El documento resume los cambios y continuidades en el trabajo de las mujeres durante la Revolución Industrial en el siglo XIX. La Revolución Industrial llevó a nuevas estructuras urbanas y ocupaciones fabriles, pero también hubo continuidades como el trabajo doméstico y de servicios. Las mujeres ganaban salarios mucho más bajos que los hombres y estaban restringidas a sectores como el servicio. La economía política justificó esta división sexual del trabajo que consolidó normas desiguales.