El documento presenta una guía para la asignatura Introducción a la Lógica de la Universidad Nacional Abierta. La guía tiene como objetivo brindar apoyo a las lecturas del material instruccional y la bibliografía recomendada para ayudar a los estudiantes a alcanzar el éxito en las evaluaciones. La guía no sustituye el material principal sino que lo complementa, y debe leerse después de estudiar el plan de curso y los textos básicos.
1. Introducción a la Lógica
Universidad Nacional Abierta
Vicerrectorado Aacdémico
Área de Estudios Generales
Centro Local Barinas
Asesor: M.Sc. Robert Flórez.
Código: 107.
U.C: 03.
Semestres: I y II.
Barinas, noviembre 2021
2. Introducción a la Lógica
Introducción
El propósito de esta guía es brindar apoyo a las lecturas que
haga el estudiante del material instruccional diseñado, de la
bibliografía básica y complementaria que se le recomienda en el plan
de curso de la asignatura, con la finalidad de que aumente las
posibilidades de alcanzar el éxito en las evaluaciones propuestas.
Debe tener muy claro que esta guía no sustituye ni al material
instruccional ni a la bibliografía básica, sino todo lo contrario, es un
recurso que procura aumentar la posibilidad de articulación del
contenido de la asignatura. De esta manera, su lectura debe ser
posterior a la lectura del material instruccional, del plan de curso y de
los textos básicos.
3. Introducción a la Lógica
Unidad I: Introducción a la Lógica
Identificar de
manera reflexiva,
conceptos básicos
que caracterizan a la
lógica como un
lenguaje,
atendiendo a la
cuestión del
significado.
Relación entre lógica y lenguaje.
El análisis de la lógica como un lenguaje.
Distinción entre lenguaje natural y lenguaje artificial. La lógica como
un lenguaje simbólico.
Distinción: Uso y Mención.
Los componentes del proceso semiótico: Signo, denotatum y usuario.
Las disciplinas semióticas: sintaxis, semántica y pragmática.
Usos del lenguaje: expresivo, directivo e informativo.
4. Introducción a la Lógica
Relación entre lógica y lenguaje
Argumentar, razonar, inferir, así como indagar, demostrar, justificar, refutar, son capacidades
que la totalidad de los seres humanos ejercemos natural y espontáneamente. Pero las actividades
del pensar son en sí mismas, absolutamente privadas. Ninguna otra persona a excepción de nosotros
mismos tiene acceso a los contenidos de nuestra mente. El lenguaje es la herramienta que nos
permite trascender nuestra silente individualidad mental para tratar de hacer públicos y
comunicables nuestros estados internos.
En cierto sentido, hablamos porque pensamos y pensamos porque hablamos. Nuestra
capacidad inferencial o argumentativa está esencialmente ligada a nuestra competencia lingüística,
a nuestro dominio de un determinado lenguaje. Los productos del razonar, el deducir, el inferir, etc.,
son lingüísticos: el razonamiento, la deducción, la inferencia, etc.
Por otra parte, todo lenguaje humano configura una especie de
institución social que es desarrollada y sostenida por una determinada comunidad de hablantes
quienes, al interactuar lingüísticamente entre sí, adoptan pautas de conducta muy complejas
gobernadas por un sistema de reglas. Como veremos más adelante, la estructura gramatical que
componen dichas reglas comporta, a su vez, una mínima estructura lógica con base a la cual el
hombre ha podido desplegar procesos cognitivos indispensables en vista de su supervivencia como
especie.
5. Introducción a la Lógica
El análisis de la lógica como un lenguaje
Dada la excesiva complejidad del lenguaje como objeto de estudio, el
desarrollo de la lógica como disciplina ha conllevado un progresivo proceso de
formalización del lenguaje de la lógica. De hecho, toda disciplina para constituirse
en una verdadera ciencia desarrolla su propio lenguaje especial, entre otras cosas
para superar los problemas de significado mencionados anteriormente.
En este sentido, el proceso de formalización del lenguaje lógico en muchos
aspectos es similar y paralelo al proceso de constitución del lenguaje matemático.
Algunos autores se refieren al proceso de formalización de la lógica como el de su
“matematización”. Los lenguajes formales son más precisos porque desarrollan una
gramática y una semántica bajo control racional y sus reglas no admiten
excepciones como en nuestra habla cotidiana.
Al “formalizar”, es decir al traducir una pieza de nuestro discurso ordinario a
un esquema formal de razonamiento lógico es más fácil analizar y evaluar la
compleja estructura de nuestros razonamientos. Imagínese el lector lo difícil que sería
realizar las más elementales operaciones matemáticas sin el simbolismo al uso de las
matemáticas actuales. La más simple suma en un lenguaje de números romanos se
haría muy poco llevadera para ir a comprar al mercado.
6. Introducción a la Lógica
Distinción entre lenguaje natural y lenguaje artificial. La lógica como un lenguaje simbólico
El desarrollo de la lógica ha desembocado en la construcción de la lógica simbólica como
un lenguaje, pero como un lenguaje artificial que, a diferencia de la amplitud funcional de un
lenguaje natural, no es usado en general para hablar del mundo sino específicamente para
caracterizar la estructura lógica de otro lenguaje, básicamente de otro lenguaje natural. Se dice pues
que la lógica se ha “matematizado” porque ha desarrollado como las matemáticas un simbolismo
propio para desarrollar criterios formales (se dice que la lógica constituye un cálculo simbólico) que
permitan decidir cuando estamos en presencia de un razonamiento válido.
7. Introducción a la Lógica
Distinción: uso y mención
De lo ya dicho podemos establecer también, a partir del problema de la
referencia de los términos, la distinción entre uso y mención. Usamos un término
cuando hacemos alusión a algo distinto de dicho término, lo usamos generalmente
para referirnos a objetos extralingüísticos, como cuando decimos: “Caracas es la
capital de Venezuela”. En este enunciado, la palabra “Caracas” se refiere a la
ciudad que cumple con la propiedad de ser la capital de la República Bolivariana de
Venezuela.
En cambio, mencionamos un término cuando éste no posee su referencia
habitual y en vez de un signo que está por algo, está por sí mismo en cuanto palabra,
como en el enunciado: “‘Caracas’ es una palabra compuesta por tres sílabas”. Para
dar cuenta de esta distinción utilizaremos un dispositivo ideado por el padre de la
lógica moderna Gottlob Frege: las comillas simples como instrumento para indicar
cuando un signo está mencionado en vez de usado. Así, cuando mencionamos un
término, lo colocamos entre comillas simples como en: “La palabra ‘esdrújula’ es, a su
vez, una palabra esdrújula”.
8. Introducción a la Lógica
Los componentes del proceso semiótico: Signo, denotatum y
usuario.
El triángulo del significado: El significado de una palabra
que hace referencia a una cosa, puede ser caracterizado mediante
lo que se ha dado en llamar el triángulo del significado, en 1924 por
Ogden y Richards, precisamente para estudiar las relaciones que se
dan entre pensamiento, palabra y cosa en el interior de un proceso,
que ha sido bautizado por Morris como semiosis. Imaginemos,
entonces, que, en un triángulo equilátero con base en uno de sus
lados, el vértice superior, digamos el vértice A, corresponde a una
la palabra o signo, por ejemplo, “perro”.
Al vértice derecho B, le corresponderá la cosa/objeto
expresada/representada por la palabra/signo. En este caso, un
animal perteneciente a la especie de los cánidos domesticados. El
vértice izquierdo C, corresponde al pensamiento/sentido del
término “perro”. El pensamiento/sentido es simbolizado/significado
por la palabra/signo y refiere/designa a la cosa/objeto. Es
necesario notar que Morris sustituye en el vértice C al
pensamiento/sentido por el interpretante/intérprete.
SIGNO: “PERRO”
A
C B
Pensamiento/Sentido Cosa/Objeto (Dibujo)
“Animal mamífero
perteneciente (Designatum)
a la especie de los
cánidos domesticados”
9. Introducción a la Lógica
Las disciplinas semióticas: sintaxis, semántica y pragmática
De la relación triádica que en el proceso semiótico se establece entre el signo, el
designatum y el usuario, derivan un conjunto de relaciones diádicas que dan lugar a tres
dimensiones del proceso semiótico y, correspondientemente, a tres disciplinas semióticas
que las hacen su objeto particular de estudio. La relación entre el signo y el designatum, es
decir, la designación (o la denotación), configura la dimensión semántica del proceso y a
su correspondiente disciplina.
Por ejemplo, “el apósito es un material terapéutico que se aplica sobre una
lesión” estamos situados en la dimensión semántica. La relación entre los signos, con los
designata y los usuarios, es decir la relación de expresión, constituye la dimensión
pragmática del proceso y su correspondiente disciplina. Por ejemplo, “para los antiguos
griegos, la palabra ‘logos’ significaba ‘discurso’ y ‘razón’,” Por último, la relación entre los
signos entre sí, esto es, la relación de implicación, constituye la dimensión sintáctica y su
correspondiente disciplina: la sintaxis. Por ejemplo, “antes de ‘p’ y ‘b’ se escribe ‘m’” es un
enunciado situado en la dimensión sintáctica. En general, estas tres disciplinas son
disciplinas metalinguísticas. Y con base a ellas es posible dilucidar los problemas de
significado del discurso cotidiano y, por ende, hacer posible el análisis lógico.
10. Introducción a la Lógica
Usos del lenguaje: expresivo, directivo e informativo
Es posible que nos inclinemos a identificar exclusivamente, por ejemplo, el uso informativo del lenguaje con las
oraciones declarativas expresadas gramaticalmente en modo indicativo. Pero es importante tener en cuenta que
los usos del lenguaje no guardan una conexión necesaria con la forma oracional con la cual usualmente ésta se realiza
en el lenguaje cotidiano, pues, recíprocamente, no todo lenguaje expresado en forma declarativa tiene un uso
informativo.
Por ejemplo, la oración: “tú pesas 120 Kg.” es, efectivamente, una oración declarativa pero no será usada
informativamente a menos que especifiquemos a quien hacemos referencia con el pronombre “tú”. Si bien no existen
procedimientos que mecánicamente permitan hacer la distinción de manera segura, un criterio útil lo proporciona el
análisis del contexto (también denominado universo del discurso) en el cual aparece el fragmento del discurso del cual
se quiere saber qué función está cumpliendo.
En la vida cotidiana un mismo tipo de discurso puede desempeñar varias funciones al mismo tiempo. No
obstante, por medio del análisis contextual es posible determinar cuál es la función primordial que está tratando de
cumplir. Es conveniente destacar que cuando hacemos un uso directivo del lenguaje pretendemos suscitar en nuestro
interlocutor una determinada actitud, una determinada reacción. Así, cuando decimos: “pásame el cenicero”
pretendemos que nuestro interlocutor prosiga con una determinada acción.
Pero la función directiva del lenguaje no sólo se realiza por medio de oraciones imperativas u órdenes
exclusivamente. También hacemos un uso directivo del lenguaje cuando emitimos una oración interrogativa. Por ejemplo:
“¿qué hora es?”, es una oración interrogativa que pudiera parafrasearse como: “dime qué hora es”, sin que por ello
quede alterada la actitud inicial que se pretendía suscitar en el interlocutor, esto es, la transmisión de una determinada
información.
11. Introducción a la Lógica
FIN DE LA GUÍA
CORRESPONDIENTE A LA
UNIDAD I