El jardín francés se originó en el Renacimiento italiano y se caracteriza por avenidas axiales, parterres geométricos y una perspectiva que enfoca la atención hacia el palacio o castillo. Los jardines franceses se extendieron en el siglo XVII y reflejan la simetría y orden asociados con el absolutismo monárquico. La obra cumbre fue el Palacio de Versalles de Luis XIV, diseñado por André Le Nôtre para proyectar el poder real a través de composiciones estrictas y elementos artificiales.