1. AUTOR: Carlos Fulgado Claudio (2º ESO, C)
IES. LOS CASTILLOS (Alcorcón)
Curso académico: 2012-2013
Bucle neurótico
Les puedo asegurar que no estoy loco. Ellos pretenden hacerme creer que sí, pero no es
cierto, señores, ¡no es cierto! Ellos solo quieren extraer mis pensamientos para clasificarlos en
una lista con mi nombre, y después echarme de esta horrible, angustiosa, estrecha, pequeña,
tétrica y oscura celda a la calle. Sí señores, echarme sin la más mínima compasión, como a un
perro; sin dinero, sin comida, y con una barba de dos meses. Dos meses, dos meses me ha
dicho un doctor que estaré aquí. Pero tengo sus libretas, sus apuntes. No estaré aquí dos
meses. A continuación, copiaré lo que pone en la libreta de la señora del pelo blanco
literalmente:
Paciente Tiempo de estancia Enfermedad Tratamiento
-Trastorno neurótico -Relajación
Augusto Indefinido -Esquizofrenia -Hipnosis
Fernández -Paranoia -Psicoterapia
dinámica
No entiendo muy bien lo que significan las palabras escritas en ese cuaderno, pero hay
muchas tablas con otros nombres de pacientes, otros tiempos de estancia, otras
enfermedades, otros tratamientos. La señora del pelo blanco me cae bien, pero cuando vino a
mi celda esta mañana, le vi la libreta en el bolsillo y no pude resistirme. La cogí. Ella no se dio
cuenta, creo que está un poco ciega. Me dio pena cuando un tiempo más tarde volvió a mi
habitación y me preguntó con cara triste si había visto su “libro”. Le dije que no. Pero no por
locura, sino porque quería leer lo que había dentro. Ahora que se que estaré aquí más de dos
meses, puedo devolvérsela. Eso haré. O no. Si se la doy, a lo mejor el señor alto de gafas me
pega con el cinturón. Y a mí me duele cuando me pega fuerte. No sé por qué me pega, si yo no
he hecho nada, y como ya les he comentado, yo no estoy loco, ¡yo no estoy loco! Ellos han
puesto esa excusa a mis compañeros para traerme aquí. Pero yo sé que eso no es así, ¡eso no
es así! Estoy seguro de que quieren recluirme. No quiero estar aquí, no me gusta este sitio. No
hay ventanas en mi habitación. Solo hay paredes acolchadas, creo que para que no haya
posibilidad de que me suicide. Piénsenlo. ¿Por qué iba yo a suicidarme? ¿Soy acaso una
persona nerviosa, o a la que no le gusta su vida? ¿No piensan ustedes, por el contrario, que soy
una persona completamente cuerda? Bueno, a lo mejor, a veces sí me han entrado impulsos
de darme un buen cabezazo contra la pared, un fuerte golpe. Habría venido el doctor y a lo
mejor el psiquiatra, pero no habrían podido hacer nada; ya no podrían hacer nada por
salvarme, ya estaría en el cielo. Porque sí, estoy absolutamente convencido de que iré al cielo.
¿Piensan ustedes que no merezco yo ir a ese lugar que todos llaman paraíso? ¿Por qué? He
sido muy bueno toda mi vida, aunque el señor alto con gafas dice que soy muy malo, y a
continuación me atiza un latigazo con su largo, negro, roto, feo y maloliente cinturón. Pero el
malo es él. ¡El malo es él! Él siempre pega a toda la gente que hay en esta casa, o como él lo
llama, institución mental. A veces vienen unos señores y miran toda la casa, todas las
1
2. AUTOR: Carlos Fulgado Claudio (2º ESO, C)
IES. LOS CASTILLOS (Alcorcón)
Curso académico: 2012-2013
habitaciones, hablan conmigo y me preguntan cosas. Dicen que son inspectores. Me ponen
muy nervioso, pero sin embargo, cuando ellos están aquí, el señor alto con gafas no pega a
nadie y se porta muy bien con nosotros. Conmigo. No quiero estar aquí. No quiero. Esto es un
infierno. Apiádense de mi alma, de mi pobre alma, por favor. Si ustedes leen esto, pregunten
por Augusto Fernández Calleja aquí, en mi manicomio. Hablen con la señora del pelo blanco,
ella es muy simpática. Yo le daré disimuladamente la libreta de la señora del pelo blanco
cuando pase por mi celda. Usted désela a la señora. Dígale que estaba en el suelo. Cuando la
coja, la señora del pelo blanco pasará por las celdas cercanas, y cuando entren en la mía,
distráigala. Yo me escaparé, rezando por no encontrar al hombre alto con gafas. Cuando salga,
iré a mi antigua casa, muy grande, por cierto, donde varias personas me acogerán. Usted
ponga la excusa de que tiene cita con el médico y váyase también. Procure irse rápido, porque
si no lo hace, le encerrarán a usted también, y el hombre alto con gafas le pegará. Tenga
mucho cuidado. Hasta entonces yo estaré aquí, esperándoles, rezando, chillando, saltando,
caminando por mi celda, mirando a través de los barrotes que me impiden salir. Así que ya
saben, aquí les espero, vengan rápido, porque si no lo hacen, quizás ya habrá una habitación
vacía, esperando a que alguien pase por aquí para llenar esta gran casa a la que todos llaman
institución mental.
……………..
Los servicios sociales entraron en aquella casa debido a que el colegio FuenteBlanca
había denunciado una falta de asistencia reiterada del alumno Augusto Fernández Calleja.
Cuando los trabajadores entraron a la casa, solo encontraron al chico de 11 años Augusto
Fernández Calleja rodeado de todo tipo de comida basura, tumbado en el suelo, y escribiendo
la nota adjunta en este documento. Las personas allí presentes leyeron la nota, anonadados,
mientras el chico hacía alusiones a un hombre de alta estatura y con gafas, gritando “¡No me
pegues! ¡Yo no estoy loco!”. Los trabajadores de los servicios sociales investigaron sobre este
caso y descubrieron que los padres de este chico le habían abandonado. Este niño fue
trasladado a un orfanato, y puesto que sus chillidos de ayuda y alusiones a su cordura no
cesaban, fue llevado a una institución mental, donde una señora con el pelo blanco y un
hombre alto y con gafas les atendieron. Mientras visitaban las instalaciones, un paciente tiró al
niño una libreta. El chico se lo dijo a la mujer del pelo blanco. La señora entró en varias celdas
para preguntar a algunos pacientes. Cuando entraron en una con las paredes acolchadas, el
paciente interno se escapó. La señora del pelo blanco salió, y dejó a Augusto Fernández Calleja
encerrado. Mientras, unos padres abandonaron a un chico en su casa, quien empezó a escribir
una historia de un psiquiátrico, y a gritar que él no estaba loco.
2