Este documento discute diferentes enfoques de la comunicación en América Latina, incluyendo el positivista, el crítico y el funcionalista. Señala que mientras los enfoques positivista y funcionalista se originaron fuera de la región, América Latina ha hecho contribuciones importantes al enfoque crítico a través de la Escuela Culturalista Latinoamericana. También argumenta que el funcionalismo ha tenido una historia paradójica en la región y que la simplificación del funcionalismo como enemigo conceptual obstaculizó el des
1. Ensayo
La Visión Latinoamericana de los Diferentes Enfoques se basa en las investigaciones
realizadas por dos grupos teóricos los que afirman que la constitución de una ciencia
de la comunicación es factible y deseable, y el de quienes aseguran que la
comunicación es un proceso social amplio.
Pero la comunicación no es más que lo que se concibe como diálogo social porque su
origen deriva en la herencia del interaccionismo simbólico. En América Latina, según
lo señala Beltrán, Sánchez Ruiz y Fuentes se asegura que el enfoque positivista que
sirve de base conceptual de muchos estudios como la difusión de innovaciones o la
modernización a través del uso de la comunicación de masas.
Y surge así el famoso modelo de las preguntas de Lasswell:
Quién dice Qué a Quién en Qué Canal y con Qué Efecto-también se inscribe en el
paradigma positivista. Por otra parte el enfoque crítico adopta una línea radicalmente
distinta a la de los teóricos positivistas. Aquel antes de estudiar la comunicación,
analiza las características de las sociedades actuales y cuestiona las desigualdades
económicas, educativas, de control y de poder en las sociedades contemporáneas.
En las décadas de los 60s y 80s muchos estudios se retomaron de Europa, se
exportaron a América Latina, sin embargo, América Latina ha hecho aportaciones
importantes a nivel internacional dentro del enfoque crítico con los planteamientos
conceptuales de la Escuela Culturalista Latinoamericana, representada por Jesús
Martín Barbero (Colombia), Néstor García Canclini (Argentina), Guillermo Orozco y
Jorge González (México), José Marques de Melho (Brasil). Además sus seguidores
están comprometidos con el cambio social, no son neutrales, sino que cuestionan el
papel de los medios en la ideología dominante.
2. Por otro lado el enfoque funcionalista se caracteriza por un enfoque empirista que
preconiza las ventajas del trabajo de campo. En este sentido, los teóricos
funcionalistas identifican en sus textos comunicación con comunicación de
masas porque esa es la realidad de la sociedad moderna. Hasta el siglo XIX, la
mayoría de las labores se realizaban en un gabinete, mediante relatos sesgados de
viajeros. El funcionalismo abrió el camino de la antropología científica,
desarrollándose luego con gran éxito en Estados Unidos.
La Sociología Funcionalista y la comunicación tienen una historia paradójica para
nuestro mundo académico latinoamericano. Por una parte, hay una o varias
genealogías de autores que han ensayado su pensamiento en este formato,
genealogías de autores que escriben en otra lengua y desde otro mundo social y
cultural, y de las cuales se puede sacar alguna conclusión si se estudian, si se aplican,
si se incorporan a la vida académica y social.
De eso sabemos poco en América Latina y en México, esa historia es lejana y ajena,
por lo menos para el llamado campo académico de la comunicación. Y por otra parte
existe otra historia, una que nace en nuestro propio medio, y que tiene una larga
presencia en discusiones, ponencias, textos y exposiciones magisteriales en las aulas.
En esta segunda vertiente histórica no importa si sabemos o no qué pasa con el
funcionalismo y la comunicación, lo que importa es tener una postura, una visión de
descalificación inmediata para todo aquello que suponga algún contacto con las
genealogías de la primera historia. Dos historias, una ajena, la otra es la nuestra
América Latina durante varias décadas sobre la identidad entre el pensamiento
norteamericano y el funcionalismo es cuando mucho un mito, y cuando poco, sólo
ignorancia unida a una falta de atención académica de consecuencias aún en curso.
De igual forma, la simplificación sirvió para que en cierto afán pedagógico elemental
se redujera un mundo complejo a unas pocas imágenes, pero por otra parte esta
ausencia de rigor académico sólo colaboró al mayor debilitamiento de la reflexividad
de un campo académico escaso de construcción teórica científica, el latinoamericano.
3. América Latina estaba amaneciendo en su campo académico de la comunicación, con
herencia del periodismo y del humanismo filosófico. El pensamiento científico social
empezó su camino con lentitud, y pronto se acomodó en un lugar contestatario,
político, propio de su marco periodístico crítico liberal. Y justo cuando el
funcionalismo terminaba su época de oro, apareció como el enemigo conceptual a
vencer, cuando ya estaba vencido.
Para concluir, Latinoamérica al igual que América y Europa estableció de manera
muy marcada su posición y opinión con respecto a estos enfoques, sobretodo la
manera en que se emplea o se vive en nuestro continente, enfoques que nacieron en
países ajenos a nosotros, no pueden ser aplicados de igual forma aquí, por eso esta
visión amolda de manera clave esos enfoques en la sociedad de nuestros países, y en
la comunicación de los mismos.