El documento discute el papel de la Eucaristía en el camino a la santidad. Señala que la adoración eucarística (1) tiene como finalidad no solo un acto para Dios sino también para nuestra devoción y la utilidad del prójimo. Además, (2) la Eucaristía es el mayor acto de adoración porque en ella Cristo se ofrece a sí mismo y nos permite renovar nuestra alianza con él. Finalmente, (3) la Eucaristía nos convierte en una comunidad santa y misionera