El documento analiza cómo la ignorancia y el individualismo han impedido el desarrollo equitativo de la sociedad. Argumenta que factores como la evolución de la comunicación y la tecnología, que deberían haber permitido el progreso social, no han sido aprovechados debido a que las personas se enfocan más en satisfacer sus necesidades personales que en buscar el bienestar colectivo. Concluye que es necesario que el sistema educativo capacite a los estudiantes para superar estos problemas y construir una sociedad más justa.