1. Entre las diversas condiciones requeridas en el
alumno para el comienzo del aprendizaje de la
escritura, nos podemos centrar en las siguientes:
Desarrollo de la motricidad
Desarrollo de la capacidad de organización
espacio-temporal
Desarrollo completo del niño en los aspectos
intelectuales, afectivos y sociales
2. Es necesario mencionar una motricidad a nivel
general, que recoge las regulaciones técnico-
posturales y las coordinaciones cinéticas y una
motricidad más específica, diferenciada.
En la escritura concurren los dos tipos de
motricidad por cuanto que se requiere
inmovilización y sostén tónico general que
dependen de la primera. Pero además, se
necesita el desarrollo de ciertas habilidades
digitales finas y de carácter perceptivo- motor u
óculo-motriz.
3. Como componentes de la motricidad necesaria
para el aprendizaje de la escritura se deben citar el
tono, la fuerza, la localización y la velocidad.
El tono se manifiesta en la creciente capacidad del
niño para separar la cabeza de la escritura o para
mantener el cuerpo recto, separado de la mesa, así
como en el establecimiento de una cierta clase de
equilibrio dinámico entre el cuerpo y las
extremidades de tal modo que en los diestros el
cuerpo tiende hacia la izquierda y en los zurdos
hacia la derecha.
4. La localización, de los movimientos de escrituras es otro de
los factores que influyen en el perfeccionamiento de los
trazos. Dicha localización se produce paulatinamente, con
la edad. Desde una primera difusión, propia de los cinco
años, el movimiento se va localizando progresivamente en
los miembros. En principio en el hombro, en torno al cual
gira el brazo; después en el codo, que hace de centro para
el giro del antebrazo y finalmente, también, se localiza en la
muñeca y mano así como en los dedos. El movimiento
gana en precisión y eficacia con el incremento de su
localización y fuerza.
La rapidez en el trazado de los signos gráficos viene a
constituir como una resultante de los factores antes
mencionados. Pero además, intervienen en ella otro factor,
de carácter mental o actividad mental superior que permite
al alumno suprimir tiempos muertos y pensar en frases
largas, no letra a letra. En el incremento de velocidad como
en el perfeccionamiento de trazos influirá poderosamente el
nivel de ejercitación del alumno.
5. La escritura es una actividad que se desarrollan en el
espacio y en el tiempo. De aquí la necesidad de que el
alumno haya alcanzado un determinado grado de
desarrollo y dominio de las nociones arriba/abajo;
izquierda /derecha; antes /después etc. Los ejercicios
destinados al desenvolvimiento de estas capacidades
tienen presente la estrecha vinculación de la
organización espacial con el dominio del esquema
corporal. Por ello se parte de la discriminación y
localización de las diversas partes del cuerpo para
pasar después al dominio de la situación de otros
objetos en relación consigo mismo. Parece ser que en
condiciones normales el niño es capaz del dominio de
estas relaciones sobre los cinco años.
6. Existe una multitud de argumento para pensar que
el desarrollo mental y escritura están
estrechamente vinculados y aun cuando no haya
estudios experimentales muy precisos con niños
normales, si se han realizado en el caso de niños
con debilidad mental siendo los resultados
concluyentes al respecto. El desarrollo mental
aparece correlacionado en principio con el nivel de
desarrollo psicomotor y perceptivo-motor.
7. Existe un fuerte componente intelectual en la actividad
de la expresión escrita desde el momento en que se
precisa una asociación entre signos gráficos y
significados, desde el momento de la capacidad de
captación de unidades significativas cada vez más
amplias va a facilitar la soltura y rapidez.
Rectas y curvas que representan los distintos tipos de
rasgos y direccionalidades que el niño ha de dominar
progresivamente en el aprendizaje de la escritura. Po
ello, suelen constituir a menudo punto de partida para
numerosos ejercicios de preescritura o bien, un
importante soporte para numerosas actividades de
recuperación.
8. En los planos afectivos y sociales, el desarrollo
personal debe haber alcanzado también un
determinado grado de madurez.