El nacimiento implica un trauma tanto físico como psíquico para el niño. Al nacer, el niño pierde la organización y satisfacción de la vida intrauterina y experimenta un estado de necesidad. Según el psicoanálisis, esta experiencia traumática del nacimiento crea un estado de desamparo e inseguridad que es el prototipo de toda angustia posterior en la vida. En la actualidad, se piensa que el niño experimenta un estado de estrés al atravesar tanto el trauma físico como el psíquico del nacimiento.