Esparta fue una importante polis de la antigua Grecia situada en el Peloponeso. Gobernada por dos reyes, Esparta se alzó como potencia dominante en el siglo VI a. C. y lideró a los griegos contra los persas, aunque luego perdió influencia frente a Atenas. La sociedad espartana se basaba en una estricta disciplina militar y en someter a las ciudades vecinas para asegurar su dominio en la región.