El documento resume claves prácticas para que las empresas gestionen la morosidad de clientes de forma efectiva, incluyendo detectar señales de alerta temprana, documentar transacciones, reclamar pagos de forma rápida y legal, y utilizar garantías y procedimientos externos como el seguro de crédito o factoring para reducir riesgos de impago. También destaca la importancia de evitar políticas de venta laxas y de obtener información sobre la solvencia de posibles clientes morosos.