El documento discute tres ejes fundamentales en el aprendizaje: el currículo, el maestro y el alumno. Señala que el currículo debe centrarse en el alumno y responder a las necesidades reales de los estudiantes. Sin embargo, las políticas educativas actuales a menudo están desconectadas del contexto y tienen un enfoque económico en lugar de educativo. Además, el maestro desempeña un papel clave pero a veces carece de la capacitación adecuada. Por lo tanto, tanto el currículo como el
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Ensayo: Currículo, maestro, alumno: como ejes fundamentales en el aprendizaje significativo.
1. Currículo, maestro, alumno: como ejes fundamentales en el aprendizaje
significativo.
El currículo no es un concepto del todo nuevo, este surgió desde hace muchos años
atrás tal como lo señala Aguirre (2001, p.3) “el curriculum tuvo un origen, se
construyó socialmente como parte de las respuestas de algunos grupos a
determinadas crisis sociales, económicas, culturales”. En efecto, esté guarda una
noción antigua y por ende religiosa, primeramente fue pensado a raíz de una
situación caótica, y buscaba con su implementación ordenar y disciplinar a la
sociedad en ese momento. A partir de ahí el currículo se ha ido replanteando de
acuerdo a las necesidades y épocas de la sociedad dentro del contexto escolar,
hasta llegar a lo que hoy conocemos.
Ahora bien, para Aguirre (2001, p.3) es en el currículo donde “se depositan gran
parte de la expectativas y confianzas en la adquisición de los conocimientos y
competencias que requiere toda sociedad; en él se concretan los parámetros de
calidad y eficiencia”. De este modo se puede decir que el currículo es el documento
donde se especifica lo que las y los alumnos deben aprender y establece lo que se
pretende lograr.
Considerando esto, es pertinente señalar que el currículo juega un papel muy
importante en el aprendizaje, porque de cierto modo delimita lo que puede o no ser
logrado durante un ciclo escolar, es por ello que es necesario que el currículo se
piense desde el posicionamiento del alumno; es decir el alumno debe ser el
elemento esencial en la planificación del currículo porque una de las finalidades del
mismo es propiamente este.
Desde este punto, es de suma importancia cuestionar si es el currículo el que está
mal planteado o mal utilizado, principalmente puede pensarse que está mal
utilizado, pero también es cierto que se encuentra mal formulado o pensado, porque
estas disponen de las Políticas Educativas, las cuales son dictadas por el gobierno.
Es ese uno de los obstáculos que enfrenta este eje fundamental, el problema de las
políticas educativas diseñada por los diferentes sexenios; gira en torno que por lo
2. general no existe una vinculación entre los programas que se pretende lograr al
otro.
Las políticas educativas son diseñadas con la finalidad de lograr ciertos propósitos
que beneficien al ámbito educativo, el problema consiste en que las políticas
educativas que nos rigen están descontextualizadas, tal como apunta Alcántara
(2008, p.147) “el contexto en que las políticas educativas se han llevado a cabo, ha
sido principalmente uno caracterizado por la existencia de políticas educativas
neoliberales en lo económico”. Es decir, las políticas planteadas no están pensadas
dentro del contexto en el cual se va a llevar a cabo, las propuestas o proyectos no
responden a las verdaderas necesidades de los estudiantes, esto se debe a que
no están diseñadas por los verdaderos agentes de la educación, lo que afecta aún
más es el hecho de que cuentan con un trasfondo económico, pues tienden a ser
políticas neoliberales las cuales tienen un sentido totalmente económico y esto
debilita aún más el objetivo definido.
Considerando lo que puntualiza Aguirre (2001, p. 12) “El currículo constituye una de
la piedras angulares de la vida académica, el nudo que amarra diversas realidades
que tocan a la escuela desde lo interior y desde lo exterior”. Es evidente que el
currículo impacta de gran modo en el ámbito educativo y eso inmediatamente
repercute en el aprendizaje del alumno. El currículo por lo tanto debe estar
debidamente bien planeado y pensado, para que pueda responder a las verdaderas
exigencias requeridas por parte del profesor y el alumno.
Otro punto que destaca es el docente mismo, la formación con la que él cuenta. Con
esto quiero decir que aunque el currículo pueda estar bien planteado, no funcionaría
si el docente no colaboraría, si el docente no cuenta con la capacidad requerida el
objetivo del ciclo se vería fragmentado.
El docente desempeña un papel importante y por ende debe asumir esta
responsabilidad, prepararse, capacitarse para no enseñar lo mismo cada ciclo, el
no preparar un programa con anticipación no es nada favorable, lo único que
representa es un atraso significativo. El maestro siendo uno de los principales
3. protagonistas dentro de la educación es el responsable de generar un buen
ambiente de trabajo.
Este ambiente de trabajo puede ser generado mediante la cultura docente. La cual
está definida por Pérez (2000. P.163) como “los métodos que se utilizan en la clase,
la calidad, sentido y orientación de las relaciones interpersonales, la definición de
roles y funciones que desempeñan”.
Por tanto, se entiende que la cultura docente es todo ese conjuntos de valores que
el maestro debe de poner en práctica y que le permitirá construir las bases de un
clima de trabajo eficiente, el cual brinde al alumno las herramientas necesarias para
que pueda desarrollarse adecuadamente. Por último, considero que tanto el
currículo como el maestro y el alumno deben replantearse y asumir su función,
ambos son uno de los principales agentes de la educación y por ende deben asumir
su responsabilidad para que los objetivos propuestos realmente sean logrados.
4. Referencias
Aguirre, María. Esther. (2001). El currículo escolar, invención de la modernidad.
México: Taurus.
Alcántara, Armando. (2005). Entre Prometeo y Sísifo. Ciencia y tecnología y
universidad en México y Argentina. Barcelona: Pomares.
Pérez, Gómez Ángel. (2002). La cultura Escolar en la Sociedad Neoliberal. Madrid:
Ediciones Morata.