Este documento discute el papel del maestro y la educación. Señala que un maestro es un educador, pero no todo educador es necesariamente un maestro. Luego describe cuatro pilares de la educación: ser, hacer, vivir y convivir. Finalmente, enfatiza la importancia de que los maestros tengan un enfoque humanitario y desarrollen valores éticos y morales en los estudiantes.
1. Integrantes:
Ybarra Lucy
Riera Luis
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGOGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGOGICO DE BARQUISIMETO
“DR. LUIS BELTRAN PRIETO FIGUEROA”
SUBDIRECCIÓN DE DOCENCIA
DEPARTAMENTO DE PROFESIONALIZACION
NÚCLEO CARORA
2. El maestro es un educador pero no necesariamente un
educador es un maestro.
3.
4.
5. Sembrador de ideas
Obras buenas
Cosecha de malas ideas
Malas obras
6. “Una persona bien
educada es una
persona madura”
Disposición al
cambio
Superación
Modificación
y perfección
Motivación
10. El educador que sabe amar al educando es exigente y
comprensivo, condiciones inseparables del amor, también lo
es el servicio.
11. "La única forma de adquirir una virtud
es actuar virtuosamente"
12.
13. El docente debe tener una finalidad claramente
educativa y un aspecto humanitario, desprendido y
generoso.
14. El docente figura que posee el conocimiento, pero
también la forma ideal de ver, razonar y reaccionar
ante la vida
Conocimientos teóricos
Valores éticos-morales
Perfil afectivo y
emocional
15. La estimulación afectiva y la expresión regulada de los
sentimientos positivos y, más difícil aún, de las emociones
negativas ( ira, envidia, celos).
La creación de ambientes (tareas escolares, dinámicas de
trabajo en grupo,...) que desarrollen las capacidades socio-
emocionales y la solución de conflictos interpersonales.
La exposición a experiencias que puedan resolverse
mediante estrategias emocionales.
la enseñanza de habilidades empáticas mostrando a los
alumnos cómo prestar atención y saber escuchar y
comprender los puntos de vista de los demás.
16. Mejora de la capacidad de comunicación, las actitudes
hacia uno mismo, hacia los demás y hacia la escuela.
Mejora del clima en el aula y rendimiento académico.
Reducción de conflictos y menos agresividad.
Desarrolla la capacidad de auto motivación y la
tolerancia ante la frustración.
Facilita el despliegue de la intuición, la creatividad, la
autoconciencia y el sentido crítico.
Educa la empatía y reduce la impulsividad.
Facilita unas relaciones entre padres e hijos.