La crisis económica de 1982 en España se debió a múltiples factores internos y externos como el sobreendeudamiento de las instituciones financieras, la desaceleración económica desde 1981 que llevó a quiebras industriales, y el aumento de las tasas de interés en EEUU. El gobierno esperó inicialmente un ajuste automático del mercado pero finalmente devaluó el peso y congeló los salarios, lo que generó una ola de quiebras, desempleo y protestas así como una reactivación de los sindicatos