2. Romano Guardini es un autor, académico,
filósofo, sacerdote católico y teólogo.
Hijo de padres italianos, vive la mayor parte de
su vida en Alemania, donde su padre ejerció
roles en la diplomacia.
Su educación de juventud es influenciada
en casa por la cultura italiana (donde aprende a admirar la obra de
Dante), pero fuera del hogar el ambiente es puramente alemán. Se
decanta por lo alemán, quedándose en Alemania durante la primera
guerra mundial, en lugar de regresar con la familia a Italia. Su obra
la escribe en alemán. Sus relaciones familiares eran buenas pero no
excelentes, y el ambiente familiar rígido acentuó su carácter
melancólico. Tuvo tres hermanos.
Se ordena sacerdote de la Iglesia Católica y es uno de los líderes de
los movimientos espirituales e intelectuales que desencadenan las
reformas aprobadas por el Concilio Vaticano II.
Se le admira por sus dotes en teología, vida espiritual, filosofía,
pedagogía y arte. Entre sus discípulos se cuenta a varios "grandes"
que marcaron el pensamiento teológico posterior.
3. 1885 nace en Verona (Italia)
1886 Su familia se traslada a Alemania
1903-1904 Estudia química en Tübingen
1904-1905 Estudia economía política en Münich
Por influencia del pensamiento Kantiano, en el
verano de 1905 el joven Guardini se sintió un tanto
alejado de la fe cristiana, pero pronto vivió una
experiencia de iluminación interior al meditar
hondamente la frase: «Quien quiera salvar su alma
la perderá, quien la dé, la salvará» (Mt 10, 39).
Esta densa e inquietante frase fue para él, en ese
momento, la verdadera llave de acceso a la fe,
sintiendo que en ella alienta una fuerza y una
riqueza insospechadas. Ya por entonces mostraba
una especial sensibilidad para captar la energía
interior que generan ciertos conceptos
contrastados.
4. De ahí la lucidez con que asumió la sugerencia hecha por
su amigo Karl Neundörfer de que “la mayor posibilidad
de verdad está precisamente donde se halla la mayor
posibilidad de amor”. Tal convicción lo llevó a
adentrarse con espíritu de sencillez espiritual en el ámbito
de la Iglesia, en el que halla el camino para obtener el
amor.
Para poder desarrollar su actividad profesional en
Alemania, tuvo que adquirir la nacionalidad de este país,
a pesar de su profunda vinculación a la cultura italiana de
su familia.
• 1906 Acude al seminario en Freiburg
• 1908 Acude al seminario conciliar de Tübingen
• 1910 Recibe las ordenes sacerdotales en la catedral de
Maguncia
• 1912 – 1915 Estudia doctorado en teología. Propone su
tesis sobre el pensamiento teológico de San
Buenaventura
5. 1920 Se dedica a la tarea pastoral con el
“Movimiento Juventud” en Mainz
(Maguncia), en el castillo de Rothenfels.
1922 Es nombrado profesor de teología
dogmática en Bonn
o 1923 Se crea una posición en Filosofía de la
religión en la Universidad de Berlín,
especialmente para él, que mantuvo hasta ser
forzado a renunciar por los nazis en 1939.
o Por consejo de su amigo Max Scheler,
Guardini orientó las lecciones hacia el
análisis de la visión del mundo (en alemán:
“Weltanschaung”) de grandes figuras del
pensamiento y la literatura: Platón, San
Agustín, Dante y Pascal; Dostoievski, Rilke,
Mörike y Hölderlin…
6. 1939 Al suspender su actividad como docente y como
director del Movimiento de Juventud, Guardini
desarrolla una intensa labor apostólica en diversas
iglesias de Berlín.
1943 se ve forzado por la guerra, y su salud, a
abandonar Berlín y refugiarse en la casa de un viejo
amigo, Joseph Weiger, párroco de una aldea en
Suabia.
1945 Es nombrado profesor en la Facultad de
Filosofía en la Universidad de Tübingen, y da
lecciones de filosofía de la religión.
Recibe nuevos ofrecimientos desde Münich, Gotingen
y Freiburg para ocupar la cátedra de Martin
Heidegger. Guardini los rechaza.
1948 Profesor de la Universidad de Münich, donde
permanece hasta retirarse, por razones de salud, en
1962.
1950 Escribe “El fin de la época moderna” que le da
relevancia internacional.
1952 Obtiene el premio de la paz de los libreros
alemanes.
7. 1962 obtiene el rango de emérito en Münich. El
Papa Pablo VI le ofrece la dignidad cardenalicia,
pero Guardini no la acepta.
1963 recibe en Bruselas el “Premio Erasmo al
mejor humanista europeo”, y en tal evento
pronuncia la conferencia “Europa, realidad y
tarea”.
1968 en el atardecer del 30 de septiembre,
presintió su muerte, se recogió en su habitación y
durante una hora larga recitó diversas oraciones,
sobre todo la invocación de su admirado San
Agustín: «Nos has hecho, Señor, para Ti y
nuestro corazón está inquieto hasta que repose en
Ti». Poco después entró en coma y fallece el 1 de
octubre. Su esquela expresó con certera precisión
lo que había sido su vida y su muerte: “Romano
Guardini, servidor del Señor”.
8. En su trabajo como sacerdote, se centra en dos
temas importantes a lo largo de su vida:
1. Conciencia de la liturgia, donde escribe un
libro que le hizo famoso “El espíritu de la
liturgia”
2. Su trabajo educativo y pedagógico con
jóvenes.
Se le admira por sus dotes en teología, vida
espiritual, filosofía, pedagogía y arte.
Entre sus discípulos se cuenta a varios "grandes"
que marcaron el pensamiento teológico posterior.
Su biografía fué escrita por Alfonso López Quintás
(1998) ”Romano Guardini, maestro de vida”
9. Sócrates
San Agustín
Dante
San Buenaventura
Pascal
Kierkegård
Dostoievski
Hölderlin
Platón
Aristóteles
Sto. Tomás de Aquino
Max Scheler
Martin Buber
Martin Heidegger
Theodor Haecker
Ferdinand Ebner
10. En sus mensajes intentó transmitir una visión
cristiana de la vida con profundidad intelectual,
con integridad (integrando a toda la persona) y
capacidad de influir sobre el comportamiento y
sobre la acción.
Nos concentraremos en 3 puntos
Concretos*:
Mensaje
Método
Personalismo
11. Guardini intentó ante todo, transmitir una visión cristiana de la vida,
con unas carácterísticas peculiares:
Profundidad intelectual
Integridad (es decir, que abarcase a la persona en su totalidad)
Capacidad de influir sobre el comportamiento y sobre la acción.
A Guardini en efecto, no le interesa construir un discurso teórico
irreprochable aunque frío, desde el punto de vista científico, sino un
mensaje profundo y cálido en que sus receptores reconocieran de
algún modo sus aspiraciones, sus problemas y quzá algunas de las
soluciones que buscaban. Este mensaje lo elaboró a partir de las dos
coordenadas fundamentales.
1. Fidelidad a la esencia de la tradición cristiana, lo que significaba
fidelidad al magisterio y un profundo conocimiento de la
Escritura y las fuentes patrísticas.
2. 2. Exposición moderna y renovada, de forma que ese mensaje
fuese capaz de alzar su voz con autoridad en medio de la cultura
contemporánea y fuese atractivo y comprensible para el hombre
al que se dirigía.
*(El Personalismo, Juan Manuel Burgos Editorial Palabra, segunda edición Madrid, 2003, PP 132-134)
12. Para elaborar este mensaje y para lograr que llegase a sus lectores y
oyentes, Guardini lo planteó de un modo peculiar, como una
Weltanschaung (visión del mundo) no científica. Esto significa
fundamentalmente dos cosas:
1. Sus escritos son filosóficos-teológicos:
No hay una separación estricta entre temas filosóficos y temas cristianos
o teológicos. Guardini considera que el cristianismo es una propuesta
global de interpretación de la realidad y por lo tanto, resulta
insatisfactorio presentarlo en dos segmentos separados e indispensables.
Sin restar ningún valor a esas ciencias, quería presentar un mensaje
humano y divino a la vez, como el Evangelio. De ahí que evitase
también que sus obras tuviesen un carácter muy técnico ya que no le
interesaba contribuir al desarrollo de la teología o de la filosofía en
cuanto tal, sino transmitir las verdades cristianas con profundidad pero
también de manera hermosa y atractiva.
*(El Personalismo, Juan Manuel Burgos Editorial Palabra, segunda edición Madrid, 2003, PP 132-134)
13. 2. Método de los opuestos: La otra carácterística peculiar de su
pensamiento es el empleo del método de los opuestos. Guardini
pensaba que muchas dimensiones importantes de la realidad están
estructuradas en una “oposición polar”, lo que significa que tienen dos
aspectos que se oponen entre sí pero que al mismo tiempo se
equilibran, y sólo si ambas se tienen presentes, se puede dar una
explicación completa y atenta de la realidad.
En el caso del hombre, por ejemplo, son dimensiones opuestas:
la estructura o forma viviente
(fundamentalmente rígida) y la libertad
En el caso del conocimiento son dimensiones opuestas:
el concepto y la intuición, etc.
(Este método de opuestos tiene alguna semejanza con la dialéctica Hegeliana, pero no busca
elementos de síntesis, y tampoco considera Guardini que toda realidad esté formada de estas
parejas de dimensiones. Referencia: El Contraste, Persona y libretad.)
14. Guardini elaboró su propuesta filosófico-teológica dentro del marco
claramente personalista:
1. Centralidad de la persona en su propuesta, que llevó por
ejemplo, a insistir en la radical distinción entre personas y
cosas y en la consiguiente necesidad de reelaborar algunas
nociones antropológicas clásicas.
2. La gran importancia de la dimensión relacional que conduce a
valorar nociones como el encuentro, el diálogo, etc.
3. La primacía del amor y de la libertad sobre el conocimiento;
4. La valoración de la subjetividad de la persona y del “yo”, sin
caer en el subjetivismo.
5. Su análisis de la realidad cercanos al estilo fenomenológico
(fue influido por Scheler).
6. La concepción de la filosofía, no como un ejercicio académico,
sino como un modo de colaborar en la transformación de la
sociedad, etc.
*(El Personalismo, Juan Manuel Burgos Editorial Palabra, segunda edición Madrid, 2003, PP 132-134)
15. Existen diversos tipos de relaciones y no todas
contribuyen al crecimiento de la persona
humana como tal.
Las relaciones que permiten crecer como
persona humana, las denomina “yo-tu”.
Destaca que el “tú” más profundo con que la
persona humana puede vincularse es el “Tú”
divino. La razón de esto radica en que Dios ha
creado a la persona y por ello sólo El constituye
el sentido más pleno de su vida.
La existencia personal está esencialmente
orientada al creador.
16. En un plano puramente teológico
dogmático, Guardini señala
finalmente que la relación “yo-tu”
que se establece entre el hombre y
Dios tiene como modelo perfecto la
relación “yo-tu” del padre celestial
con el hijo en el seno del misterio
trinitario.
17. ESCRITOS POLITICOS:
Guardini desarrolla los valores para insuflar alma a la
democracia. Delinea el camino para una Europa fundada en la
cultura del servicio y del respeto a la vida. Por un lado,
desarrolla y presenta los valores básicos necesarios para
insuflar alma a la democracia: libertad, responsabilidad, diálogo,
paz, obediencia, una visión constructiva del poder, sentido de
comunidad, etc. Por el otro, propone sugerentes proyectos de
futuro, como la construcción de una Europa fundada en una
cultura del servicio y del respeto a la vida. El modelo que guía
esa reflexión, y con el que se abren los Escritos políticos, son
los héroes de la Rosa blanca.
LAS ETAPAS DE LA VIDA: Una ayuda para comprendernos y
aceptar las ventajas y los límites de la fase de la vida en la que
nos encontramos.
ETICA: LECCIONES EN LA UNIVERSIDAD DE MUNICH
Texto elaborado a partir de su legado por Hans Mercker.
18. En Mundo y persona encontramos las líneas maestras de la antropología de
Guardini. Publicada en 1939, al final de su periodo docente en la universidad
Berlín, es una síntesis de la antropología desarrollada desde su cátedra de
cosmovisión cristiana entre 1923-1939. Especialmente valiosa es la segunda
parte del libro dedicada a la persona, así como las páginas dedicadas a lo
que nuestros autor denomina los polos del espacio existencial.
Los trabajos reunidos en este libro están al servicio de una pregunta: la
pregunta por la esencia del hombre. Este interrogante se plantea hoy con
una radicalidad desconocida desde hacía mucho tiempo. Nuestro presente
ve en el hombre algo enigmático. No hace todavía mucho tiempo que eran
dos las respuestas definitivas con las que se contestaba a la pregunta por la
esencia del hombre: la respuesta humanística de las ciencias del espíritu y
la respuesta técnica de las ciencias de la naturaleza. Ambas respuestas se
oponían en muchos aspectos y de modo tajante, pero ambas tenían algo de
común: el que las dos creían saber lo que el hombre era. Hoy se ha
desquebrajado esta ciencia -conocer al hombre-, y con ella también la
seguridad consiguiente y la angostura en el modo de tratar las cosas
humanas. El hombre se ha percatado de que es otra cosa de lo que él
pensaba, que es para sí una incógnita y un problema. De aquí proviene
aquella radicalidad de que antes hablábamos; la pregunta por el hombre es,
de nuevo, una pregunta real.
19. LA FORMACIÓN DE SÍ MISMO: aborda temas como la alegría
del corazón, la veracidad, el dar y aceptar, la libertad, el alma, la
acción responsable o la oración. Las Cartas, escritas con un estilo
directo y sugerente, están dirigidas fundamentalmente a los
jóvenes, pero serán útiles para todos aquellos que busquen una
guía cálida y coherente para mejorar en la difícil tarea de la forja
de uno mismo.
LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO / UNA ETICA PARA
NUESTRO TIEMPO: Reúne dos de las obras más
representativas de Guardini. En la primera, cifra la esencia del
cristianismo en la persona y la obra de Cristo, suministrando así
una clave decisiva para comprender el sentido que adquirió el
pensamiento de Guardini. Por su parte, "Una ética para nuestro
tiempo" quiere hacer justicia a la elección viva, a la grandeza y la
belleza del bien. Este libro lograría su intención si el lector
percibiera que el conocimiento del bien es motivo de alegría.
20. Esta obra es el fruto de la actividad pastoral y la predicación de
Guardini entre los años veinte y treinta. La primera edición salió a la
luz en 1937 y es sin duda su obra más conocida. Trata de
meditaciones personales configuradas con ocasión de la predicación a
jóvenes universitarios en Berlín. Se trata entonces de una obra para
ser comunicada oralmente, para propiciar el encuentro con los
oyentes. No se compuso por lo tanto siguiendo un plan académico,
sino una necesidad pastoral y no se compuso tampoco siguiendo
alguna tradición o línea cristológica, sino la misma experiencia
personal de Guardini.
En esto hay una similitud con el Papa Francisco: el Papa parte de un
interés pastoral y no académico; en cada homilía entabla una
conversación en términos coloquiales usando expresiones como
“patear para arriba”, “hagan lio, salgan a las calles” o “no existe la
suegra perfecta”.
21. Su libro “El Señor” inicia con la meditación titulada La plenitud de
la justicia. Allí comenta las palabras de Jesús "Os han enseñado
que se mandó a los antiguos (...) Pero yo os digo (...) ".
Interesante es comprobar que Jesús en este contraste no acaba
con la ley ni se opone a los antiguos, sino que profundiza en el
espíritu de la norma conduciéndola a su plenitud.
Aquí subraya la importancia de la interioridad, pues donde el
hombre debe poner su atención no es tanto en la acción misma
(robar, matar, etc.) sino en su origen, es decir, allí donde se
concibe, se gesta y nace la acción: el corazón.
Ser cristiano, por ello, no consiste en vivir una ética, es decir, en
el cumplimiento de normas. Ser cristiano es una llamada a
participar de una nueva vida que transforma el corazón, cuyo
germen ha puesto Dios en nuestra alma mediante el Bautismo y
que está llamada a crecer y desarrollarse con su ayuda y gracia.
22. Guardini nos hace ver la pobreza de la máxima "ojo por ojo,
diente por diente". Frente a la justicia legal Jesús propone el
amor. Escribe Guardini: "Cristo dice: Eso no basta. Mientras
te atengas sólo a una justa correspondencia, no saldrás de
la injusticia. (...)
Tan pronto como uno comienza a defenderse de la
injusticia, despierta el odio en el propio corazón, y el
resultado es una nueva injusticia" (El Señor, 118). Hay una
fuerza que rompe con esta dialéctica, que dejando atrás la
norma y la ley escrita conduce al hombre a un nuevo orden.
Se trata del auténtico amor que libera al hombre.
Si al odio se responde con odio y al amor con amor, todavía
no somos libres. Sin embargo, si al odio respondemos con
amor hemos conquistado la verdadera libertad.
23. "Sólo entonces -escribe Guardini- se despierta el
verdadero amor. Éste ya no depende de la actitud del
otro; por eso es libre para la pura realización de su
esencia.
Está más allá de las tensiones de la justicia. Es capaz
de amor incluso cuando el otro le da, aparentemente,
derecho a odiar" (El Señor, 119). Es entonces cuando
se da algo paradójico, pues en este amor y en el
corazón de donde surge tiene su inicio la plenitud de la
justicia: "El verdadero amor enseña a entender quien
es el otro en lo más íntimo de su persona, en qué
consiste su injusticia, hasta qué punto ésta quizá no es
injusticia, en su sentido más profundo, sino herencia,
fatalidad, miseria humana" (El Señor, 120). Desde el
amor alcanzamos la verdadera justicia para con el otro.
24. Guardini también se detiene en la insuficiencia de la norma "No
cometerás adulterio". Jesús nos dice que todo el que mira a una mujer
deseándola ya ha cometido con ella adulterio. A Guardini todo ello le
sirve para subrayar la importancia del corazón: "La acción tiene sus
preparativos; y es que, en último término, procede de la intención del
corazón y se trasmite por la palabra, por el gesto, y por la actitud" (El
Señor, 121). No hay que poner la voluntad en no traspasar la norma o en
evitar una acción. Se trata más bien de ir al origen de esa acción, el
corazón, y trabajar para que de él surja lo bueno, lo bello y lo verdadero.
"No cabe duda que la actitud del corazón es, en sí misma, mucho más
importante que lo que hace la mano, aún cuando aparentemente eso
tenga más repercusión. (...) El primer consentimiento o rechazo, el
primer sí o no a la pasión, es lo decisivo. Ahí es donde tienes que
intervenir" (El Señor, 121).
En resumen, la norma ordena exteriormente al hombre, el amor lo
transforma interiormente. El evangelio no es un libro del que emanen
leyes sino el anuncio de una nueva vida que nos trae Cristo. El
cristianismo no se reduce a máximas sino que supone una conversión
existencial por la gracia de Dios. La clave está no tanto en obedecer
leyes sino en entregar el corazón a DIOS.
* Por: Rafael Fayos Febrer, Licenciado y Doctor en Filosofía. Pertence al claustro de profesores de la Universidad CEU Cardenal Herrera (Valencia) e imparte la asignatura de
Antropología filosófica en los grados de Derecho, de ADE, de Marketing y de Veterinaria.
Tomado de http://guardiniromano.blogspot.com.es/ Publicado el 3 de diciembre de 2014, consultado el 10/12/21014
25. En el capítulo tercero del libro El sentido de la Iglesia.
se encuentra uno de los pasajes más hermosos de
toda la obra de Guardini. El autor se pregunta en esta
obra acerca del sentido de la Iglesia, pero no en
general, sino por el sentido de la Iglesia para el
creyente en particular, es decir, y con sus palabras "(...)
nos preguntamos qué significa la Iglesia para el
individuo, especialmente para quien vive en ella" (El
sentido de la Iglesia, 31).
En este marco y en el capítulo tercero, Guardini afirma
que la Iglesia es el ámbito más adecuado para la plena
realización personal. Pero ¿cómo llega a esta
conclusión?:
26. "¿Pero qué significa ser hombre en el sentido más
profundo? Significa conocer la propia debilidad, pero confiar
en que ella puede ser superada; ser humilde y saberse
efímero, en tensión hacia lo eterno; estar sometido a lo
temporal, y cerca de la eternidad; contar con una capacidad
limitada, y sin embargo decidida a realizar obras de valor
eterno.
La plenitud humana consiste en que ninguno de estos
rasgos característicos sean ocultados, sino que cada uno
de ellos sea afirmado y llevado a su madurez, que no se
destruyan mutuamente, sino que se fusionen en esa unidad
transparente orientada hacia lo infinito. Un hombre es tal en
cuanto que, consciente y voluntariamente, vive alegre,
como ser limitado en el tiempo, pero que lucha y se
esfuerza por introducir toda su vida en la eternidad, en lo
infinito, en la gloria. Éste es el atractivo inefable de lo
humano: un misterio lleno de dolor, fuerza, anhelo y
confianza." (El sentido de la Iglesia, 52-53)
27. Ahora bien, la Iglesia, para Romano Guardini, es el lugar donde
estos contrastes, entre lo finito e infinito en el hombre, lo temporal
y eterno, la debilidad personal y la llamada moral,...etc., pueden
darse sin contradicción y por lo tanto, ser el ámbito adecuado de
la plena realización humana. Escribe:
"La Iglesia pone al hombre frente a lo Incondicionado. De ese
modo, él adquiere conciencia de que él mismo no es algo
absoluto, pero en su interior despierta el deseo de una vida libre
de las mil ligaduras de la existencia terrenal, una vida
interiormente plena. La Iglesia sitúa al hombre ante lo eterno. Así,
él toma conciencia de que es un ser efímero, pero destinado a
una vida imperecedera; también lo sitúa frente a lo infinito, y él
descubre que, si bien es un ser limitado, solamente lo infinito lo
satisface. La Iglesia produce incesantemente en el hombre esa
tensión que funda su naturaleza -tensión entre ser y anhelo, entre
realidad y misión- y la resuelve por medio del misterio de la
presencia viva de Dios y del amor de Dios; amor que regala
ilimitadamente desde su perfección que supera toda realidad
natural.”
28. (...) Vean, ustedes, que, en este encuentro con lo Absoluto,
en el que el hombre está frente a lo Incondicionado, ve, con
toda claridad, lo que él es y lo que Aquel es. Pero, al mismo
tiempo, despierta en él el anhelo y confía en que el Amor de
Dios lo perfeccionará. Esta experiencia fundamental del
cristianismo -la Verdad, el Amor solícito y la Esperanza
confiada presentes en su vida -constituye el momento en
que el hombre, en el sentido espiritual más pleno, llega a
ser verdaderamente hombre. Este proceso de la creatura
de llegar a ser hombre, frente a lo incondicionado, es obra
de la Iglesia" (El sentido de la Iglesia, 53).
29. “No sé si han experimentado la paz y la serenidad que surge en el hombre
cuando encuentra una verdad que responde a sus anhelos más profundos.
No sé si han experimentado la alegría al sentir que las contradicciones que todo
hombre padece en su interior tienen respuesta y solución en el ámbito de la
Iglesia, porque en Ella, nuestra debilidad se hace fuerza, nuestra finitud se abre
al infinito, nuestra pequeñez se encuentra frente a un absoluto que no nos anula
sino que nos lleva de la mano a la plenitud de nuestra existencia, y todo ello por
medio del AMOR, sellado y confirmado por la Encarnación, la Pasión y la
Muerte del Señor en la Cruz.
Todo esto es posible porque en la Iglesia el hombre se encuentra con su verdad:
"El hombre no es Dios, sino criatura, pero hecha a imagen de él, por eso, es
capaz de aprehender a Dios y ser poderoso como él, "capax Dei", como dice
San Agustín; capaz de sostener y poseer lo Absoluto. (El sentido de la Iglesia,
53).
O mejor estas otras palabras: "He aquí la obra suprema de la Iglesia: que el
hombre vea claramente que él es sólo una creatura, pero que disfrute de este
hecho y lo reconozca como punto de partida para elevarse hacia Dios; que sea
humilde, pero en tensión hacia lo superior; que sea sincero, pero lleno de firme
esperanza y, sólo por eso, verdadero hombre" (El sentido de la Iglesia, 56).”
* Por: Rafael Fayos Febrer, Licenciado y Doctor en Filosofía. Pertence al claustro de profesores de la Universidad CEU Cardenal Herrera (Valencia) e imparte la asignatura de
Antropología filosófica en los grados de Derecho, de ADE, de Marketing y de Veterinaria.
Tomado de http://guardiniromano.blogspot.com.es/ Publicado el 29 de septiembre de 2014 Consultado el 10/12/21014
30. Se pregunta Guardini si es posible la comunidad perfecta. La cuestión surge
porque en toda comunidad siempre existe el peligro de herir la libertad y la
individualidad de sus miembros en favor de la unidad comunitaria, o al revés,
en caer en la disgregación por favorecer los derechos y la dignidad de sus
miembros. Guardini se pregunta, a la luz de una experiencia surgida en sus
años con el movimiento juvenil Quickborn (algún día habrá que hablar de él
aquí) en el castillo Rothenfels: "¿cómo puede darse la comunidad perfecta,
un dar y un recibir, pero que a su vez permita que la persona pueda
permanecer libre y fortalecida en sí misma?" (El sentido de la Iglesia, 80).
Nuestro autor señala que desde un punto de vista natural, desde las
posibilidades plenamente humanas esto es imposible. Pero a su vez señala
lo siguiente: "Pero la Iglesia se destaca, ante nosotros, como el gran poder
que posibilita la comunidad perfecta" (El sentido de la Iglesia, 80). A partir de
este momento desarrolla una serie de argumentos, de los cuales voy
seleccionar unos pocos a partir de algunas citas del texto. En primer lugar,
en la Iglesia los fundamentos que sostienen a la comunidad y que la
cohesionan son compartidos por todos sus miembros: Dios, Cristo, la gracia
y el Espíritu Santo. Sus miembros actúan apoyados en Ellos. Así escribe:
"Uno puede ayudar al otro, porque los fundamentos más profundos de la
confianza, ya no necesitan ser demostrados, pues para ambos son algo
dado por supuesto. El consuelo real es posible porque lo que consuela es
reconocido. (...) Hay una comunidad de esfuerzos y combates, porque los
fines últimos son los mismos. Existe la comunidad unida por el júbilo y el
festejo, porque el fundamento de la alegría no necesita ser buscado con
mucho esfuerzo, ya que está vivo en todos. Por eso, la alegría puede ser
causa y contenido de la comunidad" (El sentido de la Iglesia, 81).
31. "Piensen, por una única vez, con cuánta intensidad y poder domina esa confluencia espiritual. ¡Lo que
consigue una consigna o una expresión de moda, en cuanto puede extenderse a círculos más amplios
que a su vez la relanzan! Nadie puede sustrarse totalmente a su influencia. ¡Cuán poderosos son los
hábitos espirituales de una época! A veces, son tan poderosos que se acpetan ciertas ideas con una
confianza casi dogmática; ideas que, por lo general, son abandonadas en cuanto las circunstancias se
modifican"(El sentido de la Iglesia, 61).
La Iglesia ejerce un poder liberador sobre el individuo frente a estos condicionamientos culturales y
ambientales. Por su propia naturaleza, la Iglesia juzga y valora la realidad lejos de las categorías
relativas de un lugar (nación, pueblo, etc.) y un momento (siglo, época) concretos, sino en relación a la
verdad de la Revelación y buscando el bien del hombre. Cuando surge un pensamiento nuevo, una
nueva perspectiva, moda, ideología, capta la atención de su tiempo por su novedad. Pero la novedad no
está unida necesariamente a la verdad. Guardini nos recuerda a modo de ejemplo el atractivo que ejerció
el pensamiento asiático en Occidente:
"Si una cultura aún no conocida entra dentro de la perspectiva de un pueblo y resulta afín a éste, ejerce
un poder fascinante sobre ese pueblo. El mundo asiático produce hoy tal efecto. Lo mismo sucede con
las nuevas orientaciones artísticas, con los nuevos dogmas políticos, etc., y hasta con las nimiedades de
la indumentaria y del comercio" (El sentido de la Iglesia, 63-64). "Mediante la Iglesia, la eternidad se
introduce en el tiempo" (El sentido de la Iglesia, 62). "La Iglesia está presente como la gran escollera que
se enfrenta al torrente de las modas espirituales. Es el poder que se ubica ante cada circunstancia
histórica, sea cual fuere. Contra todo poder que amenaza esclavizar al hombre: teorías científicas,
doctrinas políticas, ideales humanos de perfección, tendencias anímicas y psicológicas, etc., "(El sentido
de la Iglesia, 63).
Así, surge una paradoja para quien se mantiene fiel a la Iglesia en medio de los vaivenes de una época
determinada: "Curiosamente, pero nadie es más escéptico e interiormente independiente frente a 'lo que
todos dicen' que aquel que vive realmente con la Iglesia. Si el hombre renuncia a estar ligado
íntimamente a la Iglesia, sin más, sucumbe, frente a la ilusión tiránica del medio ambiente, hasta caer en
la superstición" (El sentido de la Iglesia, 64-65).
32. "Se habla mucho de la amenaza totalitaria, pero ningún proceso ocurre
partiendo solo de un lado. La coerción totalitaria sobre el matrimonio sólo se
hace posible cuando el portador vivo de la libertad, el hombre responsable, ha
perdido hace mucho el deseo de comunidad de fidelidad, de vinculación familiar,
de configuración viva de la casa"
(Libertad en Preocupación por el hombre, 133).
Guardini habla en este ensayo de la libertad y sus aplicaciones en el ámbito del
matrimonio (casarse con quien uno desea), profesión (elegir el propio trabajo), académica
(la búsqueda libre de la verdad en la universidad), etc. Libertades que fueron suprimidas
en parte durante el periodo nazi. En este contexto debemos situar la cita anterior y
preguntarnos ¿Qué nos enseña este texto?
Nos enseña algo tan importante como que el Estado invade nuestros derechos, los anula
y los desprecia en la medida que el portador de los mismos no vive ya el valor o los
valores que sostienen tales derechos y por lo tanto no encuentra en sí mismo la fuerza y
los recursos para defenderlos. Los totalitarismos se imponen al individuo en la medida
en que éste cede y no defiende por debilidad lo que en justicia y por derecho natural le
corresponde. No es un proceso que se da de un lado, por el contrario, están implicados
dos, el Estado que impone y el individuo o la sociedad que cede.
Defender la vida humana implica, pues, vivir los valores que hacen que la vida humana
sea acogida, protegida, promovida y defendida desde la concepción hasta su final
natural. Sólo así seremos fuertes para en un segundo momento manifestar y defender en
público el derecho a la vida ante quienes nos gobiernan.
Por: Rafael Fayos Febrer, Tomado de http://guardiniromano.blogspot.com.es/ 10/12/21014
33. En “La esencia de la obra de arte”, Guardini explica la función real y
profunda de la obra de arte en su relación con el hombre y su
trascendencia.
Primero expone algunas generalidades de la obra de arte en
relación a su función que tiene en la vida del hombre, pues afirma
que: “la pregunta de qué es esa cosa extraña, tan irreal y a la vez
tan operante; tan sacada fuera de la vida habitual, y sin embargo,
tan capaz de tocar tan profundamente la más íntimo; tan superflua
ante todos los criterios prácticos, y sin embargo tan imprescindible
para todo aquél en cuya vida ha penetrado por una vez”, ha de
responderse mediante la reflexión e interiorización, pues solamente
un hombre con dotes artísticas puede sentirse tocado por los
colores, figuras y movimientos de la obra de arte de tal manera que
dichas características de la obra no sólo son algo, sino que también
dicen algo. Por lo tanto, el artista tiene la capacidad de ver emerger
de las formas la esencia, pues la obra de arte se ha de entender
como un todo, una unidad y no como un conjunto de características
reunidas para lograr una cierta armonía.
34. Encuentro y configuración:
Un hombre con dotes artísticas se siente tocado por las propiedades
especiales de una cosa, son y dicen algo sensorialmente. Es la forma que
tiene la esencia de esa cosa para revelarse. Puede ser receptiva y activa a la
vez. Y al captarla se capta a sí mismo, es un encuentro en lo más intimo, más
allá de lo cotidiano.
El artista toma algo de ahí afuera y lo produce nuevamente. Se hace creador,
no de forma arbitraria. Sigue su forma, haciendo un algo semejante, imitando
en la buscada de crear algo mejor de lo que hay en la naturaleza, dentro de
la naturaleza del material del que se hará la nueva cosa.
Transforma la impresión en una obra, que hablara de la historia de su
experiencia y labor creativa.
Pero además lo hace con la influencia de la intención estilística de la época,
cada época tiene su forma de “ver”.
Esa obra sirve para la existencia.
Imágenes:
Las imágenes en nuestra mente encierran el sentir vivo. Nacen de un mito,
de una experiencia o de una palabra, formando una imagen que toma un
significado determinado, que se carga de sentido, sin tener que estar sujeta
al entendimiento critico ni a la voluntad utilitaria. Y cuando son tocadas por la
obra de artes, cuando reciben su estimulo, la hacen vibrar.
Es una característica primitiva en el ser humano, de ahí su poder de ejercer
sobre nuestro ánimo. Hacen perceptible lo enorme del mundo exterior y la
profundidad de lo interior.
35. La totalidad de la existencia:
En la obra de arte se transforma la presencia aislada en proceso de
conformación, dado por el “cómo” y no por el “qué” . En cada obra surge un
mundo, que en cada caso es diferente, pero con la misma esencia en todas
la artes. Artes que buscan dar a la unidad de la esencia del mundo y del
hombre una expresión que en realidad no tiene haciendo sonar en ella la
totalidad de la existencia.
Finalidad y sentido:
Forma parte de la obra tener sentido pero no tener finalidad. Significa, es.
Lleva adherido el mundo, un ámbito conformado ,lleno de contenidos de
sentido.
Al ser percibida por un observador, ya no su creador, hace a este participe
del proceso que ha surgido. Después, además, podrá tener finalidades.
Arte y moral:
La obra estimula la interioridad de su observador, poniéndola en
movimiento. Provocando en el una especie de “catarsis”, porque al
experimentar lo que la obra representa es influenciado por ella, y en
consecuencia sufre una purificación, un ordenamiento, una aclaración, un
fortalecimiento y puede empezar una “vida nueva”.
Por esto mismo se dice que la verdadera obra de arte comunica a quien es
receptivo, y que no tiene nada que ver el aleccionamiento teórico o el
empeño.
36. Ética y belleza:
La belleza aparece cuando la esencia de la cosa y de la persona alcanzan su
clara expresión.
La realidad se representa y, o se utiliza según modas, movimientos,
tendencias, etc. las cuales influencian el artista. Así como la percepción de la
obra y, en especial de la belleza. La cual pueden volverse superficial,
entonces solo sería una belleza en apariencia. O puede que se dé, que la
belleza, sea mal interpretada por hacer referencia a la belleza superficial.
Relación con la realidad:
Lo auténtico de la obra se encuentra en la representación, no en el dominio
de la realidad. Y desde ahí se objetiva, se hace “real” mediante los
materiales. Pero hay que tener en cuenta que el “espíritu de la obra” es tanto
o más “real” que lo material.
Lo material es una forma, es una cosa que representa lo que el artista
deseaba representar, lo que estaba en su imaginación, y luego estará en la
imaginación del observador. Y si no estuviera en la imaginación de nadie lo
que habría seria “su posibilidad”.
En conclusión la obra de arte no es la obra como material sino aquello que el
artista buscó representar para que sea entendido por el observador, la
sensación.
37. La promesa:
La obra de arte surge del anhelo, que toma
parte en la realidad, de esa existencia
perfecta que el hombre piensa que debe
llegar a existir: donde lo que “es” haya
alcanzado su plena verdad y la realidad se
halla sometido a lo esencial.
Lo representado no queda sellado en su
irrealidad, sino que despierta la esperanza
de que el mundo que el artista propone
aparecerá de hecho, que la obra es solo el
esbozo.
Por lo tanto no se le hace justicia a la obra
solo “disfrutándola”, sino que se debería
compartir el encuentro que sintió el creador
con la cosa, entrar en el espacio que se
establece y vivir ese mundo.
38. En relación con Guardini hay dos puntos
principales: El primero es la intención de Bergoglio
de realizar un trabajo doctoral en teología en 1986
y que tenía como tema el pensamiento de
Guardini. El segundo es la lectura de “El Señor”,
obra cristológica de Guardini, que según algunos
de los biógrafos, Bergoglio solía recomendar. Es
significativo encontrar en los pocos meses de la
Cátedra de Francisco algunas referencias a
importantes textos de Guardini utilizados en
documentos de su Magisterio. Por ejemplo, en el
número 22 de Lumen Fidei, se alude textualmente
a un pasaje del escrito La esencia de la
cosmovisión católica. El texto es el siguiente:
39. Lumen Fidei, 22: “Se entiende entonces por qué fuera de este cuerpo, de esta
unidad de la Iglesia en Cristo, de esta Iglesia que —según la expresión de
Romano Guardini— «es la portadora histórica de la visión integral de Cristo
sobre el mundo» (Vom Wesen katholischer Weltanschauung, 1923, en
Unterscheidung des Christlichen. Gesammelte Studien 1923-1963, Mainz
1963, 24.), la fe pierde su «medida», ya no encuentra su equilibrio, el espacio
necesario para sostenerse”.
Evangelii Guadium, 224:“A veces me pregunto quiénes son los que en el
mundo actual se preocupan realmente por generar procesos que construyan
pueblo, más que por obtener resultados inmediatos que producen un rédito
político fácil, rápido y efímero, pero que no construyen la plenitud humana. La
historia los juzgará quizás con aquel criterio que enunciaba Romano Guardini:
«El único patrón para valorar con acierto una época es preguntar hasta qué
punto se desarrolla en ella y alcanza una auténtica razón de ser la plenitud de
la existencia humana, de acuerdo con el carácter peculiar y las posibilidades
de dicha época» (Das Ende der Neuzeit, Würzburg, p. 30-31.)”
Homilia del 7 de abril de 2013:“Dios siempre nos espera, no se cansa. Jesús
nos muestra esta paciencia misericordiosa de Dios para que recobremos la
confianza, la esperanza, siempre. Un gran teólogo alemán, Romano Guardini,
decía que Dios responde a nuestra debilidad con su paciencia y éste es el
motivo de nuestra confianza, de nuestra esperanza (cf. Glaubenserkenntnis,
Würzburg 1949, 28). Es como un diálogo entre nuestra debilidad y la paciencia
de Dios, es un diálogo que si lo hacemos, nos da esperanza.”
40. El siguiente pasaje de El Señor, es propicio para terminar esta breve
exposición de la relación entre Pontificado y Guardini. Trata sobre el personaje
del que el actual Papa tomó su nombre:
“Humilde, lo que se dice humilde, era Francisco cuando se inclinaba
reverentemente ante los pobres. No porque se rebajara hasta el nivel del
desvalido para prestarle ayuda, o porque su fina sensibilidad lo llevara a
reconocer en él a un ser humano, sino porque su espíritu, abierto a la
iluminación de Dios, lo impulsaba internamente a inclinarse ante la desgracia
del pobre como ante un misterio majestuoso. El que no sea capaz de percibir
esta dimensión considerara a Francisco de Asís como una persona
extravagante. Pero, en realidad, lo único que hacía era reproducir en su
existencia el misterio mismo de Jesús” (Guardini, 2002, p. 399).
En la medida que el Papa Francisco nos nutra con su magisterio, iremos
encontrando los puntos de conexión, o las posibles influencias de Guardini y
otros pensadores cristianos.
41. A Romano Guardini se le admira por su conocimiento
en teología, vida espiritual, filosofía y arte.
El no se sentía ni teólogo, ni filósofo sino un pensador
cristiano, que pretendía transmitir una vision global
del mundo de inspiración católica.
Romano Guardini fué un hombre que hizo aportes
importantes a la filosofía personalista, desde una
visión diferente, ya que como sacerdote católico tenía
una percepción de la persona y su relación con Dios.
Pensaba que a través del cristianismo se podía
interpretar la realidad, uniendo la filosofía y la
teología.
42. Espíritu de la Liturgia (1917)
Cartas de Autoformación (1922)
El sentido de la Iglesia (1922)
El Universo Religioso de Dostoievski (1933)
La Muerte de Sócrates (1934)
Pascal (1934)
Mundo y persona (1939)
Libertad, Gracia y Destino (1948)
La Aceptación de Sí Mismo (1950)
El Señor (1954)
La Experiencia Cristiana de la Fe (2005)
43. El Personalismo
Juan Manuel Burgos
Editorial Palabra, segunda edición
Mdrid, 2003
• http://es.wikipedia.org/wiki/Romano_Guardini
• http://www.philosophica.info/voces/guardini/Guardini.html
Romano Guardini, La esencia de la obra de arte, [Dir. José
Muñóz Sendino], Ediciones Guadarrama, 1960, Madrid, págs.
72 –
http://guardiniromano.blogspot.com.es/
Blog sobre la antropología filosófica de Romano Guardini
• Presentación realizada por Gerardo Viau, 15/9/2012,
10/12/2014