El documento analiza cómo el ser humano a veces toma decisiones basadas en la racionalidad y otras veces se guía por intereses propios que llevan a un reparto injusto de recursos. Señala que la educación, los medios de comunicación y la religión/política a menudo condicionan el pensamiento de las personas hacia patrones superficiales y parciales en lugar de promover una visión más profunda e integradora. Concluye preguntando si el lector se guía por razones o por intereses personales a la hora de tomar decisiones.