El reflejo del buceo ocurre cuando se sumerge la cara de un animal en agua, causando una disminución en la frecuencia cardíaca y la presión arterial sistólica debido a una estimulación vagal, así como un ligero aumento en la presión arterial diastólica. Esta respuesta protege contra la inundación de los pulmones y conserva oxígeno al ralentizar la circulación, desviando el flujo sanguíneo a órganos vitales como el cerebro y el corazón.
Reflejo del buceo: bradicardia y caída de la presión arterial al sumergir la cara en agua
1. REFLEJO DEL BUCEO El llamado reflejo del buceo o reflejo facial se produce al sumergir en el agua a un animal que respira aire, como respuesta a los cambios que representa el organismo. Se realiza una prueba para estudiar los cambios de presión arterial sistólica y diastólica, y la frecuencia cardiaca: Sumergir la cara en un balde durante 30 segundos, utilizando un dispositivo automático semejante al esfigmomanómetro o medida indirecta colocando el manguito, que contiene un sensor piezoelectrieco, en la muñeca sobre la arteria radial.
2. Antes de realizar la prueba se mide en reposo los anteriores parámetros y se obtiene: FRECUENCIA CARDIACA 103lat/min PRESION ARTERIAL SISTOLICA 126mmHg PRESION ARTERIAL DIASTOLICA 85mmHg
3. Se observa una clara bajada en la frecuencia cardiaca y la presión arterial sistólica debido a una bradicardia y un aumento ligero en la presión arterial diastólica por la Relajación producida en el corazón por un estimulo vagal que provoca este descenso.
4. Al sumergir la cara en agua, los resultados son: FRECUENCIA CARDIACA 79lat/min PRESION ARTERIAL SISTOLICA 106mmHg PRESION ARTERIAL DIASTOLICA 90mmHg
5. Explicación: La estimulación por el agua fría que se produce al sumergir la cara, desencadena la inhibición de la respiración, y una bradicardia de magnitud variable en función del contraste térmico con el ambiente. Se trata de una respuesta protectora contra la inundación del árbol traqueobronquial y que economiza oxigeno mediante una ralentización de su distribución a los tejidos. Se produce una respuesta vagal, que se ve acentuada en condiciones de buceo por la contención del cierre glótico durante la inmersión. Paralelamente, se ha observado una respuesta mimética a la inmersión, responsable de la vasoconstricción periférica, que también por desplazamiento de la volemia a territorios centrales podría potenciar la reducción de la frecuencia. Esta respuesta es adaptada al reservar el flujo sanguíneo a los territorios esenciales, el cerebro y el corazón sobre todo, pobres en receptores alfa.