ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
Mercpol tema 6.3 complementaria
1. VI
6.3. La organización de la campaña electoral.
Una campaña electoral es una empresa efímera que moviliza, sin embargo,
una importantísima cantidad de recursos humanos y financieros. En esta
actividad deben gestionarse múltiples problemas de diverso origen. En el
plano profesional debe coordinarse la actividad de un conjunto relativamente
heterogéneo de individuos formados en distintas disciplinas: estrategas,
sociólogos, comunicadores, artistas, que deben armonizar con la lógica
práctica del político. Esta diversidad de la cúpula que lleva a cabo una
campaña se multiplica por el caos potencial que puede representar el conjunto
más o menos numeroso de militantes partidarios que colabora en la tarea
común. Una campaña electoral es una actividad circunstancial. Los individuos
que en ella participan no tienen el hábito del trabajo en común y los roles y
funciones necesarios son múltiples y complejos. En este contexto, una buena
organización aparece como un factor central para aprovechar con un máximo
de eficiencia los recursos disponibles.
Estructurar una organización supone subdividir el conjunto de tareas
necesarias al óptimo desarrollo de la campaña en roles y responsabilidades
permanentes que durarán hasta el día de las elecciones. Una buena
organización comienza con una evaluación cuidadosa de las tareas necesarias,
estas funciones serán cubiertas con aquellos individuos que hayan mostrado
las capacidades y formaciones más adecuadas al desempeño de cada una de
esas actividades.
Dos objetivos fundamentales deben tenerse en cuenta al diseñarse un modelo
organizativo: la primera, debe perseguirse un máximo de armonía entre las
funciones y las capacidades de los titulares de esas funciones; la segunda,
debe buscarse la mayor celeridad posible de comunicación en sentido vertical,
2. VI
Para que las decisiones de la dirección sean aplicadas de la manera más rápida
y fiel posible por los encargados de ejecutarlas. Por otra parte es
imprescindible que se limite al mínimo la incertidumbre en el cumplimiento de
las funciones. Todos deben saber a quién corresponde y quién es el
responsable de la ejecución de una tarea. Deben evitarse las duplicaciones o
las ambigüedades en la atribución de tareas. Sin embargo la prioridad debe
estar puesta en el cumplimiento de las actividades, antes que en la forma, y
los participantes de la campaña deben tener la suficiente flexibilidad como
para poder relevar oportunamente a quien no haya podido cumplir,
eventualmente, alguna tarea necesaria.
Es importante señalar que debe existir una relación armónica de proporción
entre la estructura de campaña montada y los objetivos del candidato. Una
campaña de dimensión presidencial, para un diputado, lo llevará antes a la
ruina que al éxito.
Líneas de acción y organigrama.
En términos generales, más allá de la campaña de la que se trate, se pueden
identificar algunas grandes áreas de acción que pueden ayudar a componer
nuestro organigrama.
En una campaña se hacen tareas logísticas, es decir, se produce material
específico, se escriben discursos, se imprimen carteles, se crea todo tipo de
productos que divulgan la imagen y las ideas del candidato. Se hace
igualmente una tarea sobre el terreno, se recorren los barrios distribuyendo
material, se hacen actos públicos, reuniones privadas, se pegan carteles, etc.
Esas actividades son costosas, y para poder llevarlas a cabo es necesario
ocuparse de las finanzas. Por otra parte no deben descuidarse otras acciones
más especializadas, como ser los contactos con los medios de difusión.
3. VI
Por último, todas estas actividades deben estar coordinadas según una lógica
central que son los objetivos políticos del candidato, deben atenderse
problemas de relaciones humanas, es necesario que ese conjunto heterogéneo
de profesionales y militantes que hacen la campaña se mueva ordenadamente
y eficazmente con un propósito común, esa es la tarea de la dirección de la
campaña.
A partir de esta enumeración de actividades podemos intentar definir un
esquema organizativo primario, que debería servir simplemente como ejemplo
de organigrama posible. Lo más deseable es, obviamente, que los equipos de
campaña se estructuren de acuerdo con sus tareas y necesidades específicas,
las cuales pueden variar de uno a otro. En este ejemplo de organigrama se
jerarquizan la función de dirección de campaña, las actividades de logística, de
acción sobre el terreno, las relaciones con los medios de difusión y lo
concerniente a las finanzas. Existen un gran número de posibilidades,
sugeridas por la literatura especializada europea y norteamericana. De todas
maneras, creemos que los modelos más elementales y flexibles, son más útiles
como marco de referencia general para la acción, que otras construcciones
más sofisticadas pero mucho más complejas.