El documento describe cómo América se constituyó como un nuevo patrón de poder mundial durante la modernidad, articulando formas de control del trabajo en torno al capital y el mercado mundial. Dos procesos clave fueron la codificación de las diferencias raciales y la jerarquización de las razas, así como el establecimiento del capitalismo como nueva estructura de control del trabajo. Este patrón de poder colonial y eurocéntrico, con la raza y el capitalismo en sus ejes, se ha mantenido como la perspectiva dominante a nivel global.