La Revolución Industrial en Inglaterra se debió a varias causas económicas como la Revolución Agrícola que aumentó la productividad, el comercio que expandió los mercados internos y externos, y mejoras en el transporte a través de carreteras y canales. Estos factores, junto con el desarrollo de un sistema bancario y financiero sólido, proporcionaron las condiciones para que Inglaterra se convirtiera en la primera nación industrializada.