1. DEL INDOEUROPEO A LAS LENGUAS ROMANCES
1. El latín, lengua indoeuropea
Toda lengua tiene unos orígenes; todavía no hace mucho que se descubrieron los de la lengua latina
y al mismo tiempo los de otras lenguas. Para explicar las similitudes observadas entre varias
lenguas antiguas de las que se conservan testimonios escritos, pero que pertenecen a zonas del
mundo muy distantes, como son, por una parte, el sánscrito de la India y, por otra, el griego y el
latín de Europa, se comenzó a gestar en el siglo XVIII la teoría del indoeuropeo, es decir, de un
idioma primitivo hablado por pueblos unidos culturalmente que habitaron las estepas
centroeuropeas y el sur de Rusia hace unos 5.000 años. Al diseminarse esos pueblos, del
indoeuropeo derivarían muchas de las lenguas habladas entre los límites a los que se refiere el
nombre de esta lengua conjeturada: la India y el occidente de Europa.
En el siglo XIX, gracias al llamado método comparativo, el danés Rasmus Kristian Rask y el
alemán Franz Bopp estudiaron de una forma sistemática la relación entre el sánscrito, el griego, el
latín, el persa y las lenguas germánicas. Las ramas lingüísticas resultantes de la dispersión de la
primitiva lengua indoeuropea quedaron trazadas ya a finales del siglo XIX así: lenguas balto-
eslavas, indo-iranias, itálicas (entre las que se integra el latín), germánicas, célticas, griego,
albanés y armenio. Terminaría de completar el cuadro el descubrimiento, ya en el siglo XX, de
nuevas lenguas como el hetita, que se habló hace 4.000 años en Asia Menor y del tocario, hablado
en nuestra era, hace más de 1.000 años, en el Turquestán chino.
Indoeuropeo Sánscrito Griego Gótico Irlandés ant. Tocario A
*duwo dváu du/o twai dau wu
*treyes tráyah trei=j threis tri tre
*okto asstá o)ktw/ ahtau ocht okät
*dekm dasa de/ka taíhun deich säk
*kmtom satám e(kato/n hund cet känt
Los numerales dos, tres, ocho, diez y cien en varias lenguas indoeuropeas. Los lingüistas
acostumbran a señalar con un asterisco aquellas palabras que no están documentadas, sino que son
formas conjeturadas.
Aunque muchas lenguas indoeuropeas desaparecieron, como el hetita o el tocario, otras, en cambio
experimentaron el mismo proceso que afectó al latín hasta que se fragmentó en las diversas lenguas
romances. Actualmente en algunos países asiáticos y en la mayoría de los países de Europa se
siguen hablando lenguas emparentadas, que a través de diversos intermediarios tienen como
antepasada a aquella primitiva lengua indoeuropea; así, tenemos el letón y el lituano, por una parte,
y el ruso, el polaco y el búlgaro, por otra, que derivan de la antigua subfamilia balto-eslava; el
alemán, el inglés o el sueco remontan a otra subfamilia, la germánica; el farsi (persa) y el kurdo, el
hindi, el tamil y el bengalí pertenecen a la subfamilia indoirania; el bretón, el galés, el gaélico
irlandés y el escocés son lenguas célticas; otras lenguas sólo conservan un representante, como el
griego moderno, que deriva del griego antiguo.
2. El Latín vulgar, origen de las lenguas romances
Se suele decir que el latín es una «lengua muerta», por más que sea imposible decir que muriera en
un momento determinado, es decir, que dejara de hablarse alguna vez. No hay quien pueda saber el
nombre de la última persona que se expresó en latín porque esa persona nunca ha existido. Varios
cientos de millones de personas repartidas por todo el mundo hablan lenguas que tienen como fondo
primitivo el latín vulgar, el latín hablado por el pueblo —que a veces difería del latín culto,
empleado por las clases elevadas, del que tenemos testimonio por la literatura conservada—. A
partir de ese elemento esencial, estas lenguas evolucionaron y se han convertido en las diversas
2. lenguas que hoy llamamos en un sentido amplio «romances», «románicas» o «neolatinas». Tal es
el caso del español y de otras habladas en la Península Ibérica y América Latina y en varios países
europeos; de manera que podríamos decir sin temor a equivocarnos que seguimos hablando latín,
transformado por el tiempo, pero latín, al fin y al cabo, puesto que nunca ha habido una ruptura;
evolucionar no significa desaparecer, sino cambiar para continuar.
Latín Español Catalán Gallego Francés Italiano
duo dos dos dos deux due
tres tres tres tres trois tre
octo ocho vuit oito huit otto
decem diez deu dez dix dieci
centum cien cent cento cent cento
Los numerales dos, tres, ocho, diez y cien en varias lenguas romances. Los numerales son un buen
elemento para comparar diversas lenguas, porque permiten observar mejor los cambios fonéticos, aislados en
ellos de los cambios semánticos. Si no se hubiese conservado absolutamente ningún testimonio escrito en
lengua latina, observando las similitudes entre estas lenguas nadie podría dudar que todas ellas derivan de
una lengua anterior.
3. Las lenguas romances hoy
En la Península Ibérica son cuatro las lenguas romances importantes habladas en la actualidad:
español, catalán, gallego y portugués, de las cuales el español y el portugués se han extendido
históricamente por los dominios de sus antiguos imperios.
La lengua española, llamada también castellana por haber sido ésta su más antigua denominación,
como recuerdo de la época en que efectivamente era la «lengua del reino de Castilla», durante la
Edad Media, es el idioma oficial de España —compartiendo la oficialidad en aquellas comunidades
autónomas que cuentan con lengua vernácula propia— y de los países hispanoamericanos, salvo
Brasil, Haití y la Guayana; es hablado también por los habitantes de origen hispano de Estados
Unidos, lo conserva la población indígena del antiguo Sahara Español y la República de Guinea en
la costa occidental africana, y subsiste en Filipinas, aunque en situación precaria. También
conservan su lengua vernácula judeo-española, llamada «sefardí» o «ladino», los descendientes de
los judíos expulsados de España entre 1492 y 1497, los sefardíes (de Sefarad, «España»), que viven
en comunidades dispersas por la zona balcánica, el norte de África, Turquía y el estado de Israel.
Con todo ello, el español es la lengua romance de mayor difusión y la tercera del mundo por
número de hablantes, con alrededor de doscientos cincuenta millones.
En España también se habla una lengua que no es romance, nos referimos al vasco o euskera,
cuyos orígenes y parentescos aún no han sido bien determinados.
El portugués, se habla en Portugal, Brasil, y en las antiguas colonias portuguesas de África (Angola
y Mozambique), Asia e Indonesia.
En el resto de Europa son lenguas romances: el francés, idioma de Francia, Bélgica y Suiza,
hablado también en los países o zonas que fueron colonias francesas (Guayana Francesa, Haití,
África noroccidental, Madagascar, Indochina y en el Canadá francófono; el italiano, hablado en
Italia, sur de Suiza, República de San Marino y Córcega; el rumano, hablado en Rumania, país que
coincide geográficamente con la provincia romana de Dacia.
De rango menor, pero también importantes por su tradición literaria, son otras lenguas como el
gascón y el provenzal de Francia. Y por último, hay que mencionar el retorrománico o rético,
hablado en el sur de Suiza y el norte de Italia.