La crisis del diseño se produce por la modificación en la visualidad de los objetos y su relación con el entorno. Los objetos dejan de proyectarse dentro de su contexto y se tornan en sí mismos, produciendo diferentes estilos entre los consumidores. Esto es parte de una crisis global de la valoración de las cosas y la cultura, donde prima el consumo irracional y la búsqueda constante de lo nuevo.