La forma del cuerpo se altera en función del uso que se hace de él, los hábitos motores, las alteraciones degenerativas y las lesiones. Debido a que pasamos mucho tiempo sentados es normal que aparezcan dolores de cuello y de espalda, tensiones en la nuca y en los hombros y rigidez en las articulaciones. Es por todo ello, que todos debemos ser conscientes de cuál es nuestra actitud postural. La musculatura que interviene para lograr una postura erguida, fortalecer el abdomen, o aliviar dolores de espalda se agrupa en cuatro grupos de músculos (abdominal transverso; abdominales oblicuos; dorsales profundos y paraespinales; y los de la base de la pelvis). El músculo abdominal transverso va transversalmente sobre el vientre prolongándose hasta la columna vertebral (CV). Participa en la respiración, ejerce acción estabilizadora de la CV a nivel lumbar y ayuda a evitar los desplazamientos de las vértebras. Es el único que está activo en cualquier movimiento del tronco. De ahí su importancia en ejercitarlo. Se nota cuando toses, ríes, estornudas o colocas las manos en la cintura. Los músculos abdominales oblicuos intervienen en todos los movimientos del tronco principalmente los de inclinación lateral y en los movimientos de rotación. Posibilita que el tronco se arquee hacia delante o, si la columna permanece fija, hacen que descienda la caja torácica durante la espiración. Estos músculos junto al anterior son los estabilizadores más importantes de la espalda. Los músculos dorsales profundos intervienen en la erección, inclinación lateral y rotación de la CV, desempeñando una importante función de soporte y protección. Responsable de la estabilidad a nivel lumbar y pelviano. La musculatura de la base de la pelvis constituye el extremo inferior de la musculatura del tronco. Protegen y soportan a los órganos de la cavidad abdominal (útero, vejiga, intestino,…). Una base pélvica fuerte es muy importante para nuestro bienestar, para poder ejercer sus funciones de soporte y protección y llegado el momento del parto. Esta musculatura se debilita entre otros motivos por el sobrepeso, no ejercitarla con frecuencia y por esfuerzos extremos y continuados de levantar y cargar objetos muy pesados y partos.