Un Brexit tendría consecuencias negativas tanto para Gran Bretaña como para la Unión Europea. Gran Bretaña vería erosionadas sus posibilidades de crecimiento al perder acceso al mercado único europeo, mientras que la UE perdería a uno de sus socios más dinámicos. Un divorcio también afectaría negativamente a países como España debido a los vínculos comerciales, de inversión y turismo con Gran Bretaña.