La Tierra tiene forma de geoide, ligeramente achatada en los polos. Para representarla se usan globos terráqueos, que mantienen su forma esférica, y mapas, que la proyectan sobre una superficie plana usando proyecciones cartográficas. Estas proyecciones, aunque distorsionan la realidad, permiten representar la Tierra en un plano mediante sistemas como la proyección cilíndrica, cónica o plana.