Para tener un aprendizaje autónomo, el estudiante debe asumir la responsabilidad de organizar su aprendizaje y ajustarlo a su propio ritmo, desarrollar hábitos como la organización, programación, motivación y concentración, y utilizar recursos como herramientas tecnológicas que faciliten el aprendizaje. También es importante relacionar los nuevos conocimientos con los previos de manera significativa y recibir orientación de tutores que proporcionen los temas de estudio.