1. E V A N G E L I Z A C I Ó N D E L A C U LT U R A
2. • Evangelizar las culturas es encarnar en cada una, en su
contexto propio y desde su identidad, el mensaje evangélico
universal.
• La Evangelii Nuntiandi de Pablo VI, es el primer documento
oficial de la Iglesia que habla de "Evangelizar las culturas".
Puebla asume la propuesta de Pablo VI, sobre la
Evangelización de las culturas, hace de ellas la "opción
pastoral" de la Iglesia latinoamericana (Puebla 395), y
presenta la dirección que se ha de seguir en el proceso de la
cultura y los pasos que se deben dar en orden a su
evangelización.
3. El Evangelio está destinado a toda cultura y toda
cultura, así mismo, está destinada al Evangelio. La
Iglesia se desarrolla en el ámbito de nuestra
humanidad que vive en el corazón de nuestra
existencia: La cultura.
4. Todo pueblo va encontrando su identidad cuando desarrolla su cultura y, por lo mismo,
sus valores culturales. Dios habla en el desarrollo de las culturas; la relación entre el
Evangelio y las culturas es profundamente activa, se realiza entre dos sujetos en
interacción recíproca. La cultura no lleva en sí el principio de su realización sino el deseo
de su superación. Si bien la cultura procura su lenguaje al Evangelio, es el Verbo, del cual
el lenguaje es cimiente, quien le otorga tanto su plenitud de existencia como su
interpretación definitiva, el rumbo de su historia.
5. La Evangelización, entonces, debe entenderse en todo
su significado individual y social. Si bien es cierto que
son únicamente las personas quienes pueden
establecer el acto de fe, convertirse, recibir el bautismo
y adorar y comprender a Dios, la acción evangelizadora
también debe alcanzar el corazón de la propia cultura
por intermedio de las personas (Cfr. EN 20).
6. HAY UNAS DIFICULTADES QUE BROTAN DE L A EXPERIENCIA MISMA Y DEL M ENSA JE EVANGÉLICO:
• Primera: Es la que surge de los elementos de una cultura que de por sí
bloquea, hace imposible o distorsiona de entrada una experiencia
evangélica; por ejemplo, los elementos de una cultura materialista o
aquellas culturas que han sufrido una profunda distorsión por la magia
o la superstición.
• Segunda: Más profunda, propia de la cultura de nuestro tiempo, es la
imposibilidad de experimentar la necesidad de salvación. Esto es fruto
de la secularización y autosuficiencia.
• Tercera: En un mundo como el nuestro de "poder", la dificultad de
captar el elemento "sorpresa" del Evangelio: El de un Dios para quien "
poder " es "servir"; para quien el conflicto no se resuelve con la violencia
y el dominio del más fuerte, sino con el "perdón", la " reconciliación" y la
"misericordia".
7. EN CUANTO A LA INCULTURACIÓN:
ENCONTRAMOS ALTERNATIVAS Y OBSTÁCULOS QUE DEBEMOS RECONOCER.
• _ Para algunos, la inculturación sería un hecho inútil o imposible. Inútil cuando se ve lo que
alguna otra cultura podría aportar al cristiano secularrmente inculturado. Imposible cuando
ciertos esquemas mentales, inconciliables con la revelación, amenazan con introducir un
pluralismo que atentaría contra la unidad de la fe más allá de las adaptaciones puramente
formales.
• - Una inculturación que podríamos llamar de laboratorio que no tiene en cuenta la gente real,
que emplea signos y símbolos como una hermenéutica de inspiración política tan ajenos a la
vida de las personas como a una sana tradición teológica: Enfoque de mitos y ritos a través de
análisis fenomenológicos, reductores de lo sagrado, de tipo freudiano, por ejemplo; o
sistematizaciones de la historia según una dialéctica de la violencia revolucionaria que procura
identificar la liberación socio-económica con el Mensaje de Salvación de Jesucristo. El mismo
Pablo se negaba a endulzar el Evangelio para agradar la gente (1Cor 1,17;5.7;9,12; Gál 1,10;2,11;
etc).
• - Existe la tendencia, en diversos medios, a reducir el cristianismo a dimensiones sociales,
políticas e ideológicas. Podría llamárselo la culturalización del Evangelio, es decir, lo inverso de la
inculturación.
8. EN CUANTO A LA CULTURA:
• - Esta puede verse sometida, en muchas ocasiones, por medio de una
evangelización mal entendida, a una especie de imperialismo o de
colonialismo religioso o cultural, que brota con frecuencia de la
pretensión "normativa" de una cultura y no raras veces de la misma fe.
• - Existe en algunos medios, la idea de que la relación Iglesia- cultura es
un mero snobismo, moda del momento, y no considera que responde a
la esencia de la Iglesia y a la continuidad de la tradición apostólica.
• En cuanto a la relación Iglesia- Cultura, se han dado en la historia de la
Iglesia dos corrientes: una de apertura, y otra de cerrazón.
9. PARA LA REFLEXIÓN
•Describa cuáles de los problemas y riesgos
expuestos aquí, detecta usted en su
comunidad.
•¿Cuáles de ellos son superables? ¿Cómo?
11. El término Inculturación es un neologismo, una palabra nueva acuñada
para expresar lo que debería ser la relación entre la fe cristiana y las
diversas culturas. Fue necesario un nuevo término misionero y en los
documentos de la Iglesia - por ejemplo - la adaptación o la acomodación,
tampoco representan clara o adecuadamente la relación entre la fe
cristiana y las culturas, porque otros términos no eran adecuados. La
relación entre el Evangelio y las culturas tiene algo que ver con conceptos
antropológicos tales como enculturación y aculturación pero no puede
reducirse ni al uno ni al otro. Así mismo, los términos empleados
anteriormente en la liturgia
12. Desde el punto de vista antropológico, indica la
inserción de un individuo en su propia cultura;
desde el punto de vista eclesial y misionero
indica, en cambio, la inserción del cristianismo en
la cultura de un pueblo.
13. Hablar hoy de Inculturación de la fe es hablar de la
posibilidad de poder experimentar a Jesucristo
plenamente dentro de la propia cultura. El Papa Juan
Pablo II lo ha repetido en varias ocasiones: "Una fe que
no se hace cultura es una fe no plenamente acogida,
no totalmente pensada, ni fielmente vivida", (Madrid, 3
de Nov. 1982, Hna Margot Bremer, "Fundamentos de la
Inculturación", Boletín CELAM, No. 299, Marzo 2003, p.
56).
14. La expresión "Inculturación del Evangelio", ya como categoría
teológica, ha sido empleada en documentos del magisterio
muy recientes, solamente durante el Pontificado del actual
Pontífice, Juan Pablo II. Sin embargo, esto no significa que sea
un invento teológico de estos últimos años. En efecto, si se
determinan con precisión los contornos de la figura de la
Inculturación, se verá que tanto la actividad de Jesús en el
Anuncio del Reino de Dios, como la de la Iglesia en su Anuncio
del Evangelio, particularmente Pablo, fueron una auténtica
Inculturación.
15. Inculturar es buscar la "síntesis entre cultura y fe" lo
cual no sólo es una exigencia de la cultura sino también
de la fe (Juan Pablo II, Carta de Constitución del
Consejo para la Cultura, mayo 1982). El punto base es
que no existe ninguna fe que no sea inculturada: Cada
fe es el resultado de un encuentro entre la forma
humana del evento salvífico y las expresiones culturales
propias de la vida de un pueblo. Fe y cultura se
influencian recíprocamente.
16. La Inculturación es "La encarnación del Evangelio en las culturas
autóctonas, y a la vez, la introducción de éstas en la vida de la
Iglesia" (SA 21). Y añade el Papa diciendo que no es una mera
adaptación externa sino "una íntima transformación de los
auténticos valores culturales mediante su integración en el
cristianismo y la radicación del cristianismo en la diversas
culturas" (R M 52, que cita el Sínodo de los Obispos, Asamblea
extraordinaria de 1985, Relación final, II.4).
17. La Inculturación implica una relación de diálogo entre el
Evangelio y las culturas para que el Evangelio sea aceptado y se
encarne en ellas y la fe se haga estilo de vida (cultura). A este
respecto el P. Aylward Shorter, M.Afr define la Inculturación
como "el diálogo continuo entre la fe cristiana y las culturas". Y
Mons. Luis Augusto Castro prefiere definirla como "El
encuentro creativo y dinámico entre la fe eclesial y la cultura
social y el correspondiente proceso de interacción crítica y
mutua asimilación" ("La maravilla de la Inculturación", Dossier
IMEY 434, 6).
18. Dice el Padre Arrupe:
• "Inculturación significa encarnación de la vida y del mensaje
cristiano en una concreta área cultural, de forma tal que esta
experiencia no solo logre expresarse con los elementos
propios de dicha cultura, sino que llegue a ser el principio
inspirador, normativo y unificante, que transforma y recrea
esta cultura, dando origen así a una nueva creacióń para
ayudar a una cultura a superar los antivalores que puedan
darse en ella?
19. PROCESO DE INCULTURACIÓN
La primera etapa suele llamarse también de traducción. En este
caso indica el esfuerzo por comunicar el Evangelio en un
lenguaje comprensible a la otra cultura. Hay un lenguaje de
origen y otro de destino. La traducción consiste en transferir el
sentido de las palabras y de las frases como se presentan en
una lengua a otra manteniendo, en la mejor forma posible, la
fidelidad a ese sentido.
20. Segunda etapa: Asimilación. "De forma tal que esta
experiencia no solo logre expresarse con los elementos
propios de dicha cultura". En la primera, la cultura
recibía el Evangelio. En ésta, el Evangelio recibe la
cultura.
Es la nueva Iglesia que quiere expresarse con su propia
realidad cultural, no con formas extranjeras y, por ello,
asimila en su ser eclesial, la cultura en que nació.
21. Tercera etapa: Transformación. "...sino que llegue a ser
el principio inspirador, normativo y unificante que
transforma y recrea esta cultura, dando origen así a una
nueva creación".
En la tercera etapa, la nueva Iglesia local, revestida con
sus elementos culturales, vuelve sobre la cultura en
forma muy activa, para suscitar en ella una
transformación. En este caso, la Iglesia Local (laos) está
siendo sal, levadura, luz en su propio pueblo (ethnos) y
en su propia cultura (ethos).
22. Esta nueva Iglesia local, sintiéndose en su propia casa,
desafía a la cultura a la que pertenece para que pase
por el crisol purificador de la cruz y llegue así a ser una
cultura nueva según el Evangelio. La nueva Iglesia
suscita un crecimiento en la cultura, pues la fe es capaz
de generar cultura.
23. "Cuenta San Francisco de Sales que, según Plinio, uno que en
su época se las sabía todas en el campo de ciencias naturales,
en una región cultivaban almendras. Los campesinos agarraban
un de estas almendras, le quitaban la envoltura, y escribían en
la parte central, el corazón, una palabra. Luego la volvían a
cerrar y la sembraban. De ahí nacía un árbol, un almendro, que
daba almendras muy especiales, pues todas ellas llevaban
escrita esa palabra de la primera almendra". (Mons. L.A. Castro,
"el amor de mi Diosito" p.6).
24. La Inculturación conoce entonces, una doble
circulación: por una parte es la comunicación del
Evangelio en las matrices culturales de un pueblo y, por
otra, es el proceso mediante el cual el pueblo asimila el
Evangelio, lo recrea y lo expresa desde sus propias
raíces históricas y culturales, dando al cristianismo un
nuevo rostro y manifestación original.
25. PARA LA REFLEXIÓN EN CLASE
1.¿Qué elementos tendrá Usted en cuenta para explicarle a otra
persona lo que es inculturación de la fe?
2. ¿Qué relación habría entre la Inculturación y la religiosidad
popular?
3. ¿Qué relación hay entre Inculturación y la opción por los
pobres?
26. LA INCULTURACIÓN: UN TÉRMINO TEOLÓGICO
El concepto de la inculturación no es el producto de las ciencias sociales.
En este sentido, no es un término antropológico. Existe no para explicar el
proceso de aprendizaje de la cultura propia (la enculturación) o un
proceso de cambio cultural (la aculturación), u otro proceso socio-
cultural, sino más bien el proceso por el cual la fe cristiana se inserta en la
dinámica de las culturas. Es más bien un concepto teológico, y más
específicamente un concepto desarrollado en aquella rama especializada
de la teología que es la misionología, la que acompaña, orienta y evalúa
la actividad misionera de la Iglesia. Si tenemos que reconocer que
felizmente la idea de la inculturación ya se ha integrado en la reflexión
teológica en general y en otras especializaciones, no debemos olvidarnos
de sus raíces en la misionología. (Cf. Juan Gorski, o.c página 2).
27. INCULTURACIÓN E INSERCIÓN
Hay que distinguir bien entre Inserción e inculturación. La
inserción es el esfuerzo de encarnación de un grupo humano
en una realidad socio-cultural nueva. Es el misionero quien
realiza este proceso de inserción. La inculturación, en cambio,
sería el proceso de apropiación y recreación de un mensaje
externo (el Evangelio) por la propia comunidad cultural que lo
recibe. "Como Cristo por su encarnación se unió a las
condiciones sociales y culturales de los hombres con quienes
convivió, así debe la Iglesia insertarse en todas esas sociedades
a fin de poder ofrecerles a todas, el misterio de la Salvación y
de la vida traída por Dios". A. G. 10
28. PRINCIPALES EXIGENCIAS PARA LA
INCULTURACIÓN DEL EVANGELIO
• Meterse dentro de la cultura de cada pueblo "descalzos y en silencio", respetando y escuchando.
No basta el respeto, sino que es necesario esa simpatía con su identidad cultural que lleva a la
confianza y al diálogo con su vida y tradición.
* Valorizar al pobre e inculturarse en su cultura para crear desde él una sociedad nueva.
* Promover una espiritualidad inculturada, en que se acoja la dimensión religiosa y mística del
pueblo.
• Buscar el crecimiento y maduración de la persona en el contexto latinoamericano y en apertura a
la Iglesia universal.
•
* Expresar claramente los contenidos propios de la fe cristiana y la vida de la comunidad. *
Valorar e incorporar en las celebraciones elementos simbólicos y rituales propios de la cultura,
compatibles con la fe cristiana.
29. • Orientar la religiosidad popular hacia una auténtica
conversión.
* Abrir el camino del servicio eclesial a todas las personas,
según sus aptitudes y el llamado de Dios, sin discriminación
alguna.
* Promover la instauración de los ministerios según las
necesidades de las comunidades.
* Adecuar la estructura eclesial a la estructura social y cultural
de cada pueblo.
* Buscar constantemente una Iglesia encarnada, con raíces en la
cultura de nuestro pueblo, con rostro propio y en comunión
30. RASGOS SIGNIFICATIVOS DEL PROCESO DE
INCULTURACIÓN
Conocer la realidad del pueblo: su cultura, situación integral, el
resultado de la presencia de la fe - nuestras iglesias ya han
recibido el primer anuncio - sus frutos, su proyecto y sus
tendencias de futuro. Insertarse en ella para compartir y asumir
su vida, su historia de liberación y su religiosidad.
31. Mantener una doble fidelidad, como criterio permanente:
* a la única fe. Esta no puede quedar traicionada en el
proceso;
* a la identidad de cada pueblo (cosmovisión, tronco
histórico-cultural. Claves de sentido, proyecto de vida y
futuro).
32. Promover el tejido constitutivo y participativo de la
comunidad cristiana con rostro propio. La mediación
de toda la comunidad es absolutamente necesaria,
encontrando formas propias y originales de dar y
recibir la palabra de las bases, de abrir el cauce al
protagonismo comunitario y la corresponsabilidad,
bebiendo en las fuentes de la sabiduría popular.
33. Discernimiento crítico y positivo (continuo gradual,
prudente y global) de las claves de sentido de la
cultura, de los valores autóctonos a asumir por el
evangelio, de la cosmovisión y categorías simbólicas.
34. El Reino conlleva siempre un discernimiento y juicio sobre toda acción y
realización humanas, y llama al arrepentimiento y a la conversión. La
cultura estructura y organiza la vida del pueblo, pero al mismo tiempo,
racionaliza y justifica formas de dominación, injusticia, discriminación,
alienación. Es lo que llamamos los antivalores en las culturas. La
inculturación identifica lúdicamente éstos antivalores y establece un juicio
sobre ellos a la luz del Evangelio. Habrá unos absolutamente
incompatibles con él, como la esclavitud, la discriminación, la opresión. Se
buscará siempre una transformación del espíritu, tanto en el ámbito
personal como comunitario.