2. HISTORIA
• En 1973 en la ciudad de Estocolmo, Suecia, tuvo lugar
un asalto a un banco en el que los delincuentes fueron
descubiertos por la policía y retuvieron a los
empleados y a los clientes que habían sorprendido en
el interior como rehenes durante varios días. En el
transcurso de ese tiempo de negociaciones, los
rehenes se identificaron con los raptores hasta tal
punto que colaboraron con ellos protegiéndoles de las
acciones policiales. Además, en el momento de la
liberación, un periodista fotografió el instante en que
una de las rehenes y uno de los captores, antes de
ser él detenido, se besaban y se comprometían en
matrimonio. Este hecho sirvió para bautizar como
"Síndrome de Estocolmo" ciertas conductas insólitas
que demuestran afecto entre los captores y sus
rehenes.
3.
4. CAUSA
• Desde el punto de vista psicológico, las
reacciones de este tipo están consideradas como
una de las múltiples respuestas emocionales que
puede presentar el secuestrado a raíz de la
vulnerabilidad y extrema indefensión que produce
el cautiverio, y aunque es una respuesta poco
usual, es importante entenderla y saber cuándo se
presenta y cuándo no, porque el fenómeno ha
sido tan tergiversado, que se ha llegado a pensar
que es una "enfermedad" que padecen todas las
personas que atraviesan por una situación de
cautiverio.
5. • En realidad, según los expertos en psiquiatría, "el llamado síndrome
de Estocolmo sólo se presenta cuando la persona se identifica
inconscientemente con su agresor, ya sea asumiendo la
responsabilidad de la agresión de que es objeto, ya sea imitando
física o moralmente la persona del agresor, o adoptando ciertos
símbolos de poder que lo caracterizan".
Cuando alguien es retenido contra su voluntad y permanece por un
tiempo en condiciones de aislamiento y sólo se encuentra en
compañía de sus captores puede desarrollar, para sobrevivir, una
corriente afectiva hacia ellos. Esta corriente se puede establecer,
bien como nexo consciente y voluntario por parte de la víctima para
obtener cierto dominio de la situación o algunos beneficios de sus
captores, o bien como un mecanismo inconsciente que ayuda a la
persona a negar y no sentir la amenaza de la situación o la agresión
de los secuestradores.
6. SÍNTOMAS
• Las víctimas se comportan de manera característica y singular. Es
una reacción individual e idiosincrásica que no puede generalizarse.
• Sin embargo, su actuación responde a un mecanismo de defensa
por parte de la víctima, de manera que acaba identificándose con
su secuestrador.
• La situación traumática y estresante vivida coloca a la víctima en
una posición pasivo-agresiva frente al captor, de manera que actúa
de manera defensiva a partir del instinto de supervivencia.
• Hay que tener en cuenta que el hecho de perder la libertad porque
otro lo impone acaba posicionando a las víctimas en una situación
de desequilibrio e inestabilidad.
• Se colocan en una situación de incertidumbre que causa angustia,
ansiedad y temor en la víctima. Las somete a su dependencia y
condiciona su vida en todos los sentidos.
7. CONDICIONES
• 1. La situación que lo desencadena requiere un rehén retenido (de manera
excepcional podría darse en pequeños colectivos secuestrados).
• 2. Es preciso un aislamiento de estímulos, donde se introduce a la víctima en un
entorno mínimo donde el secuestrador sea el referente de emergencia.
• 3. Corpus ideológico, entendido como valores y cogniciones recubierto de un
argumento concreto bien político, religioso o social que fundamenta la acción que
llevan a cabo los secuestradores.
• Cuanto más elaborado esté por parte del secuestrador, más probabilidad hay de
que se ejerza una influencia sobre el rehén y se propicie el Síndrome
de Estocolmo.
• 4. Que haya contacto entre secuestrador y víctima, de manera que ésta última
perciba la motivación del secuestrador y se pueda abrir el proceso mediante el que
se identifica con él.
• 5. Depende de los recursos de los que disponga la víctima, dado que no se
desarrollará el síndrome si dispone de referentes de control interno
bien asentados o de estrategias de afrontamiento o resolución de problemas
adecuadas.
8. • 6. Por lo general, si tiene lugar la violencia por
parte del secuestrador, la aparición del
Síndrome de Estocolmo será menos probable.
• 7. La víctima, por otra parte, debe
percibir expectativas iniciales de que hay
riesgo para su vida, que van decayendo de
manera progresiva según avanza a un
contacto que percibe más seguro con el
secuestrador.
9. TRATAMIENTO
• Muchos de los profesionales que tratan con este
tipo de víctimas diagnostican a estos pacientes de
algunos trastornos como Trastorno de Estrés
agudo o Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
cuando los evalúan.
• El tratamiento utilizado es el mismo que el que se
utiliza para el tratamiento del TEPT, combinando
la farmacoterapia con la psicoterapia.
10. • La recuperación es buena y la duración
depende de distintos factores como pueden
ser el tiempo que estuvo retenido en contra
de su voluntad, su estilo de afrontamiento, la
historia de aprendizaje o la naturaleza de la
situación vivida.