El documento propone que cuando finalice el confinamiento, los niños no deben volver a clases inmediatamente sino pasar al menos una semana jugando y descansando al aire libre para recuperar su bienestar. Luego, deben reunirse con sus compañeros y maestros para reflexionar sobre cómo los afectó la experiencia vivida y fortalecer los lazos comunitarios. Más que recuperar contenidos perdidos, es importante nutrir la humanidad de los niños y enfocarse en lo que realmente los puede salvar en situaciones difíciles.