España solo detecta el 2% de los niños superdotados y el 10% de los niños con altas capacidades. Los niños superdotados tienen un cociente intelectual de 130 o más, mientras que los de altas capacidades están entre 120-129. Aunque tener una inteligencia superior parece una ventaja, a menudo se convierte en un problema debido a que el sistema educativo no se adapta a sus necesidades y estos niños se sienten diferentes. Además, hay lista de espera para ser evaluados y no todas las familias pueden permitirse una evaluación privada. Finalmente
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En España solo se detecta un 2 por ciento de los niños que son superdotados. Y, si
hablamos de niños con altas capacidades, tan solo el 10 por ciento. Se habla de un nivel
de inteligencia superior a la media o de altas capacidades cuando el cociente intelectual se
sitúa entre 120 y 129 puntos. Mientras que el de los niños superdotados se
encuentra a partir de los 130 puntos.
A simple vista, tener una inteligencia superior al resto de personas parece ser una ventaja.
Pero, en muchos de estos casos, ese don se convierte en una fuente de problemas. Y es que,
entre otras cosas, el sistema educativo de nuestro país no está preparado para adaptarse
a las necesidades de estos niños con altas capacidades. Y es que, curiosamente, muchos
niños superdotados, o con altas capacidades, se sienten diferentes al resto de sus
compañeros. Y esto es precisamente uno de los problemas que tiene que afrontar estos
niños y jóvenes. Además, hay lista de espera para ser evaluado por los equipos de
orientación de las diferentes comunidades autónomas.
Dichos equipos se encargan de emitir un informe oficial, que recoge las altas capacidades
del niño, y que es imprescindible para que en el colegio estos alumnos puedan acelerar
su formación y pasar de curso, por ejemplo. Pero, como esta evaluación suele tardar, las
familias acaban solicitando ese estudio a un profesional privado. Pero, no todas las familias
se lo pueden permitir.
La presidenta de la Asociación Española de Superdotados y con Talento, Alicia Díaz
Concha, explica que atienden a "adultos que se han enterado recientemente que son
personas con altas capacidades, pero que, a lo mejor, llevaban un montón de años de
psicólogo para saber qué es lo que les pasaba". Y es que no sirve cualquier tipo de
psicólogo, pues tiene que ser un profesional que tenga la especialidad en altas
capacidades.
Es muy importante que el niño sea consciente de que tiene una inteligencia superior,
pero también es importante que los padres sepan cómo tiene que ayudar a sus
hijos. Porque a veces se dan cuenta de que algo pasa, pero no saben encontrar cuál es la
razón. "La inmensa mayoría de los padres ven a sus hijos diferentes, los notan raros",
añade Alicia. También explica que los padres muchas veces dicen: "El caso es que el niño
es muy inteligente, pero no es feliz".
Una historia de este tipo de casos es la de Marina, una profesora de universidad y que no
fue identificada como superdotada hasta los 13 años de edad. La identificaron como
superdotada tras un accidente de tráfico, en el que su cráneo sufrió varias fracturas: "Al
salir pensaron 'vamos a pasarla al psicólogo durante un mes para que vea si está
bien'. Entonces fue ahí cuando me descubrieron que tenía una inteligencia muy
significativamente por encima de la media", ha contado.