2. Cirrosis hepática
La cirrosis es una enfermedad crónica que se caracteriza por el reemplazo del tejido
hepático normal por fibrosis difusa, que altera la estructura y función del hígado.
Existen tres tipos de cirrosis:
Cirrosis alcohólica, en la cual el tejido cicatricial rodea de manera característica a las
áreas portales. Con mayor frecuencia se debe al alcoholismo crónico y es el tipo más
habitual de cirrosis.
Cirrosis posnecrótica, en la cual hay amplias bandas de tejido cicatricial. Es el
resultado tardío de un episodio de hepatitis vírica.
Cirrosis biliar, en la cual la cicatrización ocurre en el hígado alrededor de los
conductos biliares. Este tipo de cirrosis por lo general se debe a la obstrucción biliar
crónica e infección (colangitis); su incidencia es mucho menos frecuente.
3. Fisiopatologia
La cirrosis alcohólica se caracteriza por episodios de necrosis que involucran a las
células hepáticas y se repiten a lo largo de la enfermedad. Los hepatocitos
destruidos se reemplazan de forma gradual con tejido cicatricial.
A la larga, la cantidad de tejido cicatricial excede al tejido funcional. Las islas de
tejido normal residual y el tejido hepático que se regenera pueden proyectarse
desde las áreas constreñidas, lo que da al hígado cirrótico su característico
aspecto nodular.
4. Factores de riesgo
Hay varios factores de riesgo conocidos para la
aparición de la cirrosis. Los factores de riesgo
más comunes son:
● El uso excesivo de alcohol
● Infección con hepatitis viral
● Obesidad y diabetes por la esteatohepatitis
no alcohólica (EHNA). Al paso del tiempo..
6. Manifestaciones Clinicas
Las manifestaciones características de la cirrosis descompensada son la incapacidad del hígado
para sintetizar proteínas, factores de coagulación y otras sustancias, y las manifestaciones de
hipertensión portal
Compensada
● Dolor abdominal
● Edema de tobillos
● Hígado firme, crecido
● Dispepsia flatulenta
● Fiebre ligera intermitente
● Eritema palmar (palmas
enrojecidas)
● Esplenomegalia
● Epistaxis inexplicables
● Indigestión difusa por la mañana
Descompensada
● Ascitis
● Acropaquia
● Fiebre ligera continua
● Epistaxis
● Atrofia gonadal
● Hipotensión
● Ictericia
● Desgaste muscular
● Púrpura (por la reducción en el
recuento de plaquetas)
● Pérdida de vello corporal
● Hematomas espontáneos
● Debilidad
● Pérdida de peso
7. Venas varicosas gastrointestinales
La obstrucción de la irrigación sanguínea a través del hígado, causada por los cambios fibróticos, da
como resultado la formación de vasos sanguíneos colaterales en el tubo digestivo. En consecuencia, el
paciente con cirrosis suele presentar vasos sanguíneos abdominales prominentes y distendidos que
pueden observarse durante la inspección abdominal, pero también pueden descubrirse vasos
sanguíneos distendidos a lo largo de todo el tubo digestivo.
El esófago, el estómago y el recto inferior son sitios frecuentes para el desarrollo de vasos sanguíneos
colaterales. Estos vasos sanguíneos distendidos forman venas varicosas. Debido a que estos vasos no
tienen por objeto soportar la elevada presión y volumen de sangre impuesta por la cirrosis, se pueden
romper y sangrar.
Complicaciones
8. Infección y peritonitis
Los pacientes con cirrosis y ascitis pueden desarrollar peritonitis bacteriana aun sin una fuente
intraabdominal de infección o absceso.
Los signos clínicos pueden estar ausentes, por lo que se requiere una paracentesis para el
diagnóstico.
9. Edema
Otro síntoma tardío de la cirrosis es el edema, que se atribuye a la insuficiencia hepática crónica. La
reducción en la concentración de albúmina plasmática predispone al paciente a la formación de edema.
Aunque el edema es generalizado, a menudo afecta los miembros inferiores y superiores y el área
presacra. El edema facial no es habitual. Hay una producción excesiva de aldosterona, que causa
retención de sodio y agua, así como excreción de potasio.
10. Deficiencia vitamínica y anemia
Debido a la inadecuada formación, empleo y almacenamiento de algunas vitaminas (sobre todo
vitaminas A, C y K), los signos de deficiencia son frecuentes, en particular los fenómenos
hemorrágicos asociados con la deficiencia de vitamina K. La gastritis crónica y el deterioro de la
función digestiva, junto con una inadecuada ingesta dietética y el deterioro de la función
hepática, son responsables de la anemia que a menudo se presenta con la cirrosis. La anemia
del paciente y su deficiente estado nutricional y de salud ocasiona una fatiga grave que
interfiere con la capacidad de realizar actividades de la vida diaria.
11. Deterioro mental
Algunas manifestaciones clínicas adicionales incluyen el deterioro de la función mental y cognitiva, con
riesgo inminente de encefalopatía y coma hepáticos, como ya se describió. Es necesario realizar una
valoración neurológica que incluya evaluación de la conducta general, capacidades cognitivas,
orientación en tiempo y lugar, así como patrones de lenguaje del paciente.
12. Valoración
Las pruebas enzimáticas indican daño de las células hepáticas: las concentraciones de fosfatasa
alcalina sérica, AST, ALT y GGT aumentan, y la cifra de colinesterasa sérica puede disminuir. Se
realizan pruebas de bilirrubina para medir la excreción o retención de bilis, y se presenta un aumento
en la bilirrubina con la cirrosis y otras alteraciones hepáticas. El tiempo de protrombina es prolongado.
Se emplean estudios ecográficos para medir la diferencia en la densidad de las células
parenquimatosas y del tejido cicatricial. Las pruebas hepáticas por TC, RM y con radioisótopos dan
información sobre el tamaño del hígado, irrigación sanguínea y obstrucción hepática. El diagnóstico se
confirma mediante la biopsia de hígado. La gasometría puede revelar un desequilibrio de la
ventilación-perfusión e hipoxia
13. Tratamiento médico
Por lo general, el tratamiento del paciente con cirrosis se basa en sus síntomas. Por ejemplo, se
prescriben antiácidos o antagonistas de la histamina 2 (H2 ) para reducir el daño gástrico y disminuir
la posibilidad de hemorragia digestiva. Las vitaminas y los suplementos nutricionales estimulan la
recuperación de las células hepáticas dañadas y mejoran el estado nutricional general del paciente. Se
pueden indicar diuréticos ahorradores de potasio como la espironolactona o el triamtereno para
disminuir la ascitis (si está presente); se prefieren estos diuréticos porque reducen la cantidad de
líquido y los cambios electrolíticos.
Seguir una dieta adecuada y evitar el alcohol son acciones indispensables. Aunque no se puede revertir
la fibrosis del hígado cirrótico, con tales medidas se puede detener o disminuir la progresión.
14. Atención de enfermería
El objetivo de las intervenciones de enfermería es promover el reposo del paciente, mejorar su estado
nutricional, proporcionar cuidados de la piel, reducir el riesgo de lesiones, así como vigilar y tratar las
complicaciones potenciales.
Promover el descanso
El paciente con cirrosis
requiere reposo y otras
medidas de apoyo para
permitir que el hígado
restablezca su capacidad
funcional. Si está
hospitalizado, el peso y
los ingresos y egresos de
líquidos se miden y
registran a diario. El
reposo reduce las
demandas en el hígado y
aumenta la provisión de
sangre.
Mejorar el estado
nutricional
El px con cirrosis que no
tiene ascitis, edema o
signos de coma hepático
inminente debe recibir una
dieta elevada en proteínas
(si las tolera) y
suplementada con vitaminas
A, C, K y del complejo B. Si
hay ascitis, porciones
pequeñas y frecuentes
pueden ser mejor toleradas
que las porciones grandes,
debido a la presión
abdominal que ejerce la
ascitis.
Proporcionar cuidados de
la piel
Los cuidados de la piel son
importantes debido al
edema cutáneo, la
inmovilidad del paciente, la
ictericia y el aumento de la
susceptibilidad a rotura e
infección. Los cambios
frecuentes de posición son
necesarios para prevenir las
úlceras por presión. Evitar el
empleo de jabones irritantes
y cinta adhesiva para
impedir traumatismos de la
piel. El personal de
enfermería debe tomar
medidas para disminuir el
rascado del paciente.
Reducir el riesgo de
lesiones
El personal de enfermería
protege al paciente con
cirrosis de caídas y otras
lesiones. Los barandales
laterales deben estar
colocados en su lugar y
envueltos con sábanas u
otros materiales en caso
de que el paciente se
ponga agitado o inquieto.
Asimismo, valora con
cuidado cualquier lesión,
debido a la posibilidad de
hemorragia interna.
15. Vigilancia y tratamiento de las
posibles complicaciones
Un papel importante del personal de enfermería es vigilar al paciente con cirrosis en busca de
complicaciones.
Sangrado y
hemorragia
Encefalopatía hepática Exceso de volumen de líquido
El paciente tiene un mayor
riesgo de sangrado y
hemorragia debido a la
disminución en la
producción de protrombina
y a la capacidad limitada
del hígado enfermo para
sintetizar las sustancias
necesarias para la
coagulación de la sangre
Como se ha descrito, la
encefalopatía hepática y el
coma, dos complicaciones
graves de la cirrosis, se pueden
manifestar con deterioro del
estado mental y demencia, o
signos físicos que incluyen
movimientos anómalos,
voluntarios e involuntarios.
Es posible detectar la retención de líquido durante el
desarrollo de ascitis, hinchazón de los miembros
inferiores y disnea. Vigilar los ingresos y egresos de
líquidos, los cambios en el peso diario, la variación
en el perímetro abdominal y la formación de edema,
son parte de la valoración de enfermería. También
se vigila a los pacientes en busca de nicturia y,
posteriormente, oliguria, debido a que dichos
estados implican un aumento en la gravedad de la
disfunción hepática
16. Bibliografía
● Smeltzer, S., Bare, B., Hinkle, J. L., & Cheever, K. H. (2016).
Brunner y Suddarth. Enfermería medicoquirúrgica (edición
actualizada). Wolters Kluwer Health.