El documento discute el uso de la semiótica en el ámbito jurídico. Explica que la semiótica estudia los signos y que el lenguaje legal es técnico y puede ser ambiguo. También describe que el discurso legal está formado por normas que deben entenderse para que tengan sentido, y que a pesar de parecer desordenadas, suelen tener una estructura coherente al ser analizadas en profundidad.