La educación debe orientarse a las necesidades de la sociedad del conocimiento y formar personas capacitadas para apropiarse y generar conocimiento. Las instituciones educativas deben anticiparse a los cambios y gestionar la transición hacia una sociedad basada en el conocimiento. La educación debe promover el pensamiento crítico, la comprensión básica, la autonomía, el interés por el conocimiento y la responsabilidad social para desarrollar las capacidades individuales y colectivas necesarias.