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E - 26-476-A-10
Contracturas musculares
Resumen. - Las contracturas musculares se clasifican en tres grupos según su fisiopatología. Las
contracturas antálgicas corresponden a un reflejo nociceptivo en flexión. Las contracturas álgi-
cas son variadas (calambres, hiperactividad muscular, contracturas metabólicas). Las contrac-
turas análgicas comprenden las contracturas miostáticas («retracciones» en la literatura fran-
cesa) y miotáticas correspondientes a la espasticidad.
Palabras clave: contracturas musculares, calambres, hiperactividad neuromuscular, síndrome
del «hombre rígido».
O 2003, Editions Scientifiques et Médicales Elsevier SAS, París. Todos los derechos reservados.
G Serratrice
Contracturas
in u s c u 1 a re s
La definición de una contractura mus-
cular es arbitraria -o por lo menos con-
vencional- dado el uso a menudo poco
riguroso de este término en la literatu-
ra internacional. También es imprecisa
debido a la multiplicidad de las causas.
Se puede aceptar, no obstante, que la
contractura es un acortamiento invo-
luntario, transitorio o durable, doloro-
so o no, de uno o varios músculos es-
triados. Esto no resuelve las dificulta-
des terminológicas debidas a la confu-
sión que reina en la literatura interna-
cional en cuanto al uso de este término,
dado que las mismas palabras se utili-
zan a menudo con sentidos diferentes.
Por ejemplo, el término «contractura»
corresponde a veces a las «retraccio-
nes» de la literatura francesa, mientras
que los autores angloamericanos con-
servan la denominación de «contractu-
ra metabólica» 1101.
Antes de examinar una nomenclatura
más estricta y con el objetivo de aportar
un poco de claridad a la clasificación de
las contracturas, es necesario ordenar-
las según su sintomatología y su meca-
nismo.
Georges Serratrice : Professeur des Universités, praticien has-
pitalier, membre de I’ocadémie de Médecine, Service de neu-
rologie et des maladies neuromusculaires (professeur lean
Pouget), centre hospitalier universitaire de La Timone, 1, che-
min de l’Armée-dAfrique, 13385 Marseille cedex 5, France.
Se pueden diferenciar tres grupos de
contracturas 111]:
-
las contracturas antálgicas son se-
cundarias al dolor que compensan en
parte. Corresponden a un reflejo noci-
ceptivo ;
-
las contracturas álgicas son por el
contrario primarias y responsables del
dolor. Su mecanismo fisiopatológico es
tanto periférico como central;
-
las contracturas análgicas no impli-
can dolor. Corresponden en gran parte
a las contracturas miostáticas y a las
retracciones musculares mal denomi-
nadas «tendinosas».
Contracturas
antálgicas
Estas contracturas compensatorias
presentan características comunes. La
sintomatología varía en función de la
localización, pero la fisiopatología es
común.
La contractura puede considerarse
«secundaria», ya que habitualmente
está precedida por el dolor. Los múscu-
los se contraen para crear una actitud
postural que reduce el dolor. Los mús-
culos contracturados son visibles y for-
man una masa palpable.
El origen de la contractura es local, la
mayoría de las veces una lesión articu-
lar, por lo que la topografía es propia
de cada articulación.
La contractura es transitoria y se atenúa
o desaparece temporariamente cuando
la articulación lesionada se relaja o se
reduce. A la inversa, la contractura es
provocada o exacerbada por cualquier
acción mecánica ejercida sobre la articu-
lación. Así, se observa una actividad
eléctrica en los músculos paravertebra-
les contracturados en posición sentada,
que desaparece con la hiperextensión
de la columna vertebral.
Uno de los mejores ejemplos de con-
tractura antálgica es el de los trastornos
lumbares discales. Las articulaciones
vertebrales afectadas son inmoviliza-
das por la contractura que puede ate-
nuarse en algunas posiciones. A veces,
no obstante, esta contractura se vuelve
crónica, creando una hiperlordosis. El
signo de Laségue se atribuye a un dolor
que se origina en la tensión de una raíz
nerviosa y provoca una contractura
transitoria y localizada de los músculos
paravertebrales y de los músculos pos-
teriores del muslo. Otro ejemplo es el
signo de la «cuerda de arco» que refleja
una contractura paraespinal unilateral
en la espondiloartritis anquilosante, en
algunas tortícolis dolorosas, en algunas
dorsalgias funcionales.
Los músculos de las cinturas también
pueden presentar contracturas: aducto-
res en la patología de la cadera, trape-
cio en algunos trastornos profesionales
(dibujantes, taquilleros).
Las contracturas de los músculos plan-
tares son también profesionales, sobre
todo en las bailarinas.
2
El mecanismo fisiopatológico de la con-
tractura antálgica es el de un reflejo
nociceptivo correspondiente a una
variedad de reflejo en flexión. El punto
de partida del reflejo se sitúa en la arti-
culación lesionada con un dolor asocia-
do que se origina en los receptores ten-
dinosos y las inserciones aponeuróti-
cas. El reflejo pasa por la vía polisináp-
tica. Las fibras aferentes hacen sinapsis
con la motoneurona alfa en la médula
espinal. Este tipo de contractura depen-
de estrechamente de la articulación
afectada. En caso de contractura para-
vertebral, los influjos aferentes y efe-
rentes del circuito polisináptico pasan
por el mismo nervio mixto. La contrac-
tura se origina en las articulaciones
interapofisarias, el influjo pasa por la
rama posterior de los nervios raquí-
deos y luego, después de un circuito
polisináptico, vuelve a los músculos
paravertebrales por la misma rama de
los nervios raquídeos. Otro ejemplo es
el de la contractura de los aductores
que se origina en la articulación de la
cadera y sigue la rama articular sensiti-
va del nervio obturador. Después de un
circuito polisináptico en el segundo y
cuarto segmento lumbar de la médula
espinal, vuelve a pasar por la rama
obturadora a través del nervio motor
que inerva los aductores.
Contracturas álgicas
Estas contracturas difieren fundamen-
talmente de las anteriores, en las cuales
el dolor es el estímulo primario que
genera la contractura. Aquí, la contrac-
tura es el fenómeno primario y la causa
del dolor. El punto de partida no es una
articulación sino el propio músculo o
una actividad anormal del sistema ner-
vioso central que induce la contracción
muscular.
La segunda diferencia es la variabili-
dad de los signos, que dependen de los
múltiples orígenes, responsables de
calambres, contracturas metabólicas o
síntomas más complejos como el sín-
drome del «hombre rígido».
Por último, mientras que la contractura
antálgica varía en función de las posi-
ciones, es decir del espacio, la variabili-
dad de la contractura álgica depende
más del tiempo, ya que la evolución es
a menudo paroxística con o sin fondo
continuo (71.
CALAMBRES MUSCULARES
La forma más común de contractura
álgica es el calambre. El término «calam-
bre» se utiliza a menudo con cierta con-
fusión. Debe reservarse para los calam-
bres «verdaderos», los calambres comu-
nes, breves, que duran pocos segundos
o minutos, acompañados de actividad
electromiográfica. Ahora bien, a menu-
do se denomina erróneamente «calam-
bres» a las contracturas de origen meta-
bólico que en realidad no se acompañan
de ninguna manifestación eléctrica
(eléctricamente silenciosas). Los calam-
bres verdaderos son neurógenos, con
descargas electromiográficas de alta fre-
cuencia de 200 a 300 Hz y potenciales de
acción de alto voltaje.
Deben diferenciarse dos grupos de ca-
lambres verdaderos (cuadro 1): los
calambres comunes, benignos, y los ca-
lambres patológicos [12].
Los calambres comunes son muy fre-
cuentes y afectarían al 90 % de la pobla-
ción. Se observan sobre todo en las per-
sonas de edad avanzada y durante el
tercer trimestre del embarazo.
Entre los calambres patológicos, algunos
son primarios y otros secundarios. Los
primeros son frecuentes en las enfer-
medades de la neurona motora y se ori-
ginan aparentemente en el pericarion,
aunque el punto de partida sea a veces
focal en el nervio periférico. Estos
calambres se relacionan a menudo con
fasciculaciones, en la esclerosis lateral
amiotrófica, en los síndromes calam-
bres-fasciculaciones benignas, en las
neuropatías multifocales con bloqueo
de la conducción, en el síndrome de
Kennedy. Los calambres también son
frecuentes en las neuropatías diabéti-
cas, asociados a un síndrome de las
«piernas inquietas». Los calambres
secundarios se producen en circunstan-
cias diversas, se deben a una depleción,
una endocrinopatía, una causa farma-
cológica.
Entre las variedades anteriores se
puede individualizar:
-
el síndrome de calambres y fascicula-
ciones benignas. Estas formas frecuentes,
sobre todo en los pacientes ansiosos,
asocian calambres, fasciculaciones y
miocimias. No obstante, no se observa
debilidad muscular ni anomalía neuro-
lógica. El electromiograma (EMG) no
muestra signos de desnervación y las
velocidades de conducción nerviosa
son normales. La evolución puede ser
prolongada, pero permanece estable,
sin agravación;
-
una variante dolorosa, el síndrome
dolor-fasciculaciones musculares, com-
prende una disminución moderada de
la velocidad de conducción nerviosa,
pero sin desnervación. El pronóstico
también es favorable;
-
una forma benigna, que se observa
en pacientes con antecedentes de polio-
mielitis aguda, muestra que una dis-
función menor de la motoneurona
puede ser responsable de calambres y
fasciculaciones sin gravedad;
-
la «enfermedad de los calambres» de
Wernicke y Wilder, poco frecuente, es
un verdadero estado de mal que apare-
ce en hombres adultos después de un
episodio de agotamiento por trabajo
excesivo. Los calambres se localizan en
los miembros inferiores y evolucionan
durante varios meses o años. Se acom-
pañan a veces de signos neuropáticos
atenuados: parestesias, hiporreflexia;
-
el síndrome de Satayoshi asocia espas-
mos musculares dolorosos que se
manifiestan desde la infancia, anoma-
lías óseas con destrucción epifisaria,
diarrea con malabsorción intestinal y
alopecia. Los calambres intermitentes
se presentan en accesos difusos, produ-
ciendo opistótonos. Pueden ser desen-
cadenados por estimulación eléctrica,
salvo si la estimulación es distal des-
pués de un bloqueo nervioso. La causa
sería una hiperexcitabilidad de la
motoneurona. El diazepam no tiene
efecto, pero la asociación de fenitoína,
quinina y cloropromazina es activa.
La fisiopatología de los calambres no se
conoce exactamente "ID="I114.158.3">[71. Diversos argu-
mentos, como la frecuencia de los
calambres en la esclerosis lateral amio-
trófica, la coexistencia de fasciculacio-
nes, la abolición de ciertos calambres
por raquianestesia, sugieren un origen
en el pericarion. No obstante, también
es posible un origen periférico, en las
ramas nerviosas distales intramuscula-
res, ya que otros calambres son desen-
cadenados por estimulación distal a un
bloqueo nervioso periférico, mientras
que no se producen en músculos cura-
rizados. También se sospecha un papel
de las eferencias mielínicas. La libera-
ción periférica de sustancias algógenas
(potasio, lactatos) estimularía las fibras
de pequeño calibre, induciendo una
facilitación de las motoneuronas co-
rrespondientes y la aparición de una
contracción sostenida. Esta contracción
consume adenosintrifosfato (ATP),
cuya depleción es responsable de una
contractura que por un efecto de torni-
quete interno provocaría isquemia,
estableciéndose así un círculo vicioso.
Por otra parte, algunos calambres
mejoran con la estimulación transcutá-
nea, a veces incluso subliminal, de las
fibras I provenientes de los receptores
de Golgi, lo que inhibiría la descarga
responsable del calambre. Esto puede
explicar por qué algunos calambres se
producen cuando el músculo se
encuentra en posición acortada, con los
husos silenciosos, y otros mejoran por
estiramiento o masaje. En cuanto a los
calambres secundarios, de etiología
metabólica o tóxica, su origen nervioso
o muscular no se ha determinado.
SÍNDROME DE HIPERACTIVIDAD
NEUROMUSCULAR
Los síndromes de hiperactividad neu-
romuscular son heterogéneos, tanto en
su expresión sintomática, que asocia en
3
Cuadro 1. - Principales causas de los calambres verdaderos.
diversos grados dolor, rigidez, calam-
bres, miocimias, fasciculaciones y pos-
turas anormales, como en su evolución,
que puede ser tanto benigna como
grave. La existencia de un mecanismo
disinmune parece probable en las
variedades mejor individualizadas 111.
Síndrome del «hombre rígido»
Se manifiesta por la aparición de rigi-
dez muscular y espasmos intermitentes
de grupos musculares aislados (múscu-
los abdominales, músculos proximales
de los miembros) en un adulto joven. A
continuación, el cuadro clínico asocia
rigidez progresiva generalizada inten-
sa, que responde más o menos al diaze-
pam, y accesos de espasmos hiperálgi-
cos desencadenados por factores múlti-
ples, emociones, movimientos. El EMG
muestra una actividad continua sincró-
nica en los músculos agonistas y anta-
gonistas. A menudo se observa diabe-
tes mellitus y diversas enfermedades
autoinmunitarias[6,15].
Se encuentran anticuerpos anti-GAD
(ácido glutámico-descarboxilasa, enzi-
ma que interviene en la síntesis del
ácido gamma-aminobutírico [GABA])
en sangre y líquido cefalorraquídeo
(LCR). También se encuentran anticuer-
pos anticélulas pancreáticas en pacientes
no diabéticos. Por otra parte, las células
beta del páncreas endocrino contienen
gran cantidad de GABA "ID="I115.35.5">[141. Los anti-
cuerpos anti-GAD están ausentes en las
formas ideopáticas y paraneoplásicas.
El síndrome del «hombre rígido» pare-
ce deberse a una hiperactividad de ori-
gen central, espinal o supraespinal. El
origen espinal implicaría una altera-
ción del circuito de Renshaw que redu-
ce la inhibición recurrente de las moto-
neuronas alfa y produce una hiperacti-
vidad motora. No obstante, los estu-
dios neurofarmacológicos, en particu-
lar de la transmisión colinérgica, han
invalidado esta hipótesis. Una hiperac-
tividad gamma explicaría el efecto de
los bloqueos anestésicos, que reducen
la hiperactividad sin provocar paráli-
sis, lo que estaría relacionado con la
mayor sensibilidad a los anestésicos de
las neuronas gamma con respecto a las
neuronas alfa.
La hipótesis de un origen supraespinal
se basa en la disminución de la rigidez
durante el sueño, la alteración de los
trazados somnográficos, los trastornos
de la personalidad y la alteración de los
neurotransmisores. Se ha sugerido la
existencia de un desequilibrio entre un
sistema catecolaminérgico hiperfuncio-
nal y un sistema GABAérgico normal
del tronco cerebral. Un argumento a
favor de esta hipótesis es la agravación
por acción de la dopamina y la mejoría
con diazepam. Por último, se observa
un aumento de la excreción urinaria de
3-metoxi-4-hidroxifenilglicol, lo que
refleja un metabolismo cerebral incre-
mentado de la norepinefrina.
Estas dos hipótesis, de hiperfunción
espinal del sistema gamma y de hiper-
función supraespinal, no se excluyen
forzosamente. Se ha propuesto una
alteración central de las vías que con-
trolan y modifican la actividad gamma
y los sistemas de alarma nociceptivos
por una desinhibición debida a la dis-
minución de la actividad de los circui-
tos supraespinales que utilizan media-
dores GABAérgicos.
El origen autoinmunitario de algunos
casos justifica el uso de plasmaféresis,
inmunoglobulinas o tratamientos in-
munosupresores "ID="I115.87.2">"’,además de la admi-
nistración de diazepam.
Encefalomielitis paraneoplásica
con calambres
y rigidez progresiva
Esta enfermedad, relacionada con el
síndrome del «hombre rígido», asocia
una afectación de los nervios craneales,
hiperproteinorraquia o hipercitosis. La
evolución es fatal en 1 a 3 años. La rigi-
dez se debería a la afectación de las
intemeuronas. Se encuentran anticuer-
pos antianfifisina.
Hiperactividades
de origen periférico
Estos trastornos han recibido diversas
denominaciones: corea fibrilar de
Morvan, síndrome de miocimias, mio-
tonía, hiperhidrosis de Gamstorp y
Wohlfart (1959), síndrome de actividad
muscular continua de Isaacs (1961),
neuromiotonía de Mertens y Zschocke
(1965), seudomiotonía, síndrome del
«armadillo». Su aparición suele ser
esporádica, raramente hereditaria, de
transmisión autosómica dominante 111.
El elemento sintomático común es una
contractura -o una contracción muscu-
lar permanente- persistente durante el
sueño.
Al principio aparecen fasciculaciones,
miocimias difusas, calambres de los
pies, responsables de la denominación
incorrecta de «tetania normocalcémica».
Más tarde se instala una rigidez, ini-
cialmente intermitente después de una
contracción muscular normal y luego
permanente, predominante en los
miembros inferiores, asociada a una
hiperhidrosis debida en parte a una
hipercolinergia central.
La contractura se generaliza e intensifi-
ca determinando una postura anormal,
a veces comparada a la de un «caballe-
ro en armadura».
El EMG registra descargas neuromio-
tónicas (accesos de potenciales de uni-
dad motora de alta frecuencia de 130 a
300 Hz, de inicio y final bruscos, que
duran de 0,1 a varios segundos).
El origen parece ser una afectación axo-
nal, más bien terminal, como indica la
4
provocación de posdescargas por esti-
mulación eléctrica o percusión del ner-
vio selectivamente sensible a los estímu-
los mecánicos y el aspecto de las des-
cargas espontáneas idéntico al de los
potenciales de unidades motoras nor-
males. No obstante, en algunos casos,
los bloqueos nerviosos periféricos
hacen desaparecer la actividad muscu-
lar. Esto sugiere que el generador de la
actividad muscular se sitúa a lo largo
del nervio y probablemente también en
el asta anterior de la médula espinal.
Varios argumentos sugieren un meca-
nismo autoinmune: asociación frecuen-
te a enfermedades autoinmunitarias
(timomas con o sin miastenia, neuropa-
tías con anticuerpos antigangliósidos,
cáncer broncopulmonar, tratamiento
con D-penicilamina); anomalías inmu-
nológicas (anticuerpos antitiroideos,
bandas oligoclonales en el LCR con alta
concentración de inmunoglobulinas G
[IgG]); aumento de la resistencia a la
tubocurarina de la unión neuromuscu-
lar y liberación de neurotransmisores
por los canales de potasio después de
la inyección al animal de IgG de
pacientes; efecto de la plasmaféresis.
Los anticuerpos tendrían un efecto
sobre los canales de potasio dependien-
tes del voltaje, que dejan de mantener la
estabilidad de los potenciales de mem-
brana, en particular los canales de pota-
sio de activación lenta de localización
presináptica. La prolongación de los
potenciales de acción generaría descar-
gas repetitivas y un aumento de la libe-
ración de los cuantos de acetilcolina.
Hiperactividades musculares
localizadas
El síndrome de la «fosa hipotenar» se
caracteriza por una impronta espontá-
nea e intermitente, a menudo bilateral,
de los músculos del borde cubital de la
mano, especialmente del músculo pal-
mar menor. El EMG muestra descargas
intermitentes de potenciales entre 1,5 y
13 Hz durante 1 a 2 minutos. Esta acti-
vidad es abolida por el bloqueo del ner-
vio cubital en la muñeca. La etiología es
desconocida. El origen estaría en la
rama superficial terminal del nervio
cubital en la muñeca.
Las miocimias posradioterápicas son
frecuentes después de la irradiación del
plexo braquial. La mayoría de las veces,
la lesión es una plexopatía, no sólo bra-
quial sino lumbosacra. A veces se trata
de una mielopatía o de una polirradicu-
lopatía posradioterápica. La presencia
de miocimias es un elemento de diferen-
ciación de las plexopatías secundarias a
las metástasis de cáncer de mama.
La hiperactividad y las miocimias aso-
ciadas a algunas hipertrofias de desner-
vación se observan sobre todo en el
territorio del nervio ciático.
CONTRACTURAS METABÓLICAS
Las contracturas metabólicas -que no
son calambres ya que son eléctrica-
mente silenciosas- se producen a
menudo durante el ejercicio muscular.
Las más conocidas son las de las glu-
cogenosis. Las contracturas verdaderas
son más raras en los trastornos del
metabolismo lipídico o mitocondrial,
en los cuales la intolerancia al esfuerzo
se traduce más bien por mialgias y
debilidad muscular [3].
t Déficit de enzimas glucolíticas
En la enfermedad de Mac Ardle, déficit
de fosforilasa por anomalía génica del
cromosoma 11 (llq13) de transmisión
autosómica recesiva, los episodios de
contractura (término utilizado por Mac
Ardle en la descripción inicial) apare-
cen en el adulto joven durante el ejerci-
cio intenso acompañados de mialgias y,
en el 50 % de los casos, de mioglobinu-
ria. La lactacidemia no aumenta des-
pués del esfuerzo en isquemia. La biop-
sia muscular pone de manifiesto la glu-
cogenosis y la ausencia de fosforilasa
con respecto al control.
El mecanismo de la contractura eléctri-
camente silenciosa inducida por el ejer-
cicio no se conoce bien. Antiguamente
se pensaba que era un fenómeno análo-
go a la rigidez cadavérica: el ejercicio
provoca una depleción de ATP que no
se regenera por glucogenólisis anaero-
bia ; esta falta de ATP provoca una inte-
rrupción del funcionamiento de las pro-
teínas contráctiles que se fijan, produ-
ciéndose así la rigidez. En realidad, los
estudios por espectroscopia de resonan-
cia magnética han demostrado que no
se produce depleción de ATP
La concentración de la bomba Na+ IK+-
ATPasa (estudiada por unión a la oua-
baína) disminuye claramente en la
enfermedad de Mac Ardle con respecto
a los controles. Normalmente, esta
bomba mantiene la actividad sarcolé-
mica a través de una regulación de la
concentración de sodio intracelular y
de potasio extracelular. La menor den-
sidad de bombas determina un aumen-
to de la concentración de potasio extra-
celular alrededor de la fibra, que redu-
ce la excitabilidad de la membrana y
paralelamente la fuerza muscular.
El déficit de fosfofructocinasa, enfer-
medad de Tarui, debido a una anoma-
lía del cromosoma 1 (lq32), comprende
también contracturas de esfuerzo, así
como los déficits más raros de enzimas
que intervienen en las etapas termina-
les (fosfoglicerato-cinasa, fosfoglicera-
to-mutasa, deshidrogenasa láctica).
t Enfermedad de Brody
La enfermedad de Brody es responsa-
ble de contracturas debido a un defecto
de relajación de los músculos de las
manos, los párpados y el abdomen, sin
actividad eléctrica exagerada durante
el ejercicio. El defecto de relajación
muscular se debe a una insuficiencia de
recaptación de calcio por el retículo sar-
coplasmático después del ejercicio. En
algunos casos, se encuentra una muta-
ción en el cromosoma 16 (16q12), en el
gen que codifica para la ATPasal del
retículo sarcoplasmático de las fibras
de tipo II. La concentración de calcio
aumenta en el citoplasma. La estimula-
ción de la glucólisis aerobia es respon-
sable de las contracturas.
Rigidez de la hipertermia
maligna
La hipertermia maligna asocia una con-
tractura difusa mayor, que comienza en
los músculos maseteros, y una hiperter-
mia progresiva fatal, bien conocida por
los anestesiólogos. Se trata de una enfer-
medad familiar de transmisión autosó-
mica dominante. En el 50 % de los casos
existe una mutación del gen del recep-
tor de la rianodina en el cromosoma 19.
El tiempo de apertura de este receptor
es anormalmente largo, lo que explica la
liberación excesiva de calcio por el re-
tículo sarcoplasmático y una cascada de
acontecimientos cuyo resultado es una
producción calórica excesiva y una rigi-
dez muscular progresiva debido a la no
disociación de la actomiosina, a su vez
factor de hipertermia 181.
Los casos esporádicos de contracturas
de esfuerzo con hipertermia que se pro-
ducen durante el ejercicio violento no
habitual estarían relacionados con esta
patología. Las pruebas con cafeína o
halotano sugieren una susceptibilidad
a la hipotermia maligna.
Contractura abdominocrural
de la insuficiencia suprarrenal
Este fenómeno poco frecuente 12J se ca-
racteriza por una contractura proximal
de los miembros inferiores, permanente,
con recrudescencias a veces dolorosas,
que fija los muslos en aducción y fle-
xión. Se observa sobre todo en la enfer-
medad de Addison y remite con cortico-
terapia sustitutiva. El mecanismo, muy
discutido antiguamente, se desconoce.
Los términos «tendomiosis», «miogelo-
sis», «tensión muscular», «cordones in-
durados», «zonas nodulares», fibromio-
sitis, no utilizados por los neurólogos,
tienden a definir un estado doloroso de
los músculos que son normales desde el
punto de vista clínico, electromiográfico
y biópsico. Estos términos se aplican a
menudo a estados psicógenos.
5
Contracturas análgicas
La contractura análgica abarca formas
diversas entre la contractura miostática
y la contractura miotática.
CONTRACTURA MIOSTÁTICA
DE MOLL
Se trata de una contractura experimen-
tal. La inmovilización de las piezas
óseas fija los músculos que se insertan
en ellas a la misma longitud. La con-
tractura, inicialmente reversible, se
vuelve irreversible después de varias
semanas, secundaria a reflejos locales
cortos. Los sarcómeros se acortan y dis-
minuyen de número, proporcional-
mente a la distancia impuesta entre las
inserciones tendinosas. Este mecanis-
mo caracteriza las contracturas de las
secuelas de traumatismos osteoarticu-
lares, del síndrome de Volkmann y, en
parte, la contractura de Babinski-
Froment, en la cual los factores psicoló-
gicos son predominantes. Tardíamente
se constituye una fibrosis local.
ARTROGRIPOSIS
La artrogriposis múltiple es una enfer-
medad congénita en la cual las articula-
ciones se fijan y los músculos, encerra-
dos en la fibrosis, desarrollan una con-
tractura irreversible. La artrogriposis
aparece en diversas situaciones: distro-
fias musculares congénitas, en particu-
lar con déficit de merosina [161, amiotro-
fias espinales progresivas.
RETRACCIONES
DE LAS DISTROFIAS MUSCULARES
(CONTRACTURAS PARA LOS
AUTORES ANGLOAMERICANOS)
Las retracciones musculares, según la
acepción francesa, son acortamientos
fijos de los músculos que se observan
en las miopatías.
Las retracciones son frecuentes en las
distrofias musculares y afectan por lo
general al tríceps sural, el bíceps bra-
quial, los músculos de la nuca, los
extensores de la muñeca y los isquiosu-
rales. Las principales miopatías respon-
sables de retracciones musculares son
las distrofinopatías, las miopatías con-
génitas, así como diversas enfermeda-
des neuromusculares. La contractura se
debe a una ruptura del equilibrio entre
los músculos agonistas normales y los
músculos antagonistas débiles. La
constitución de una fibrosis secundaria
fija los músculos en una actitud viciosa.
Las retracciones de las dermatomiositis
del niño implican probablemente un
mecanismo análogo.
Por el contrario, las contracturas, en
primer plano en la miopatía de Emery-
Dreifuss y en la miopatía de Bethlem,
no dependen de tal mecanismo ya que
los músculos que se insertan cerca de
las articulaciones no son deficitarios.
En la miopatía de Bethlem, de transmi-
sión autosómica dominante, se ha
encontrado una mutación del gen del
colágeno de tipo IV que explica la
fibrosis y las retracciones "ID="I117.71.5">[51.
La braquimiomia es una enfermedad
excepcional que se caracteriza por una
contractura generalizada en relación
con un acortamiento congénito de los
músculos. La cabeza se encuentra fle-
xionada hacia delante, los miembros en
semiflexión. La escoliosis es frecuente.
Los trastornos son más evidentes en la
adolescencia cuando los huesos han
crecido. Los movimientos de extensión
del tronco y de los miembros son posi-
bles, aunque disminuidos, y tensan los
músculos como cuerdas. El EMG y la
biopsia son normales. La evolución
general es relativamente progresiva
durante la adolescencia, pero se estabi-
liza en la edad adulta. Se desconoce la
causa de la enfermedad, aunque podría
existir un factor genético. El origen es
probablemente un acortamiento mus-
cular anormal debido a una retracción
o a una anomalía anatómica.
Algunas miastenias congénitas se aso-
cian a retracciones importantes í"1.
CONTRACTURAS LOCALIZADAS
El tortícolis congénito es una contractu-
ra de uno de los dos músculos esterno-
cleidomastoideos. Se manifiesta por
una actitud anormal de la cabeza, aisla-
da o asociada a otras contracturas con-
génitas. Puede ser familiar, de transmi-
sión autosómica dominante. A veces se
trata de un seudotumor estemocleido-
mastoideo descubierto en un recién
nacido que presenta una actitud carac-
terística, con inclinación del occipucio
del lado afectado y proyección del
mentón hacia delante y arriba del lado
opuesto. La retracción muscular impi-
de colocar la cabeza en una posición
normal por movilización pasiva. La
rotación de la cabeza es limitada del
lado afectado y normal del lado opues-
to. El músculo es firme a la palpación y
en el primer mes de vida se desarrolla
una verdadera tumefacción muscular,
dura, fusiforme, indolora y palpable. El
examen histológico muestra una proli-
feración de tejido conjuntivo asociada a
neoformaciones vasculares y a algunas
fibras musculares residuales que mues-
tran diversos estadios de degeneración
o regeneración. La fibrosis invasora
predomina y dificulta la interpretación.
Puede tratarse de una afectación mus-
cular primaria o del resultado de un
infarto venoso o de una isquemia, de
secuelas de un traumatismo neonatal, a
pesar de que muchos de estos niños
han nacido por cesárea. La evolución es
variable: desarrollo normal, tortícolis
permanente, fibrosis residual.
El síndrome de la «columna rígida»
(rigid spine syndrome de Dubowitz) se
caracteriza por una contractura perma-
nente, sin déficit, de los músculos
extensores de la columna, sobre todo
cervical, acompañada de una limita-
ción del juego de algunas articulacio-
nes y de debilidad muscular moderada
más o menos difusa [91.
Afecta con mayor frecuencia al sexo
masculino. La edad de aparición es
difícil de fijar, por lo general entre los 3
y los 8 años, raramente más tarde. La
rigidez raquídea es el elemento predo-
minante. Se manifiesta sobre todo en la
región cervical. La flexión de la colum-
na sobre el esternón es muy limitada
debido a la retracción de los músculos
extensores de la nuca, cuya fuerza es,
no obstante, normal. La rotación de la
columna cervical tiene una amplitud
disminuida. La espalda suele ser plana.
La escoliosis es limitada. En cambio, la
extensión de la columna cervical es
normal. Las retracciones se extienden a
menudo a otras articulaciones.
La evolución, poco conocida, parece ser
globalmente lenta y benigna, salvo en
caso de afectación cardíaca grave. En
efecto, este síndrome puede acompa-
ñarse de manifestaciones cardiovascu-
lares, como taquicardia, extrasístoles,
prolapso mitral, anomalías electrocar-
diográficas, a veces mortales. La biop-
sia muscular muestra a menudo una
fibrosis importante.
El síndrome de la «columna rígida»
puede presentarse aislado o integrado
en otra enfermedad: en particular en la
miopatía de Emery-Dreifuss, ligada al
cromosoma X (Xq28), con retracciones
precoces y trastornos secundarios de la
conducción cardíaca, en la enfermedad
de Ullrich, que asocia miopatía proxi-
mal e hiperlaxitud distal, o en el grupo
impreciso de las mioesclerosis.
La contractura congénita del cuádri-
ceps es una denominación a menudo
abusiva ya que en muchos casos no se
trata de una verdadera contractura pri-
maria sino de un trastorno secundario
a inyecciones intramusculares, en par-
ticular inyecciones repetidas de penici-
lina. El cuádriceps presenta una con-
tractura progresiva que limita la exten-
sión de la pierna sobre el muslo, res-
ponsable de trastornos de la marcha.
No obstante, la fuerza es normal, así
como el electrocardiograma (ECG). La
biopsia muscular muestra imágenes de
degeneración y fibrosis. La existencia
de algunos casos familiares hace sospe-
char un origen distrófico.
El pie zambo congénito es una varie-
dad frecuente de contractura congéni-
ta. A menudo es aislado. Configura
sobre todo un pie equinovaro modera-
do y reducible, a veces bilateral. La
existencia de un factor familiar es fre-
cuente. Debe recordarse que la consta-
6
tación de un pie zambo congénito
impone la búsqueda de un factor neu-
rógeno, en particular por un examen
clínico completo, completado por un
EMG y eventualmente una biopsia ner-
viosa o muscular o un estudio de biolo-
gía muscular.
CONTRACTURA MIOTÁTICA
Caracteriza la rigidez de la espasti-
cidad.
La espasticidad es etimológicamente
una contractura (el verbo griego «spao»
significa contraer). Se define como un
trastorno motor debido a la exagera-
ción del reflejo tónico de estiramiento,
acompañado de una hiperexcitabilidad
de los reflejos tendinosos resultante de
una hiperactividad del arco reflejo mio-
tático (del griego «tatos»: estirado).
Conclusión
El capítulo de las contracturas muscula-
res ilustra la confusión que puede reinar
en el uso de las denominaciones. El tér-
mino contractura designa de manera
general el acortamiento involuntario de
uno o varios músculos que dura a menu-
do más de algunos minutos. De ese
modo, este término abarca una serie de
anomalías de la «contracción» muscular
para las cuales una denominación más
estricta aportaría mayor claridad, pero
tropieza con dificultades no sólo de uso
sino también de definición.
La contractura metabólica es un acorta-
miento del músculo que no genera poten-
ciales de acción (eléctricamente silencio-
so), asociado a las miopatías metabólicas.
El caso extremo es la rigidez mayor de la
hipertermia maligna, aunque el término
rigidez se reserve sobre todo para la con-
tracción de los músculos agonistas y anta-
gonistas en el parkinsonismo y otras afec-
taciones de los núcleos grises centrales.
La contractura metabólica difiere del
calambre, acortamiento repentino, involun-
tario y doloroso del músculo, con endureci-
miento visible y palpable, acompañado de
descargas de alta frecuencia en el EMG.
También debe diferenciarse de la tetania,
estado intermitente de contracción y de
espasmos musculares, sobre todo de los
pies, que expresa una irritabilidad nerviosa
favorecida por la alcalosis y la isquemia.
Difiere por último de la contracción tetáni-
ca debida a descargas de alta frecuencia que
producen una suma de sacudidas muscula-
res máximas sucesivas.
El espasmo es una contracción brusca,
breve, indolora, involuntaria de un
músculo, debida a menudo a una activi-
dad nerviosa, como el espasmo de la cara
o el blefaroespasmo.
La contractura antálgica es una postura
anormal resultante de una actividad ner-
viosa que tiene por objetivo atenuar el
dolor en la columna vertebral o en los
miembros, en relación con un reflejo poli-
sináptico.
La contractura miostática, correspon-
diente a una retracción muscular, es un
acortamiento permanente e indoloro del
músculo, atribuido esencialmente a la
inmovilización estática de este último.
La contractura miotática es una contrac-
tura crónica de los músculos espásticos
debida a la exageración de un reflejo
monosináptico de origen central.
Se constatan así las dificultades de una
uniformización de la nomenclatura, difi-
cultades que derivan normalmente de la
complejidad de la fisiopatología de las
contracturas.
Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo original: Serratrice G. Contractures musculaires. Encycl Méd Chir (Editions Scientifiques et Médicales Elsevier SAS, Paris, tous
droits réservés), Neurologie, 17-007-A-40, Kinésithérapie-Médecine physique-Réadaptation, 26.476-A-l 2003, 6 p.
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Contracturas musculares

  • 1. E - 26-476-A-10 Contracturas musculares Resumen. - Las contracturas musculares se clasifican en tres grupos según su fisiopatología. Las contracturas antálgicas corresponden a un reflejo nociceptivo en flexión. Las contracturas álgi- cas son variadas (calambres, hiperactividad muscular, contracturas metabólicas). Las contrac- turas análgicas comprenden las contracturas miostáticas («retracciones» en la literatura fran- cesa) y miotáticas correspondientes a la espasticidad. Palabras clave: contracturas musculares, calambres, hiperactividad neuromuscular, síndrome del «hombre rígido». O 2003, Editions Scientifiques et Médicales Elsevier SAS, París. Todos los derechos reservados. G Serratrice Contracturas in u s c u 1 a re s La definición de una contractura mus- cular es arbitraria -o por lo menos con- vencional- dado el uso a menudo poco riguroso de este término en la literatu- ra internacional. También es imprecisa debido a la multiplicidad de las causas. Se puede aceptar, no obstante, que la contractura es un acortamiento invo- luntario, transitorio o durable, doloro- so o no, de uno o varios músculos es- triados. Esto no resuelve las dificulta- des terminológicas debidas a la confu- sión que reina en la literatura interna- cional en cuanto al uso de este término, dado que las mismas palabras se utili- zan a menudo con sentidos diferentes. Por ejemplo, el término «contractura» corresponde a veces a las «retraccio- nes» de la literatura francesa, mientras que los autores angloamericanos con- servan la denominación de «contractu- ra metabólica» 1101. Antes de examinar una nomenclatura más estricta y con el objetivo de aportar un poco de claridad a la clasificación de las contracturas, es necesario ordenar- las según su sintomatología y su meca- nismo. Georges Serratrice : Professeur des Universités, praticien has- pitalier, membre de I’ocadémie de Médecine, Service de neu- rologie et des maladies neuromusculaires (professeur lean Pouget), centre hospitalier universitaire de La Timone, 1, che- min de l’Armée-dAfrique, 13385 Marseille cedex 5, France. Se pueden diferenciar tres grupos de contracturas 111]: - las contracturas antálgicas son se- cundarias al dolor que compensan en parte. Corresponden a un reflejo noci- ceptivo ; - las contracturas álgicas son por el contrario primarias y responsables del dolor. Su mecanismo fisiopatológico es tanto periférico como central; - las contracturas análgicas no impli- can dolor. Corresponden en gran parte a las contracturas miostáticas y a las retracciones musculares mal denomi- nadas «tendinosas». Contracturas antálgicas Estas contracturas compensatorias presentan características comunes. La sintomatología varía en función de la localización, pero la fisiopatología es común. La contractura puede considerarse «secundaria», ya que habitualmente está precedida por el dolor. Los múscu- los se contraen para crear una actitud postural que reduce el dolor. Los mús- culos contracturados son visibles y for- man una masa palpable. El origen de la contractura es local, la mayoría de las veces una lesión articu- lar, por lo que la topografía es propia de cada articulación. La contractura es transitoria y se atenúa o desaparece temporariamente cuando la articulación lesionada se relaja o se reduce. A la inversa, la contractura es provocada o exacerbada por cualquier acción mecánica ejercida sobre la articu- lación. Así, se observa una actividad eléctrica en los músculos paravertebra- les contracturados en posición sentada, que desaparece con la hiperextensión de la columna vertebral. Uno de los mejores ejemplos de con- tractura antálgica es el de los trastornos lumbares discales. Las articulaciones vertebrales afectadas son inmoviliza- das por la contractura que puede ate- nuarse en algunas posiciones. A veces, no obstante, esta contractura se vuelve crónica, creando una hiperlordosis. El signo de Laségue se atribuye a un dolor que se origina en la tensión de una raíz nerviosa y provoca una contractura transitoria y localizada de los músculos paravertebrales y de los músculos pos- teriores del muslo. Otro ejemplo es el signo de la «cuerda de arco» que refleja una contractura paraespinal unilateral en la espondiloartritis anquilosante, en algunas tortícolis dolorosas, en algunas dorsalgias funcionales. Los músculos de las cinturas también pueden presentar contracturas: aducto- res en la patología de la cadera, trape- cio en algunos trastornos profesionales (dibujantes, taquilleros). Las contracturas de los músculos plan- tares son también profesionales, sobre todo en las bailarinas.
  • 2. 2 El mecanismo fisiopatológico de la con- tractura antálgica es el de un reflejo nociceptivo correspondiente a una variedad de reflejo en flexión. El punto de partida del reflejo se sitúa en la arti- culación lesionada con un dolor asocia- do que se origina en los receptores ten- dinosos y las inserciones aponeuróti- cas. El reflejo pasa por la vía polisináp- tica. Las fibras aferentes hacen sinapsis con la motoneurona alfa en la médula espinal. Este tipo de contractura depen- de estrechamente de la articulación afectada. En caso de contractura para- vertebral, los influjos aferentes y efe- rentes del circuito polisináptico pasan por el mismo nervio mixto. La contrac- tura se origina en las articulaciones interapofisarias, el influjo pasa por la rama posterior de los nervios raquí- deos y luego, después de un circuito polisináptico, vuelve a los músculos paravertebrales por la misma rama de los nervios raquídeos. Otro ejemplo es el de la contractura de los aductores que se origina en la articulación de la cadera y sigue la rama articular sensiti- va del nervio obturador. Después de un circuito polisináptico en el segundo y cuarto segmento lumbar de la médula espinal, vuelve a pasar por la rama obturadora a través del nervio motor que inerva los aductores. Contracturas álgicas Estas contracturas difieren fundamen- talmente de las anteriores, en las cuales el dolor es el estímulo primario que genera la contractura. Aquí, la contrac- tura es el fenómeno primario y la causa del dolor. El punto de partida no es una articulación sino el propio músculo o una actividad anormal del sistema ner- vioso central que induce la contracción muscular. La segunda diferencia es la variabili- dad de los signos, que dependen de los múltiples orígenes, responsables de calambres, contracturas metabólicas o síntomas más complejos como el sín- drome del «hombre rígido». Por último, mientras que la contractura antálgica varía en función de las posi- ciones, es decir del espacio, la variabili- dad de la contractura álgica depende más del tiempo, ya que la evolución es a menudo paroxística con o sin fondo continuo (71. CALAMBRES MUSCULARES La forma más común de contractura álgica es el calambre. El término «calam- bre» se utiliza a menudo con cierta con- fusión. Debe reservarse para los calam- bres «verdaderos», los calambres comu- nes, breves, que duran pocos segundos o minutos, acompañados de actividad electromiográfica. Ahora bien, a menu- do se denomina erróneamente «calam- bres» a las contracturas de origen meta- bólico que en realidad no se acompañan de ninguna manifestación eléctrica (eléctricamente silenciosas). Los calam- bres verdaderos son neurógenos, con descargas electromiográficas de alta fre- cuencia de 200 a 300 Hz y potenciales de acción de alto voltaje. Deben diferenciarse dos grupos de ca- lambres verdaderos (cuadro 1): los calambres comunes, benignos, y los ca- lambres patológicos [12]. Los calambres comunes son muy fre- cuentes y afectarían al 90 % de la pobla- ción. Se observan sobre todo en las per- sonas de edad avanzada y durante el tercer trimestre del embarazo. Entre los calambres patológicos, algunos son primarios y otros secundarios. Los primeros son frecuentes en las enfer- medades de la neurona motora y se ori- ginan aparentemente en el pericarion, aunque el punto de partida sea a veces focal en el nervio periférico. Estos calambres se relacionan a menudo con fasciculaciones, en la esclerosis lateral amiotrófica, en los síndromes calam- bres-fasciculaciones benignas, en las neuropatías multifocales con bloqueo de la conducción, en el síndrome de Kennedy. Los calambres también son frecuentes en las neuropatías diabéti- cas, asociados a un síndrome de las «piernas inquietas». Los calambres secundarios se producen en circunstan- cias diversas, se deben a una depleción, una endocrinopatía, una causa farma- cológica. Entre las variedades anteriores se puede individualizar: - el síndrome de calambres y fascicula- ciones benignas. Estas formas frecuentes, sobre todo en los pacientes ansiosos, asocian calambres, fasciculaciones y miocimias. No obstante, no se observa debilidad muscular ni anomalía neuro- lógica. El electromiograma (EMG) no muestra signos de desnervación y las velocidades de conducción nerviosa son normales. La evolución puede ser prolongada, pero permanece estable, sin agravación; - una variante dolorosa, el síndrome dolor-fasciculaciones musculares, com- prende una disminución moderada de la velocidad de conducción nerviosa, pero sin desnervación. El pronóstico también es favorable; - una forma benigna, que se observa en pacientes con antecedentes de polio- mielitis aguda, muestra que una dis- función menor de la motoneurona puede ser responsable de calambres y fasciculaciones sin gravedad; - la «enfermedad de los calambres» de Wernicke y Wilder, poco frecuente, es un verdadero estado de mal que apare- ce en hombres adultos después de un episodio de agotamiento por trabajo excesivo. Los calambres se localizan en los miembros inferiores y evolucionan durante varios meses o años. Se acom- pañan a veces de signos neuropáticos atenuados: parestesias, hiporreflexia; - el síndrome de Satayoshi asocia espas- mos musculares dolorosos que se manifiestan desde la infancia, anoma- lías óseas con destrucción epifisaria, diarrea con malabsorción intestinal y alopecia. Los calambres intermitentes se presentan en accesos difusos, produ- ciendo opistótonos. Pueden ser desen- cadenados por estimulación eléctrica, salvo si la estimulación es distal des- pués de un bloqueo nervioso. La causa sería una hiperexcitabilidad de la motoneurona. El diazepam no tiene efecto, pero la asociación de fenitoína, quinina y cloropromazina es activa. La fisiopatología de los calambres no se conoce exactamente "ID="I114.158.3">[71. Diversos argu- mentos, como la frecuencia de los calambres en la esclerosis lateral amio- trófica, la coexistencia de fasciculacio- nes, la abolición de ciertos calambres por raquianestesia, sugieren un origen en el pericarion. No obstante, también es posible un origen periférico, en las ramas nerviosas distales intramuscula- res, ya que otros calambres son desen- cadenados por estimulación distal a un bloqueo nervioso periférico, mientras que no se producen en músculos cura- rizados. También se sospecha un papel de las eferencias mielínicas. La libera- ción periférica de sustancias algógenas (potasio, lactatos) estimularía las fibras de pequeño calibre, induciendo una facilitación de las motoneuronas co- rrespondientes y la aparición de una contracción sostenida. Esta contracción consume adenosintrifosfato (ATP), cuya depleción es responsable de una contractura que por un efecto de torni- quete interno provocaría isquemia, estableciéndose así un círculo vicioso. Por otra parte, algunos calambres mejoran con la estimulación transcutá- nea, a veces incluso subliminal, de las fibras I provenientes de los receptores de Golgi, lo que inhibiría la descarga responsable del calambre. Esto puede explicar por qué algunos calambres se producen cuando el músculo se encuentra en posición acortada, con los husos silenciosos, y otros mejoran por estiramiento o masaje. En cuanto a los calambres secundarios, de etiología metabólica o tóxica, su origen nervioso o muscular no se ha determinado. SÍNDROME DE HIPERACTIVIDAD NEUROMUSCULAR Los síndromes de hiperactividad neu- romuscular son heterogéneos, tanto en su expresión sintomática, que asocia en
  • 3. 3 Cuadro 1. - Principales causas de los calambres verdaderos. diversos grados dolor, rigidez, calam- bres, miocimias, fasciculaciones y pos- turas anormales, como en su evolución, que puede ser tanto benigna como grave. La existencia de un mecanismo disinmune parece probable en las variedades mejor individualizadas 111. Síndrome del «hombre rígido» Se manifiesta por la aparición de rigi- dez muscular y espasmos intermitentes de grupos musculares aislados (múscu- los abdominales, músculos proximales de los miembros) en un adulto joven. A continuación, el cuadro clínico asocia rigidez progresiva generalizada inten- sa, que responde más o menos al diaze- pam, y accesos de espasmos hiperálgi- cos desencadenados por factores múlti- ples, emociones, movimientos. El EMG muestra una actividad continua sincró- nica en los músculos agonistas y anta- gonistas. A menudo se observa diabe- tes mellitus y diversas enfermedades autoinmunitarias[6,15]. Se encuentran anticuerpos anti-GAD (ácido glutámico-descarboxilasa, enzi- ma que interviene en la síntesis del ácido gamma-aminobutírico [GABA]) en sangre y líquido cefalorraquídeo (LCR). También se encuentran anticuer- pos anticélulas pancreáticas en pacientes no diabéticos. Por otra parte, las células beta del páncreas endocrino contienen gran cantidad de GABA "ID="I115.35.5">[141. Los anti- cuerpos anti-GAD están ausentes en las formas ideopáticas y paraneoplásicas. El síndrome del «hombre rígido» pare- ce deberse a una hiperactividad de ori- gen central, espinal o supraespinal. El origen espinal implicaría una altera- ción del circuito de Renshaw que redu- ce la inhibición recurrente de las moto- neuronas alfa y produce una hiperacti- vidad motora. No obstante, los estu- dios neurofarmacológicos, en particu- lar de la transmisión colinérgica, han invalidado esta hipótesis. Una hiperac- tividad gamma explicaría el efecto de los bloqueos anestésicos, que reducen la hiperactividad sin provocar paráli- sis, lo que estaría relacionado con la mayor sensibilidad a los anestésicos de las neuronas gamma con respecto a las neuronas alfa. La hipótesis de un origen supraespinal se basa en la disminución de la rigidez durante el sueño, la alteración de los trazados somnográficos, los trastornos de la personalidad y la alteración de los neurotransmisores. Se ha sugerido la existencia de un desequilibrio entre un sistema catecolaminérgico hiperfuncio- nal y un sistema GABAérgico normal del tronco cerebral. Un argumento a favor de esta hipótesis es la agravación por acción de la dopamina y la mejoría con diazepam. Por último, se observa un aumento de la excreción urinaria de 3-metoxi-4-hidroxifenilglicol, lo que refleja un metabolismo cerebral incre- mentado de la norepinefrina. Estas dos hipótesis, de hiperfunción espinal del sistema gamma y de hiper- función supraespinal, no se excluyen forzosamente. Se ha propuesto una alteración central de las vías que con- trolan y modifican la actividad gamma y los sistemas de alarma nociceptivos por una desinhibición debida a la dis- minución de la actividad de los circui- tos supraespinales que utilizan media- dores GABAérgicos. El origen autoinmunitario de algunos casos justifica el uso de plasmaféresis, inmunoglobulinas o tratamientos in- munosupresores "ID="I115.87.2">"’,además de la admi- nistración de diazepam. Encefalomielitis paraneoplásica con calambres y rigidez progresiva Esta enfermedad, relacionada con el síndrome del «hombre rígido», asocia una afectación de los nervios craneales, hiperproteinorraquia o hipercitosis. La evolución es fatal en 1 a 3 años. La rigi- dez se debería a la afectación de las intemeuronas. Se encuentran anticuer- pos antianfifisina. Hiperactividades de origen periférico Estos trastornos han recibido diversas denominaciones: corea fibrilar de Morvan, síndrome de miocimias, mio- tonía, hiperhidrosis de Gamstorp y Wohlfart (1959), síndrome de actividad muscular continua de Isaacs (1961), neuromiotonía de Mertens y Zschocke (1965), seudomiotonía, síndrome del «armadillo». Su aparición suele ser esporádica, raramente hereditaria, de transmisión autosómica dominante 111. El elemento sintomático común es una contractura -o una contracción muscu- lar permanente- persistente durante el sueño. Al principio aparecen fasciculaciones, miocimias difusas, calambres de los pies, responsables de la denominación incorrecta de «tetania normocalcémica». Más tarde se instala una rigidez, ini- cialmente intermitente después de una contracción muscular normal y luego permanente, predominante en los miembros inferiores, asociada a una hiperhidrosis debida en parte a una hipercolinergia central. La contractura se generaliza e intensifi- ca determinando una postura anormal, a veces comparada a la de un «caballe- ro en armadura». El EMG registra descargas neuromio- tónicas (accesos de potenciales de uni- dad motora de alta frecuencia de 130 a 300 Hz, de inicio y final bruscos, que duran de 0,1 a varios segundos). El origen parece ser una afectación axo- nal, más bien terminal, como indica la
  • 4. 4 provocación de posdescargas por esti- mulación eléctrica o percusión del ner- vio selectivamente sensible a los estímu- los mecánicos y el aspecto de las des- cargas espontáneas idéntico al de los potenciales de unidades motoras nor- males. No obstante, en algunos casos, los bloqueos nerviosos periféricos hacen desaparecer la actividad muscu- lar. Esto sugiere que el generador de la actividad muscular se sitúa a lo largo del nervio y probablemente también en el asta anterior de la médula espinal. Varios argumentos sugieren un meca- nismo autoinmune: asociación frecuen- te a enfermedades autoinmunitarias (timomas con o sin miastenia, neuropa- tías con anticuerpos antigangliósidos, cáncer broncopulmonar, tratamiento con D-penicilamina); anomalías inmu- nológicas (anticuerpos antitiroideos, bandas oligoclonales en el LCR con alta concentración de inmunoglobulinas G [IgG]); aumento de la resistencia a la tubocurarina de la unión neuromuscu- lar y liberación de neurotransmisores por los canales de potasio después de la inyección al animal de IgG de pacientes; efecto de la plasmaféresis. Los anticuerpos tendrían un efecto sobre los canales de potasio dependien- tes del voltaje, que dejan de mantener la estabilidad de los potenciales de mem- brana, en particular los canales de pota- sio de activación lenta de localización presináptica. La prolongación de los potenciales de acción generaría descar- gas repetitivas y un aumento de la libe- ración de los cuantos de acetilcolina. Hiperactividades musculares localizadas El síndrome de la «fosa hipotenar» se caracteriza por una impronta espontá- nea e intermitente, a menudo bilateral, de los músculos del borde cubital de la mano, especialmente del músculo pal- mar menor. El EMG muestra descargas intermitentes de potenciales entre 1,5 y 13 Hz durante 1 a 2 minutos. Esta acti- vidad es abolida por el bloqueo del ner- vio cubital en la muñeca. La etiología es desconocida. El origen estaría en la rama superficial terminal del nervio cubital en la muñeca. Las miocimias posradioterápicas son frecuentes después de la irradiación del plexo braquial. La mayoría de las veces, la lesión es una plexopatía, no sólo bra- quial sino lumbosacra. A veces se trata de una mielopatía o de una polirradicu- lopatía posradioterápica. La presencia de miocimias es un elemento de diferen- ciación de las plexopatías secundarias a las metástasis de cáncer de mama. La hiperactividad y las miocimias aso- ciadas a algunas hipertrofias de desner- vación se observan sobre todo en el territorio del nervio ciático. CONTRACTURAS METABÓLICAS Las contracturas metabólicas -que no son calambres ya que son eléctrica- mente silenciosas- se producen a menudo durante el ejercicio muscular. Las más conocidas son las de las glu- cogenosis. Las contracturas verdaderas son más raras en los trastornos del metabolismo lipídico o mitocondrial, en los cuales la intolerancia al esfuerzo se traduce más bien por mialgias y debilidad muscular [3]. t Déficit de enzimas glucolíticas En la enfermedad de Mac Ardle, déficit de fosforilasa por anomalía génica del cromosoma 11 (llq13) de transmisión autosómica recesiva, los episodios de contractura (término utilizado por Mac Ardle en la descripción inicial) apare- cen en el adulto joven durante el ejerci- cio intenso acompañados de mialgias y, en el 50 % de los casos, de mioglobinu- ria. La lactacidemia no aumenta des- pués del esfuerzo en isquemia. La biop- sia muscular pone de manifiesto la glu- cogenosis y la ausencia de fosforilasa con respecto al control. El mecanismo de la contractura eléctri- camente silenciosa inducida por el ejer- cicio no se conoce bien. Antiguamente se pensaba que era un fenómeno análo- go a la rigidez cadavérica: el ejercicio provoca una depleción de ATP que no se regenera por glucogenólisis anaero- bia ; esta falta de ATP provoca una inte- rrupción del funcionamiento de las pro- teínas contráctiles que se fijan, produ- ciéndose así la rigidez. En realidad, los estudios por espectroscopia de resonan- cia magnética han demostrado que no se produce depleción de ATP La concentración de la bomba Na+ IK+- ATPasa (estudiada por unión a la oua- baína) disminuye claramente en la enfermedad de Mac Ardle con respecto a los controles. Normalmente, esta bomba mantiene la actividad sarcolé- mica a través de una regulación de la concentración de sodio intracelular y de potasio extracelular. La menor den- sidad de bombas determina un aumen- to de la concentración de potasio extra- celular alrededor de la fibra, que redu- ce la excitabilidad de la membrana y paralelamente la fuerza muscular. El déficit de fosfofructocinasa, enfer- medad de Tarui, debido a una anoma- lía del cromosoma 1 (lq32), comprende también contracturas de esfuerzo, así como los déficits más raros de enzimas que intervienen en las etapas termina- les (fosfoglicerato-cinasa, fosfoglicera- to-mutasa, deshidrogenasa láctica). t Enfermedad de Brody La enfermedad de Brody es responsa- ble de contracturas debido a un defecto de relajación de los músculos de las manos, los párpados y el abdomen, sin actividad eléctrica exagerada durante el ejercicio. El defecto de relajación muscular se debe a una insuficiencia de recaptación de calcio por el retículo sar- coplasmático después del ejercicio. En algunos casos, se encuentra una muta- ción en el cromosoma 16 (16q12), en el gen que codifica para la ATPasal del retículo sarcoplasmático de las fibras de tipo II. La concentración de calcio aumenta en el citoplasma. La estimula- ción de la glucólisis aerobia es respon- sable de las contracturas. Rigidez de la hipertermia maligna La hipertermia maligna asocia una con- tractura difusa mayor, que comienza en los músculos maseteros, y una hiperter- mia progresiva fatal, bien conocida por los anestesiólogos. Se trata de una enfer- medad familiar de transmisión autosó- mica dominante. En el 50 % de los casos existe una mutación del gen del recep- tor de la rianodina en el cromosoma 19. El tiempo de apertura de este receptor es anormalmente largo, lo que explica la liberación excesiva de calcio por el re- tículo sarcoplasmático y una cascada de acontecimientos cuyo resultado es una producción calórica excesiva y una rigi- dez muscular progresiva debido a la no disociación de la actomiosina, a su vez factor de hipertermia 181. Los casos esporádicos de contracturas de esfuerzo con hipertermia que se pro- ducen durante el ejercicio violento no habitual estarían relacionados con esta patología. Las pruebas con cafeína o halotano sugieren una susceptibilidad a la hipotermia maligna. Contractura abdominocrural de la insuficiencia suprarrenal Este fenómeno poco frecuente 12J se ca- racteriza por una contractura proximal de los miembros inferiores, permanente, con recrudescencias a veces dolorosas, que fija los muslos en aducción y fle- xión. Se observa sobre todo en la enfer- medad de Addison y remite con cortico- terapia sustitutiva. El mecanismo, muy discutido antiguamente, se desconoce. Los términos «tendomiosis», «miogelo- sis», «tensión muscular», «cordones in- durados», «zonas nodulares», fibromio- sitis, no utilizados por los neurólogos, tienden a definir un estado doloroso de los músculos que son normales desde el punto de vista clínico, electromiográfico y biópsico. Estos términos se aplican a menudo a estados psicógenos.
  • 5. 5 Contracturas análgicas La contractura análgica abarca formas diversas entre la contractura miostática y la contractura miotática. CONTRACTURA MIOSTÁTICA DE MOLL Se trata de una contractura experimen- tal. La inmovilización de las piezas óseas fija los músculos que se insertan en ellas a la misma longitud. La con- tractura, inicialmente reversible, se vuelve irreversible después de varias semanas, secundaria a reflejos locales cortos. Los sarcómeros se acortan y dis- minuyen de número, proporcional- mente a la distancia impuesta entre las inserciones tendinosas. Este mecanis- mo caracteriza las contracturas de las secuelas de traumatismos osteoarticu- lares, del síndrome de Volkmann y, en parte, la contractura de Babinski- Froment, en la cual los factores psicoló- gicos son predominantes. Tardíamente se constituye una fibrosis local. ARTROGRIPOSIS La artrogriposis múltiple es una enfer- medad congénita en la cual las articula- ciones se fijan y los músculos, encerra- dos en la fibrosis, desarrollan una con- tractura irreversible. La artrogriposis aparece en diversas situaciones: distro- fias musculares congénitas, en particu- lar con déficit de merosina [161, amiotro- fias espinales progresivas. RETRACCIONES DE LAS DISTROFIAS MUSCULARES (CONTRACTURAS PARA LOS AUTORES ANGLOAMERICANOS) Las retracciones musculares, según la acepción francesa, son acortamientos fijos de los músculos que se observan en las miopatías. Las retracciones son frecuentes en las distrofias musculares y afectan por lo general al tríceps sural, el bíceps bra- quial, los músculos de la nuca, los extensores de la muñeca y los isquiosu- rales. Las principales miopatías respon- sables de retracciones musculares son las distrofinopatías, las miopatías con- génitas, así como diversas enfermeda- des neuromusculares. La contractura se debe a una ruptura del equilibrio entre los músculos agonistas normales y los músculos antagonistas débiles. La constitución de una fibrosis secundaria fija los músculos en una actitud viciosa. Las retracciones de las dermatomiositis del niño implican probablemente un mecanismo análogo. Por el contrario, las contracturas, en primer plano en la miopatía de Emery- Dreifuss y en la miopatía de Bethlem, no dependen de tal mecanismo ya que los músculos que se insertan cerca de las articulaciones no son deficitarios. En la miopatía de Bethlem, de transmi- sión autosómica dominante, se ha encontrado una mutación del gen del colágeno de tipo IV que explica la fibrosis y las retracciones "ID="I117.71.5">[51. La braquimiomia es una enfermedad excepcional que se caracteriza por una contractura generalizada en relación con un acortamiento congénito de los músculos. La cabeza se encuentra fle- xionada hacia delante, los miembros en semiflexión. La escoliosis es frecuente. Los trastornos son más evidentes en la adolescencia cuando los huesos han crecido. Los movimientos de extensión del tronco y de los miembros son posi- bles, aunque disminuidos, y tensan los músculos como cuerdas. El EMG y la biopsia son normales. La evolución general es relativamente progresiva durante la adolescencia, pero se estabi- liza en la edad adulta. Se desconoce la causa de la enfermedad, aunque podría existir un factor genético. El origen es probablemente un acortamiento mus- cular anormal debido a una retracción o a una anomalía anatómica. Algunas miastenias congénitas se aso- cian a retracciones importantes í"1. CONTRACTURAS LOCALIZADAS El tortícolis congénito es una contractu- ra de uno de los dos músculos esterno- cleidomastoideos. Se manifiesta por una actitud anormal de la cabeza, aisla- da o asociada a otras contracturas con- génitas. Puede ser familiar, de transmi- sión autosómica dominante. A veces se trata de un seudotumor estemocleido- mastoideo descubierto en un recién nacido que presenta una actitud carac- terística, con inclinación del occipucio del lado afectado y proyección del mentón hacia delante y arriba del lado opuesto. La retracción muscular impi- de colocar la cabeza en una posición normal por movilización pasiva. La rotación de la cabeza es limitada del lado afectado y normal del lado opues- to. El músculo es firme a la palpación y en el primer mes de vida se desarrolla una verdadera tumefacción muscular, dura, fusiforme, indolora y palpable. El examen histológico muestra una proli- feración de tejido conjuntivo asociada a neoformaciones vasculares y a algunas fibras musculares residuales que mues- tran diversos estadios de degeneración o regeneración. La fibrosis invasora predomina y dificulta la interpretación. Puede tratarse de una afectación mus- cular primaria o del resultado de un infarto venoso o de una isquemia, de secuelas de un traumatismo neonatal, a pesar de que muchos de estos niños han nacido por cesárea. La evolución es variable: desarrollo normal, tortícolis permanente, fibrosis residual. El síndrome de la «columna rígida» (rigid spine syndrome de Dubowitz) se caracteriza por una contractura perma- nente, sin déficit, de los músculos extensores de la columna, sobre todo cervical, acompañada de una limita- ción del juego de algunas articulacio- nes y de debilidad muscular moderada más o menos difusa [91. Afecta con mayor frecuencia al sexo masculino. La edad de aparición es difícil de fijar, por lo general entre los 3 y los 8 años, raramente más tarde. La rigidez raquídea es el elemento predo- minante. Se manifiesta sobre todo en la región cervical. La flexión de la colum- na sobre el esternón es muy limitada debido a la retracción de los músculos extensores de la nuca, cuya fuerza es, no obstante, normal. La rotación de la columna cervical tiene una amplitud disminuida. La espalda suele ser plana. La escoliosis es limitada. En cambio, la extensión de la columna cervical es normal. Las retracciones se extienden a menudo a otras articulaciones. La evolución, poco conocida, parece ser globalmente lenta y benigna, salvo en caso de afectación cardíaca grave. En efecto, este síndrome puede acompa- ñarse de manifestaciones cardiovascu- lares, como taquicardia, extrasístoles, prolapso mitral, anomalías electrocar- diográficas, a veces mortales. La biop- sia muscular muestra a menudo una fibrosis importante. El síndrome de la «columna rígida» puede presentarse aislado o integrado en otra enfermedad: en particular en la miopatía de Emery-Dreifuss, ligada al cromosoma X (Xq28), con retracciones precoces y trastornos secundarios de la conducción cardíaca, en la enfermedad de Ullrich, que asocia miopatía proxi- mal e hiperlaxitud distal, o en el grupo impreciso de las mioesclerosis. La contractura congénita del cuádri- ceps es una denominación a menudo abusiva ya que en muchos casos no se trata de una verdadera contractura pri- maria sino de un trastorno secundario a inyecciones intramusculares, en par- ticular inyecciones repetidas de penici- lina. El cuádriceps presenta una con- tractura progresiva que limita la exten- sión de la pierna sobre el muslo, res- ponsable de trastornos de la marcha. No obstante, la fuerza es normal, así como el electrocardiograma (ECG). La biopsia muscular muestra imágenes de degeneración y fibrosis. La existencia de algunos casos familiares hace sospe- char un origen distrófico. El pie zambo congénito es una varie- dad frecuente de contractura congéni- ta. A menudo es aislado. Configura sobre todo un pie equinovaro modera- do y reducible, a veces bilateral. La existencia de un factor familiar es fre- cuente. Debe recordarse que la consta-
  • 6. 6 tación de un pie zambo congénito impone la búsqueda de un factor neu- rógeno, en particular por un examen clínico completo, completado por un EMG y eventualmente una biopsia ner- viosa o muscular o un estudio de biolo- gía muscular. CONTRACTURA MIOTÁTICA Caracteriza la rigidez de la espasti- cidad. La espasticidad es etimológicamente una contractura (el verbo griego «spao» significa contraer). Se define como un trastorno motor debido a la exagera- ción del reflejo tónico de estiramiento, acompañado de una hiperexcitabilidad de los reflejos tendinosos resultante de una hiperactividad del arco reflejo mio- tático (del griego «tatos»: estirado). Conclusión El capítulo de las contracturas muscula- res ilustra la confusión que puede reinar en el uso de las denominaciones. El tér- mino contractura designa de manera general el acortamiento involuntario de uno o varios músculos que dura a menu- do más de algunos minutos. De ese modo, este término abarca una serie de anomalías de la «contracción» muscular para las cuales una denominación más estricta aportaría mayor claridad, pero tropieza con dificultades no sólo de uso sino también de definición. La contractura metabólica es un acorta- miento del músculo que no genera poten- ciales de acción (eléctricamente silencio- so), asociado a las miopatías metabólicas. El caso extremo es la rigidez mayor de la hipertermia maligna, aunque el término rigidez se reserve sobre todo para la con- tracción de los músculos agonistas y anta- gonistas en el parkinsonismo y otras afec- taciones de los núcleos grises centrales. La contractura metabólica difiere del calambre, acortamiento repentino, involun- tario y doloroso del músculo, con endureci- miento visible y palpable, acompañado de descargas de alta frecuencia en el EMG. También debe diferenciarse de la tetania, estado intermitente de contracción y de espasmos musculares, sobre todo de los pies, que expresa una irritabilidad nerviosa favorecida por la alcalosis y la isquemia. Difiere por último de la contracción tetáni- ca debida a descargas de alta frecuencia que producen una suma de sacudidas muscula- res máximas sucesivas. El espasmo es una contracción brusca, breve, indolora, involuntaria de un músculo, debida a menudo a una activi- dad nerviosa, como el espasmo de la cara o el blefaroespasmo. La contractura antálgica es una postura anormal resultante de una actividad ner- viosa que tiene por objetivo atenuar el dolor en la columna vertebral o en los miembros, en relación con un reflejo poli- sináptico. La contractura miostática, correspon- diente a una retracción muscular, es un acortamiento permanente e indoloro del músculo, atribuido esencialmente a la inmovilización estática de este último. La contractura miotática es una contrac- tura crónica de los músculos espásticos debida a la exageración de un reflejo monosináptico de origen central. Se constatan así las dificultades de una uniformización de la nomenclatura, difi- cultades que derivan normalmente de la complejidad de la fisiopatología de las contracturas. Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo original: Serratrice G. Contractures musculaires. Encycl Méd Chir (Editions Scientifiques et Médicales Elsevier SAS, Paris, tous droits réservés), Neurologie, 17-007-A-40, Kinésithérapie-Médecine physique-Réadaptation, 26.476-A-l 2003, 6 p. Bibliografía [1]] Auger RG. Continuous muscle fibre activity. Semin Neurol 1991;11:258-266 [2] BergougnanM.Contractureabdomino-cruraleenflexion au cours de la maladie d’Addison. Rev Neuro11961 ; 104 : 329-332 [3] Di Mauro S, Tonin P, Senidei S. Metabolic myopathies. In : Rowland LP, Di Mauro S eds. Handbook of dinical neuro- logy. 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