La figuración narrativa surgió en París a mediados de los años 1960 como una tendencia pictórica que recurría a la narración de historias y la representación de escenas cotidianas para revelar aspectos ocultos de la sociedad con una mirada crítica. Artistas como Arman, Tinguely y Fromanger se centraron en el uso de objetos comunes y su destrucción y recomposición para eliminar la separación entre arte y vida cotidiana.