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LA GRAN OBRA FILOSÓFICA DE GUSTAVO BUENO
Evidentemente, la filosofía materialista de Bueno es crítica y
extraordinariamente sistemática. La Teoría del Cierre Categorial,
Ensayos materialistas, El animal divino y otros muchos libros y
artículos conforman una extensa, profunda y grandiosa obra que
demuestra que el español es un lenguaje filosófico de primer orden en
el mundo. Además, la capacidad argumentativa de los que utilizan el
materialismo es prácticamente ilimitada. Porque su gran potencia
conceptual está fundamentada en la elaboración de unas clasificaciones
ontológicas, y gnoseológicas que delimitan de un modo muy profundo,
coherente y racional los diversos campos de conocimiento de una
forma articulada y estructurada en forma de sistema. Porque una
cuestión clave que no siempre se tiene presente es que la filosofía
manifiesta su calidad a través de la profundidad de los razonamientos
de los filósofos. La actitud polémica es la propia de Bueno, ya que sus
razones se basan en una actividad judicativa rigurosa y libre frente a
prejuicios y dogmatismos cómodamente afirmados. Al ser la filosofía
un saber de segundo grado necesariamente toma los materiales de
conocimiento y análisis de los diversos saberes existentes en la realidad
material.
Los términos, operaciones y relaciones constituyen los conceptos que
en son especificaciones de las diversas actividades humanas en el
mundo empírico, y que son los saberes de primer grado. La filosofía se
dedica, entre otras cosas, a la clasificación de los distintos conceptos en
las diferentes ciencias y campos de conocimiento para descubrir las
ideas que relacionan y definen a las diferentes clases de conceptos. La
gran tarea de la filosofía es, precisamente, la de clasificar las ideas. La
actitud de Bueno es parecida, en cierto sentido, a la de Sócrates porque
se fundamenta en una deliberación dialógica y crítica que elimina o
destruye contradicciones, y hace avanzar el conocimiento clarificando
cuestiones y aspectos que no disponían de una adecuada delimitación
argumentativa.
Por tanto, la filosofía materialista se caracteriza por ser
eminentemente crítica y antidogmática, ya que lo somete todo a
discusión razonada. Frente al relativismo cultural que aparentemente
se justifica desde la tolerancia hacia las diversas culturas, el
planteamiento del materialismo insiste en que existen unos límites
culturales marcados por la universalidad de las certezas. En lo
relativo, a la gran pregunta acerca de la utilidad de la filosofía está
claro que es para resolver problemas que son de muy distinta índole.
Partiendo de un enfoque profundo y clarificador de la auténtica
realidad material del mundo, sin falsas creencias o ideologías que
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imposibiliten las posibles vías de solución y las alternativas
materialmente posibles.
Los fundamentalismos existentes en la actualidad y en el pasado
también son objeto de la crítica demoledora del materialismo
filosófico. Porque el presente es objeto de la filosofía en los análisis y
clasificaciones de la realidad. Ciertamente, las respuestas o
contestaciones a los problemas del mundo no son definitivas ya que son
revisables en función de los continuos cambios sociales, políticos y
culturales que se producen inevitable e inexorablemente. En este
sentido, la trituración crítica de las pseudociencias y de las
supersticiones, así como de las irracionalidades observables en
determinadas cuestiones científicas y políticas es algo fundamental en
el pensar racional frente a la corrupción interpretada y entendida en
sus diversos matices semánticos.
Indudablemente, el materialismo filosófico se define a través de la
pluralidad de contenidos del mundo y de las ciencias y saberes. No es
la manifestación de la corporeidad como podría suponerse en una
primera aproximación conceptual. Desde la ontología la realidad se
configura de modo material corpóreo y también incorpóreo porque
las ondas y las radiaciones no son espirituales. Existen tres géneros de
materialidades según Bueno que son: M1 que es el mundo físico
externo, M2 los procesos internos y M3 las entidades externas. El
hecho de que el mundo no es toda la realidad porque existe a escala
humana. Lo que, a mi juicio, plantea una cierta perplejidad es porque
el materialismo filosófico afirma que la materia es eterna negando
absolutamente su creación o aniquilación. Aunque la solución a esto
último se visualiza si se considera que la materia es según Gustavo
Bueno una pluralidad infinita de contenidos indeterminados. Lo
discutible es, en mi opinión, la infinitud que no puede ser demostrada
teoréticamente.
Considero que el materialismo filosófico se proyecta como una
poderosa herramienta metodológica en la construcción del presente y
del futuro. Porque es aplicable a través de su sistematismo analítico y
explicativo a la totalidad de los campos de conocimiento, y a muy
diversas actividades y disciplinas con resultados positivos y útiles, ya
que se clarifican numerosos aspectos y se detectan nuevas
posibilidades.