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La feria de los sentidos
1. La feria de los sentidos
El arte de contar historias. Eso es para muchos la literatura. Miles de fanáticos de las historias se acercaron
este jueves a la inauguración de la 40° edición de la Feria del Libro, en La Rural. La exposición, ordenada por
pabellones, ofrecía a los visitantes obras de miles de autores de todo tipo de géneros.
Los stands se encontraban decorados de las maneras más variadas: desde los clásicos exhibidores con los
libros hasta posters de los Beatles, carteles gigantes de dibujos animados o pantallas LED que anticipaban el
ingreso de las nuevas tecnologías a la lectura tradicional. Los pasillos se podían recorrer con tranquilidad y la
cantidad de gente era mucho menor a lo que acostumbra a ser los fines de semana.
Lo que más atrae a los lectores es la capacidad de los escritores -o incluso de algunas historias- de
transportarlos a través del relato y hacerlos vivir las sensaciones que allí se cuentan. Todo lo contrario
ocurre con un género que está presente todos los años en la feria del libro: la literatura infantil.
Utilizando libros con formas de camión de bomberos, botones con ruidos y animales con relieve hecho con
tela, las editoriales buscan atraer a los más chicos. Utilizan el tacto, el oído y la vista para que se acerquen a
los libros y, a partir de ahí, contarles una historia.
Los stands dedicados a éste género resaltaban fácilmente del resto: estaban decorados con muchos colores
llamativos, utilizaban mucho el recurso de las pantallas y hasta ponían carteles con dibujos animados de la
televisión para atraer a los nenes.
“Lo que buscamos es que nuestro producto sea un libro-juguete”, aseguraba Ernesto, de la editorial Sinfín.
Rodeado de varios libros de animales que “tienen la principal función didáctica, para que aprendan
divirtiéndose”, contaba que los productos que más venden son los que tienen ruidos o relieves porque “es lo
que más les interesa a los nenes”.
Lautaro, de cuatro años, visitaba por primera vez la feria del libro. Estaba acompañado por su mamá, Julia,
quien aseguraba que “los cuentos que más le gustan son los que tienen autos o camiones, sobre todo los
que tienen ruido”. “A mí me interesa que (los cuentos) le sirvan para aprender y practicar lo que ve en el
jardín”, explicaba.
“Libros para jugar y aprender; para abrazar y querer” ese era el slogan del stand de Biribetto, una editorial
que enfoca sus productos en chicos de hasta cinco años. “Tenemos un público bastante regular, por ahora
no nos afectó el avance de la tecnología porque los chicos necesitan tener el libro en la mano a esa edad”,
explicaba Alejandra, la encargada de la editorial.
Las historias que aparecían en los stands de literatura infantil se repetían bastante. Un formato que se veía
bastante era el de los cuentos didácticos que les presentaban a los chicos los números, los colores, los
oficios, y, por lo general, tenían actividades para practicaran. “La idea es que a través de los cuentos los
chicos refuercen lo que aprenden en la escuela”, comentaba Roberto, de la editorial Sigmar.
Miles de personas -grandes y chicos- se van a acercar a la Feria del Libro a lo largo de estos 19 días
motivados por conocer nuevas historias, nuevos autores, nuevas propuestas. Pero, sobre todo, por dejarse
encantar por la magia de la literatura y entrar en ese mundo donde los grandes pueden, a través de la
lectura, entrar al mundo de los sentidos como lo viven los chicos que, por su parte, pueden utilizar su
imaginación y sus percepciones para involucrarse en profundidad en una historia como lo hacen los más
grandes.