3. Aprendieron a
aguantar la
situaci6n hasta el
infinito ante la
dificultad de
reconocer otras
posibilidades de
interacci6n.
Como resultado, su
interpretaci6n de cada
nueva experiencia es
rígida a, repetitiva e
inconsistente y esta
basada en juicios,
criticas, perjuicios o
normativas
Desde niñas, al
no poder influir en
su entorno, estas
mujeres
estereotiparón su
comportamiento.
4. Aunque no hemos explorado los modelos
relacionales de los varones, no dudamos que ellos
también han estereotipado sus actitudes y
reacciones
Lo que ellos
llaman
comúnmente
su forma de ser.
Al ser abandonadas
y/o agredidas
emocional,
econ6mica, física o
sexualmente durante
su infancia, niñez o
adolescencia.
5. La niña aplicada:
Como reacci6n
ante la violencia se
cierra en si misma,
aparentemente se
endurece y no
quiere sentir,
refugiándose en
desarrollar sus
capacidades
intelectuales y
subdesarrollado su
vida afectiva.
Su vivencia interior es de fragilidad. Es muy
frecuente que se sienta amenazada por la
frustra-
ci6n cuando no logra triunfar en los términos
que se autoerige. Vive con un fuerte
sentimiento de perdida y de culpa ante 10
que ella considera sus ellas; tiene
necesidades de aceptación, de libertad y de
autoexpresi6n que mientras no satisfaga la
lleva a negarse la autoaceptaci6n. Con su
búsqueda de logros intelectuales s610 busca
rescatarse y ais1arse de la sordidez de un
ambiente violento que la confunde y lastima.
9. La quinta categoría
es la niña-madre.
Desde muy niña
funciona como
sustituta de una
madre ausente
afectiva y/0
físicamente.
Como adulta, es la
mas apegada a las
prescripciones de lo
que debe ser, en las
cuales se apoya
para proteger su
lugar maternal, por
el compromiso,
ventajas y
reconocimiento
social que implica.
10. En estas categorías hay un
denominador común:
todas estas niñas-mujeres
se sintieron y se sienten
solas, es decir, sin apoyo ni
respuesta a sus carencias
afectivas.
Pero no es una
generalización.