1. La tundra (del ruso тундра, que significa ‘llanura sin árboles’, y este de tūndâr, palabra
lapona que significa ‘tierra infértil’) describe la vegetación de bajo crecimiento del
ártico, más allá del límite norte de la zona arbolada. Es un bioma que se caracteriza por
su subsuelo helado, falta de vegetación arbórea o, en todo caso, de árboles naturales, lo
cual se debe a la poca heliofanía y al estrés del frío glacial; los suelos, que están
cubiertos de musgos y líquenes, son pantanosos, con turberas en muchos sitios. Se
extiende principalmente por el hemisferio norte: en Siberia,1 Alaska, norte de Canadá,
sur de Groenlandia y la costa ártica de Europa.1 En el hemisferio sur se manifiesta con
temperaturas mucho más parejas durante el año y en lugares como el extremo sur de
Chile y Argentina, islas subantárticas como Georgia del Sur y Kerguelen, y en pequeñas
zonas del norte de la Antártida2 cercanas al nivel del mar.
La tundra ocupa aproximadamente un quinto de la superficie emergida.[cita requerida]
Subiendo las latitudes en dirección a ambos polos del planeta comienzan (entre los 45º y
60°, tanto norte como sur) las zonas de tundra. Bajando estas latitudes se suelen
encontrar bosques de coníferas (la taiga) con algunas betuláceas enanas en el hemisferio
norte, y bosques y selva húmeda fría de fagáceas seguidos de coníferas australes en el
hemisferio sur.3
También existen biomas semejantes a los de la tundra por efecto de altura, como en el
Tíbet y en diversos niveles de las montañas alrededor del mundo, como ocurre en zonas
tropicales.
Se pueden distinguir tres tipos de tundra: alpina, ártica y antártica; la alpina se encuentra
en zonas montañosas, mientras que la ártica se encuentra en zonas más bajas en donde
se forman charcos, y es en ésta donde hay mayor presencia de vegetación; y, por último,
la antártica, que cuenta con mucho menos biodiversidad que las dos anteriores.
Caducifolio, del latín cadūcus («caduco, caído», participio de cadĕre «caer») y folĭum
(«hoja»), hace referencia a los árboles o arbustos que pierden su follaje durante una
parte del año, la cual coincide en la mayoría de los casos con la llegada de la época
desfavorable, la estación más fría (invierno) en los climas templados. Sin embargo,
algunos pierden el follaje durante la época seca del año en los climas cálidos y áridos.
También son llamados de hoja caduca, por oposición a los árboles llamados de hoja
perenne. En Puerto Rico, por la influencia que ejerce la cultura estadounidense, es
también conocido como deciduo, calco del inglés deciduous. A su vez, la raíz de esta
palabra remite al latín dēciduus, derivada de dēcidō, «caer, morir».
Muchos árboles y arbustos caducifolios florecen durante el período en que no tienen
hojas, ya que esto aumenta la efectividad de la polinización. La ausencia de hojas
beneficia la dispersión del polen por el viento o, en el caso de las plantas polinizadas
por insectos, el que las flores sean más visibles por éstos. Sin embargo, esta estrategia
no carece de riesgos, ya que las flores pueden resultar dañadas por el hielo o, en las
zonas con estaciones secas, las plantas pueden agotarse más con este esfuerzo.