Este cuento cuenta cómo el dios Tupá ayudó a los guaraníes a acabar con una sequía y el hambre mediante un sacrificio. Dos guerreros guaraníes, Avatí y Ñandé, reciben un mensaje de que uno debe morir y el otro enterrarlo, regando la tierra cada día. Avatí se sacrifica y Ñandé lo entierra, haciendo crecer una planta que dará comida a todos. Desde entonces, los guaraníes nunca más pasaron hambre.