El documento relata la leyenda del Chalet Bonomi ubicado en la zona del Cerrito en Argentina. Originalmente, tres argentinos compraron la tierra con la intención de construir un pequeño hotel, pero fueron asesinados por ladrones antes de terminar la construcción. Años más tarde, vecinos escuchaban ruidos extraños provenientes del edificio a medio construir, dando origen a la leyenda del fantasma del Chalet Bonomi.
2. A finales de la década del
cuarenta, bajo la primera
presidencia del General Juan
Domingo Perón, tres
argentinos se afincaron en
nuestro país con la intención
de prosperar
económicamente.
Decidieron formar una
sociedad y comprar unos
terrenos en las proximidades
de Aparicio Saravia y
Burgues con la intención de
construir un pequeño hotel
de pasajeros, contando con
el nutrido movimiento en la
zona, el arribo de hacienda
proveniente del norte hacia
la capital y el creciente
movimiento comercial de
viajantes.
3. Al ser una zona despoblada
en aquellos años, los
argentinos tenían como
compañía unos pocos
vecinos dedicados a la
agricultura en pequeña
escala, con árboles frutales y
viñedos. Los tres amigos,
con la obra a medio terminar,
se adelantaron y colgaron un
cartel anunciando la próxima
apertura del petit hotel
"Chalet Bonomi”. Una noche,
mientras se encontraban
descansando, fueron
sorprendidos por ladrones,
quienes los amordazaron y
luego torturaron para que
confesaran donde estaban
guardados tanto el dinero
como los objetos de valor.
4. La realidad era que los argentinos pasaban por una mala situación
económica e incluso estaban pensando viajar a Buenos Aires con el
fin de conseguir un préstamo para culminar las obras. Al confirmar
los ladrones que no encontrarían botín alguno, decidieron matar a
los infortunados, degollándolos y enterrándolos apresuradamente en
el sótano de la construcción.
Pasado un tiempo los pocos vecinos de la zona notaron la ausencia
de los argentinos, pero como habían escuchado de boca de ellos la
proximidad de un viaje a Buenos Aires en busca de un crédito,
creyeron que se encontraban en esa diligencia.
5. Sin embargo, sucesos extraños
comenzaron a desarrollarse en la zona
poco después. Gritos desgarradores,
continuos golpes de pico y pala aún a
altas horas de la noche y cadenas que
se arrastraban llegaban a oídos de las
personas que transitaban el lugar,
sumados a la inquietante sensación de
ser observados desde el edificio a
medio terminar.
Esta zona, que servía de atajo a los
vecinos del Barrio Cerrito de la Victoria
que concurrían a pie a la Gruta de
Lourdes, fue paulatinamente quedando
en desuso por las crecientes historias
de los que se atrevían a pasar por el
lugar y de los extraños accidentes que
comenzaron a reportarse debido a
inesperadas apariciones frente a los
coches.
6. El tiempo pasó y en ese lugar se
construyeron (a partir de la
década de los '70) conjuntos
habitacionales que poblaron la
zona. Hoy en día la sombra del
chalet Bonomi no se ha
desvanecido: pueden sentirse
de tanto en tanto gritos extraños
y los accidentes de tránsito se
suceden con una frecuencia
poco acostumbrada. Sin
embargo, en una era donde
priva el racionalismo, los ruidos
son atribuidos a las reyertas
dentro del complejo y las
desgracias a la densa neblina
invernal, aunque no ocultan los
ecos de la leyenda que siguen
transmitiendo los memoriosos
del lugar.
Sótano
9. Hemos hablado en otra ocasión del antiguo chalet
Bonomi, ubicado en la zona del Cerrito sobre la
Avenida San Martín, disparador de innumerables
cuentos barriales. En la anterior ocasión hicimos
alusión solamente a la trágica historia de sus
dueños y la construcción de la casa, pero en esta
ocasión nos centramos en las peripecias de
algunos de sus fantasmas más populares.
Los relatos en torno al chalet muchas veces se
contradicen y difieren en la historia de la propia
construcción, pero forman parte de la propia
leyenda y magia del lugar, transmitida oralmente
desde hace años. Uno de los cuentos en
circulación, por ejemplo, se acerca a la literatura
fantástica (con vuelta de tuerca) y se basa en
coordenadas históricas que difieren de nuestro
anterior relato. Basa los hechos, supuestamente,
en una antigua casona que se erigía en el lugar
donde hoy se yergue lo que queda del chalet.
10. Narra la historia que además de sus dos
conocidas plantas, el chalet tenía un enorme
sótano, construido especialmente como
cárcel y refugio a la vez. El señor que
habitaba el lugar, hace ya mucho tiempo,
tenía una hija hermosa, rebelde y altanera.
En una ocasión, en medio de una discusión
política acalorada, la hija dio una tremenda
bofetada al padre, lo que propició que éste,
ciego de rabia, la asesinara y enterrara su
cuerpo en el sótano del lugar.
Los vecinos contaban entonces que –por
obra de algún espíritu del más allá- el alma
de la niña vivía encantada en el ruinoso
chalet. Todas las noches podía apreciarse
en algún momento el paseo rutinario de la
figura fantasmal, llevando antorchas que
despedían un fuego mortecino. Cualquier
valiente que pasara por la zona escuchaba
también los aullidos, ruidos metálicos y
sonidos extraños.
11. Esta situación se repitió durante
un tiempo, hasta que una
jovencita de 17 años procedente
de Roma, llamada Ana Sofia,
pasó a vivir en los alrededores
del lugar. La joven era conocida
por su carácter valiente, y no
toleró con facilidad los sonidos
que escuchaba por las noches.
Una noche de invierno, en la que
era presa del insomnio, su
curiosidad y enojo pudo más que
la cautela. Se armó de un
revólver, tomó un hacha y se
cubrió el cuerpo con una gruesa
capa. Al llegar al chalet derribó la
puerta a hachazos y penetró en
la casa. Se alumbraba con una
pequeña linterna, que le sirvió de
ayuda para registrar la planta
baja en busca de la rebelde
fantasma que asolaba el lugar,
donde sólo halló unos cuantos
hierros viejos.
12. Al subir a la segunda planta no pudo
hallar nada que pudiera motivar los
fuertes ruidos que escuchara minutos
antes. Cuando ya pensaba en
retirarse, sin embargo, descubre una
salida secreta que conduce al sótano,
y baja por una vieja y gastada
escalera de piedra. Al llegar allí se
topa con dos figuras espectrales,
cubiertas con una suerte de sudario
blanco, agitando sus brazos y
lanzando gemidos. Ana Sofía,
decidida, les dispara con su arma y ve
cómo los cuerpos caen al suelo.
Recorre el lugar rápidamente,
hallando antorchas apagadas, faroles,
telas blancas, velas y cadenas de
hierro.
13. Inmediatamente después la joven salió del
lugar y llamó a los vecinos, que intrigados
por los ruidos comenzaban a acercarse al
lugar. Cuando varios lugareños tomaron
coraje para bajar nuevamente al sótano,
pudieron comprobar lo que había
sucedido. Sobre el piso del sótano yacían
dos cadáveres envueltos en ropajes
blancos, que fueron reconocidos al
instante por la policía.
Se trataba de dos ladrones de larga data,
que desde hacía tiempo habían instalado
en el chalet Bonomi su “Cuartel de
Operaciones”, aprovechando su abandono
y haciendo acrecentar en la credulidad de
la gente la fantástica leyenda de la
“Mansión Embrujada”. Para ello encendían
las antorchas y faroles, y provocaban los
ruidos, logrando mantener alejados a los
vecinos de la zona.
14. Cuenta la leyenda
que desde esa
recordada y lejana
noche de leyenda,
protagonizada por la
joven Ana Sofía, los
vecinos del Cerrito
de la Victoria
pueden pasearse
tranquilamente por
las calles en las
calurosas noches de
verano, aunque a
veces resuenen los
ecos de pasados
fantasmas
invernales.