La compasión consiste en tres componentes: un emocional que genera el impulso de ayudar ante el sufrimiento ajeno, un conductual que implica comprometerse a aliviar el dolor, y un cognitivo que incluye prestar atención y evaluar dicho sufrimiento. Se define como un pesar por el mal ajeno que no se merece y que podríamos experimentar nosotros. Busca generar emociones que apoyen políticas equitativas para todos y no solo compasión sectorial.