Ser maestro requiere preparación y entusiasmo para enfrentar los retos de la enseñanza. Los maestros deben disfrutar enseñando y transmitir su pasión por el aprendizaje a los estudiantes, ya que de lo contrario corren el riesgo de seguir una rutina aburrida. Un buen maestro aprende de sus errores, se prepara diariamente y mantiene una buena relación con los estudiantes para crear un ambiente seguro que facilite el aprendizaje.