Este anuncio cuenta la historia de un anciano de 102 años que visita a una recién nacida en el hospital. A través de un flashback, el anciano comparte su vida y experiencias con la niña, destacando los momentos felices que siempre estuvieron acompañados por Coca-Cola. El anuncio intenta relacionar la felicidad con el consumo de Coca-Cola a través de un mensaje emotivo contado por el anciano.