2. Anécdota del Papa Francisco
• El Viernes Santo del año 2013, El
Papa Francisco fue a confesar. De
pronto sintió que una voz interior
le decía: “Y vos qué”. La oyó tres
veces y decidió confesarse en
viernes, aunque él lo suele hacer
los sábados. Cerca había un señor
francés que se asombró cuando vio
que el Papa entraba al
confesonario. Nunca había visto a
un sacerdote confesarse, ¡y menos
al Papa! Así que lo pensó un poco y
decidió allí mismo hacer su
confesión, después de muchos
años de no hacerlo.
3. El Año de la Misericordia es tiempo de
reconciliación con Dios y con los hermanos
4. La apertura de la Puerta Santa
•La apertura de la Puerta Santa
es símbolo de un nuevo
compromiso para todos los
cristianos de testimoniar con
mayor entusiasmo y convicción
la propia fe.
•Se trata de estimular la
peregrinación como estímulo
para la conversión.
5. Condiciones para ganar la indulgencia en el
Jubileo de la misericordia
• Confesión sacramental
• Firme deseo de no cometer ningún
pecado
• Comunión
• Oración por el Papa y sus intenciones
• Rezar el Credo
• Rezar la oración del Jubileo de la
misericordia
6. Templos donde se puede ganar la indulgencia
en Aguascalientes
• Catedral
• Santuario del Sagrado Corazón de
Jesús (los viernes)
• Santuario de Ntra. Sra. de
Guadalupe (los sábados).
• Parroquia del Señor de las
Angustias
• Parroquia del Señor del Salitre
• Parroquia de N. Sra. de los Dolores
– Teocaltiche, Jal.
• Parroquia de Ntra. Sra. de la
Encarnación. Jalisco.
• Parroquia de San José – Ojuelos
• En las parroquias y capellanías,
durante sus fiestas patronales y
mensualmente el día que
recuerden su fiesta patronal.
• En las Solemnidades de Navidad,
Vigilia Pascual, Nuestra Señora de
Guadalupe y en la conmemoración
de los fieles difuntos.
7. Casos especiales para ganar la indulgencia
• Enfermos y ancianos
• Ofreciendo la enfermedad y el
sufrimiento como experiencia de
cercanía al Señor. Vivir con fe y
gozosa esperanza este momento
de prueba.
• Presos: Podrán ganar la
indulgencia en las capillas de las
cárceles y cada vez que
atraviesen la puerta de su celda.
8. ¿A quién se aplica la indulgencia?
• A la misma persona que la
obtenga con las debidas
disposiciones. No se puede
aplicar a otra persona.
También se puede aplicar a
los difuntos.
• La indulgencia se gana una
vez al día.
9. La indulgencia jubilar también se concede
• Cada vez que un fiel realice
personalmente una obra de
misericordia corporal o
espiritual.
• Además, todos los sacerdotes
tienen la facultad de absolver
del pecado del aborto, para
quienes se acerquen
arrepentidos al Sacramento de la
Reconciliación.
10. Reconciliación
• La confesión restablece la pureza
del Bautismo (Pastor de Hermas,
siglo II).
• Los primeros cristianos se
llamaban “santos” porque
habían sido purificados por
Cristo a través del bautismo. ¿Y
si vuelvo a pecar? Dios concede
una segunda penitencia si hay
arrepentimiento.
11. • Tertuliano en el siglo II dice que
la segunda penitencia es como la
tabla de salvación para el que se
arrojó al mar del pecado. El
bautismo había sido como la
entrada triunfal a la casa de la
salvación; la segunda penitencia
es entrar por la puerta trasera y
sin hacer gran ruido. Esta
práctica dura así hasta el siglo
VII; cambia a partir de la
evangelización del Norte de
Europa. Entonces, se dará la
oportunidad de recibir la
penitencia varias veces en la
vida.
12. Se recomienda la confesión frecuente.
• El IV Concilio de Letrán establece
—en el siglo XII— que al menos
una vez al año el fiel se ha de
acercar al Sacramento de la
Penitencia, y el Concilio Vaticano
II vuelve a su sentido
sacramental y recuerda que es
un momento de arrepentimiento
y reconciliación.
• Se recomienda la confesión
frecuente, es decir, quincenal o
mensual.
13. • San Juan Crisóstomo dijo: “Los
sacerdotes han recibido un
poder que el mismo Dios no ha
otorgado a los Ángeles o a los
Arcángeles…, son capaces de
perdonar los pecados”.
• Carlos III fue un monarca muy
débil. En su lecho de muerte
no encontraba la paz. Le
llevaron a un franciscano que
le dijo: majestad, Dios escribe
nuestros pecados sobre arena,
y basta una lágrima para que
los borre. Y eso le ayudó.
14. • San Juan Pablo II dijo en Dublín:
la persona que sabe confesar la
verdad de la culpa y pide perdón
a Cristo, acrecienta la propia
dignidad humana y da muestras
de grandeza espiritual (29-IX-1979).
• Estamos viviendo los tiempos
de oscuridad espiritual más
grande en toda la historia, y a
la vez, el mundo nunca ha sido
más atractivo, más seductor,
más hechizante que hoy.
Nunca había tenido más
propuestas para que el
hombre se enamore de él que
hoy. El demonio quiere que
estemos 24 horas
entretenidos.
15. El Papa Benedicto XVI enseña
• El problema esencial de toda
la historia del mundo es el
ser hombres no
reconciliados con Dios, con
el Dios silencioso,
misterioso, aparentemente
ausente y sin embargo
omnipresente. Cfr.
Benedicto XVI, Jesús de
Nazaret, II, p. 98.
16. Hablan dos literatos
ingleses
• En su libro El secreto del Padre
Brown, dice Chesterton: “No
existe un hombre que sea
realmente bueno mientras no
sepa con exactitud cuan malo
puede llegar a ser” (p. 17 Plaza
Janes).
• C.S. Lewis dice: “Cuando un
hombre se va haciendo mejor,
comprende con más claridad el
mal que aún queda dentro de él.
Cuando un hombre se hace peor,
comprende cada vez menos su
maldad” (Mero cristianismo, p.
108).
17. Dice el Cura de Ars:
• “Si dijéramos a los condenados que están en el infierno desde hace
tiempo: Vamos a poner a un sacerdote a la puerta del infierno. Los que se
quieran confesar, sólo tienen que salir, ¿quedaría alguien? Quedaría
desierto, y el cielo se llenaría. ¡Tenemos el tiempo y los medios que ellos
no tienen! (...) ¿Por qué los hombres se exponen a ser malditos de Dios?”. Y
continúa: “Cuando vamos a confesarnos, debemos entender lo que
estamos haciendo. Se podría decir que desclavamos a Nuestro Señor de la
cruz. Algunos se suenan las narices mientras el sacerdote les da la
absolución, otros repasan a ver si se han olvidado de decir algún pecado...
Cuando el sacerdote da la absolución, no hay que pensar más que en una
cosa: que la sangre de Dios corre por nuestra alma lavándola y volviéndola
bella como era después del bautismo”. (José Pedro Manglano, Orar con el
cura de Ars, Desclée de Brouwer, Bilbao 2000, n. 16.3 p. 44).
18. • Enseña Teresa de Calcuta: “Para
muchos de nosotros existe el
peligro cierto de olvidar que somos
pecadores y que como tales hemos
de recurrir al confesionario. Hemos
de sentir necesidad de hacer que la
sangre de Cristo lave nuestros
pecados”.
• La Confesión es uno de los actos
más íntimos y personales del
hombre.
• Muchas cosas fundamentales
cambian en el santuario de la
conciencia en cada Confesión, y
muchas cosas cambian también en
el ámbito familiar y profesional. El
pecado es la mayor tragedia que el
hombre puede sufrir: produce un
descentramiento en quien lo
comete y a su alrededor. Por la
Comunión de los Santos, cada
Confesión tiene sus resonancias
bienhechoras en toda la Iglesia.
19. Deshacernos de lo malo
• Una de las cuestiones más importantes de nuestra vida es ¿cómo
conseguir "deshacernos" de lo malo que hay en nosotros? No se
puede volver al pasado, para vivirlo de manera diferente… Sólo Dios
puede renovar nuestra vida con su perdón. Y El quiere hacerlo… hasta
el punto que el perdón de los pecados ocupa un lugar muy
importante en nuestras relaciones con Dios. Como respetó nuestra
libertad, el único requisito que exige es que nosotros queramos ser
perdonados: es decir, rechacemos el pecado cometido (esto es el
arrepentimiento) y queramos no volver a cometerlo. ¿Cómo nos pide
que mostremos nuestra buena voluntad? En su misericordia infinita
nos dio un instrumento que no falla en reparar todo lo malo que
podamos haber hecho. Se trata del sacramento de la penitencia.
20. Razones para confesarnos
• Uno de los más grandes motivos de optimismo y alegría en nuestra vida es
que todo tiene arreglo, incluso las peores cosas pueden terminar bien
(como la del hijo pródigo) porque Dios tiene la última palabra: y esa
palabra es de amor misericordioso. La confesión no es algo meramente
humano: es un misterio sobrenatural: consiste en un encuentro personal
con la misericordia de Dios en la persona de un sacerdote. Y yo, ¿qué le
voy a contar mis cosas a un hombre? Dice la gente. ¡Tiene razón! Pero si
Cristo lo dijo, las cosas cambian. No es un invento absurdo, e incluso
humanamente tiene muchísimos beneficios. En la confesión no se realiza
un diálogo humano, sino un diálogo divino: nos introduce dentro del
misterio de la misericordia de Dios. Jesús dio a los Apóstoles el poder de
perdonar los pecados. "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen
los pecados, les quedarán perdonados, a los que no se los perdonen, les
quedarán sin perdonar " (Jn 20,22-23). Los únicos que han recibido este
poder son los Apóstoles y sus sucesores.
21. En la confesión te encuentras con Cristo
• Es un medio para darnos la gracia. Te confiesas con Jesús, el
sacerdote no es más que su representante. De hecho, la formula de la
absolución dice: "Yo te absuelvo de tus pecados" ¿Quien es ese «yo»?
No es el Padre Fulano -quien no tiene nada que perdonarte porque
no le has hecho nada-, sino Cristo.
• El perdón es algo que «se recibe». Yo no soy el artífice del perdón de
mis pecados: es Dios quien los perdona. Como todo sacramento hay
que recibirlo del ministro que lo administra válidamente. A nadie se le
ocurriría decir que se bautiza sólo ante Dios… sino que acude a la
iglesia a recibir el Bautismo.
22. Todos necesitamos que nos escuchen.
• ¿En qué consiste el primer paso de la terapia de los psiquiatras y
psicólogos sino en hacer hablar al "paciente"? Y te cobran para
escucharte… y al "paciente" le hace muy bien. Estas dos profesiones
han descubierto en el siglo XX algo que la Iglesia descubrió hace
muchos siglos (en realidad se lo enseñó Dios). El decir lo que nos
pasa, es una primera liberación.
• Necesitamos una protección contra el auto-engaño. Es fácil engañarse
a uno mismo, pensando que eso malo que hicimos, en realidad no
está tan mal; o justificándolo llegando a la conclusión de que es
bueno, etc. Cuando tenemos que contar los hechos a otra persona,
sin excusas, con sinceridad, se nos caen todas las caretas… y nos
encontramos con nosotros mismos, con la realidad que somos.
23. Necesitamos objetividad
• Y nadie es buen juez en causa propia. Por eso los sacerdotes pueden
perdonar los pecados a todas las personas del mundo… menos a una:
la única persona a la que un sacerdote no puede perdonar los
pecados es él mismo: siempre tiene que acudir a otro sacerdote para
confesarse. Dios es sabio y no podía privar a los sacerdotes de este
gran medio de santificación.
• Necesitamos saber que hemos sido perdonados. Una cosa es pedir
perdón y otra distinta ser perdonado. Necesitamos una confirmación
exterior, sensible, de que Dios ha aceptado nuestro arrepentimiento.
Esto sucede en la confesión: cuando recibimos la absolución,
sabemos que el sacramento ha sido administrado, y como todo
sacramento recibe la eficacia de Cristo.
24. ¿Porque le voy a decir mis pecados a un
hombre como yo?
• Porque ese hombre no un hombre
cualquiera: tiene el poder especial para
perdonar los pecados por el sacramento
del orden. Si un leproso nos ofreciera un
diamante seguramente lo tomaríamos. Si
un sacerdote pecador nos da la
absolución, nos ofrece el perdón en
nombre de Jesucristo, no en nombre
propio. Judas anduvo con los Once
haciendo milagros, y lo hizo en nombre de
Dios.
25. Me da vergüenza…
• Es lógico, pero hay que superarla. Hay un hecho comprobado
universalmente: cuanto más te cueste decir algo, tanto mayor será la
paz interior que consigas después de decirlo. Además te cuesta,
precisamente porque te confiesas poco…, en cuanto lo hagas con
frecuencia, verás como superarás esa vergüenza. Además, no creas
que eres tan original…. Lo que vas a decir, el cura ya lo escuchó
trescientas mil veces… A esta altura de la historia… no creo que
puedas inventar pecados nuevos…Por último, no te olvides de lo que
nos enseñó un gran santo: el diablo quita la vergüenza para pecar… y
la devuelve aumentada para pedir perdón… No caigas en su trampa.
26. Siempre me confieso de lo mismo…
• Eso no es problema. Hay que confesar los pecados que uno ha
cometido, y es bastante lógico que nuestros defectos sean siempre
más o menos los mismo. Sería terrible ir cambiando constantemente
de defecto. Además cuando te bañas o lavas la ropa, no esperas que
aparezcan machas nuevas, que nunca antes habías tenido; la suciedad
es más o menos siempre del mismo tipo. Para querer estar limpio
basta querer remover la mugre, independientemente de cuán original
u ordinaria sea.
• El hecho de que uno se ensucie, no hace concluir que es inútil
bañarse. Uno que se baña todos los días… se ensucia igual… Pero
gracias a que se baña, no va acumulando mugre y está bastante
limpio. Lo mismo pasa con la confesión.
27. Y si el cura después le cuenta a alguien mis
pecados
No te preocupes por eso.
La Iglesia cuida tanto este
asunto que aplica la pena más
grande que existe en el
Derecho Canónico -la ex-
comunión- al sacerdote que
dijese algo que conoce por la
confesión. De hecho hay
mártires por el sigilo
sacramental:
sacerdotes que han muerto
por no revelar el contenido de
la confesión.
28. • Un converso, Patrick
Madrid, relata su
experiencia en pocas
palabras: “La conversión es
una forma de martirio.
Requiere que uno se rinda
en cuerpo, mente,
intelecto y fe a Cristo.
Demanda docilidad y
apertura total a ser llevado
hacia la verdad aunque
para muchos la verdad se
halle en la dirección “hacia
donde nadie quiere ir” (Jn
21, 18-19).
29. • Satanás es el trono del orgullo, y
la única arma para derrotarlo es
la humildad. Y la confesión nos
ayuda a vivir la humildad porque
reconocemos lo que está mal y
pedimos perdón. No se trata de
quién es el sacerdote, perdona
por el poder de Dios, importa
quién soy yo. Al recibir la
absolución quedamos
desencadenados, pero el alma
está débil, por eso necesitamos
la Eucaristía. Si supiéramos lo
que es la Presencia real de Jesús
en la Eucaristía, quedaríamos en
éxtasis nada más pisar la iglesia.
30. • Escribe San Juan: “todo lo que hay en
el mundo: las pasiones desordenadas
del hombre, las curiosidades
malsanas y la arrogancia del dinero,
no vienen del Padre, sino del mundo.
El mundo pasa y sus pasiones
desordenadas también. Pero el que
hace la voluntad de Dios tiene vida
eterna” (1ª Carta 2,12-17)
• La Triple Concupiscencia:
• Concupiscencia de los ojos - las
curiosidades malsanas
• Concupiscencia de la carne o las
pasiones desordenadas
• Soberbia de la vida: la arrogancia del
dinero
31. Pasos para una buena confesión
•Examen de conciencia
•Dolor de corazón
•Decir los pecados
•Propósito de enmienda
•Cumplir la penitencia
32. El Jubileo es tiempo oportuno para dejarse
tocar el corazón