
caminan por las calles con dignidad, la sociedad aprecia sus
buenas maneras, pueden dirigirse a un taller y demostrar sus
habilidades y competencias o leer cartas a iletrados, visitan
periódicamente la parroquia y practican las virtudes cristianas.
LOS MAESTROS, MINISTROS DE LA EDUCACIÓN CRISTIANA, Y LOS NIÑOS,
SUS DISCÍPULOS, SON LA OBRA DE DIOS: LA ESCUELA SE TRANSFORMÓ EN
CATEDRAL.
46
BIBLIOGRAFÍA
• Las Cuatro Primeras Biografías de San Juan Bautista de la Salle,
cuatro tomos.
Traducción del Hno. JOSÉ MARÍA VALLADOLID, fsc, Madrid, 2010.
• Obras completas de San Juan Bautista De La Salle, tres tomos.
Traducción del Hno. JOSÉ MARÍA VALLADOLID, fsc.
Ediciones San Pío X, Madrid, 2001.
• SATURNINO GALLEGO Vida y Pensamiento de San Juan Bautista
De La Salle, dos tomos.
Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1986
• JACQUES GOUSSIN, FSC La Misión de la Escuela Cristiana.
Región Latinoamericana Lasallista, Colombia, 2004
• JACQUES GOUSSIN, Juan Bautista de La Salle: construir al hombre
y hablar de Dios en la escuela.
Ediciones San Pío X, Madrid 2004.
• A. DELAIRE, St. Jean Baptiste de la Salle.
4ª edición, París 1902
• ÉVELINE GEOFFROY, JEAN-LOUIS SCHNEIDER, Les Sources de la
Pédagogie Chrétienne.
Éditions Salvador, París, 2007
De interés para ampliar la información y el estudio:
• CHARLES LAPIERRE, FSC Camina en mi presencia.
Centro Vocacional La Salle, Valladolid, 1993
• EDWIN BANNON, FSC De La Salle Fundador y Peregrino.
Región Latinoamericana Lasallista, Colombia, 2004
• LUKE SALM, FSC Señor, es tu obra.
Región Latinoamericana Lasallista, Colombia, 2004
• YVES POUTET – JEAN PUNGIER Un Educador ante los desafíos de su
tiempo.
Centro Vocacional La Salle, Valladolid, 1995
47
PARA REFLEXIONAR:
1. Juan Bautista de La Salle escribió el Memorial sobre los
Orígenes en el que refleja su itinerario personal. Piensa en
tu itinerario y escribe los momentos importantes de tu vida,
las circunstancias en que se han dado y las motivaciones
para tus respuestas y decisiones tomadas.
2. La situación de niños pobres y abandonados cambiaron la
trayectoria de su vida. ¿Qué lectura haces del mundo en que
vives para orientar tu vida y tu actuar?
3. Juan Bautista de La Salle buscó luces para los momentos
importantes de su vida en el retiro, la reflexión personal, la
consulta y acompañamiento y la oración.
¿Qué medios empleas para tomar decisiones importantes
en el proceso de tu desarrollo y crecimiento humano,
espiritual y profesional?
NOTAS PERSONALES:
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48
NOTAS PERSONALES:
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49
El Señor De La Salle, canónigo, sacerdote y doctor en Teología, baja la
escalinata de la catedral para entrar en las escuelas.
Impresionado por el mundo de los hijos de los artesanos y de los pobres,
lee el Evangelio en el corazón de la vida de los niños y rompe los muros
del ministerio sacerdotal para ejercer su impulso misionero en las
escuelas con el Pueblo de Dios.
Los muros rotos crean conflictos con su familia, con la parroquia, con la
enseñanza tradicional y con la sociedad.
Los actores que orientan su itinerario no son solo el Papa y los obispos
sino también los maestros laicos (Hermanos) y los niños. El sacerdote
teólogo sabe leer los signos de los tiempos, se pone a la escucha de los
Hermanos laicos. (El sacerdote llega a mandar a un obispo y los laicos dan
órdenes al sacerdote De La Salle).
Hace teología laical y con perspectivas bíblicas y eclesiológicas justifica la
misión de la educación cristiana como una forma de evangelización que
es también un ministerio en la Iglesia Pueblo de Dios.
Aquellos maestros laicos se transforman en Hermanos y forman una
sociedad fraterna para dar gloria a Dios en la escuela cristiana.
Aquellos niños abandonados en la calle y desfavorecidos, ahora caminan
por las calles con dignidad, la sociedad aprecia sus buenas maneras,
demuestran sus habilidades, visitan periódicamente la parroquia y
practican las virtudes cristianas.
Dios que quiere que todos los hombres se salven dispone como un medio
de salvación la escuela cristiana, ‘Salvación’ que no es solo un negocio
futuro sino que empieza aquí en la tierra: “Domine, opus tuum”.
La escuela se ha transformado en catedral.

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  • 1. DE LA CATEDRAL A LA ESCUELA Y LA ESCUELA SE HACE CATEDR AL Itinerario de San Juan Bautista de La Salle por Javier Miranda Sedano FSC Javier Miranda Sedano FSC DE LA CATEDRAL A LA ESCUELA Y LA ESCUELA SE HACE CATEDRAL Itinerario de San Juan Bautista de La Salle
  • 2. 2 A San Juan Bautista de La Salle en el 300º aniversario de la carta firmada por los “principales Hermanos”, “sus muy humildes y muy obedientes inferiores”, y dirigida a su “muy querido Padre”, en la que le ordenan volver “a asumir el gobierno general de la Sociedad”, y le devuelven la luz, paz y alegría perdidas ante tantas contradicciones y dificultades sufridas en años anteriores. A los maestros cristianos que también son ministros de Jesucristo y de la Iglesia. Las ilustraciones son del Ing. Ronald Gutiérrez Araníbar
  • 3. 3 EN EL SIGLO XVII FRANCÉS Juan Bautista de La Salle nace en 1651 en la ciudad de Reims y muere en 1719 en Ruán, Francia, a los 67 años. Su padre, Luis de La Salle, es magistrado de la audiencia de Reims y su madre, Nicolasa Möet, pertenece a la pequeña burguesía de la ciudad. Juan Bautista es el primogénito de siete hermanos. Característica notable de la familia es la profunda vivencia de los principios cristianos. Su vida coincide con el reinado de Luis XIV, el Rey Sol, el reinado más grande de la historia francesa. El poder real es absoluto. Ante la influencia del absolutismo real aparece el Galicanismo, en el que el poder real se incrementa en detrimento del poder papal, incluso el rey elige a los obispos que presenta al Papa para su nombramiento, aspecto que llegó a dividir al clero francés. Existe compenetración entre lo profano y lo religioso. Aun con estas circunstancias sombrías, la iglesia francesa también tiene un resurgir con sus luces. A lo largo del siglo los obispos se proponen llevar a la práctica los decretos del Concilio de Trento. Muchos emprenden reformas pastorales que afectan todos los terrenos de la vida cristiana. Surge la "escuela francesa" de espiritualidad. En ella destacan Bérulle y Olier, muy preocupados por restaurar el estado sacerdotal.
  • 4. 4 Ante la falta de instrucción de los fieles cristianos, en especial de los más pobres, se insiste en el deber de los párrocos de enseñar a los niños y también a los adultos poco formados. La sociedad francesa se conforma en dos grandes grupos. Los ‘notables’, nobleza, juristas, clero y burguesía, forman la clase alta donde se acumula la riqueza. La gran mayoría del pueblo se clasifica entre pobres y miserables. Pobres y ricos no se mezclan en la vida civil ni, por tanto, en la educación. Es un mundo muy distinto al nuestro. Para remediar estas necesidades sociales y eclesiales surgen congregaciones que se orientan por la educación cristiana en escuelas gratuitas para pobres. Se distinguen santa Juana de Lestonac, Charles Démia y san Vicente Paúl, entre otros. Estas circunstancias marcan el itinerario espiritual y educativo de Juan Bautista de La Salle que encuentra en la escuela cristiana la solución para construir el mundo del Reino de Dios y que del sacerdote canónigo y teólogo hicieron un fundador, pedagogo y santo. Los aspectos de la evolución de la cultura de su tiempo incidirán en su itinerario educativo, además de la orientación profundamente cristiana de las escuelas: El primero: la trasmisión del saber sobrepasa a los grupos de la burguesía; por eso el Señor De La Salle se une a los que buscan medios y recursos para que todos tengan acceso a la educación. El segundo, asombrosamente moderno, es el contenido de la enseñanza: asegurar las bases de la instrucción -saber leer, escribir y contar- orientadas al trabajo. Era uno de los valores para el triunfo de las escuelas. Ya en el siglo XVIII el trabajo pasa de la producción para la supervivencia al oficio especializado, el trabajo se oferta a los más competentes. Más de treinta años dedicó con los primeros Hermanos para consolidar estos ideales educativos.
  • 5. 5 1 CAMINO DE LA CATEDRAL Juan Bautista de La Salle, nacido en una familia profundamente religiosa, desde temprana edad se distingue por la piedad y la lectura de buenos libros. Estudia en el Collège de Bons Enfants, uno de los mejores colegios propios para la clase social alta y de preparación para los estudios en la universidad. El biógrafo Maillefer, pariente de la familia lo expresa así: “Luis de La Salle, su padre, consejero en la audiencia de la misma ciudad, le dio una educación adecuada a su nacimiento… Se notó desde su infancia un natural inclinado a la virtud. Desde pequeño se complacía en los ejercicios serios, en la oración y en la lectura de buenos libros. Las semillas de piedad que se arrojaban con acierto en su corazón producían fruto sin dificultad. La gracia ya actuaba en él y solo se necesitaba cuidado para cultivarla. Y a eso se dedicó su padre. Formó a esta joven planta bajo sus ojos hasta que llegó a la edad de comenzar sus estudios. Los hizo en el colegio de la universidad de la misma ciudad.“ 1 Es el mayor de siete hermanos, la buena situación de sus padres, el prestigio de su padre como consejero del rey y la situación económica heredada de su madre, hacen pensar en un futuro prometedor dentro de la burguesía francesa. Fruto del ambiente religioso de la familia, a sus once años, impulsado por el deseo de consagrarse a Dios en el estado eclesiástico, con el consentimiento paterno, recibe la tonsura, primer signo del inicio de la carrera eclesiástica en su tiempo. 1 Las cuatro primeras biografías, tomo I, Maillefer, pág. 182.
  • 6. 6 Años más tarde, Pedro Docet, primo hermano de su abuelo paterno, canciller de la Universidad de Reims y canónigo del cabildo de la catedral, renuncia a este cargo en favor del joven Juan Bautista, próximo a cumplir los dieciséis años. Como canónigo debe participar en los rezos del oficio divino y en otras funciones de la catedral y es beneficiado económicamente de sus rentas. En 1668, va a cumplir los 17 años, da un paso más en su decisión de hacerse sacerdote, recibe las órdenes menores que le dan facultades para desempeñarse como guardián del templo, lector, exorcista y acólito. Este mismo año sus padres buscan lo mejor para la formación de su hijo como futuro sacerdote, vocación a la que se siente llamado desde niño. Para ello consiguen que ingrese en el Seminario de San Sulpicio de París y estudie en la Universidad de la Sorbona. El padre busca lo mejor para su hijo mayor, quiere asegurarle una sólida y brillante carrera siguiendo su elección vocacional. La muerte inesperada de su madre y un año después la de su padre, le obligan a dejar sus estudios. Apenas tiene 21 años y aunque la mayoría de edad se obtiene a los 25, como hermano mayor, se responsabiliza de la tutoría de sus seis hermanos, el más pequeño tiene solo dos años, y de la administración de los bienes familiares. El joven Juan Bautista se ve obligado a abandonar París pero no sus inquietudes vocacionales. En Reims compagina sus responsabilidades familiares con los estudios y, a los 25 años, recibe el diaconado en París. Con la mayoría de edad, asesorado, sin duda, por el sacerdote Nicolás Roland, su primo y canónigo también de la catedral de Reims, organiza con la familia la atención y educación de sus hermanos menores y renuncia a su tutela para prepararse a la ordenación sacerdotal. Sin desatender a sus hermanos, en su mente y
  • 7. 7
  • 8. 8 corazón prima el llamamiento divino y el servicio a la Iglesia por encima de los negocios temporales y las atenciones familiares. El 26 de enero de 1678 en el Paraninfo de la Universidad de Reims (salón de actos de la universidad donde tienen lugar los acontecimientos importantes, especialmente las ceremonias de investidura), alcanzó con otros cuatro compañeros el grado de licenciado en Teología. En los meses posteriores se prepara para el sacramento del orden sacerdotal, que recibe en Reims, del arzobispo Le Tellier, el 9 de abril, sábado santo de ese mismo año. El joven sacerdote puede ya realizar con más libertad y dedicación sus obligaciones de canónigo. El paso por el seminario de San Sulpicio de París y la Universidad de La Sorbona, las relaciones con el canónigo Nicolás Roland, unido a las buenas costumbres heredadas de sus padres y al ejercicio de las responsabilidades de hermano mayor hacen de Juan Bautista un sacerdote ejemplar. Celebra la misa con piedad y devoción, sube diariamente la escalinata de la catedral para los rezos oficiales como canónigo, dedica tiempo al estudio y lectura, quiere acabar sus estudios de teología y anidan en él inquietudes apostólicas de mayor compromiso; dos años antes llegó a firmar la renuncia a su título de canónigo a cambio de una parroquia. Su consejero y director espiritual, “viendo a su discípulo lleno de gracias y del Espíritu Santo, de talentos propios para los trabajos más penosos, creyó que una parroquia le convendría más que una canonjía y que las funciones de pastor lo harían más útil a la Iglesia.” 2 2 Las cuatro primeras biografías, tomo II, Blain, pág. 182.
  • 9. 9 La intervención de su familia no hizo prosperar su propósito y, seguramente, el mismo obispo quería tener cerca al joven canónigo por sus cualidades y vida ejemplar. En el mismo mes de su ordenación sacerdotal, el día 27, su consejero espiritual, Nicolás Roland, que le ha guiado hacia el sacerdocio, mal de salud y agotado, fallece. Días antes había dictado testamento, en él encarga al señor De La Salle la tutoría, no ya de sus hermanos menores sino de la institución religiosa que había fundado, las Hermanas del Santo Niño Jesús. El espíritu de la institución es atender a huérfanos y escuelas gratuitas. Un aspecto importante para la estabilidad de la institución era obtener la aprobación oficial o personería jurídica, las llamadas Letras Patentes, que las consiguió en el mes de febrero del siguiente año. En ese año de 1679 hay decisiones importantes entre sus hermanos. Santiago José ingresa en el Noviciado de los agustinos de París, su hermana Rosa ingresa en un monasterio de religiosas, y con los bienes patrimoniales consigue que los familiares que tienen la tutela familiar consientan en ofrecer una generosa donación para el mantenimiento del convento, práctica habitual en aquel tiempo; también la hermana mayor después de él, María, con 25 años contrae matrimonio ante la presencia de su hermano como testigo. Le quedan tres hermanos de los que debe seguir cuidando. El canónigo y sacerdote tiene 28 años. A las Hermanas del Santo Niño Jesús sigue atendiendo en asuntos administrativos como la contabilidad de sus donaciones, las rentas y alquileres; posiblemente, también acudía para celebrar la misa diaria en algunas circunstancias.
  • 10. 10 2 DESDE LA CATEDRAL ATIENDE ESCUELAS CRISTIANAS GRATUITAS Un día, a la puerta de la casa de las Hermanas, en la calle Barbâtre, donde actualmente todavía está presente una comunidad de Hermanas, coinciden el Señor De La Salle y el señor Adrián Niel con un joven acompañante. Los estudiosos creen que pudo suceder este encuentro en el mes de marzo de ese año 1679. El principal biógrafo, Juan Bautista Blain, lo relata así: “El señor Niel, llegado a Reims, estaba aún llamando a la puerta de la nueva comunidad de las maestras de escuela cuando llegó el señor De La Salle. Ambos se vieron por primera vez sin decir nada, con la indiferencia de las personas que no se conocen y que ignoran las relaciones que van a tener en el futuro. El señor Niel entró en la casa y después de los primeros saludos, expuso a la superiora, que le había preguntado, cuál era la finalidad de su viaje, y le entregó las cartas de la señora Maillefer. El señor De La Salle no estaba presente. Cuando entró en la casa había dejado al forastero, cuya misión desconocía, para que pudiese hablar con libertad a la superiora. ¿Y ésta qué podía decirle? Si bien el señor Niel no le era desconocido, su propósito, aunque pensado cuando aún vivía el señor Roland, le parecía nuevo, y la empresa, atrevida, y el éxito, bien difícil. Pero a quien correspondía eliminar todas las dificultades estaba en la casa. El señor Niel, que no le conocía, le había visto entrar. Era a él a quien debía manifestarse y hablar. La superiora se lo explica después de haber rogado que acudiese. Entre las cartas que traía el señor Niel había una para el señor De La Salle. La señora Maillefer era su pariente, y le rogaba que ayudara al señor Niel
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  • 12. 12 y que secundara su celo para la apertura en Reims de escuelas gratuitas y cristianas para los pobres.” 3 La procedencia de la carta, su contenido y el entusiasmo del portador hacen que el señor De La Salle se interese por el proyecto. Sin duda, el fallecido Nicolás Roland y su testamento también habían creado interés hacia este tipo de apostolado. La señora Maillefer asegura una cantidad fija anual para el sostenimiento de la escuela, el señor Adrián y su joven acompañante serán los maestros, se necesita buscar un lugar para la escuela y su aprobación, delicada tarea, pues había ya escuelas parroquiales que ayudaban al sostenimiento de algunos sacerdotes que podrían oponerse. Juan Bautista pide discreción al señor Niel, consulta y busca partidarios para que el proyecto prospere. En breve, consiguió un local en la parroquia de San Mauricio y en abril del mismo año, Niel y el joven colaborador atienden las clases. El celoso maestro no se contenta con esta escuela, entra en contacto con otras personas y consigue donaciones para una segunda escuela, ahora en la parroquia de Santiago. Niel se apoya nuevamente en el señor De La Salle, pues la señora donante ya le conocía. El primer biógrafo, el Hermano Bernard, quien tuvo sin duda los informes más directos sobre el señor De La Salle, dice sobre esta segunda señora donante que “… no ignoraba quién era el señor De La Salle y estaba bien informada de sus méritos y probidad, mostró gran deseo de hablarle y aseguró al señor Niel que era cierto que deseaba fundar una nueva escuela. Cuando el bondadoso Niel le cuenta lo sucedido, el virtuoso canónigo quedó un poco sorprendido por 3 Las cuatro primeras biografías, tomo II, Blain, pág. 215.
  • 13. 13 esta petición. Sin embargo, viendo que se trataba de la gloria de Dios y de la salvación de las almas entró en contacto con la señora”.4 Aseguraron la pensión para dos maestros y en octubre de 1679 se empezaban las clases. En poco tiempo, ante el éxito de las solicitudes, se necesitó otro tercero. Esta fue la primera escuela fundada por san Juan Bautista de La Salle: “Así fue como Dios se sirvió de estas personas, para llevar al señor De La Salle a encargarse de estas escuelas, en lo cual no había pensado nunca, … como él mismo lo testifica en un manuscrito…” 5 Por su parte, el biógrafo Juan Bautista Blain lo comenta: “De esta forma el canónigo se comprometía insensiblemente, y lo hacía sin pensar en ello y sin quererlo. Por otro lado, no se tomaba más cuidado por las escuelas que lo que la caridad inspira por todo aquello que se llama buenas obras. Así contento del éxito de ésta, no miraba más lejos, e incluso depositaba el cuidado de los maestros en el señor Niel. Pero esta persona aunque llena de bondad, no era adecuada para dirigir una comunidad, Los trajines en que se metía, las preocupaciones que le apremiaban y las visitas que hacía, le colocaban demasiado fuera del grupo y no le permitían velar por la casa ni permanecer tranquilo. Apenas había abierto una escuela, ya estaba pensando en abrir otra. Su celo consistía en multiplicar las escuelas, sin preocuparse de perfeccionarlas. Esta especie de ligereza tenía grandes inconvenientes. Daba lugar a su ausencia de casa casi continua, lo que ocasionaba la relajación de los maestros y el descuido de los alumnos. Otro inconveniente que hubiera debido corregir el señor Niel era que cada maestro tenía 4 Las cuatro primeras biografías, Hermano Bernard, tomo I, pág. 111. 5 Las cuatro primeras biografías, Bernard, tomo I, págs. 111-113.
  • 14. 14 su método de enseñar, de acuerdo con su temperamento y su gusto particular. Pues bien, esta falta de proceder uniforme en las escuelas nacientes impedía una parte del fruto que cabía esperar de ellas. La luz del Espíritu Santo ya descubría estos defectos al señor De La Salle y le inspiraba el deseo de remediarlos. Dios le daba su gracia para la obra que le destinaba, y esta gracia aumentaba cada día en él y casi a pesar de él; pues no pretendía de ningún modo encargarse de las escuelas, y menos aún de los maestros: Yo me había figurado – dice en una memoria escrita de su mano para aleccionar a los Hermanos- por qué caminos la divina Providencia había dado nacimiento a su Instituto, que la dirección que yo tomaba de las escuelas y de los maestros sería solamente una dirección externa, que no me comprometería respecto de ellos a nada más, sino a proveer a su sustento y a cuidar de que cumplieran su empleo con piedad y aplicación.” 6 Con otras palabras, movido por caridad ante el bien que supone atender a niños pobres y abandonados no puede negarse a apadrinar estas escuelas, lo hace con gusto y sin otros compromisos que le separen de sus deberes como sacerdote y canónigo de la catedral. “El cuidado de las escuelas para el señor De La Salle era un trabajo suplementario y extraño a sus deberes, le dejaba tiempo para adquirir el fondo de ciencia y de virtud que le iba a exigir ese mismo cuidado, cuando se convirtió, poco después, en su único empleo. Había terminado su licenciatura hacía ya tiempo. Había pasado los exámenes, defendido las tesis y superado todas pruebas que se exigen en la facultad de Reims, como también en la de París. Pero le faltaba tomar el bonete de doctor, y lo tomó en 1681, a los treinta años.” 7 6 Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, pág. 222. 7 Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, pág. 223.
  • 15. 15 3 EL CANÓNIGO, SACERDOTE Y DOCTOR EN TEOLOGÍA SE ACERCA A LOS MAESTROS DE ESCUELA El señor De La Salle a sus treinta años es canónigo de la catedral de Reims, sacerdote, licenciado y doctor en Teología, celebra la misa diariamente, como canónigo sube la escalinata de la catedral de Reims para, con los otros miembros del cabildo, recitar el oficio público de la Iglesia, y ya doctorado, es por derecho propio defensor de la fe y consejero del obispo. Su educación, los títulos obtenidos y la fama y las buenas relaciones con personas de su misma condición le daban posibilidades para aspirar a una cátedra o escalar altos puestos en la jerarquía eclesiástica. Pero Dios dispuso las cosas de otro modo. Concluidos sus estudios, solicita nuevamente la tutoría de sus hermanos menores y su celo apostólico le lleva a seguir colaborando con las escuelas para la educación de niños pobres, que como está dicho era una inquietud pastoral despertada por su amigo y consejero fallecido Adrián Roland. Por su parte Adrián Niel busca la oportunidad de abrir otra tercera escuela, ahora es en la parroquia de San Sinforiano, que el canónigo aceptó e, incluso, parece que contribuyó económicamente en parte de lo necesario para su funcionamiento. Sin quererlo se ha convertido en patrocinador de estas escuelas y, viendo las circunstancias de los maestros, trata de suplir las deficiencias surgidas con las ausencias de Niel buscando nuevas fundaciones. Empezó por llevar a los maestros a un retiro y los invitaba a su casa a comer. Terminó por alquilar una casa para que viviesen juntos y les propuso reglamento y normas para la hora de las comidas, para acostarse y para la oración. Con ello
  • 16. 16 pretendía ayudarlos a adquirir modales más corteses y hábitos de piedad. Así como había reemplazado a sus padres con relación a sus hermanos, y había sustituido al canónigo Roland respecto de las Hermanas del Santo Niño Jesús, ahora reemplaza al señor Niel en relación con los maestros. La convivencia de los maestros en su casa con el resto de la familia creó irritaciones, quejas y murmuraciones en la ciudad. La situación llegó a hacerse tensa e incluso la familia llegó a retirarle la tutela, obligarle a compartir la herencia entre sus hermanos y hasta se vendió la casa familiar de la calle de Santa Margarita donde había vivido Juan Bautista desde los 12 años. El biógrafo Blain escribía al comentar esta situación: “Una obra nunca muestra la prueba visible de ser obra de Dios sino cuando lleva a la cruz.” 8 Ante estas situaciones Juan Bautista piensa, ora y consulta. “¿A quién consultar sobre un caso tan delicado?” “Por un lado, el bien espiritual de los maestros, el fruto de las escuelas que dirigía, el amor al orden y la regularidad, eran motivos poderosos que torturaban su alma, y no le permitían negarse a realizar una obra buena. Por el otro, el miedo a formar sociedad con personas rudas, el horror a llevar vida común con hombres en su mayoría sin educación, sin formación, sin cortesía e incapaces de participar en una discusión, no digo agradable, sino razonable, sometían su corazón a una verdadera tortura, y le advertían que no precipitase su decisión.” 9 El canónigo y doctor en Teología acude a un religioso, el Padre Nicolás Barré, hombre sabio en los caminos interiores, experto en las escuelas cristianas, fundador de otra congregación también llamada Hermanas del Niño Jesús y conocedor del señor Niel. 8 Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, pág.224. 9 Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, pág. 228.
  • 17. 17 “Pues bien, persuadido que mientras un hombre del temperamento del señor Niel tuviera la dirección de los maestros no había que esperar que reinara entre ellos el orden, la regla y el espíritu de comunidad, no dudó en absoluto en aconsejar al señor De La Salle que los alojara en su casa… El consejo era prudente, necesario e incluso inspirado desde lo alto; pero era más fácil de dar que de ejecutar. Para ponerlo en práctica el señor De La Salle debía esperar numerosas dificultades, que resultarían insuperables a otro menos animoso que él… La divina Providencia, en efecto, se manifestó, y al hacerlo forzó en cierto modo al señor De La Salle a decidirse él mismo y a determinarse por la solución.” 10 Juan Bautista optó por escoger el vivir con los maestros en la casa alquilada. Les marcó un reglamento y los iba formando de manera progresiva. Sin embargo, la mayor parte de los maestros que habían estado con el señor Niel en la casa alquilada para ellos no pudieron acomodarse por mucho tiempo a una vida reglamentada que exigía el canónigo. Se retiraron varios de ellos, unos deseosos de una vida más libre, otros por carecer de dotes pedagógicas para la clase. Éste era el lado oscuro del ideal que soñaba para aquellos maestros. A pesar de ello, hacia finales de 1681 la casa de los maestros de escuela comenzó a tomar verdadera forma de comunidad y a comienzos de 1682 se presentaron nuevos sujetos que tenían talento para la escuela, piedad y buenas cualidades para vivir en comunidad. 10 Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, págs. 228-229.
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  • 19. 19 Al mismo tiempo que sucedían los problemas y conflictos con familiares y maestros llueven solicitudes de fundación de escuelas cristianas y gratuitas para otras ciudades fuera de Reims: Rethel, Guisa y Château Porcien; en esta última, los solicitantes son los ediles de la alcaldía. Los adelantos pedagógicos en las escuelas, los nuevos candidatos y nuevas fundaciones no evitaban que surgieran nuevos problemas. Aquellos primeros maestros admiraban a su tutor y aplicaban con verdadero interés todas sus sugerencias pero sentían poca seguridad en su estado. El canónigo, entonces rico, no cesaba de hacerles razonar sobre la confianza en Dios y de invitarles al total abandono en las manos de la Providencia. “Los discípulos del piadoso canónigo sentían profunda estima y veneración por su virtud. Los actos de humildad, de mortificación, de recogimiento, de caridad eran ejemplos diarios que veían en él y que ganaban toda su confianza. Pero, en fin, él era todavía rico y mientras se mantuviera al resguardo de unos buenos ingresos… Los maestros cansados de pensar todo esto, se atrevieron, por fin, a decírselo… ‘Usted habla muy a gusto –le dijeron-, mientras no le falta nada. Está dotado con un buen canonicato y con unos bienes patrimoniales parecidos, y está a cubierto de la indigencia. Si nuestras escuelas se hunden, usted permanece en pie, y la ruina de nuestro estado no afecta para nada al suyo. Somos personas sin fortuna, sin ingresos e incluso sin oficio, ¿y adónde iremos?, ¿qué haremos si las escuelas desaparecen o si la gente se cansa de nosotros? La pobreza será nuestra única herencia y la mendicidad el único medio para aliviarla.’ … La respuesta de los maestros dio mucho que pensar al señor De La Salle, y le sumió en profunda dificultad. Por un lado, hacerse pobre, como ellos, y llegar a ser, por elección propia, lo que ellos
  • 20. 20 eran por necesidad; desprenderse de su canonjía y despojarse de su fortuna patrimonial para entregarse al cuidado de una obra que estaba naciendo, y de la cual él asumía los riesgos, sin esperanza segura de muchos frutos, y ésta era una elección temeraria según los ojos de la prudencia humana e incluso a los ojos de la fe, que merecía serias reflexiones. Por otro lado, seguir siendo rico y bien provisto, con personas pobres y sin recursos era preciso cerrar la boca, y no hablarles más del olvido del futuro ni de la renuncia a las precauciones que ello exige… Ésos eran los diversos pensamientos que preocupaban al señor De La Salle y que le llevaron a una profunda perplejidad. Vamos a verlo salir de ella, con gloria, por la generosa resolución de dejarlo todo, a ejemplo de los apóstoles, y de despojarse de la canonjía y de su fortuna, para apegarse a Jesucristo desnudo en la cruz.” 11 Los primeros biógrafos, Hno. Bernard y Blain, comentan cómo Dios preparó a Juan Bautista para la fundación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Se sirven del manuscrito del mismo señor De La Salle escrito años más tarde y ya mencionado anteriormente. Escuchemos a él mismo: “Fueron esas dos circunstancias, a saber, el encuentro con el señor Niel y la propuesta que me hizo esta señora, por las que comencé a cuidar de las escuelas de niños. Antes, yo no había pensado, en absoluto, en ello; si bien, no es que nadie me hubiera propuesto el proyecto. Algunos amigos del señor Roland habían intentado sugerírmelo, pero la idea no arraigó en mi espíritu y jamás hubiera pensado en realizarla. Incluso, si hubiera pensado que por el cuidado, de pura caridad, que me 11 Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, págs. 249-250.
  • 21. 21 tomaba de los maestros de las escuelas me hubiera visto obligado alguna vez a vivir con ellos, lo hubiera abandonado; pues yo, casi naturalmente, valoraba en menos que a un criado a aquellas personas a quienes me veía obligado a emplear en las escuelas, sobre todo en el comienzo; por eso, la simple idea de tener que vivir con ellos me hubiera resultado insoportable. En efecto, cuando hice que vinieran a mi casa, yo sentí al principio mucha dificultad; y eso duró dos años. Por este motivo, aparentemente, Dios, que gobierna todas las cosas con sabiduría y suavidad, y que no acostumbra a forzar la inclinación de los hombres, queriendo comprometerme a que tomara por entero el cuidado de las escuelas, lo hizo de manera totalmente imperceptible y en mucho tiempo; de modo que un compromiso me llevaba a otro, sin haberlo previsto en los comienzos. 12 Como se ve, no le fue nada fácil; el señor De La Salle era virtuoso, disciplinado y caritativo pero no le resultaba todo tan fácil. El primer biógrafo nos informa casi con indiscreción de algunos hechos relacionados con su persona y con su familia. “Una de sus tías le contó aquellos consejos de familia en los cuales, sin decir palabra y con los brazos cruzados, modestamente, Juan Bautista sufría los reproches y censuras; un cuñado se enfrenta a él, y termina por llevarse a uno de los hermanos pequeños del canónigo, para sustraerle a su influencia. El mismo santo no queda bien parado a veces: hay que reprocharle, se nos dice, excesiva elegancia en el vestir; le sucedía que llegaba tarde al oficio divino de la catedral porque le resultaba muy costoso levantarse pronto; incluso cuando ya vivía con los maestros, guardó durante algún tiempo un régimen de comidas más cuidado. Estos rasgos de sombra sirven para 12 Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, pág. 225.
  • 22. 22 subrayar que no era todo natural en él sino que con fuerza de voluntad y constancia debía ejercitarse en la virtud. Por ejemplo: el señor De La Salle venció de tal forma el sueño, que dedicó muchas noches a la oración o a la composición de sus obras, se impuso los esfuerzos más generosos, y a veces hasta imprudentes, para someterse a la mesa común.” 13 13 Datos recogidos de la biografía de Bernard, cfr. Las cuatro primeras biografías en el tomo I, pág. 46.
  • 23. 23 4 BAJA LA ESCALINATA DE LA CATEDRAL PARA ENTRAR EN LAS ESCUELAS CRISTIANAS Y GRATUITAS El señor De La Salle, sin duda, consideró que los maestros tenían razón y se propuso remediar la dificultad. Como era ya costumbre en él, ora y consulta. Acude varias veces a su consejero espiritual, Nicolás Barré y pasa largas horas en oración. Impresionado por el mundo de los hijos de los artesanos y de los pobres, lee el Evangelio en la vida de los niños y rompe los muros del ministerio sacerdotal para ejercer su impulso misionero en las escuelas con el pueblo de Dios. Los actores que orientan su itinerario no son solo el Papa y los obispos, el sacerdote teólogo sabe leer los signos de los tiempos y se pone a la escucha de los maestros y de los niños. Entre posibles soluciones, el ya conocido como fundador de escuelas, guiado por su consejero, decide la más radical y evangélica: Dejar la canonjía y deshacerse de los bienes. Decisión dura, propia de los santos y que duró largos meses. No fue trabajo fácil. La oposición de la familia y de la gente y del propio obispo fue total. Sobre la renuncia a la canonjía, ya en su primer intento, Blain lo comentaba así: “Se conoce muy bien con qué ojos se mira en Reims, y en la mayoría de las ciudades de provincia, una canonjía. A ello aspiran los hijos de cualquier familia destinados a la Iglesia, y ello es lo que ansían las ambiciones de sus padres. Por lo general su ambición alcanza hasta ahí, y no pretende más, pues una prebenda de canónigo colma de fortuna sus aspiraciones. Los ricos y los que son de mediana fortuna, que
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  • 25. 25 no tienen gusto para colocarse entre el común de los pastores, consideran un honor encontrar un lugar entre los canónigos de las iglesias principales. Siguiendo el espíritu del mundo, a Dios no place que le enmendemos la plana; proponer al señor De La Salle que, de canónigo que era, se hiciera párroco, era proponerle que descendiese un grado en la escala del altar, y que bajase un poco para ceder a otro el primer lugar. Si todavía hubiera sido sensible el atractivo del honor, ¿lo hubiera podido oír sin haberse molestado?” 14 No obstante, el señor De La Salle mantuvo su determinación a pesar de la oposición del obispo y de la familia. Sus bienes podía emplearlos en las fundaciones de escuelas, sin embargo, guiado por el mismo P. Barré, ora y consulta a Dios sobre este asunto y el hambre de 1684 le decide a dar todos sus bienes a los pobres; los vende para distribuirlos por medio de alimento y vestidos entre los más necesitados. Desprendido de todo, conserva únicamente una renta anual de doscientas libras, que era la que se solicitaba para cada Hermano en las fundaciones que se iban haciendo. Juan Bautista de La Salle ahora es libre para ser Hermano. Ahora puede vivir con ellos. Ahora las escuelas no son su obra, son obra de Dios. En su oración repite confiado una y otra vez: “Domine, opus tuum” (“Señor, es tu obra”).15 Abandonado a la Providencia y libre de compromisos externos se dedica a tiempo completo a los maestros y a las escuelas. Atiende todos los campos educativos. El doctor en Teología se hace pedagogo. Primero ordena la comunidad, se llaman Hermanos, establece disposiciones sobre la vida de comunidad, formación inicial, aunque corta, de los Hermanos, reglamentos sobre la vida de 14 Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II, pág. 183. 15 Obras completas, tomo I, Reglas que me he impuesto, 8, pág. 119.
  • 26. 26 comunidad y el empleo de la escuela, organiza retiros y asambleas con los directores, propone un uniforme distintivo, los Hermanos no son sacerdotes y tampoco se casan, por ello escribe un ‘Memorial sobre el Hábito’, justificando su sentido; en 1686 algunos Hermanos se comprometen por un año juntamente con él por voto de obediencia y de asociación a pertenecer a la Sociedad. Está naciendo una congregación religiosa de laicos dedicada a la educación de niños pobres. No solo es asesor, vive como un Hermano más, hasta llegó a proponer a los Hermanos que eligieran entre ellos al superior, y conseguido su propósito y enterado el arzobispo Le Tellier repuso nuevamente a De La Salle. No eran todavía tiempos para estos cambios. Pero sí que se ejercitó en dar clases reemplazando a Hermanos por enfermedad o muerte inesperada de alguno de ellos, así lo comenta Bernard: “En fin, este santo sacerdote, deseoso de elevar cada vez más el edificio de la perfección que deseaba adquirir, y que reconocía que Dios le pedía, se aplicaba a todo aquello que le pudiera hacer practicar alguna virtud. Y la divina Providencia le proporcionó ocasión de practicar varias. Pues algunos Hermanos habían fallecido y no se presentaban en número suficiente nuevos sujetos para ocupar su puesto. Sin duda, Dios lo permitía así para que nuestro fundador pasara por todos los estados, pues se vio obligado a desempeñar todas las ocupaciones a las que se dedicaban los Hermanos del Instituto; y por falta de sujetos tuvo que dar clase durante bastante tiempo en la de Santiago… No fue solo en Reims donde el señor De La Salle se ocupó en dar clase; también lo hizo en París y otros lugares, como se verá en la tercera parte.” 16 16 Las cuatro primeras biografías, Bernard, tomo I, págs. 185 y 187.
  • 27. 27 Siguen abriéndose escuelas, interesante la solicitud del duque de Mazarino que le solicita un seminario para maestros rurales; en 1686 salen hacia el ducado los primeros maestros ya preparados. Solicitudes le llegaban también de los párrocos rurales; para resolver estas peticiones, el fundador requería que los párrocos eligiesen a jóvenes con buenas cualidades y les preparaba en el seminario abierto con este fin; tenían reglamentos especiales y ejercicios propios, distintos a los de los Hermanos, y llegó a albergar hasta 30 jóvenes esta ‘primera escuela normal para maestros rurales’. Lastimosamente no tuvo mucho futuro al faltar su principal apoyo cuando se traslada a París y también porque los párrocos se olvidaban de contribuir a los gastos de los futuros maestros.17 Más adelante abrió nuevamente otros seminarios para formar a maestros para zonas rurales. En 1688 aquella sociedad de Hermanos es solicitada en la capital, París. El párroco de San Sulpicio le pide que se encargue de las escuelas de caridad de la parroquia y el Señor De La Salle llega con un grupo de Hermanos a la capital; al costado del templo de San Sulpicio todavía se conserva la entrada y la escalera de la casa que acogió a la primera comunidad y por la que pasó sucesivas veces nuestro fundador. La nueva sociedad se hace más universal y se va consolidando su identidad. En el ‘Memorial sobre el Hábito’ había expresado las características que la definen: maestros de escuela, laicos, viven en comunidades fraternas y solidarias y se dedican a la educación de niños pobres en las parroquias. A una decena de años de aquel primer encuentro con Adrián Niel en Reims, una quincena de Hermanos atiende varias escuelas parroquiales, un centro de formación para maestros 17 Las cuatro primeras biografías, tomo II, págs. 366- 367.
  • 28. 28 rurales y un centro para la formación de Hermanos; en la provincia tres comunidades atienden otras escuelas y ahora cuatro o cinco Hermanos inician con el fundador una nueva misión en la capital del reino. Hace tres siglos no era fácil atender al mismo tiempo escuelas en Reims y en París. Juan Bautista de La Salle deberá buscar su manera de estar presente. Decide que uno de los Hermanos mejor preparado en todos los aspectos, el Hermano Enrique L’Heureux, se prepare para el sacerdocio. Inesperadamente muere de repente. A esto se añaden crisis en algunos Hermanos, salidas de la nueva Sociedad, enfermedades y muertes de otros y falta de nuevos candidatos. El señor De La Salle se siente solo para animar el proyecto pastoral y misionero de las Escuelas Cristianas, no sabe qué hacer y se retira a reflexionar. Hace una lectura de la situación, ¿qué le pide Dios en estos momentos? ¿Debe dejar que cada parroquia se ocupe de su escuela o debe de dirigir la Sociedad hasta consolidarla? ¿Qué cambios debe hacer para que la obra emprendida continúe? En la muerte del Hno. Enrique ve un signo del Cielo: la dirección de la Sociedad de Hermanos no debe depender de una sola persona y las comunidades deben estar formadas solamente por Hermanos laicos, no sacerdotes. Sí que hay otros Hermanos muy cercanos e él dispuestos a continuarla porque la ven como un proyecto querido por Dios. La respuesta a la lectura de esta situación es un compromiso heroico. El 21 de noviembre de 1691, Juan Bautista de La Salle con los Hermanos Gabriel Drolin y Nicolás Vuyart se consagran a Dios haciendo voto de unirse y permanecer en sociedad para tener juntos y por asociación las escuelas gratuitas y voto de estabilidad en la Sociedad, incluso si para hacerlo se vieren obligados a pedir limosna y a vivir de solo pan y voto de
  • 29. 29 obediencia, tanto al Cuerpo de la Sociedad como a los superiores, y cada uno promete guardar inviolablemente estos votos durante toda su vida.18 Han comprometido la totalidad de sus personas, sus actividades, su tiempo y toda su vida para la gloria de Dios y la educación de la juventud pobre y abandonada. Desde 1691 la Sociedad camina a pesar de fuertes dificultades y contradicciones acaecidas en las dos décadas posteriores. El proyecto de Dios soñado por Juan Bautista de La Salle es compartido definitivamente con otros dos compañeros. La comunidad de Hermanos afirma su identidad y autonomía ante las acusaciones que presentan los gremios de maestros calígrafos y hasta las pretensiones de cambios que propone el mismo párroco de San Sulpicio. Con toda la población francesa atraviesan las penalidades de hambre que asoló a toda Francia los años 1692 y 1693. El nuevo noviciado de Vaugirard situado en un barrio parisino da a los Hermanos y nuevos candidatos conciencia de sus compromisos y sentido de asociación, unidad y autonomía. El año 1694, después de un retiro y seguidas reflexiones comunitarias durante la semana de Pentecostés, el día de la Santísima Trinidad, doce Hermanos, referencia a los doce apóstoles, y Juan Bautista de La Salle hacen votos perpetuos para tener juntos y por asociación las escuelas gratuitas.19 Juan Bautista de La Salle y con él los Hermanos han dado un paso definitivo y comunitario que es la base de la existencia de la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. 18 Confrontar Obras completas, tomo I, pág. 95. 19 Cfr. Obras completas, tomo I, pág. 101.
  • 30. 30
  • 31. 31 5 EL SACERDOTE TEÓLOGO ES FUNDADOR Y PEDAGOGO Se crean nuevas escuelas. Aviñón, Troyes, Darnétal, Dijón, Chartres, Mende, Alès, Grenoble, Calais, Ruán, Roma, etc. son ciudades donde se van estableciendo pequeñas comunidades de maestros que no son sacerdotes pero llevan una vestimenta especial y llama la atención el orden y educación con que los niños entran y salen de la escuela y cómo van cambiando sus modales en las calles y en sus casas. Desde la práctica y la experiencia propia y la de los Hermanos, los métodos de las escuelas cristianas se van consolidando, su éxito se repite en una y otra escuela. El doctor en Teología se hace pedagogo innovador. Investiga y crea procedimientos y métodos nuevos para las escuelas que va fundando. Se tiene constancia de cartas entre Charles Démia, famoso pedagogo francés del siglo XVII que se estudia en la historia de la Pedagogía, y el señor De La Salle; en cuatro casos se cartea con él para la compra de libros. Por aquel tiempo este pedagogo escribía su Avis important al rey para plantear la formación general de los maestros en Francia, y afirmaba: “Es seguro que si Su Majestad estableciera seminarios para formar a los maestros, ampliaría así a todo su reino el provecho que las villas de Lyon y de Reims empiezan a saborear gracias a tales seminarios de maestros.” 20 Es una clara alusión a los seminarios -o escuelas normales- creados por De La Salle que progresaban a ojos vistas. 20 Saturnino Gallego, Vida y pensamiento de San Juan Bautista de La Salle, tomo I, págs. 208 y 209 –Nota 116-.
  • 32. 32 El fundador no se contenta solamente con la parte espiritual de los Hermanos y de la situación económica de las escuelas. Visita frecuentemente las escuelas y va pergeñando el borrador de la Guía de Las Escuelas, el libro que recoge todo lo que los Hermanos de las Escuelas Cristianas habían de tener en cuenta en el modo de dar la clase y de mantener las escuelas del Instituto. Tardó en imprimirse pero se tenía manuscrito en todas las escuelas, se revisaba y corregía con frecuencia, después de consultar a los Hermanos más expertos. La Guía de las Escuelas Cristianas es el libro de pedagogía del fundador de las Escuelas Cristianas. En el prólogo de la primera edición de este libro se dice: “Esta Guía se ha redactado en forma de reglamento solo después de numerosos intercambios con los Hermanos de este Instituto más veteranos y mejor capacitados para dar bien la clase, y después de la experiencia de varios años, no se ha incluido en ella nada que no haya sido bien acordado y aprobado cuyas ventajas e inconvenientes no se hayan ponderado y que no se hayan previsto, en la medida de lo posible, los errores o las malas consecuencias.” 21 Así podemos resumir los principios educativos vividos en las escuelas fundadas por el señor De La Salle: Derecho a la educación para todos, opción preferencial por los pobres, formación adecuada de los maestros, valoración de la comunidad educativa en la que participan también los alumnos, atención primordial a la persona, educación integral y atención a los valores evangélicos. En su tiempo, algunos de estos principios fueron motivo de sanciones y acusaciones ante los tribunales porque iban en contra de los intereses de las clases más pudientes. 21 Obras completas de san Juan Bautista de La Salle, tomo II, pág. 11.
  • 33. 33 Estos principios, válidos todavía hoy, se deben leer, interpretar y valorar en la sociedad de hace tres siglos para entenderlos y darse cuenta de su alcance y novedad. Con estos principios educativos, De La Salle practicó métodos innovadores que elevaron el rendimiento y eficacia de la escuela de su tiempo, entonces tenía matices revolucionarios, hoy son patrimonio general.22 Un ejemplo muy significativo de estas innovaciones es la de enseñar a leer primero en su lengua nativa, el francés, y no en latín que era como se enseñaba a leer en la Francia de su tiempo. En 1698 el Señor De La Salle abrió una escuela en la ciudad de Chartres a petición del obispo de la diócesis, monseñor Godet de Marais. Cuando el señor obispo visitó la escuela se extrañó que enseñaran a leer primero en francés y no en latín como era la costumbre; ante ello, el obispo pretende obligar que hicieran como en todas las partes, enseñando a leer en latín. El asunto llegó enseguida al señor De La Salle, el cual expuso al obispo por qué se enseñaba a leer primero en francés, incluso redactó un memorial recogiendo tales razones23 ; los argumentos del sacerdote pedagogo se impusieron a la solicitud del obispo. Pasaron ciento cincuenta años y por la ley del 28 de junio de 1833 sobre la enseñanza primaria en Francia se adoptaron estos métodos de enseñanza de la lectura y la escritura que las Escuelas Cristianas practicaban24 . Como evidencia, la Biblioteca Nacional de París tiene registrado en 1702 un silabario francés (Sillabaire Français) de 72 páginas, atribuido al Señor De La Salle.25 22 Cfr. Saturnino Gallego, Vida y pensamiento de San Juan Bautista De La Salle, tomo II, págs. 41 y ss. 23 Obras completas de San Juan Bautista de La Salle, tomo I, pág. 107. 24 A. DELAIRE, St. Jean-Baptiste de la Salle, 4ª edición, Paris 1902, págs. 81 y ss. 25 SATURNINO GALLEGO, obra citada, pág. 772.
  • 34. 34 El fundador se hace escritor fecundo. Escribe para los Hermanos, para los maestros y para los alumnos, escribe obras ascéticas y espirituales, pedagógicas, escolares y catequísticas, y abundantes cartas y documentos breves. Las obras completas están traducidas en tres tomos por el Hno. José María Valladolid y publicadas por Ediciones San Pío X, Madrid, en el año 2001. Entre las obras catequísticas y pedagógicas, además de la Guía, cabe reconocer por su valor y permanencia en su uso ‘’Los Deberes del Cristiano’ (Les Devoirs d’un chrétien envers Dieu) y las ‘Reglas de Cortesía y Urbanidad Cristiana’ (Règles de bienséance et de la civilité chrétienne). ‘Los Deberes del Cristiano’ con más de trescientas páginas llegó a imprimirse por primera vez en 1703 en dos versiones, una de texto seguido y otra dialogada, por preguntas y respuestas; ambas tienen el mismo contenido y a pesar de que en su tiempo se publicaron numerosos catecismos, conoció varias reediciones. Va dirigido a los maestros, pero los niños son los que iban a recibir la doctrina allí contenida, y también servía como libro de lectura y estudio para los alumnos mayores. 26 Las Reglas de Cortesía y Urbanidad Cristiana es la obra más acabada y la que más éxito obtuvo entre las publicadas sobre este tema. La primera edición salió de la imprenta en 1702. Se siguió imprimiendo en los siglos XVIII y XIX. Se conocen hasta 171 ediciones, bastantes de ellas sin señalar el autor de la obra. Su uso se salió de las escuelas de los Hermanos, Saturnino Gallego afirma que los franceses aprendieron cortesía en este libro lasaliano.27 26 Saturnino Gallego, obra citada, tomo II, pág. 809. 27 Saturnino Gallego, obra citada, tomo II, págs. 836 y ss.
  • 35. 35 Tanto estas obras como las demás escritas por el señor De La Salle hay que leerlas retrocediendo siglos y ubicándose en la sociedad de su tiempo. Entre las obras ascéticas y espirituales cabe señalar de modo especial: Reglas Comunes de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, Explicación del Método de Oración, Meditaciones para los Domingos y Fiestas y Meditaciones para el retiro. Como teólogo y pedagogo se desprenden de sus escritos un desarrollo admirable de la teología de la educación: Dios toma la iniciativa de la escuela cristiana, el maestro cristiano es su mensajero y le envía como lo hizo con los apóstoles para anunciar la buena noticia a los niños y jóvenes, también es ministro, como los obispos y sacerdotes, y su ministerio es la escuela. La ‘salvación’ abarca toda la vida y se preocupa de la eficacia de la enseñanza, de ahí sus innovaciones pedagógicas. “Considerad que es achaque corriente, entre los artesanos y los pobres, dejar a sus hijos vivir a su antojo… sin cuidarse en modo alguno de enviarles a la escuela… Las consecuencias que de ello se siguen son desastrosas… Dios se ha dignado poner remedio a tan grave mal estableciendo las Escuelas Cristianas, donde se enseña gratuitamente, solo por la gloria de Dios, y donde, recogidos durante todo el día, aprenden los niños a leer, escribir y la religión.28 Los Hermanos laicos y los maestros cristianos son llamados por Dios, ‘son ministros de Dios y dispensadores de sus misterios’29 sin pertenecer a la jerarquía eclesiástica. 28 Meditación 194,1. Las meditaciones de san Juan Bautista de La Salle tienen numerosas ediciones, además de encontrarse en las obras completas, por lo que se prefiere citar el número de la meditación para mayor facilidad de consulta o lectura del texto completo en cualquier edición que se tenga a mano. Se encuentran fácilmente en Internet con ayuda de un buscador. 29 Meditaciones 193,1; 201,2 y 205,1.
  • 36. 36
  • 37. 37 Los títulos son evangélicos. En las Meditaciones para el Retiro, escritas “para cuantas personas se dedican a la educación de la juventud” 30 -vale la pena leer y meditar cada una de estas dieciséis meditaciones- quedan expresados estos títulos de modo admirable y con base en la Sagrada Escritura: SUCESORES DE LOS APÓSTOLES: “Así, pues, vosotros que habéis sucedido a los apóstoles en su empleo de catequizar e instruir a los pobres… debéis darles el catecismo todos los días, enseñándoles las verdades fundamentales de nuestra religión...” 31 COOPERADORES DE DIOS O DE JESUCRISTO: “Vosotros a quienes Jesucristo ha escogido entre tantos otros para ser sus cooperadores en la salvación de las almas…” 32 EMBAJADORES DE JESUCRISTO: “Como vosotros sois los embajadores y los ministros de Jesucristo en el empleo que ejercéis, debéis hacerlo como representantes suyos; es Él quien quiere que vuestros discípulos os miren como a Él mismo, que reciban vuestras instrucciones como si fuera Él quien se las da.” 33 BUENOS ARQUITECTOS: “Corresponde a la Providencia de Dios y a su vigilancia sobre la conducta de los hombres sustituir a los padres y a las madres con personas que tengan luces suficientes… para asentar en el corazón de los niños, muchos de los cuales quedarían 30 Obras completas de San Juan Bautista de La Salle, tomo I, pág. 579. 31 Meditación 200,1. Otros textos: Meditaciones 195, 3; 200, 2; 201,1. 32 Meditación 196,2. Otros textos: Meditación 205,1. 33 Meditación 199,3. Otros textos: Meditación 195, 2; 201,2.
  • 38. 38 abandonados, el cimiento de la religión y de la piedad cristiana, como buenos arquitectos según la gracia de Dios recibida.” 34 “Ése es, dice san Pablo, el campo que Dios cultiva y el edificio que construye, y vosotros sois los que Él ha escogido para ayudarle en esta obra…”.35 MINISTROS DE DIOS Y DE JESUCRISTO: “Como sois los ministros de Dios en el empleo que ejercéis, debéis cooperar con Él y entrar en sus designios para procurar la salvación de los niños de quienes estáis encargados.” 36 “Es lo que dice san Pablo, que quiere que todos consideren a los que anuncian el Evangelio como ministros de Jesucristo, los cuales escriben la carta que Él les ha dictado, no con tinta sino con el Espíritu de Dios vivo y no sobre tablas de piedra sino sobre tablas de carne, que son los corazones de los niños.” 37 MINISTROS DE LA IGLESIA: “Trabajáis para la Iglesia, como cuerpo de Cristo que es, de la cual estáis constituidos ministros, según el mandato que Dios os dio de dispensarles su palabra.” 38 MINISTROS DEL EVANGELIO: “Agradeced a Dios la merced que os ha hecho en vuestro empleo, al participar en el ministerio de los santos apóstoles y de los principales obispos y pastores de la Iglesia. Honrad vuestro ministerio haciéndoos, como dice san Pablo, dignos ministros del Nuevo Testamento”.39 34 Meditación 193,2. 35 Meditación 193,3; cf. 199,1. 36 Meditación 56,1. Otros textos: Meditaciones 140,2; 193,3; 205,1 37 Meditaciones 201,2; 166,3. 38 Meditación 33,1. 39 Meditación 199,3.
  • 39. 39 BUENOS PASTORES: “Jesucristo, …, compara a quienes tienen cargo de almas con el buen pastor, que cuida con esmero de sus ovejas; y una de las cualidades que ha de tener, según el Salvador, es conocerlas a todas, distintamente.” 40 ÁNGELES CUSTODIOS: “Si queréis cumplir con vuestro ministerio en cuanto ángeles custodios de los niños que debéis instruir para edificar por ellos el cuerpo de Jesucristo y hacerles santos y perfectos, debéis proceder de tal forma que inspiréis los mismos sentimientos y los pongáis en idénticas disposiciones a las que san Pablo intentaba suscitar en los efesios por la epístola que les dirigió, donde les ruega: … que no contristen al Espíritu Santo de Dios… que renuncien a su vida pasada, … que se abstengan de la mentira y traten siempre verdad al hablar con su prójimo, …que sean mansos y bondadosos los unos con los otros, que se perdonen mutuamente, …y se amen entre sí…” 41 MAESTROS: “El fin de este Instituto es dar cristiana educación a los niños, y con este objeto tiene las escuelas, para que estando los niños mañana y tarde bajo la dirección de los maestros, puedan estos enseñarles a vivir bien, instruyéndolos, en los misterios de nuestra santa religión, inspirándolos las máximas cristianas y darles así la educación que les conviene.” 42 “A vosotros, que sois los maestros de quienes están bajo vuestra dirección, corresponde poner todo el cuidado posible para 40 Meditaciones 33,1. 41 Meditaciones 197 y 198. 42 Reglas Comunes 1,3.
  • 40. 40 llevarlos a esa libertad de los hijos de Dios que nos adquirió Jesucristo al morir por nosotros.” 43 De la experiencia de Dios en un lugar sagrado, como sacerdote y canónigo de la catedral, pasó a vivir la experiencia de lo sagrado en la escuela y en el mundo, con los maestros, ministros también de Dios, y entre los hijos de los artesanos y de los pobres que también Dios quiere que se salven. Y este ministerio de la educación tiene autonomía propia, los maestros-ministros organizan su ministerio educativo, crean sus normas y reglamentos, están asociados, forman comunidad, realizan asambleas y nombran sus directores o superiores sin depender de otras instituciones eclesiásticas porque también son ministros de la Iglesia, ya que el ministerio educativo les ha sido encomendado por Dios, y es “obra de Dios”. En varias ocasiones el señor De La Salle, fundador y superior trató que un Hermano elegido en asamblea de Hermanos fuese el superior de la asociación y él fuese un inferior obediente, ya que en asociación con ellos hizo voto de obediencia como un Hermano más. En los últimos años de su vida lo consiguió. Reunidos en Capítulo General, dieciséis Hermanos, representando al aproximado centenar de Hermanos, cedieron a la petición del fundador y eligieron al primer Superior General de la congregación naciente. Así escribe en una carta al nuevo superior, Hno. Bartolomé: “Usted sabe que estoy siempre presto a obedecerle en todo, puesto que ahora vivo en sumisión, y puesto que no hice voto de obediencia para actuar a mi antojo”.44 “Si se me considera como unido a los Hermanos de las Escuelas Cristianas parece que mi situación actual debe ser de simple 43 Meditación 203,2. 44 Obras completas de San Juan Bautista de La Salle, tomo I, pág. 710, Carta 8. Véase también carta 3,8, pág. 632.
  • 41. 41 sumisión, sin que dé un paso respecto a lo que les concierne a no ser por dependencia. 45 Ya, anteriormente, siendo superior, ante dificultades, incomprensiones, acusaciones y problemas con algunos eclesiásticos, otros gremios de maestros y personas ajenas, creyendo que él era causante de todo ello, se retiró a una calina llamada Parmenia, al Sur de Francia, trató de alejarse y dedicarse a la oración y retiro para bien de la sociedad por él fundada. En esta ocasión, los Hermanos, al no poder convencerle de que regrese, se lo ordenan y él obedece. Esta es parte de la carta dirigida por Hermanos laicos al señor De La Salle, sacerdote: “Señor, nuestro muy querido padre, nosotros, principales Hermanos de las Escuelas Cristianas, preocupados por la mayor gloria de Dios y el mayor bien de la Iglesia y de nuestra Sociedad, reconocemos que es de capital importancia el que vuelva a tomar las riendas y el cuidado de esta obra de Dios que lo es también suya, puesto que ha sido del agrado del Señor el servirse de usted para fundarla y guiarla desde hace tanto tiempo… Por todo ello, señor, le rogamos muy humildemente, y le ordenamos en nombre y de parte del Cuerpo de la Sociedad, al que usted ha prometido obediencia, que vuelva a asumir de inmediato el gobierno general de nuestra sociedad…”.46 El sacerdote teólogo escucha y obedece a los Hermanos laicos con los que forma la Sociedad. 45 Ídem tomo I, pág. 710, carta 7. 46 Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II pág. 727.
  • 42. 42 6 Y LA ESCUELA SE HIZO CATEDRAL El empleo en la educación cristiana de niños y jóvenes es una vocación que exige renuncias y sacrificios, pero lleva consigo su recompensa en esta vida y en la futura: “Vosotros debéis estimar también como recompensa extraordinaria el consuelo que sentís en lo íntimo del corazón, al ver que llevan vida ordenada los niños que instruís, que conocen la religión y que viven ordenadamente… Debéis esperar aún otro premio, también anticipado, que os dará Dios en la presente vida, si os habéis esmerado en el deber y si, por vuestro celo y la gracia de estado, habéis sabido fundamentar sólidamente a los discípulos en el espíritu del cristianismo: será el particularísimo gozo de verlos vivir, llegados a mayores, justa y piadosamente, apartados de malas compañías y fieles al ejercicio de las buenas obras. Es que no se redujeron a palabras las instrucciones de vosotros recibidas, antes llevaron consigo un cúmulo de gracias que han fructificado en quienes supieron aprovecharse de ellas y, en su virtud, permanecerán fieles a la práctica del bien.” 47 “Considerad, pues, que vuestra recompensa en el cielo será tanto mayor cuanto más fruto hayáis producido en las almas de los niños que os fueron confiados. Abundando en estos sentimientos, escribía san Pablo a los corintios: Vosotros seréis nuestra gloria, en el siglo venidero, en el día de nuestro señor Jesucristo. 47 Meditación 207,2 y 3.
  • 43. 43
  • 44. 44 ¡Oh! ¡En cuánta gloria redundará, para las personas que hayan educado a la juventud, la proclamación ante todos los hombres, del celo que desplegaron y la diligencia que pusieron en procurar la salvación de los niños, y cuando en todo el paraíso resuenen las aclamaciones de gratitud que tantos niños bienaventurados tributen a quienes les enseñaron el camino del cielo!” 48 A pesar de las grandes dificultades y tribulaciones vividas entre fundación y fundación, las escuelas cristianas triunfan. Su biógrafo J. B. Blain, al final del primer capítulo de ‘La vida del señor Juan Bautista de La Salle’, publicada en 1733, expresa así la importancia del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas: “Si creemos a muchos, las escuelas son como las iglesias de los niños porque allí adoran a Dios, donde le dirigen sus oraciones, donde cantan sus alabanzas y donde aprenden a amarle y servirle; se les instruye para practicar la virtud, para huir del vicio y para seguir las máximas cristianas, en ellas se les enseña a rezar a Dios, a confesarse bien y a comulgar dignamente, etc.” “Ni una sola de estas expresiones deja de señalar que el dedo de excelencia de las escuelas cristianas, la utilidad que de ellas se obtiene, y la infinita necesidad que de ella tiene los niños; en fin, que su establecimiento es uno de los más eficaces y universales medios de santificación de la juventud; y, para decirlo en una palabra, que es la obra de las obras. Después de esto no hay que extrañarse de que la Iglesia y el Estado se hayan aliado con tanto celo para su establecimiento.” 49 Aquellos maestros advenedizos y sin preparación alguna, ahora maestros de las escuelas cristianas son ministros de la Iglesia y 48 Meditación 208,1 y 3. 49 Las cuatro primeras biografías, Blain, tomo II pág. 60.
  • 45. 45 participan en el ministerio de los santos apóstoles y de los principales obispos y pastores de la Iglesia. Aquellos niños abandonados en la calle y desfavorecidos, que fueron atendidos en las escuelas cristianas y gratuitas, ahora caminan por las calles con dignidad, la sociedad aprecia sus buenas maneras, pueden dirigirse a un taller y demostrar sus habilidades y competencias o leer cartas a iletrados, visitan periódicamente la parroquia y practican las virtudes cristianas. LOS MAESTROS, MINISTROS DE LA EDUCACIÓN CRISTIANA, Y LOS NIÑOS, SUS DISCÍPULOS, SON LA OBRA DE DIOS: LA ESCUELA SE TRANSFORMÓ EN CATEDRAL.
  • 46. 46 BIBLIOGRAFÍA • Las Cuatro Primeras Biografías de San Juan Bautista de la Salle, cuatro tomos. Traducción del Hno. JOSÉ MARÍA VALLADOLID, fsc, Madrid, 2010. • Obras completas de San Juan Bautista De La Salle, tres tomos. Traducción del Hno. JOSÉ MARÍA VALLADOLID, fsc. Ediciones San Pío X, Madrid, 2001. • SATURNINO GALLEGO Vida y Pensamiento de San Juan Bautista De La Salle, dos tomos. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1986 • JACQUES GOUSSIN, FSC La Misión de la Escuela Cristiana. Región Latinoamericana Lasallista, Colombia, 2004 • JACQUES GOUSSIN, Juan Bautista de La Salle: construir al hombre y hablar de Dios en la escuela. Ediciones San Pío X, Madrid 2004. • A. DELAIRE, St. Jean Baptiste de la Salle. 4ª edición, París 1902 • ÉVELINE GEOFFROY, JEAN-LOUIS SCHNEIDER, Les Sources de la Pédagogie Chrétienne. Éditions Salvador, París, 2007 De interés para ampliar la información y el estudio: • CHARLES LAPIERRE, FSC Camina en mi presencia. Centro Vocacional La Salle, Valladolid, 1993 • EDWIN BANNON, FSC De La Salle Fundador y Peregrino. Región Latinoamericana Lasallista, Colombia, 2004 • LUKE SALM, FSC Señor, es tu obra. Región Latinoamericana Lasallista, Colombia, 2004 • YVES POUTET – JEAN PUNGIER Un Educador ante los desafíos de su tiempo. Centro Vocacional La Salle, Valladolid, 1995
  • 47. 47 PARA REFLEXIONAR: 1. Juan Bautista de La Salle escribió el Memorial sobre los Orígenes en el que refleja su itinerario personal. Piensa en tu itinerario y escribe los momentos importantes de tu vida, las circunstancias en que se han dado y las motivaciones para tus respuestas y decisiones tomadas. 2. La situación de niños pobres y abandonados cambiaron la trayectoria de su vida. ¿Qué lectura haces del mundo en que vives para orientar tu vida y tu actuar? 3. Juan Bautista de La Salle buscó luces para los momentos importantes de su vida en el retiro, la reflexión personal, la consulta y acompañamiento y la oración. ¿Qué medios empleas para tomar decisiones importantes en el proceso de tu desarrollo y crecimiento humano, espiritual y profesional? NOTAS PERSONALES: …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………………………
  • 48. 48 NOTAS PERSONALES: …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………………..
  • 49. 49 El Señor De La Salle, canónigo, sacerdote y doctor en Teología, baja la escalinata de la catedral para entrar en las escuelas. Impresionado por el mundo de los hijos de los artesanos y de los pobres, lee el Evangelio en el corazón de la vida de los niños y rompe los muros del ministerio sacerdotal para ejercer su impulso misionero en las escuelas con el Pueblo de Dios. Los muros rotos crean conflictos con su familia, con la parroquia, con la enseñanza tradicional y con la sociedad. Los actores que orientan su itinerario no son solo el Papa y los obispos sino también los maestros laicos (Hermanos) y los niños. El sacerdote teólogo sabe leer los signos de los tiempos, se pone a la escucha de los Hermanos laicos. (El sacerdote llega a mandar a un obispo y los laicos dan órdenes al sacerdote De La Salle). Hace teología laical y con perspectivas bíblicas y eclesiológicas justifica la misión de la educación cristiana como una forma de evangelización que es también un ministerio en la Iglesia Pueblo de Dios. Aquellos maestros laicos se transforman en Hermanos y forman una sociedad fraterna para dar gloria a Dios en la escuela cristiana. Aquellos niños abandonados en la calle y desfavorecidos, ahora caminan por las calles con dignidad, la sociedad aprecia sus buenas maneras, demuestran sus habilidades, visitan periódicamente la parroquia y practican las virtudes cristianas. Dios que quiere que todos los hombres se salven dispone como un medio de salvación la escuela cristiana, ‘Salvación’ que no es solo un negocio futuro sino que empieza aquí en la tierra: “Domine, opus tuum”. La escuela se ha transformado en catedral.