La fermentación y la tecnología de enzimas se utilizan para modificar los alimentos mediante la acción controlada de microorganismos y enzimas. Esto permite conservar los alimentos, desarrollar aromas y sabores, y producir ácidos o alcohol de manera suave y energéticamente eficiente. Algunas aplicaciones comunes incluyen la fermentación láctica de productos lácteos, la fermentación alcohólica del pan y las bebidas, y el uso de enzimas para mejorar texturas y procesos.