Pablo realizó un viaje misionero por Asia Menor y Grecia, predicando en ciudades como Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas, Corinto y Éfeso. En Corinto conoció a Aquila y Priscila y permaneció más de un año estableciendo la iglesia. En Éfeso se encontró con discípulos de Juan el Bautista y rompió con la sinagoga local. Más tarde, un motín de plateros amenazó a Pablo debido a que su predicación afectaba sus ventas de ídolos.