1. Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un
esfuerzo total es una victoria completa. Mahatma Gandhi (1869-1948. Político y
pensador indio)
Pablo José Duque Melguizo.
Ana María Morales Hernández
2. PAG.
1. Introducción………………………………………………………………….....1
2. Decrecimiento Sostenible………………………………………………………2
3. Ecofeminismo…………………………………………………………………...8
4. Participación ciudadana……………………………………………………....14
a. -Los Presupuestos Participativos…………………………………….14
b. -Experiencias de participación: Kerala……………………………...17
5. Notas finales…………………………………………………………………...25
6. Referencias bibliográficas…………………………………………………....26
3. SEMBRANDO ESPERANZAS: Alternativas y cambio social
Pablo Duque y Ana Morales
INTRODUCCIÓN
Nuestro mundo globalizado se enfrenta a diversas amenazas como son el cambio
climático, el agotamiento de los recursos, la pobreza y la desigualdad socioeconómica, y
los distintos desajustes sociales y psicológicos producto de nuestro vacío e
individualismo social. Sin embargo, pese a todos estos peligros, no se han asumido
verdaderas propuestas que promulguen un cambio de horizonte.
Esto podría representarse bajo la siguiente anécdota aportada por John
Holloway: “todos estamos en una gran habitación con paredes ciegas, sin ventanas al
exterior. La habitación está amueblada, algunos están sentados de forma cómoda y
otros, la mayoría, no tanto. Pocos parecen darse cuenta que las paredes se mueven
hacia el interior de la habitación, y amenazan con dejarnos progresivamente sin
espacio. Entre los habitantes hay discusiones continuas, pero éstas se refieren a la
disposición de los muebles. Se organizan a menudo votaciones para decidir cambiarlos
de lugar. En efecto, según como se disponen, puede haber más o menos gente que esté
cómoda, pero en ningún caso esto consigue frenar el movimiento imparable de las
paredes. En la habitación también hay gente que dice que lo importante no son los
muebles sino las paredes, y algunos van empujando y dando cabezazos para intentar
frenar su movimiento. Al principio creen que están solos pero poco a poco descubren
muchas otras personas que, sin aparentarlo, hacen lo mismo. Juntos, miran las paredes
en busca de las grietas que permitan derrumbarlas.”1
Esta simulación bien podría ser reflejo de nuestra sociedad de crecimiento
occidental, la cual nos habla de la necesidad de buscar alternativas que nos permitan
sobrevivir ante este asfixiante panorama. Frente a las poco convincentes opciones
verdes dadas, que pretenden seguir creciendo y manteniendo el mismo nivel de vida
gracias a la fe ciega en las tecnologías, queremos profundizar en una alternativa
claramente más amplia, capaz de llegar a las raíces y promulgar los cambios
necesarios desde los cimientos que conforman nuestro sistema capitalista actual. Nos
encontramos aquí con el decrecimiento sostenible, ecofeminismo y la participación
ciudadana.
1 Leira, Oriol, y Puddu, Stefano. (2008) La catástrofe como oportunidad. En Decrecimiento sostenible.
Revista Ecología política. Barcelona: Icaria Editorial. p.45
4. DECRECIMIENTO SOSTENIBLE
El decrecimiento es una filosofía de vida, un eslogan político que pretende la
ruptura con el crecimiento, el productivismo y el consumismo exacerbado. Se trata
de un lema capaz de integrar las distintas iniciativas sociales que se oponen al objetivo
de desarrollo ilimitado, tratando de construir una sociedad mejor donde se viva
trabajando y consumiendo menos.2
El proyecto de una sociedad basada en la sobriedad y la autonomía es
mencionado desde finales de los años sesenta por autores como André Gorz, Jacques
Ellul, Cornelius Castoriadis e Ivan Illich, en una reflexión crítica sobre el progreso y la
tecnociencia. Este último autor ya nos hablaba de lo urgente que resulta reaccionar ante
las amenazas, recuperando, como ejemplo, la lentitud y la inteligencia del caracol, el
cual es hoy día símbolo de algunos grupos decrecentistas. Así, según explica Ivan Illich,
“el caracol construye la delicada arquitectura de su concha sumando, una a una,
espiras cada vez más grandes, luego se detiene bruscamente y empieza ahora a hacer
giros decrecientes. Una sola espiral más haría que la concha fuera dieciséis veces más
grande, lo que en lugar de contribuir al bienestar del animal, lo sobrecargaría. A partir
de entonces, cualquier aumento de su productividad serviría solamente para paliar las
dificultades creadas por una concha que ha crecido más allá de los límites fijados por
su finalidad. Pasado el punto límite de amplitud de las espiras, los problemas del
sobrecrecimiento se multiplican en progresión geométrica, mientras que la capacidad
biológica del caracol sólo puede, en el mejor de los casos, seguir una progresión
aritmética.”3
El alejamiento que el caracol experimenta del crecimiento exponencial nos
puede iluminar a la hora de buscar una sociedad de decrecimiento sereno, capaz de tener
en cuenta a la diversidad de especies vivas, de hoy y de mañana.
Evidentemente, no se trata de realizar un cambio inverso al crecimiento o, lo que
es lo mismo, de fomentar un crecimiento negativo de nuestro modelo económico y
social, pues, como bien estamos comprobando en nuestra crisis actual, esto supone el
caos y el sufrimiento de las capas sociales más desfavorecidas ante los recortes de gasto
social que implica el no crecimiento en una sociedad de crecimiento. Reconocemos,
pues, que no abogamos por la ralentización del crecimiento, lo cual implica el aumento
de las tasas de desempleo y la reducción de los programas sociales que garantizan
ciertos mínimos para una vida digna.
Por su parte, a lo largo de la historia de la modernidad, hemos podido comprobar
que los distintos poderes políticos –dictadores, republicanos, socialdemócratas,
comunistas, centralistas, gobiernos de izquierda o derecha…- han basado su actividad
en el modelo productivista, siendo el crecimiento económico el incuestionable eje
central.
No obstante, la idea de sociedad alternativa decrecentista que queremos
proponer trata de buscar más allá de la idea tan arraigada de crecimiento, y su inevitable
crecimiento negativo. Así pues, abogamos por la deconstrucción de los parámetros
que han regido nuestro modelo actual, apostando por una sociedad autónoma,
2 Latouche, Serge. (2009) Pequeño tratado sobre el decrecimiento sereno. Barcelona: Icaria. p.17
3 Ibídem, p.32
5. austera, y convivencial, capaz de promocionar la solidaridad y el buen vivir entre sus
miembros. Esto probablemente suponga la colisión con intereses de diversas partes,
especialmente, con los de las personas que se encuentran en posiciones privilegiadas.
Sin embargo, la insostenibilidad de nuestra sociedad nos obliga a cambios estructurales
que involucran a todos/as.
El proyecto del decrecimiento se sitúa como una utopía capaz de generar
esperanzas para cimentar otro mundo posible, provocando la explosión de diversas
alternativas posibles, que nacen desde los plurales sectores sociales. Esto quiere decir
que no hay recetas y proyectos generales de decrecimiento, si bien queremos referirnos
al círculo virtuoso de las ocho “R” propuesto por Serge Latouche, donde encontramos
algunas directrices básicas que pueden iluminar nuestro camino hacia un decrecimiento
amable y sostenible.
En primer lugar, nos encontramos, como puntos de partida, los conceptos de
reevaluar y reconceptualizar, es decir, cambiar los valores profundos que rigen
nuestras vidas, descolonizando el imaginario economicista que mueve todas nuestras
acciones. Hablamos aquí de la reordenación de los propios patrones vitales, de la
autotransformación necesaria al ser conscientes de que la verdadera reivindicación de
los cambios sociales empieza en el propio yo y en nuestra forma de concebir el mundo.
El adversario que pretendemos derribar se encuentra profundamente arraigado en
nuestro ser, pues, desde diversos frentes de nuestro contexto cotidiano, ha ido
conquistando nuestra forma de estar y vivir en el mundo. Nos referimos a valores como
la agresividad y la competitividad, el individualismo, la indiferencia ante el sufrimiento
humano, la manipulación y el consumismo irresponsable. Entonces, es necesario
trabajar para reemplazar el egoísmo por el altruismo, la competencia por la cooperación,
la obsesión del trabajo por el placer del ocio, el materialismo y consumismo ilimitado
por las relaciones sociales y convivenciales, lo global por lo local, la heteronomía por la
autonomía,… etc.4
Así mismo, es importante reconocer cómo hemos ido adquiriendo los valores del
imaginario actualmente dominante y actuar sobre las principales formas que han
4 Latouche, Serge. (2009) La apuesta por el decrecimiento. ¿Cómo salir del imaginario dominante?
Barcelona: Icaria. p.145.
6. colonizado nuestra mentalidad, las cuales pueden agruparse en: la educación –formal
e informal-, la manipulación mediática y el modo de consumo cotidiano.
En lo que respecta a la educación, debemos tener en cuenta lo importante que
resulta acompañar la formación de niños/-as y jóvenes con el ejemplo de vida, de
manera que no caigamos en contradicciones e incoherencias. Las escuelas, también
objeto de crítica de Ivan Illich, en la mayoría de veces, suponen lugares de
adoctrinamiento donde se perpetúan los valores dominantes sin invitar al
cuestionamiento crítico de nuestra realidad. Nos encontramos aquí, por ejemplo, con las
restricciones a la creatividad personal, al encajar la enseñanza y su evaluación a un
prototipo que no deja margen para el pensamiento diferente. No obstante, a pesar de la
alienación general, siempre existe un grupo minoritario de disidentes capaces de
interpelar el orden establecido. Ante esto, se requiere fomentar espacios alternativos
generadores de ciudadanía, es decir, lugares en los que la persona pueda desplegar sus
diversas capacidades y valores morales para llegar al cuestionamiento de la realidad y,
una vez conscientes, proceder a su transformación.
Al hablar de manipulación mediática nos referimos a toda la maquinaria
publicitaria e informativa abordada con anterioridad. Las facilidades de información
propiciadas por los avances tecnológicos de nuestro mundo globalizado han generado
un exceso informativo que reduce el juicio crítico y aumenta la indiferencia. A esto
tenemos que añadir la cantidad de anuncios publicitarios que continuamente entran en
nuestros cerebros, originándonos necesidades innecesarias. Detrás de esta maquinaria se
esconden importantes lobbies, empresas y Estados que estudian profundamente las
formas de manipular y llegar fácilmente a nuestros cerebros, para incitarnos a consumir
y adquirir determinado estilo de vida. Es aquí donde nos encontramos con la
drogadicción al consumo continuo y exacerbado, como forma de integración y
reconocimiento social.
Para superar estas formas de dominación y colonización del imaginario, es
necesario ser conscientes de esta realidad que nos constriñe y tener la voluntad de
poner en práctica aptitudes que nos conduzcan a nuestra progresiva liberación.
Evidentemente, si pensamos que toda la realidad que hay que cambiar se encuentra
fuera de nosotros, ajena a nuestra realidad, no habrá cambio alguno. Es, pues, momento
de dar pequeños pasos en nuestra forma de estar en el mundo.
Primeramente, necesitamos experimentar la importancia de la presencia del
otro, sea planta, animal o ser humano, sin reducirla a un valor meramente utilitarista y
mercantilista. Además, sería interesante borrar la arraigada concepción de propiedad
y posesión que tenemos de los otros/as, según la función que representan, por ejemplo:
“mi” novio/-a, “mi” amigo/-a, “mi” médico/-a, “mi” peluquero/-a, etc. Podría ser más
positivo si hablásemos desde un trato personal que refiera a la individualidad y la
afectividad en las relaciones personales, como miembros de una misma comunidad de
seres vivos.
Por su parte, debemos denunciar todo tipo de manipulación informativa y
publicitaria, abandonando aquellas conductas que perpetúan el modelo capitalista
dominante, especialmente, las que nos quedan más cercanas: el consumismo
innecesario. Pese a las dificultades propuestas desde los poderosos organismos que tejen
la trama de nuestro sistema, se deja rienda suelta a la diversidad de acciones sociales e
7. individuales que, desde la sensibilización y concienciación, promueven la reevaluación
y reconceptualización de la realidad impuesta.
Siguiendo con la rueda de las ocho “R”, debemos mencionar el concepto de
reestructurar. Puesto que la representación que hasta ahora hemos hecho de la realidad
no resulta convincente, debemos proponer otras estructuras capaces de concebir
nuestro mundo a partir del planteado cambio de valores, lo que influye en las
relaciones sociales de producción y distribución.5 De esta forma, ponemos en duda la
sociedad del crecimiento y del capitalismo para proponer la estructuración de una
sociedad de decrecimiento, especialmente, en lo que respecta a su aparato de
producción y consumos. Hablamos de un proceso complejo que, si no le antecede un
previo cambio de imaginario, puede degenerar en acciones dictatoriales y violentas. Así,
podríamos asemejar la reestructuración a la definición profunda de revolución, en tanto
que “significa la entrada de lo esencial de la comunidad en una fase de actividad
política, es decir, instituyente. El imaginario social se pone manos a la obra y acomete
explícitamente la transformación de las instituciones existentes”.6 Una revolución
decrecentista capaz de reconvertir el entramado socioeconómico de nuestro sistema.
Por su parte, seguidamente nos encontramos con el concepto de redistribuir, es
decir, repartir la diversidad de bienes y accesos patrimoniales: la tierra, los ingresos,
el empleo, etc. Esto tendrá como resultado la reducción del poder y los medios de las
élites productivas, y la disminución del consumo, puesto que, generalizando la igualdad
en los accesos y las oportunidades, ya no habrá cabida para el sobreconsumo de los
bienes materiales como forma de distinción social. De esta forma, desde el
decrecimiento, fomentaríamos la agricultura biológica campesina, respetuosa hacia los
ecosistemas, frente a la agricultura intensiva productivista, que deteriora el medio
natural. Así mismo, impulsaríamos reformas en el reparto de los ingresos basadas en la
justicia, estableciendo la garantía de una renta básica universal y los límites tanto para
los salarios mínimos dignos como para los salarios máximos exigibles, ya que la
democracia debe promover ciertos parámetros de igualdad. En adición, se limitaría el
papel de los bancos y las entidades financieras, evitando las operaciones especulativas
de la lógica productivista.
Más adelante, este redistribuir nos conduce a relocalizar, una de las formas más
importantes para llevar a cabo la sociedad de decrecimiento. Por relocalizar entendemos
la reconstrucción social, política, económica y cultural del territorio, fomentando la
administración de bienes y servicios a nivel local y, así, evitar acudir a empresas
transnacionales sujetas al modelo dominante. Se trata de revitalizar el terreno local,
produciendo en proximidad aquellos servicios que satisfagan las necesidades locales,
reduciéndolos a lo indispensable. Esto favorece las relaciones de proximidad,
reciprocidad y confianza, recreando los espacios públicos para los intercambios y los
bienes relacionales. La descentralización en la toma de decisiones y la disponibilidad
de aquellos bienes y servicios necesarios para el uso cotidiano fomenta el
empoderamiento de las pequeñas comunidades y la escasa o inexistente dependencia a
territorios y organismos exteriores. Esto favorecería el menor consumo de recursos
energéticos, especialmente, los referidos a los transportes, promocionando, a su vez, la
relocalización de un importante número de actividades. Ante esto, sería interesante
5 Ibídem, p.167.
6 Ibídem, p.175
8. imponer tasas mayores a los desplazamientos de largo recorrido, al consumir más
productos energéticos y generar más contaminación.
Por otra parte, la relocalización animaría a la autoproducción, consumiendo
energías –renovables- y recursos próximos, y promoviendo un mayor respeto al entorno,
que proporciona la supervivencia, y una mayor austeridad para su preservación. Para
esto, haría falta invertir en la reconstrucción de los espacios devastados por la
depredación de nuestro modelo capitalista.
De otro lado, sería conveniente hacer resurgir nuevas formas de autogobierno
democrático, de manera que las pequeñas comunidades autoorganizadas tengan la
capacidad de influir y tomar las decisiones que repercuten en las distintas esferas de sus
vidas. Según cita el autor Fotopoulos, para una democracia de proximidad sería
conveniente contar con pequeñas unidades de aproximadamente 30.000 habitantes, o la
parcelación de las gigantescas ciudades modernas.7 Esta nueva reordenación del
territorio favorecería la nueva organización política local, desde la valorización de las
especificidades locales, y la defensa del bien común. Así, bajo la actuación local se da
respuesta a diversos de los problemas surgidos con la globalización, fomentando la
participación e implicación ciudadana: acción local como fuente de cambio global.
Sin embargo, frente a esto, debemos andar con recelo ante los nuevos términos de
glocalismo o desarrollo local, los cuales forman parte intrínseca del imaginario
capitalista imperante. En ocasiones, esto supone que los distintos territorios compiten
entre sí a la hora de ofrecer condiciones favorables a las empresas transnacionales, tal
como la desregulación ambiental, la flexibilidad laboral y las ventajas fiscales. En
adición, esto puede suponer la destrucción de lo local, al ir centralizando la diversidad
de poderes y accesos que hacen imposible la competencia local.
Dando un paso hacia delante, seguimos con la rueda virtuosa que nos lleva al concepto
de reducir, es decir, disminuir todo consumo y producción superflua y, con ello,
nuestra huella ecológica en el mundo. Se trata de reducir todas aquellas acciones que
nos impiden dedicar tiempo al bienestar y las relaciones sociales y espirituales. Esto
incluye la reducción drástica de la publicidad, del sobreconsumo y, como
consecuencia, de las enormes cantidades de desperdicios derivados de nuestra
actividad acumulativa. A modo de ejemplo, frente a los 1.200 millones de personas que
sufren pobreza extrema, en Italia, se desechan anualmente 5 millones de toneladas de
pan y 1.500 millones de toneladas de pastas.8 Por tanto, por razones de justicia social y
ecológica, la reducción se convierte en un deber moral a exigirnos, una vez asumida la
concepción de igualdad.
Esta reducción implicaría al consumo de energías y transportes , en tanto que
apoyaría la relocalización anteriormente comentada. No se trata de una vuelta a las
cavernas, como algunos críticos del decrecimiento quieren hacer ver. Por el contrario,
queremos reasentar una nueva lógica racional, donde, por ejemplo, el consumo de un
yogur no incorpore miles de kilómetros recorridos. Por tanto, hablamos de la
desconexión del mercado global para reducir el consumo de combustibles fósiles, cada
vez más agotados, y, así, reducir los efectos de contaminación derivados. Algunas de las
propuestas de actuación sería la interiorización en los costes de transporte de estos
7 Ibídem, p.191.
8 Ibídem, p.200
9. costos reales que, inevitablemente, estamos pagando todos/as en nuestro día a día. Esto
supone redescubrir las ventajas de los productos que pueden ser obtenidos localmente, y
apostar por transportes públicos, los cuales, si son correctamente promocionados,
pueden ayudar con su uso a reducir los costos adversos. Además, en nuestro previo
cambio de imaginario, se debe incorporar el gusto por estar aquí y no querer siempre
estar allá, es decir, limitar a lo indispensable los desplazamientos que suponen grandes
gastos energéticos e impactos sociales y medioambientales sobre las comunidades
destino. Más bien, debemos reforzar el placer de vivir en el entorno en el que nos
insertamos, sin ambicionar “la vuelta al mundo en ochenta días”. Una de las iniciativas
la podemos encontrar en el informe “Factor 4”, el cual propone dividir por cuatro la
energía y las materias primas consumidas, ejerciendo un uso eficiente de las mismas.
Todo esto se traduce en una fuerte sobriedad que favorece la autonomía y la
responsabilidad con nuestros ecosistemas y con las generaciones futuras.
Por otra parte, esta esfera también se refiere a la reducción del tiempo
dedicado al trabajo, de manera que tengamos más espacio para cultivar aquellas
actividades que verdaderamente dan sentido a nuestras vidas: familia, redes sociales,
espiritualidad, cultura, etc. Sobre esto queremos detenernos de forma más amplia
próximamente.
De otro lado, avanzando en el círculo de las “R”, nuestro cambio de actitud pasa
por el reutilizar, es decir, abogar por un consumo responsable, de manera que
consumamos los productos hasta gastar su utilidad. Esto supone potenciar al máximo
sus capacidades y darles un buen trato para que puedan durar más tiempo. Así mismo,
desde la nueva óptica de sobriedad, podemos aprender a reparar y valorizar los objetos,
sin pensar que pasan de ocasión.
De este modo, debemos exigir el establecimiento de regulaciones que
garanticen la durabilidad de los productos vendidos, ofreciendo facilidades de
reparación, ya que, hoy día, se encuentran programados para un corto período de vida.
Y es que, ¿quién no ha experimentado que la avería del coche o del reproductor de
música supone un coste más elevado que la compra de un nuevo artículo de última
generación y con nuevos avances incorporados? Este carácter de obsolescencia,
impulsado desde las grandes compañías productoras, sólo fomenta el consumismo
exacerbado, en una carrera por adquirir más y mejores productos. De este modo, la
reutilización implica, en primera instancia, a las empresas, puesto que son ellas las que
deberán prescindir de la despilfarradora fabricación de objetos inútiles, los cuales, a su
vez, generan montañas de residuos. Esto supondría la reinvención de nuevos oficios de
reparación, capaces de reducir nuestra dependencia al consumo continuado.
Finalmente, y una vez que hemos pasado por todos los estadios anteriores, nos
encontramos con el concepto de reciclar, es decir, recuperar los distintos
componentes de un objeto cuando este ya no se puede utilizar por su desgaste, en
vez de ser desechado inútilmente. De esta forma, incluso en el último eslabón del
proceso de consumo personal, tenemos la oportunidad de aprovechar responsablemente
las materias primas aportadas por la naturaleza para un nuevo ciclo de producción. En
el caso de la agricultura, los desechos biodegradables evitarían recurrir a los abonos
químicos, al igual que el reciclaje impediría, en buena medida, el agotamiento de ciertos
recursos escasos. Con la acción de reciclar, estaremos compensando parte de la deuda
con la naturaleza, al tratar de restituir los materiales obtenidos de ella.
10. En definitiva, cuando hablamos del círculo virtuoso de las 8 “R”, en el cual
podemos incorporar otras muchas erres relacionadas, tal como rehabilitar, reinventar,
ralentizar, restituir, reponer, recomprar, reembolsar…, hacemos referencia a una nueva
forma de estar en el mundo, lo cual implica, a su vez, un cambio radical en nuestros
modos de ser, hacer y tener. La austeridad y la convivencialidad son factores
fundamentales para la construcción de esta nueva sociedad de decrecimiento, cuyo eje
central será la resistencia a los distintos embates del modelo capitalista actual, desde la
pluralidad y el respeto por los otros/as y el medio natural.
ECOFEMINISMO
“Vinimos a decirle que la naturaleza es la fuente primordial de agua, y nosotras somos las
proveedoras de nuestras familias. Si las montañas no se cubren de bosques, los manantiales no
van a cobrar vida…”9
En nuestro análisis en torno a la globalización y su alternativa decrecentista, no
podíamos dejar de hablar de la corriente ecofeminista, la cual se encuentra
intrínsecamente relacionada con aquella. Hablamos, pues, del ecofeminismo como el
diálogo entre dos posicionamientos críticos que cuestionan la lógica capitalista
patriarcal y son incentivo para la transformación social: el ecologismo y el feminismo.
El pensamiento occidental originario de la Modernidad pone sus bases en la idea
de supremacía del hombre bajo la subordinación y dominación de las mujeres y la
naturaleza. Más recientemente, estas han sido las principales perjudicadas con la
llegada de la revolución industrial y el fenómeno de la globalización.
Nuestro sistema de mercado actual tiene su origen en los valores patriarcales
caracterizados por el dualismo antagónico, la jerarquía y su pretensión de
universalidad. Nos referimos a dualismo puesto que nuestra forma de forjar la realidad
se concibe en pares de opuestos como, por ejemplo, cultura/naturaleza, hombre/mujer,
razón/emoción, conocimiento científico/saber tradicional, público/privado,
autonomía/dependencia. Si ponemos atención, podemos comprobar cómo esta cadena
de dicotomías da prioridad a un término sobre su opuesto, confiriéndole un carácter de
afirmación y normalidad frente a su contrario que es negado como diferente y, con ello,
invisibilizado. Así fue como en Occidente, tras el período de la Ilustración, se dio un
papel de sujeto universal al hombre blanco, burgués, heterosexual, sin discapacidad,
etc., por encima del resto de grupos sociales.10
Como hemos visto con anterioridad, nuestra realidad está marcada por la
centralidad que ocupa la economía de mercado y la constante contabilidad monetaria de
la realidad. Sin embargo, lejos de este sesgo occidental se encuentran escondidas todas
aquellas aportaciones que no pueden ser cuantificadas por su carácter cualitativo; es
aquí donde nos encontramos con la invisibilidad de la participación de las mujeres y
de la naturaleza en la satisfacción de las necesidades humanas básicas . Este resulta
9 Palabras de las mujeres del movimiento Chipko, en la India, en protesta por la escasez de agua y el
fracaso de los ingenieros en los planes para su suministro. Citado en Shiva, Vandana (2004) Abrazar la
vida. Mujer, ecología y desarrollo. Madrid: ed. horas y HORAS. Cuadernos inacabados, nº 18. p. 267.
10 [Sin nombre] (2008) El pensamiento occidental subordina a las mujeres y a la naturaleza. En Tejer la
vida en verde y violeta. Madrid: Cuadernos de Ecologistas en Acción, nº13. p. 7
11. ser uno de los puntos de encuentro entre ecologismo y feminismo. La compraventa de la
fuerza de trabajo en el mercado, que convierte en mercancía a las personas, ha
descatalogado como trabajos activos aquellas labores asociadas a la reproducción y los
cuidados debido a su carácter gratuito y procesual, y no mercantil y de resultados. Sin
embargo, las actividades domésticas, en continua regeneración, son fundamentales
para la supervivencia y reproducción de la especie humana. De esta forma, sin su
existencia, las actividades de cuidados de personas dependientes –niños/as, ancianos/as,
enfermos/as-, la alimentación, la higiene y la limpieza y los afectos quedarían al
descubierto. Además, el reduccionismo a la actividad económica, medida en términos
monetarios como fuente de progreso y desarrollo, ignora también aportaciones naturales
como son los rayos de sol, la fotosíntesis, la creación de biomasa, el ciclo del agua o la
regulación del clima.11
Así pues, se hace necesaria una reconceptualización de la noción de trabajo,
dándole una significación que vaya más allá de su carácter asalariado, e introduciéndolo
como creador de vida y de relaciones humanas y con la naturaleza. Para esto, se
necesitará incorporar la razón subjetiva de las necesidades afectivas y de cuidados en la
concepción laboral, en un intento de superación de la alienación a actividades de
exclusiva remuneración monetaria que favorecen una mayor capacidad de consumo en
detrimento de las tareas del hogar.
Por otra parte, la invisibilidad de la naturaleza y de las mujeres a lo largo de este
tiempo ha dado como resultado dos tipos de crisis: la crisis ambiental y la crisis de
cuidados. A pesar de que nuestro pensamiento occidental sólo funciona en torno a
aquellas actividades que reportan beneficios, nuestro mundo sería incapaz de sobrevivir
sin los bienes y servicios que reporta la naturaleza de nuestro planeta, y el trabajo
doméstico y de reproducción humana de las mujeres.
Esto ha desembocado en un colapso ecológico puesto que, como hemos visto, el
ser humano está sobreexplotando los recursos naturales por encima de su capacidad de
regeneración y de absorción de sus residuos. De este modo, los límites ya han sido
superados, provocando un agotamiento progresivo de los recursos, sin que existan
alternativas verificadas capaces de mantener la demanda futura a los niveles actuales.
En adición, nos encontramos con la problemática del cambio climático, capaz de
generar importantes desajustes en el ciclo natural. Y, además de esto, nos encontramos
como la actividad humana ha ocasionado importantes impactos medioambientales en
torno al tema de la contaminación, lo cual hace que comiencen a escasear recursos tan
importantes como el agua, derivando, inevitablemente, en conflictos y luchas sociales.
Así mismo, hemos de decir que, paradójicamente, son las mujeres de los países
empobrecidos las que más sufren las consecuencias de esta destrucción medio
ambiental, puesto que manifiestan una mayor dependencia a los recursos naturales en
sus economías de subsistencia. Este deterioro progresivo de nuestra Madre Tierra –o
Pachamama, para los/las indígenas quechua y aymara- pide con urgencia un cambio
radical en nuestro modo de obrar.
11 Pascual, M. y Herrero, Y. (2010) Ecofeminismo, una propuesta para repensar el presente y construir el
futuro. CIP-Ecosocial-Boletín ECOS nº 10 p.2 (en línea)
http://www.fuhem.es/media/ecosocial/file/Boletin%20ECOS/Bolet in%2010/feminismo_ecologismo_M.P
ASCUAL_Y.HERRERO.pdf Fecha de revisión: 15 de abril de 2012.
12. Por su parte, también existen problemas en lo que respecta a la reproducción
social por parte de las mujeres. En los últimos años, hemos asistido a la incorporación
masiva de la mujer al mercado laboral remunerado, otorgándole una nueva
identidad pública. Sin embargo, esta incorporación ha sido realizada a aquellas
ocupaciones peor pagadas y de status más bajo, en un continuo de las prácticas
estereotipadas en torno al género. Así mismo, las mujeres tienen que hacer un
sobreesfuerzo en los procesos de selección en lo que respecta a demostrar su valía ante
la visión sesgada, y aún generalizada, de que ellas tienen el deber de quedarse al cargo
del hogar, siendo la crianza de los hijos/as un problema que recae más sobre las madres
que sobre los padres. No obstante, en una sociedad que sólo ve como válidas aquellas
actividades productivas, era de esperar que el mantenimiento de la vida humana entrara
en quiebra puesto que los hombres no han sabido complementar equitativamente con
sus cuidados la salida del hogar de las mujeres. De esta forma, y dentro de la visión del
trabajo doméstico como atadura, se produce la incompatibilidad entre las condiciones de
trabajo de mercado y las tareas de cuidados. Al mismo tiempo, asistimos a la progresiva
privatización de los servicios públicos de ayuda a cuidados de personas dependientes,
tales como guarderías, centros de personas mayores, etc. Esto ha favorecido la
proliferación de mercados de servicios domésticos para aquellas familias con suficiente
poder adquisitivo, que demandan una mano de obra barata y sobreexplotada en jornadas
laborales interminables para el cuidado de niños/as y personas ancianas y enfermas. Las
personas que realizarán este tipo de trabajo serán, nuevamente, mujeres, al no existir un
cambio verdadero de imaginario en lo que respecta a la asignación de tareas, y de perfil
extranjero proveniente, en su mayoría, de países empobrecidos con reducidas
oportunidades de elección. Estas mujeres extranjeras dejan al descubierto el cuidado de
sus familias en sus lugares de origen, quedando a cargo de otras mujeres de su entorno
más cercano –abuelas, hermanas, vecinas…-.
De este modo, puesto que hemos basado nuestro estilo de vida en la lógica del
mercado, el mantenimiento de la vida humana y natural se encuentra en plena amenaza.
El cuidado de la vida y la naturaleza no resulta prioritario para la actividad económica,
lo cual, a partir de lo que hemos visto, tiene importantes consecuencias. Estas van desde
el estrés que les genera a las mujeres corresponder a las labores del mercado y, a su vez,
a las tareas del hogar, hasta los vacíos afectivos y emocionales que supone en las
familias relegar las actividades de cuidados a una operación de compraventa, en
detrimento de la reciprocidad que hasta el momento había supuesto la reproducción de
la vida.
En esta línea, cabe introducir el concepto de huella civilizadora, de forma
similar a la huella ecológica. Este tipo de huella hace referencia a “la relación entre el
tiempo, el afecto y la energía amorosa que las personas necesitan para atender a sus
necesidades humanas reales –calidad de vida, seguridad emocional, equilibrio
psicoafectivo, etc.- y las que aportan para garantizar la continuidad de las generaciones
de la especie humana.” 12 Si seguimos los patrones de vida occidental, los hombres
estarían consumiendo más afectos y cuidados que los que aportan, de forma que, si
hiciéramos extensible el modo de vida masculino sería inviable mantener la
supervivencia humana en la Tierra. De este modo, para garantizar la sostenibilidad
12 Bosch, A., Carrasco, C., y Grau, E. (2003) Verde que te quiero violeta. Encuentros y desencuentros
entre feminismo y ecologismo. p.17 (en línea) http://www.ucm.es/info/ec/jec9/pdf/A05%20-
%20Carrasco,%20Cristina,%20Bosch,%20Anna%20y%20Grau,%20Elena.pdf Fecha de revisión: 15 de
abril de 2012.
13. social se necesitaría dar y recibir aproximadamente las mismas cantidades de cuidados.
Pese a la dificultad de cuantificar este tipo de actividades, podríamos calcular los
tiempos de vida dedicados a estas tareas, en un intento de favorecer la negociación entre
hombres y mujeres a la hora de la asignación de trabajos. No obstante, esto requiere de
una conciencia previa de la reproducción de la vida y de la dependencia del ser humano
a las relaciones afectivas. Así mismo, debemos dar centralidad a la persona y a los
procesos que dan sostenibilidad a su vida.
Por otra parte, podríamos mencionar como otro punto en común entre el
feminismo y el ecologismo su concepción del tiempo. No es válida la idea del tiempo
lineal que no tiene en cuenta los ritmos de la reproducción natural y los ciclos
biológicos. Hablamos, más bien, de un tiempo circular y biológico que atiende a las
necesidades naturales, permitiendo la regeneración de los recursos de la tierra, y las
necesidades físicas y afectivas del ser humano, creando vida en un modo no
cuantificable monetariamente.
Con respecto al ecofeminismo, y una vez sentadas las bases que justifican su
aparición, podemos decir que se trata de una corriente que tiene como pionera a Rachel
Carson, con su obra La primavera silenciosa, donde denunció los efectos de los
pesticidas agrícolas en la diversidad de especies naturales, incluida la humana. Su crítica
trata de demostrar los límites del entusiasmo tecnológico, con una oposición directa a
la industria química.13 No obstante, la aparición del término nacería más tarde, a
principios de la década de 1970, en Francia, bajo el cuño de la socióloga François
D´Eabuonne.
Como bien comentábamos con anterioridad, el ecofeminismo nace bajo la
conexión ideológica entre el ecologismo y el feminismo, en un intento de dar respuestas
a las circunstancias preocupantes que nos rodean: crisis económica, ecológica,
energética, alimentaria, etc., causadas por nuestro modelo occidental y patriarcal.14
Por su parte, cabe distinguir distintos tipos de ecofeminismos. En primer lugar,
podemos hablar del ecofeminismo clásico o esencialista, basado en la idea de que
hombres y mujeres expresan atributos opuestos. Por un lado, las mujeres manifiestan un
erotismo no agresivo e igualitarista cimentado en aptitudes de maternidad, pacifismo y
conservación de los ecosistemas, mientras que los hombres son competitivos y
destructivos por naturaleza.15 Sin embargo, este primer ecofeminismo basado en la
diferencia no ha sido tomado muy en cuenta por la diversidad de críticas que se le
atribuyen. Así, nos encontramos con autoras como Simone de Beauvoir, quien hace una
distinción entre sexo y género, y denuncia construcciones culturales como que la
maternidad, diferencia básica del género femenino, es el destino último de la mujer.
De otro lado, hacemos referencia al ecofeminismo espiritualista, el cual,
apartándose de la demonización del hombre, continúa con la concepción de que la
naturaleza resulta ser el símbolo encarnado de la mujer, alimentándose de esta para la
13 Puleo, Alicia. Ver conferencia en http://www.svideo.uji.es/peli.php?codi=488&lg
14 Weingärtner, Julia. El ecofeminismo ha vuelto. (en línea)
http://archivo.ecodes.org/pages/especial/ecofeminismo/Julia_Weingartner.asp Fecha de revisión: 25 de
abril de 2012.
15 Puleo, Alicia (2002) Feminismo y ecología. Revista El Ecologista, nº31. (en línea)
http://www.fyl.uva.es/~wceg/articulos/ElEcologista.pdf Fecha de revisión: 25 de abril de 2012.
14. reproducción de la vida. Esta idea podía engarzarse con la realidad de que son las
mujeres las que mejor administran los recursos en circunstancias de precariedad. No
obstante, esto tiene una justificación social en tanto han sido estas las tareas que se les
ha asignado históricamente a las mujeres, por lo cual están más concienciadas en torno a
la solidaridad familiar. Una de las principales precursoras de esta corriente es la india
Vandana Shiva, quien es precursora del ecofeminismo en países del Sur, siguiendo
algunas de las enseñanzas de la no violencia de Gandhi en su lucha contra la
degradación ambiental. Esta activista ha sido crítica con el desarrollo occidental,
calificándolo de mal desarrollo al ser fuente de violencia contra la mujer y la naturaleza.
Así, un ejemplo resonado de las prácticas del ecofeminismo espiritualista podría ser el
caso de las mujeres de Chipko, quienes consiguieron detener la tala indiscriminada de
sus bosques en el Himalaya atándose a los árboles bajo el símbolo del abrazo. Esta
iniciativa impidió la destrucción de los ecosistemas forestales, lo cual hubiera supuesto
el desplazamiento de las mujeres en busca de nuevos medios de subsistencia:
Abraza nuestros árboles,
sálvalos de su caída.
El dominio de nuestras montañas,
sálvalo de la depredación. 16
Por otra parte, y dentro de esta misma corriente, podemos mencionar el rastro
que ha dejado la Teoría de la Liberación en América Latina, bajo un pensamiento de
ecofeminismo y ecojusticia promulgado por Ivonne Gebara. El mismo se caracteriza por
la defensa de los indígenas, que están siendo las mayores víctimas de la destrucción de
la naturaleza, y las mujeres más empobrecidas. Así mismo, hace un llamado a
abandonar la imagen del Dios patriarcal y a experimentar la belleza de la naturaleza en
comunión e interdependencia con el resto de criaturas vivas, desechando cualquier
forma de dominación y superioridad.
En otra línea, nos encontramos con el ecofeminismo constructivista, el cual
hace una crítica a las atribuciones que se realizan entre mujer y naturaleza, justificando
esta conexión a partir de las responsabilidades de género que históricamente han tenido
que asumir aquellas para la reproducción familiar. No se trata de características propias
de su sexo sino de construcciones de roles que han obligado a las mujeres a estar más
conectadas a la naturaleza como medio de subsistencia y, desde ello, desarrollar una
mayor conciencia ecológica. Algunas de sus precursoras son Bina Agarwal y Val
Plumwood, quienes sugieren también la deconstrucción de nuestros imaginarios
basados en la lógica de dominación patriarcal y los dualismos jerarquizados que nos han
encaminado a la sociedad destructiva actual.
Finalmente, se da un salto cualitativo en la construcción de un ecofeminismo como
proyecto ético y político que sea alternativa válida a la crisis de valores a la que
asistimos, y un intento de superar el androcentrismo y el antropocentrismo a la par.
Hablamos, entonces, del ecofeminismo ilustrado17, el cual reivindica la herencia de
16 Citado en Shiva, Vandana (2004) Abrazar la vida. Mujer, ecología y desarrollo. Madrid: ed. horas y
HORAS. Cuadernos inacabados, nº 18. p. 121
17 Puleo, Alicia (2008). Libertad, igualdad, sostenibilidad. Por un ecofeminismo ilustrado. Universidad
de Valladolid: Revista de Filosofía Moral y Política ISEGORÍA, nº 38. pp. 39-59 (en línea)
http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/viewFile/402/403 Fecha de revisión: 29 de abril
de 2012.
15. igualdad, autonomía y conciencia ecológica propia de la Ilustración. Siguiendo con las
ideas aportadas por Alicia H. Puleo, pasamos a detallar algunas de las características
básicas de este novedoso ecofeminismo:
- Pensamiento crítico, en tanto que toma sus bases en el análisis y la reflexión crítica
desde los movimientos feminista y ecologista. Se trata de un proceso dinámico que
pretende el replanteamiento de nuestros modos de obrar y pensar, bajo la herencia
racional de la Ilustración, de forma que todos los prejuicios y estereotipos patriarcales
queden desechados. Al introducir la idea de ecojusticia, el ecofeminismo ilustrado
pretende fomentar la construcción de una sociedad de sostenibilidad y justicia.
- Reivindicación de la igualdad y la autonomía de las mujeres. Esta característica choca
frontalmente con el ecofeminismo esencialista y la idea estereotipada de la
identificación de la mujer con la naturaleza, puesto que persiste la etiqueta de
inferioridad para ambas. De este modo, el elogio continuo a la diferencia no supone un
incentivo para la transformación, sino, más bien, el reclamo del derecho a la igualdad y
el poder de decisión en torno a los derechos sexuales, reproductivos y, en general,
sociales, que les conciernen.
- Aceptación prudente de los beneficios de la ciencia y la técnica. Frente a las
perjudiciales consecuencias sociales y medioambientales que el desplegué desarrollista
de comodidades ha supuesto en los Países Más Avanzados, desde el ecofeminismo
ilustrado, más allá de una crítica radical que estanca y desincentiva, se opta por el
principio de precaución. Así, se trata de asegurar el respeto por el cuerpo y la dignidad
humana, y el medio ambiente, teniendo en cuenta a las generaciones futuras. Además, el
ecofeminismo puede aprovechar los adelantos tecnológicos para hacerse presente en los
diversos confines de la Tierra, siempre desde el reconocimiento de los límites de nuestra
acción.
- Fomento de la universalización de los valores del cuidado hacia los humanos y la
Naturaleza. Tal y como hemos visto, cierto es que las mujeres han asumido labores
tipificadas históricamente como masculinas, sin embargo, las devaluadas tareas
asociadas a las mujeres no han sido adoptadas por los hombres, lo cual supone un
bloqueo a la hora de acabar con la desigualdad y asimetría de géneros. Es hora de
superar los dualismos y apostar por una ética del cuidado que, por justicia, debe ser
universal. Para ello, se debe hacer extensible, esencialmente, a los hombres. Este será el
comienzo de nuevas relaciones de igualdad entre los sexos y con la Naturaleza, a partir
de una percepción empática del mundo que nos rodea.
- Asunción del diálogo intercultural, dando un valor a los ecosistemas y a las
comunidades superior que al del individuo. Además, debemos ser capaces de distinguir
la opresión que se sumerge bajo la idea de relativismo cultural, siendo puentes entre la
diversidad de realidades culturales, incitando a la reflexión por la igualdad. Así mismo,
se trata de una oportunidad para que nuestra sociedad consumista y destructiva aprenda
formas de vida sostenibles, sin dejar de rescatar aquellos aspectos positivos que la
globalización nos ha podido legar.
- Afirmación de la unidad y continuidad de la Naturaleza, desde un ecofeminismo
ilustrado que reivindica una mirada de empatía hacia los seres humanos y no humanos,
como pasajeros de una misma clase en un mismo barco con ruta similar. Se trata, así, de
16. comprender los sistemas naturales bajo una visión holística que fomente las buenas
prácticas.
En definitiva, hacemos referencia a un ecofeminismo integrador que redescubre
el valor olvidado de la mujer y la Naturaleza. Para esto, es necesario cambiar nuestra
concepción del mundo y la lógica de crecimiento que envuelve nuestro modelo
socioeconómico actual, basado en valores de dominación y explotación. De esta forma,
se plantea una alternativa de sociedad que da centralidad a la vida en toda la diversidad
de sus formas, y que es crítica con los valores que predominan en nuestra actualidad.
Así mismo, este cambio, utópico pero posible, se relaciona íntimamente con la demanda
de deconstrucción de imaginarios aportada desde el decrecimiento sostenible, de modo
que se conciben otros principios rectores en nuestras formas de vida capaces de cambiar
el devenir de nuestro planeta.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA: LOS PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS
La democracia es un “sistema de gobierno que, promoviendo la libertad y el
desarrollo humano, trata de extender al máximo la participación de los ciudadanos (y
ciudadanas) en todos aquellos asuntos que les afectan”18. Estos asuntos van desde el
ámbito local hasta el transnacional o mundial. Podemos destacar tres tipos de
democracia:
-democracia directa, cuya principal referencia la encontramos en la Ciudad-Estado de
Atenas en el siglo V a. C. Su sistema de gobierno era de tipo asambleario, y abarcaba
una población de 40.000 habitantes, de la cual no se incluían en la participación
mujeres, extranjeros/-as ni niños/-as.
-democracia representativa, con la consolidación de los Estados-Nación, avanzado el
siglo XIX. Se refiere a la figura de la representación delegada, a través de elecciones, y
mediante un sistema de partidos que canaliza parlamentariamente los distintos proyectos
sobre la vida social. No obstante, este tipo de democracia debe hacer frente al
incremento y envergadura de los asuntos que afectan a la ciudadanía, como reto a
abordar. Cada vez más, los asuntos y cuestiones problemáticas se sitúan fuera de las
fronteras nacionales (agresiones medioambientales, conflictos bélicos, flujo de
capitales, epidemias, narcotráfico, etc.). Así mismo, otro reto de la democracia
representativa es la debilidad de la participación ciudadana en la actualidad.
-democracia participativa, se trata de un sistema democrático de gobierno que resuelve
los problemas de la vida social, integrando de manera efectiva el poder institucional
representativo y la mayor participación ciudadana posible. Se trata de una realidad
emergente que se enfrenta a resistencias como la pasividad y el hábito de la delegación,
al que nos encontramos acostumbrados, así como las tendencias individualistas de
nuestro sistema. Otra dificultad a la que se enfrenta este tipo de democracia es el
predominio de una agenda política más preocupada por las realizaciones inmediatas y
visibles que por los procesos a largo plazo, como los necesarios para tener en cuenta la
participación ciudadana.
18 Ganuza Fdez., E. y Álvarez de Sotomayor, C. (coords.) (2003) Democracia y presupuestos
participativos. Barcelona: Icaria. P. 14
17. Dentro de este tipo de democracia se enmarcan los presupuestos participativos,
como una práctica de innovación democrática, a partir de la articulación de la
ciudadanía y la administración pública, en un espacio común. Los presupuestos
participativos emergen en un momento de gran reflexión sobre la democracia, la cual se
apoya de la efectividad que en más de 100 municipios brasileños ha experimentado un
procedimiento democrático basado principalmente en la participación ciudadana.
La ciudadanía experimenta un proceso de desafección hacia la política. No se
cuestiona la democracia pero cada vez se hace menos uso de los canales formales
puestos a disposición de la población por la democracia. No obstante, hay un sentir
general que valora positivamente la democratización de los gobiernos y la implicación
de la ciudadanía en los asuntos que nos afectan.
Ya en 1996, la Asamblea Mundial de Ciudades y Autoridades Locales celebrada
en Estambul, al amparo de la ONU, incluyó en su declaración final la recomendación de
la aplicación de los presupuestos participativos como un proceso de “buena práctica de
gestión urbana”.
Como una de sus consideraciones básicas, los presupuestos participativos
entienden a la ciudadanía desde una dimensión activa, no meramente pasiva, alrededor
de la capacidad de reflexión y decisión de la ciudadanía en temas que la involucran
directamente. De esta forma, se facilitan mecanismos que posibilitan la concurrencia de
ciudadanos y ciudadanas en un especio común que haga de las decisiones, decisiones
compartidas. Con esto, se intentan revitalizar a la ciudadanía, haciendo al ciudadano/-a
copropietario de la ciudad que habita, creando un espacio de decisión colectiva que
implica la distinción de un espacio público.
La ciudadanía toma participación en tanto considera que la misma le puede
llevar a participar en tomas de decisiones, pues de lo contrario, no se entendería. No se
emplea tiempo y esfuerzo cuando no se puede participar en la formación de asuntos que
tienen repercusión social, cuando no se puede sentir copartícipe de ello. En este sentido,
los presupuestos participativos fomentan un espacio público en el que se constituyen
criterios capaces de guiar una toma de decisiones. Se trata de organizar los recursos
escasos existentes des criterios públicos, definidos de forma participativa y racional.
El propio proceso lleva aparejada una dimensión educacional que mira más allá
de su procedimiento, implicando la discusión sobre lo mejor para el territorio abarcado
y la ciudadanía implicada. En este sentido, los presupuestos participativos demandan el
despliegue de políticas acordes a los mismos.
Con el ejercicio de la participación del ciudadano/-a, se conoce la ciudad, sus
límites, el ayuntamiento, y el hecho de que sus recursos son limitados y hay que
distribuirlos de la mejor manera posible, observando que además de los propios
problemas, hay muchos más de otras muchas personas. Para ello, se hace necesario
experimentar efectivamente esos problemas.
A partir de las quejas, propuestas y reivindicaciones ciudadanas realizadas a la
administración, los presupuestos participativos intentan tratarlas por medio de una red
ciudadana, a través de la cual tienen lugar los mecanismos conducentes a establecer la
18. distribución de la riqueza pública. Cada año, los municipios presentan a los
ciudadanos/-as las cuentas del año anterior. El ciudadano/-a puede así ver qué se ha
hecho, qué se ha decidido y cómo se va a hacer. Se abre la administración a la
participación, a partir de procedimientos de transparencia.
Los presupuestos participativos se convierten en un instrumento de pedagogía
política para que los ciudadanos/-as profundicen en la necesidad y posibilidades de su
incorporación a foros más amplios de intervención en otros ámbitos de la vida social.
A continuación, pretendemos abordar la experiencia de Porto Alegre sobre su
puesta en práctica de los presupuestos participativos.
Tras distintos esfuerzos políticos, en 1989, bajo el gobierno del Frente Popular
en Brasil, se inicia la discusión pública del presupuesto municipal denominada
Presupuestación, en un intento por conseguir la participación en la toma de decisiones
en la asignación de los recursos municipales. No existía una metodología previa, sino
que partiendo de la idea de estimular la intervención organizada para la definición del
presupuesto público se fue construyendo el formato a la par que su implementación.
Esta indefinición metodológica generó mayores dificultades en sus comienzos. En 1990,
las organizaciones del “movimiento popular” y organizaciones no gubernamentales
involucradas en la viabilidad de los presupuestos proponen incluir en la Ley Orgánica
de Porto Alegre unos artículos referentes a la participación ciudadana en la elaboración
del presupuesto municipal. Especial importancia tuvo la reorganización de la estructura
institucional de la alcaldía, con la creación del Gabinete de Planeamiento (GAPLAN) y
su articulación con la Coordinación de Relaciones Comunitarias (CRC) como
organizadores de la discusión del presupuesto. Además, hubo una reforma tributaria que
favoreció la capacidad de inversión del municipio. En este contexto, se introduce la
definición de una metodología de orientación y ordenación de la discusión
presupuestaria.
Entre los criterios escogidos, se afirma en primer lugar el objetivo de direccionar
los recursos e inversiones hacia las poblaciones carentes de bienes y servicios públicos
de la municipalidad. Esta actitud es un reflejo del nivel de protagonismo de las clases
populares y los sectores más pobres en las discusiones presupuestarias.
La dinámica del presupuesto participativo se desarrolla en dos grandes rondas
fundamentalmente. La primera tiene lugar a través de asambleas públicas en cada una
de las microrregiones, además de cinco asambleas temáticas, orientadas a la
participación de otros sectores de la sociedad. Las reuniones se convocan a través de la
radio, televisión, carteles o megafonía. Cada asamblea está constituida por el alcalde, el
GAPLAN, la CRC y el Coordinador General del Presupuesto Participativo. En cada una
de las asambleas, el gobierno municipal informa del plan de inversiones del año anterior
y del año en curso, provocando la discusión de las cuentas presentadas. La población
elige a sus delegados, que formarán parte del foro de delegados de la región o la
temática. Junto a los consejeros, los delegados coordinan todo el proceso de debate con
la población sobre temas, servicios y obras dentro de las microrregiones. Así mismo, en
cada una de las regiones y temáticas, la población elige de forma directa dos consejeros
titulares y dos suplentes para representarla en el Consejo del presupuesto participativo.
La población, que democráticamente eligió sus prioridades, transfiere a estos consejeros
la oportunidad de que elaboren el presupuesto público y el plan de obras del siguiente
19. año, junto al gobierno. Las prioridades se elegirán de entre: saneamiento básico, política
de vivienda, pavimentación integrada, enseñanza, asistencia social, salud, transporte-circulación
y organización de la ciudad.
En la siguiente fase se elabora la primera matriz presupuestaria para la
asignación de recursos financieros, realizada por el GAPLAN para obras y servicios en
las diferentes regiones de la ciudad. La matriz es examinada por la Junta Financiera del
gobierno, siendo enviada a los órganos de la municipalidad, elaborándose las
respectivas propuestas presupuestarias. La propuesta se entrega al Consejo del
presupuesto participativo. Posteriormente, se tratará de compatibilizar las prioridades
del Consejo y del gobierno municipal, así como redactar la propuesta final
presupuestaria y la elaboración final del Plan de Inversiones para el ejercicio siguiente.
Esta experiencia de presupuesto participativo de Porto Alegre ha sido estudiada
por distintos organismos nacionales e internacionales. Ante las grandes amenazas
globales en las que se encuentra nuestra sociedad, el presupuesto participativo supone
una experiencia única en tanto expresión concreta del deseo compartido entre el poder
público y la sociedad civil, construyendo una nueva forma de gestión gubernamental
que concreta mecanismos de participación directa y popular en las decisiones que
afectan al conjunto de las comunidades. El presupuesto participativo se sitúa como una
respuesta al desafío moderno sobre la crisis de legitimidad de los estados
contemporáneos y el descrédito general en el valor de la democracia.
Se trata, pues de romper con resistencias burocráticas y actuar en el plano de las
conciencias para restituir el valor de lo colectivo frente a lo individual.
EXPERIENCIAS DE PARTICIPACIÓN: KERALA.
En el contexto internacional, donde el neoliberalismo ha estado presente en muchos
de los países Latinoamericanos y asiáticos, han surgido movimientos sociales muy
fuertes con praxis transformadora exclusivamente en las bases sociales. Es en esta zona
donde se planifica la vida cotidiana, las relaciones entre iguales inclusive las
potencialidades y capacidades de cada integrante de la comunidad para gestionar los
proyectos con ilusión y esmero. Si aquel lugar donde la semilla transformada que ha
depositado confianza muchas personas desde una visión cooperativa, igualitaria y a la
par que revolucionaria, sigue brotando hacia un nuevo modelo de gestión política y
económica, más cercanas a las personas, más humana e integradora, y es la democracia
participativa descentralizada del Estado Federal de Kerala.
Kerala es un pequeño estado en la República India. Su territorio supone el 1,2% del
total de la Unión. Está situada en el extremo sur oeste. Limita al oeste con el Mar de
Arabia y al este con la cordillera Western Ghats. Su población es de 29 millones de
habitantes. Un hecho muy significativo en este estado es que es el único de la India en el
que hay más mujeres que hombres (51% de mujeres). 19
19 R, Franke; M, Harnecker (2009). Estado Kerala, India: Una experiencia de planificación participativa descentralizada. Cent ro
Internacional Miranda. Página 9Ext raído el día 2 de Abril del 2012 de ht tp://www.rebelion.org/docs/97086.pdf
20. En Kerala se han producido rápidos cambios demográficos en el corto espacio
de dos décadas. El estado es la vanguardia de estos avances debido a la caída de la tasa
de natalidad, de mortalidad, de mortalidad infantil y altas tasas de alfabetismo,
especialmente en las mujeres. La esperanza de vida en el año 90 era de 74,7 años para
las mujeres y 67,3 para los hombres, en el caso español es de 81 en las mujeres y 74 en
los hombres20.
El crecimiento del Producto Nacional Bruto en 1997-1998 fue del 6,6 %, el
crecimiento de toda la India fue del 5%. Existía una alta tasa de crecimiento de la
población desde principios del siglo XX hasta 1971. En ese periodo, la población de
Kerala creció 3,34 veces mientras que la población india creció 2,3 veces. El periodo
comprendido entre 1961 y 1971 fue crucial en esta transición demográfica. Entre 1971 y
1981 la tasa de crecimiento de la población descendió en un 27%. Entre 1981 y 1991
volvió a descender en un 26%. Actualmente la tasa de crecimiento de la población es
del 1,3%. La renta per cápita en Kerala (1997-1998) es de 10.936 rupias (36.028
pesetas, US$ 219), un 14% menos que la India. España para el año 1997 tenía una renta
per cápita de 1.870.000 pesetas, esto es aproximadamente US$ 11.333 o 467.500 rupias.
Es decir 43 veces más21.
Actualmente, India es un sistema federal y Kerala es uno de los estados que lo
componen. El estado se creó en 1956. Antes de esto estaba formada por tres reinos:
Travancore, Cochin y Malabar22.
Tras la llegada de las primeras elecciones en 1957 apareció el Partido
Comunista de la India que alcanzó el poder: fue el primer gobierno comunista elegido
en el mundo. Con su llegada se inició inmediatamente una reforma agraria.
Anteriormente lo que existía era un sistema feudal23.
Gracias a sus reformas agrarias a la par que sanitarias y educativas han
expresado un aumento exponencial en la calidad de vida de sus ciudadanos/-as. A
grandes rasgos los brotes de la transformación social se manifestaron en24:
Asistencia sanitaria a los más pobres.
Establecimiento en centros de asistencia primaria en cada municipio.
Educación primaria y secundaria gratuita, siendo la primaria obligatoria.
20 Ibídem, p . 9
21Ibídem, p. 9
22Ibídem, p . 10.
23Ibídem, p . 10.
24Ibídem, p . 10.
21. Impulso de la educación, especialmente, de la mujer.
Financiamiento de los alimentos de primera necesidad.
Todo esto ayudó a aumentar el nivel de salud y disminuir el de pobreza.
¿Cómo se pudo llevar tal iniciativa en el Estado de la India? 25
Las implicaciones de las enmiendas 73 y 74 de la Constitución de la Unión India
de 1993 han permitido el desarrollo del proceso keralí.
Se establece una estructura uniforme de tres niveles de corporaciones locales:
distrito, bloque y municipio, con elecciones cada cinco años, organizadas por una
comisión electoral independiente.
Gracias a la modificación constitucional se favoreció la existencia de un
auténtico nivel de gobierno local, descentralizado respecto a las grandes urbes.
Con sus corporaciones locales, el Estado Kerala pudo desarrollar la elección de
su primer gobierno en 1957, aunque no se logró representación en el sector local. Sin
embargo, tras la llegada al poder en 1996 del Frente Democrático de Izquierda supuso
un cambio fundamental en el proceso de consolidación del sector local y el inicio de lo
que podríamos denominar autogobierno local.
Una de las primeras decisiones del nuevo gobierno fue transferir del 35 al 40%
de las inversiones del Noveno Plan a proyectos y programas propuestos por las
corporaciones locales.
Este proceso de descentralizado donde predomina lo local frente a lo macro-estructural,
se pudo desarrollar un proceso de planificación en las bases con la máxima
implicación de los ciudadanos/-as. Es y sigue siendo un proceso de planificación que
pretende ser desde abajo hacia arriba.
Este proceso de desarrollo localista que parte desde las demandas e ilusiones de
las personas, están organizados en asambleas del municipio (grama sabhas), con
presencia de expertos no funcionarios /-as y voluntarios/-as que participan en la
preparación de los informes, formulación de los proyectos y confección del plan. De
esta forma, todos los/las ciudadanos/as han propuesto una campaña del plan del pueblo
para que este desarrollo pueda obtener sus frutos y siga siendo un claro ejemplo de
desarrollo en otros territorios del Estado de la India. El plan del pueblo consiste
básicamente en26:
• Fomentar la participación local, destinando del 35% al 40% del presupuesto total del
Estado Kerala al desarrollo de las comunidades locales: las personas participarían
porque tendrían el poder de tomar decisiones en asuntos concretos e importantes.
• Educar a la población sobre la realidad de la planificación, utilizando tanto la
experiencia como sesiones de formación para los voluntarios/-as de los barrios urbanos
y rurales.
25Ibídem, pp. 10-11.
26Ibídem, p. 15
22. • Lograr que cada aldea y barrio urbano hiciera un informe por escrito sobre sus
problemas y los recursos disponibles para superarlos.
• Fomentar que las personas donaran suficiente trabajo y recursos materiales, lo que
incrementó el financiamiento del gobierno de un 10% a un 25 %.
• Desatar los talentos creativos de la mujer del hogar y ponerlos en la esfera pública
lanzando convocatorias dentro del contexto de la Campaña e implementando algunas
normas como la que dice que debe haber por lo menos una mujer en cada uno de los
grupos de trabajo.
• Crear proyectos especiales para la mujer y para los grupos tribales y de castas más
oprimidas.
• Introducir una controlaría social extendida para prevenir la corrupción antes de que
ésta ocurra, que es un método más efectivo y menos costoso que el de intentar detener y
sancionar a los funcionarios y contratistas corruptos.
• Sacar a los burócratas de sus oficinas y colocarlos en contacto con el pueblo.
• Crear una nueva generación de líderes locales que entienda profundamente lo que es la
democracia participativa
• Generar las condiciones en las cuales las cooperativas locales, utilizando insumos
locales y vendiendo en mercados locales, puedan desarrollarse y prosperar. Éste es un
ejemplo de lo que, a veces, en la India se llama “el socialismo Ghandiano”.
Ahora bien, estos objetivos se enmarcaron en un proyecto integral de desarrollo
comunitario digno de apreciar para otros pueblos no solamente de la India sino para
otros continentes.
Las fases de asamblea comunitaria constan de 5 etapas y son27:
a) Primera fase: Asamblea comunitaria, identificando necesidades locales.
Para poder iniciar el proceso de transformación político y económico de este
territorio, se creó un Consejo Guía de Alto Nivel donde se ofrecieron cargos y tareas a
líderes de la oposición. Este consejo estaba compuesto por 140 integrantes de la
Asamblea Legislativa, los 20 parlamentarios nacionales que representan a Kerala, altos
funcionarios gubernamentales, dirigentes de organizaciones de masas, artistas,
escritores, líderes culturales y ex primeros ministros de los gobiernos anteriores.
En esta operación para identificar las necesidades locales se creó un pequeño grupo
que se reunía semanalmente, compuesto por funcionarios de los departamentos de la
Junta Estatal de Planificación: Administración Local, Desarrollo Rural, Finanzas y
Desarrollo Social.
27Ibídem, pp 32-38.
23. No obstante, fue muy importante lograr una asistencia masiva, y para lograrlo era
fundamental que las reuniones de grama sabhas fueran diferentes a las habituales.
Las gramas sabhas se realizaron dentro del espacio territorial de un ward.
Típicamente, un Ward contiene alrededor de mil 500 a 2 mil miembros en edad de
votar.
El funcionamiento efectivo de los grama sabhas era vital para la creación de una
base de masas para la planificación local y para asegurar transparencia en la elaboración
e implementación de los planes.
El Consejo de la grama panchayat, integrado por representantes electos de las
diferente wards, tiene que presentar las cuentas financieras e informes de trabajo de las
actividades de desarrollo que propone implementar.
Las grama sabhas deben participar en la elaboración y monitoreo de los planes
de desarrollo de la panchayat, movilizar recursos vía trabajo voluntario y ayudar en la
selección de los beneficiarios de los proyectos.
Para convocar a las asambleas se usó mucha propaganda audiovisual y formas
tradicionales para llamar la atención.
El formato de las reuniones debía cambiar. Los discursos de los funcionarios
debían ser muy breves, con cientos de promotores, organizando luego mesas de trabajo
pequeñas con los asistentes reunidos por sectores de desarrollo: Agricultura y Riego,
Educación, Transporte y Energía, Cultura, Vivienda, etcétera
En dichas asambleas se convocaba una reunión de representantes de todos los
partidos políticos y organizaciones de masas para discutir el tema de la asamblea local
donde se diversificaba las propuestas y líneas de actuación: reuniones separadas de
organizaciones de mujeres y anganawadis (centros comunitarios femeninos), una
reunión con líderes de las comunidades dalit para asegurar la participación, anuncios en
asambleas escolares y programas educacionales especiales, actos musicales,
24. presentaciones de teatro de calle, padayathras (desfiles) en el área local y anuncios
tradicionales con tambores para crear un espíritu de participación.
Las reuniones se organizaron los fines de semana, generalmente por la tarde, para
facilitar la participación de las mujeres y es indispensable la necesidad de contar por
cada grama panchayat con 50 a 75 personas entrenadas.
b) Segunda fase: Seminarios de desarrollo.
Las deliberaciones dentro las grama sabhas eran dominadas por lo subjetivo: las
necesidades y problemas sentidos. Lo que se necesitaba era una evaluación objetiva de
los recursos materiales y humanos existentes.
Para hacer esto se:
a) Organizaron estudios científicos participativos sobre los recursos humanos y
materiales y los problemas de desarrollo en cada localidad para preparar un informe de
desarrollo local integral.
b) Organizaron seminarios de desarrollo en cada aldea rural y municipio para discutir
los informes sin llegar a excluir el estatus de mujeres, castas de oprimidos, grupos
tribales, etcétera.
c) Recogieron propuestas colectivas al nivel de cada sector de acción para el desarrollo,
analizando intrínsecamente las necesidades y demandas que manifestaban los
ciudadanos/as en las comunidades.
d) Para ello, se entrenaron a decenas de miles de personas y se generaron una base de
datos.
Luego, una vez formados los diferentes grupos por sector para la elaboración de
recomendaciones y enmiendas al informe, el seminario elige un equipo encargado de
convertir las propuestas en proyectos.
c) Tercera fase: grupos de trabajos, preparación de proyectos.
En esta fase se llevo a cabo:
a) Grupos de trabajo: Lo central de esta fase fue conformar grupos de trabajo de 10 a 12
personas en cada órgano local. Se suponía que el responsable debía ser un representante
electo, pero podía también ser un experto local si así lo prefería la dirección del
municipio o aldea rural. En esos grupos debía participar también un técnico experto, un
funcionario de un departamento de línea relevante y un asesor.
El número de grupos de trabajo variaba de localidad en localidad, pero el promedio era
de 10 grupos de trabajo por localidad. Uno de los mayores desafíos de la Campaña fue
el de tener que entrenar a 100 mil miembros de estos grupos.
b) Manual para preparar proyectos: Se preparó un manual de 300 páginas muy
pedagógico con una visión general por área y la mitad del manual contenía distintos
modelos de proyectos.
c) Elementos que entran en todo proyecto: Luego de un mes de discusión,
principalmente entre activistas y algunos funcionarios interesados, se diseñó un formato
de proyecto que la Campaña podría adoptar. Constaba de ocho partes:
25. Introducción: explicar la necesidad y relevancia del proyecto.
Objetivos: tenían que ser definidos con énfasis en términos cuantitativos, se
proponían metas tangibles.
Beneficiarios: se delimitó el criterio para la selección de beneficiarios.
Actividades: se definió la naturaleza, secuencia, tiempo de ejecución y la tecnología
a usar para cada proyecto.
Organizaciones: el papel y responsabilidad de las entidades involucradas en cada
proyecto.
Análisis financiero: el total de inversión requerido para el proyecto, la fuente de los
recursos, los recursos bajados del municipio y el tiempo de ejecución de la
inversión.
Evaluación: se analizó en términos cualitativos generales el impacto del proyecto
para los pobres, particularmente en las castas oprimidas y grupos tribales, mujeres y
el medio ambiente.
Monitoreo: un plan eficiente para monitorear la implementación del proyecto.
La puesta en práctica de estos proyectos se recomendó la no imposición de las
opiniones del funcionariado frente a las propuestas de los ciudadanos/as.
d) Cuarta fase: órganos locales electos formulan los planes locales.
Se organizó un programa especial de orientación, enfocado principalmente en
los representantes electos como parte de la Cuarta Fase. Para ello, fueron convocados
los presidentes y personas claves en manejar recursos en dos encuentros a nivel del
estado para intercambiar experiencias y cuadrar futuros eventos de la Campaña. Durante
los encuentros se presentaron experiencias exitosas de desarrollo local con lo cual
reforzaba la confianza entre los mismos ciudadanos de dicho territorio
Los grama panchayat y Consejos municipales tenían que aprobar formalmente
una resolución detallando su estrategia de desarrollo. La resolución tenía que incluir las
prioridades intersectoriales e intra-sectoriales. Era obligatorio adoptar una resolución
como ésta antes que la grama panchayat seleccionara formalmente los proyectos para el
Plan.
Para el desempeño de estos planes fue necesario un compromiso donde distintos
porcentajes de los recursos bajados serían invertidos en diferentes sectores, pero donde
los órganos locales tendrían gran libertad para fijar sus prioridades. De los recursos del
estado, un 40-50% tenía que ir al sector productivo, 30-40% para servicios y 10- 30%
para infraestructura.
e) Quinta fase: Planificando hacia arriba en lugar de hacia abajo. El Papel de los
bloques y distritos; (la importancia de integración de los planes de los Grama
Panchayats).
Durante la Campaña del Pueblo, las unidades básicas de planificación fueron las
aldeas rurales y municipios. Los planes del bloque fueron elaborados principalmente
integrando los planes de los grama panchayats, entonces no había necesidad de repetir
todas las actividades preparatorias que se habían desarrollado al nivel de la grama
panchayat. La información de los grama sabhas y los diferentes estudios locales
pudieron servir como base para la elaboración de los planes de bloques.
26. Al mismo tiempo, las oficinas al nivel del bloque y distrito contenían una gran
cantidad de datos útiles para la planificación.
Los planes del bloque fueron construidos principalmente integrando los planes de
los grama panchayats haciendo uso, al mismo tiempo, de los datos de las oficinas del
nivel de bloque y distrito.
Para desempeñar dicha fase fue necesaria el apoyo de un equipo asesor para analizar
los proyectos y planes y asegurar que estén de acuerdo con los grandes lineamientos del
gobierno y que cuenten con los requerimientos técnicos y viabilidad financiera. Este
equipo asesor fue necesaria su transparencia y su libre influencia política. Además
fueron formados en talleres de dos días, asimilando las informaciones que le transmitían
los manuales de desarrollo local. Hay que destacar también que gran parte de éstos eran
jubilados.
Estos equipos deben someter sus informes a los Comités Distritales de
Planificación (DPCs) que son los que tomarán la decisión final. De ninguna manera
podrían interferir en el proceso de designación de prioridades por las asambleas locales.
En caso de una disputa entre las asambleas locales y los equipos de asesores, la decisión
final será tomada por los DPCs luego de buscar otras opiniones entre los expertos.
En definitiva, gracias al desempeño de estos planes locales en función de la
dedicación y esfuerzo expresado por todos los integrantes de las gramas panchayat y
grama sabhas para supervisar adecuadamente las demandas y proyectos que quieren
llevar a cabo los ciudadanos/as en el territorio donde conviven, se pudo lograr la
creación de una de las cooperativas más importantes del Estado de Kerala: La Kerala
Dines Beedi que está conformada por 20 cooperativas de producción local que
pertenecen a los que trabajan en ellas. Los beneficios que han desarrollado estas
cooperativas para los ciudadanos de Kerala son: todos los domingos libres con paga
completa, catorce días de vacaciones pagados al año, quince días personales pagados al
año (uno por cada 20 días trabajados), pueden trabajar de 7 a.m. a 4 p.m. o de 8 a.m. a 5
p.m, se respetan siempre los recesos para el té y el almuerzo, beneficio en caso de
muerte, pequeña pensión, contribución económica para gastos médicos, beneficio de
maternidad, y representación sindical para hacer cumplir los derechos de los
trabajadores/-as de base. Otro aspecto a destacar y muy importante es la inexistencia del
trabajo infantil, todos los hijos/-as de los obreros de la cooperativa están en la escuela.
Además, hay que enfatizar las cooperativas de mujeres donde usan la solidaridad para
desempeñar reuniones públicas o manifestaciones a gran escala e informar a la gente de
los productos de las cooperativas locales. También destaca entre sus funciones, la
construcción de instalaciones de producción con componentes ambientales modernos,
por ejemplo: recolectores de agua de lluvia para lavar y la disposición de edificios en
semi-círculo para usar una vía de acceso y limitar el asfalto usado para cubrir la
superficie. Gracias a sus redes en base a la producción local, los recursos locales, las
27. ventas locales, ayudan a quitar empleos a la globalización, dominada por las
corporaciones.
NOTAS FINALES
La situación económica, política, cultural y social de muchos países en los que
se encuentran ciudadanos/as con plenos derechos, entre los que destacamos el disfrute
del trabajo, la sanidad, la educación, la vivienda digna, así como la integración plena en
los espacios ambientales lugares de encuentro, de espiritualidad y de obtención de los
recursos con la que satisfacer su calidad de vida, actualmente están en peligro. Este
desequilibrio se debe a la propia lógica del capitalismo que conlleva la destrucción del
medioambiente y las relaciones sociales para satisfacer necesidades superficiales y al
interés de grandes lobbies y empresas transnacionales. Con esto se destruyen economías
locales y se aliena y cosifica a gran parte de la ciudadanía para someterla a sus
directrices. Sin embargo, en este túnel lleno de miserias y disolución, está presente en el
final del trayecto, una nueva concepción del mundo, más integra, más humana y, por
supuesto, más sostenible. Estamos hablando de planteamientos que se pueden llegar a
desarrollar perfectamente en las sociedades capitalistas con una gran transformación
del modo en cómo concebimos la realidad social, no meramente productiva y creciente,
sino también decreciente en base a la igualdad, la corresponsabilidad y la plena
participación de la mujer junto con el hombre en todos los ámbitos que conciernen a las
sociedades (educativa, laboral, económica y política). Estos términos son el
decrecimiento y el eco-feminismo. El decrecimiento es un elemento indispensable para
fomentar cambios de valores no meramente materialistas y consumistas sino más bien
afectivos y solidarios para mejorar el entramado de las economías locales y poder así
redistribuir equitativamente las riquezas en respeto del medio ambiente y los derechos
sociales fundamentales. De esta forma conseguimos potenciar a nivel micro, gobiernos
que sean dirigidos por la misma ciudadanía gracias a la existencia de cooperativas que
frenarían la presencia de empresas transnacionales y se lograría el respeto y la
convivencia con los ecosistemas. Por su parte, el eco-feminismo es el segundo elemento
necesario para un decrecimiento duradero porque, su objetivo es luchar contra la
jerarquía y las pretensiones de universalidad que han sido impuestas desde la cultura
patriarcal a las culturas locales, excluyendo el papel de las mujeres en las tomas de
decisiones dentro de las comunidades. Por ello, el eco-feminismo aportaría una visión
fundamental al conjunto de la Humanidad, es decir, dejaría en segundo plano la
productividad deshumanizada e irracional meramente especulativa y coaccionadora
para el conjunto de los ciudadanos/as y cobraría importancia la corresponsabilidad, la
igualdad y la autonomía de las mujeres sin cosificarlas en las tareas reproductivas,
además de aplicar, pero con prudencia, los nuevos conocimientos técnicos y científicos
que podrían mejorar la calidad de vida de la comunidad en base al respeto a la
naturaleza donde quede palpable la simbiosis entre ser humano y la Madre Tierra.
Si estos planteamientos se llevan a la praxis, podremos aspirar modelos políticos
que construyan, desde las bases, un mundo más digno e integro para todos/as. Un
ejemplo de ello lo encontramos en el Estado descentralizado de Kerala y los
presupuestos participativos llevados a cabo por la ciudad de Porto Alegre (Brasil). Estas
iniciativas de democracia participativa, y no sólo representativa como se práctica en el
mundo occidental, está dando sus ecos a nuestros países para animar a la construcción
de un modelo político, económico y cultural donde se empodere al ciudadano/a como
sujeto activo y desde esta visión lograr que sus aportaciones sean las esencias
fundamentales para construir comisiones y juntas que permitan consolidar un modelo
28. sostenible y respetuoso. Con esto se puede llegar a una gran convivencia entre
ciudadanos/as de distintas índoles culturales, ideológicas y religiosas que permita lograr
plantar la semilla de la transformación social.
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